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Luto en el polo. Murió Franky Dorignac, símbolo de Santa Ana y gran dirigente
A los 82 años, víctima de un infarto, falleció un enamorado del polo, de los caballos, de su familia y sus amigos; fue jugador y presidente de la AAP y dejó una huella indeleble
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A los 82 años, víctima de un infarto, falleció este sábado Francisco Dorignac. Símbolo del polo y deporte argentino, tres veces campeón del Abierto de Palermo con su querido Santa Ana. Ex presidente de la Asociación Argentina de Polo en tres oportunidades y un defensor a ultranza de las tradiciones. Un duro en la cancha, donde ocupaba la posición de back. Rival eterno del mítico Coronel Suárez de los Harriott y los Heguy. Integrante del seleccionado argentino y ganador de la Copa de las Américas ante Estados Unidos en 1966 y 1969. Presidente del Tortugas Country Club desde 1980, su lugar en el mundo y uno de sus grandes orgullos, “pionero en Sudamérica”, como le gustaba enfatizar. Hombre de familia. Introvertido, pero muy afable cuando entraba en confianza. Simplemente Franky para todos.
“Me encanta manejar. Muchas veces, me da de agarrar los camiones de la empresa familiar y salir por la ruta. Llevar el material a destino. ¿Si son trayectos cortos? No, qué cortos. Me voy a Comodoro, me voy a Salta. No hay nada como manejar por la ruta, mirando el campo, abriendo la cabeza, pensando en voz alta. Y ver lo linda que es la Argentina, el país que tenemos”.
Fue un enamorado del polo, de los caballos, de su familia y sus amigos. El hombre que defendió a capa y espada los lineamientos del amateurismo y debió encabezar la transición del polo hacia el profesionalismo, una dura tarea que asumió con convicción, siempre aferrado a sus ideales y convicciones. Tenía una frase célebre. “Palermo es como el Wimbledon del polo. Es la Catedral y hay que cuidarla como tal”. Se le erizaba la piel de sólo pensar en la posibilidad de que en el Argentino Abierto pudieran jugar los patrones del polo profesional y mezclarse con los cracks que históricamente dio la Argentina.
También describía al polo como “una industria sin chimenea”. Y se explayaba: “La gente ve a los polistas y sus caballos, pero detrás de ellos hay muchos trabajos y trabajadores. Petiseros, veterinarios, herreros, fabricantes de tacos, cascos, rodilleras; los que cuidan las canchas, ingenieros agrónomos, pisadores de pasto, banderilleros, toda la gente que trabaja en la apertura de las canchas, acomodadores, vendedores. personal de seguridad. Te impacta ver la cantidad de gente que moviliza un espectáculo como este”.
Franky disputó muchas finales del Argentino Abierto y de la Triple Corona. Tres veces se consagró en el Abierto de Palermo con Santa Ana: 1971, 1973 y 1982, años en los que se adjudicó también el Olimpia de Plata, la distinción que otorga el Círculo de Periodistas Deportivos a los mejores en cada disciplima. En las tres, junto con su hermano, Gastón Dorignac, a quien solía retar muchas veces en la cancha, pero por el que guardaba un cariño muy especial. También compartió esos equipos campeones con Teófilo Bordeu, Héctor “Cacho” Merlos, Daniel González y el mexicano Guillermo “Memo” Gracida. En 1973, obtuvieron además la Triple Corona, que conforman los Abiertos de Palermo, Hurlingham y Tortugas.
Dos veces se impuso en Los Indios y Tortugas: en 1971, con la camiseta naranja de Tortugas; en 1973, con la azul y blanca de Santa Ana. En cuanto al Abierto de Hurlingham, fueron tres conquistas, dos de ellas muy especiales ya que compartió formación con sus hermanos, Gastón y Marcelo: en 1960 y 1967; la última, en 1973, con Santa Ana.
Fue 10 de handicap, claro. Y participó en 1975 del primer Partido del Siglo, en la 1 de Palermo, con los 8 jugadores de máxima valorización vistiendo las camisetas de los equipos que lideraron el primer gran clásico del polo nacional: Venado Tuerto y El Trébol. ¿Quénes eran? Su hermano Gastón, Juancarlitos y Alfredo Harriott, Alberto Pedro y Horacio Antonio Heguy, Daniel González y Gonzalo Tanoira.
