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Los 80 de Alberto Pedro Heguy: el festejo familiar, los saludos de Harriott y Cambiaso y algunos toques de humor
La cita era a la tardecita, en el campo Anay Rucá, en Intendente Alvear, La Pampa. Ya desde las 15, el cumpleañero había puesto en marcha la ceremonia del asado, con un gran costillar para agasajar a los invitados. Aunque el personaje del día era él, un anfitrión muy especial. Y no se trataba de una jornada más: llegaba a los 80.
Alberto Pedro Heguy es mucho más que una leyenda del deporte argentino, y del polo en particular. Conjuga sabiduría, sentido de familia, amor por los que lo rodean, respeto por los demás incluso en el disenso. Cada frase suya supo ser un sello. Admirado. Querido. Fuerte ante el dolor. Defensor a ultranza de sus ideas. Nada de lo que consiguió dentro y fuera de la cancha fue fortuito. Cosechó, simplemente. Como si fuera fácil.
Por eso, cada 26 de enero es un día muy especial para este acuariano, veterinario de profesión, polista y criador de alma, que junto con su inseparable compañera (Silvia Molinari), sus hijos y nietos, siente muy especial cada centímetro de Anay Rucá, el campo que era de su padre, don Antonio Heguy. Hablamos de uno de los más ganadores de todos los tiempos e integrante del mítico equipo de Coronel Suárez, que compartió con Horacio Antonio Heguy y con Juancarlitos y Alfredo Harriott. Dos duplas de hermanos que marcaron a fuego la historia del polo argentino y que también vivieron jornadas gloriosas con la camiseta argentina, obteniendo la Copa de las Américas, la serie que disputaba nuestro país con Estados Unidos.
Esta vez no hubo torneo de polo, como suele darse anualmente, y con el propio Alberto Pedro jugando. Hace dos años disfrutó con sus nietos en la cancha, a pesar de las molestias que le ocasionaba una rodilla que lo tiene a maltraer. ¿Pero quién lo iba a bajar del caballo a un peleador nato como él? "A cabeza dura no me vas a ganar", solía decir en sus tiempos de esplendor. Inolvidable, como aquella tarde de 1991 cuando sintió que era el adiós de Palermo y se despidió, casco en mano, recorriendo a caballo la cancha 1 agradeciéndole a la gente que colmaba la tribuna Dorrego tanto cariño después de varias décadas. ¡Tenía 51 años!
El torneo Interestancias, al que suelen acudir amigos y jugadores de otros países para celebrar con Alberto, no pudo realizarse en 2021 por la pandemia. Limitaciones, protocolos, una realidad que todos conocemos. Lo que no impidió que sí tuviera lugar un festejo familiar, con ese costillar que a partir de la tardecita pampeana, y después de la siesta sagrada, continuara con su cocción uno de sus hijos, Eduardo Heguy. También estuvieron sus hermanos Ignacio, Tomás y Pepe, Mariano Uranga, Gastón Lauhlé, todos con sus familias. De los 13 nietos, sólo faltaron Amalia y Ambar, ocasionalmente de viaje por el Sur. Los que sí celebraron junto al abuelo fueron Antonio, Silvestre, Jacinto, Cruz, Pedro, Luján, Pampa, Siena, Ania, Iñigo y Cristo.
"Fue una noche bárbara, incluso fresca en estos días de calor intenso, y terminamos con un poncho arriba del lomo. La pasó genial. Fue su programa. Hubo videos, mensajes de sus nietos. También de sus ex compañeros de equipo, de Juancarlitos y Alfredo Harriott; de Adolfito Cambiaso, Lolo Castagnola y Benjamín Araya. Algunos más risueños y otros de sus sobrinos, Pancho, María, Inés y Julito Bensadón, y amigos. Hoy mismo seguía escuchando mensajes. Estaba rechocho", contó el Ruso Heguy desde La Pampa.
El momento familiar más especial
Diecisiete veces ganador del Abierto de Palermo de polo, el torneo más importante del mundo, e integrante del exclusivo podio de grandes campeones (Juancarlitos Harriott lo obtuvo 20 veces, Horacio Heguy 19 y Alberto Pedro comparte el tercer puesto con Adolfito Cambiaso), Heguy miró y escuchó atentamente cada mensaje, incluso algunas humoradas como las de su sobrino Bautista Heguy, ex jugador de Indios Chapaleufú, y del uruguayo Stirling, que participó en su primer Argentino Abierto en 2009 como integrante de Indios Chapaleufú II, con los tres hermanos Heguy (Ruso, Pepe y Nachi). Hoy, Pelón ostenta 9 conquistas en La Catedral.
Seguramente lo movilizó escuchar a Juancarlitos Harriott, desde Coronel Suárez, uno de los mejores de todos los tiempos. "Me acabo de enterar de tus 80. Un abrazo grande para vos. Yo creía que era el único que cumplía años... Estás siguiéndome, pero estás lejos todavía (NdR: tiene 84). Hay recuerdos muy lindos de todo lo que vivimos. Lo más rescatable no fue ganar o perder, sino que jugamos muchos años juntos y nunca tuvimos una discusión entre nosotros. Siempre nos llevamos bien. Nunca hubo culpas para uno u otro. Es un mérito del equipo", le dijo uno de los mejores jugadores de la historia.
Las ocurrencias de Bautista Heguy y Pelón Stirling
Y también el mensaje de otro de los elegidos de este deporte: Adolfo Cambiaso. Que debutó en Palermo al año siguiente de la despedida de Alberto Pedro y con quien existe una mutua admiración. Heguy lo elogió recientemente cuando el jugador de La Dolfina ganó su 17° Argentino Abierto, alcanzándolo en el tercer lugar de la nómina de máximos campeones, y Adolfito, desde Estados Unidos, le envió su saludo y retribución: "Alberto viejo, quiero saludarte en tu cumple 80. Mi admiración hacia vos. Espero verte pronto. Haber llegado a 17 Abiertos con vos para mi es un honor. Espero que disfrutes con tu familia".
Coronel Suárez constituyó su historia deportiva reluciente. Tiempo más tarde, contribuyó a la génesis de la herencia familiar: primero con Indios Chapaleufú, en 1983, junto con Horacio y los mellizos Gonzalo y Horacito, y luego con Indios Chapaleufú II, en 1985, ya con sus hijos Pepe y Ruso, más Daniel González. Hoy, desde afuera, Alberto Pedro Heguy sigue disfrutando del polo, y más que nunca del afecto de una familia que, como sus títulos, tampoco fue fortuito.
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