Una tarde, promediando los años 80, jugando en la cancha 2 de Hurlingham contra Coronel Suárez, en los tiempos en los que el viejo clásico se iba perdiendo en las añoranzas, su hermano Gastón quedó en franco ataque y se perdió un gol increíble. De tanto malhumor, revoleó el taco en el mismo momento en que la mayoría de los jugadores pegaban la vuelta para el otro arco. En vez de pedir otro taco, Gastón se arrimó al árbol donde había quedado colgado el implemento y tardó segundos eternos en desengancharlo. La jugada terminó... en gol de Coronel Suárez. Cuando se reencontraron los 8 jugadores en el medio de la cancha para reanudar con throw-in, Franky sacudía la cabeza y le gritaba a su hermano: “No lo puedo creer, no lo puedo creer, 40 años de polo tenés y seguís haciendo...”. La puteada, bien de caliente, desató las carcajadas generales en las tribunas.
Nunca le pesaron las derrotas con el equipo de Juan Carlitos Harriott (h.), su hermano Alfredo y Alberto Pedro y Horacio Heguy. Se aferraba al concepto de Juancarlitos: “Coronel Suárez fue lo que fue gracias a Santa Ana y Santa Ana fue lo que fue gracias a Coronel Suárez”. Y se sentía orgulloso de haber sido protagonista de uno de los grandes clásicos de la historia del polo de todos los tiempos. Franky guardaba como un recuerdo en el alma aquella postal de 1954, cuando fue campeón del torneo intercolegial por la Copa Santa Paula con el equipo de Champagnat, y en Palermo. Es que además de jugar con su hermano Gastón, el conjunto lo completaban otros dos hermanos, quienes luego serían sus archirrivales: Alberto y Horacio Heguy. Una foto de todos los tiempos.
Sus últimos pasajes competitivos (siguió jugando años más tarde, pero ya sin tantas presiones ni favoritismos) fueron en 1982-1983. En el 82, con Cacho Merlos, Memo Gracida y Gastón Dorignac, le ganaron la final de Palermo al Coronel Suárez renovado, con Luis Lalor, Alberto Heguy, Alfredo Harriott y Celestino Garrós, y un año después, en el debut como campeón, sufrió como pocas veces: Santa Ana perdió 19-13 ante un equipo que hacía su presentación en sociedad con dos chicos de 19 años y 6 goles de handicap. Era Indios Chapaleufú, con los mellizos Gonzalo y Horacito Heguy (junto con Alberto Pedro y Horacio Antonio). Franky, aturdido, sólo atinó a decir después del partido: “Estos chicos son terribles”.
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Hincha de Boca, piloto civil que realizaba vuelos “para ver nuestro lindo país desde el aire” y con habilidad para practicar pelota-paleta y golf de joven, Dorignac asumió en la AAP a continuación del ciclo de Marcos Uranga, también presidente de la Federación Internacional Polo (FIP). Un día metimos el dedo en la llaga: “¿Franky, qué piensa del Mundial de bajo handicap, para equipos de hasta 14 goles de handicap?”, una creación revolucionaria de Uranga para posibilitar una mayor competencia internacional. La respuesta fue contundente: “No lo comparto. La Argentina es la elite en polo. No puede dar ventajas. ¿Por qué tenemos que competir con los demás equilibrando el nivel para abajo cuando somos los mejores? Hay que cuidar el prestigio. Lo siento así y defenderé siempre a nuestro polo”.
Durante su primer ciclo (1987-1991) tuvo muchos encontronazos con la familia Heguy, por diferentes decisiones: desde el armado de fixtures de los torneos hasta la conformación de los seleccionados. Incluso, determinaciones controvertidas derivaron en que en 1989 Indios Chapaleufú se bajara del Abierto de Palermo al estar en desacuerdo con el tratamiento que la Comisión Directiva de la AAP le había concedido a La Espadaña, el gran campeón de esos tiempos, con los hermanos Alfonso y Gonzalo Pieres, Ernesto Trotz y el mexicano Carlos Gracida. También fue polémico el ingreso del profesionalismo: los equipos empezaban a llevar publicidades en las camisetas, aunque abundaban las quejas, ya que sólo se permitían unos parches diminutos arriba y a la izquierda. “¿Quién va a poner plata si no se ve nada de lejos?”, razonaban los jugadores. No era fácil para alguien aferrado a las tradiciones abrirle las puertas al dinero así porque sí. Pero mantuvo el equilibrio para evitar el desmadre.
Lamento profundamente el fallecimiento de Francisco Dorignac con quien compartimos la concreción de muchos proyectos desde la Secretaría de Educación de Pilar. Acompaño a su familia y afectos en este doloroso momento. pic.twitter.com/d1lu9se9M1
— Marcela Campagnoli (@M_Campagnoli) April 24, 2021
Del mismo modo, en ese primer período como dirigente máximo de la AAP, tuvo un rol preponderante para retomar relaciones a nivel polístico con Inglaterra luego de la guerra de Malvinas en 1982. Los jugadores argentinos estuvieron varios años sin ir a disputar los torneos tradicionales en el Viejo Continente y Dorignac promovió el acercamiento, disputando incluso un partido en Inglaterra representando a Tortugas.
Y, como broche de ese ciclo inicial, Dorignac sacó de la galera un torneo maravilloso: el Campeonato Argentino del Interior. Siempre apoyó al polo provincial. Esa primera realización fue en Salta y resultó un éxito, deportivo y de confraternidad. Una semana en la que las familias de distintas provincias se reunían y disfrutaban de los partidos y de noches de asados, peñas, empanadas, tamales y humitas.
Una de esas noches, cenando los tres, junto con el entrañable Juan Sauro, jefe de prensa de la AAP y un enorme personaje, le contamos al Cacique que teníamos un casette especial, grabado a escondidas en la habitación del hotel Salta que compartíamos, enfrente de la plaza principal de la ciudad. “¿Sabe Francisco que tengo un casette en el que Juan habla casi 20 minutos de los personajes más jodidos del polo?”. Y Dorignac, serio, dijo: “Supongo que me vas a hacer llegar ese material”. Sauro se puso blanco. Y enseguida, Franky lo palmeó en la espalda y le aclaró riéndose: “Juancito, yo sé quién sos vos. El cassette ni lo pienso escuchar”.
Cuando se fue de la AAP por primera vez tenía 52. ¿Volvería a someterse al desgaste de conducir el polo nacional a esa altura de su vida? Sí, y no una vez: dos más, de cuatro años cada una. “Necesitaba esa revancha. Me había ido muy golpeado la primera vez. Siento que logré que la gente que no estaba de acuedo conmigo cambiara de opinión en muchas cosas. No pretendo llevarme aplausos. Siempre digo: los que creyeron, les agradezco, y a los que no creyeron y he cometido algún error, les pido disculpas. Pero actué sin distintivos de camisetas. Me propuse solucionar los problemas al segundo, de jugadores, de clubes”, nos contaba en una entrevista allá por 2009. Un período que incluyó muchas reformas a nivel infraestructura: vestuarios para jugadores y referís en Palermo, butacas en la cancha 2 y en la Dorrego central, césped tifton en ambas canchas, remodelaciones en el predio de la AAP en Pilar, apoyo al polo del interior en riego, asesoramiento, tablas de las canchas.
Y como remate de su tercer ciclo, el de 2013-2017, invirtió gran parte del dinero recaudado en la compra de más hectáreas para Pilar (para pasar a tener casi 100 hectáreas), asfalto de los caminos de acceso, tribunas y alambrados. “Esto quedará para las generaciones futuras. Muchos podrán venir a jugar a Pilar, quedarse acá. Darles lo mejor para que disfruten”, solía decir. Y con 78 años, ahí si dijo, estoy cumplido.
-Franky, la gente te ve como un tipo hosco, duro. ¿Cómo sos?
-Es lo que por ahi transmito. No sos el primero que me lo dice. Quizás es mi expresión, no sé. Pero prefiero que digan como soy los que tratan a diario conmigo. Me cuesta hablar de mi.
Ese Franky dirigente que no solía repartir reprimendas altisonantes entre los empleados de la Asociación Argentina de Polo. “¿Nos equivocamos? Bueno, lo corregimos y listo”, respondía para calmar a alguien atribulado por un error de los que nadie está exento. Y como buen tradicionalista, le decía a los encargados del área de prensa y difusión: “Asegurensé que lo que salga se publique en LA NACION papel por favor”. Para Dorignac, noticia que no salía en el papel no existía.
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El destino suele entrar en escena de las maneras más inesperadas. Además de Francisco Dorignac, otros dos ex presidentes de la AAP habían fallecido en las últimas dos semanas: Marcos Uranga y Luis Lalor. Franky lideró la AAP durante 12 años, en los citados tres períodos: 1987-1991, 2005-2009 y 2013-2017.
El dolor acompañó a Dorignac en los últimos tiempos. Primero fue el deceso del amor de su vida, María Marta Danuzzo, en 2014. La semana pasada, falleció uno de sus cuatro hijos: Emilio (también fue padre de Francisco, Valeria y Agustín). Pero El Cacique seguía dando batalla, hasta que su corazón dijo basta. Quizá una frase de hace tiempo de uno de sus grandes rivales, Alberto Pedro Heguy, resuma lo que fue como deportista y como persona: “Santa Ana venía mal los primeros torneos, parecía que no iba a darnos problemas, pero yo sabía que el día de la final de Palermo, a las 5 de la tarde, en la cancha 1 de Palermo, Franky iba a estar listo para dar pelea hasta el final y que todo lo que había pasado hasta ahí en la temporada quedaba en el olvido. Y jugaba el partido del año”.
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