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Llegar a jugar en Palermo, un orgullo que lleva muchos años de sacrificio
Este año son cuatro los debutantes en el torneo, tres de ellos, de La Irenita; cómo viven el proceso que los lleva a la elite
Pocos torneos mantienen sus costumbres como los de la Triple Corona. Desde hace más de 10 años, la lógica indica que La Dolfina y Ellerstina pelearán por los títulos, que ocasionalmente otro equipo dará la sorpresa y llegará a una final y que el resto de los conjuntos deberá conformarse con participar de la competencia. Y también, cada tanto, alguna cara nueva se sumará a este acontecimiento donde la mayoría ya son viejos conocidos.
Con la fusión de La Aguada y Las Monjitas y la eliminación de Chapaleufú en la clasificación, la temporada parecía a priori renovada con las incorporaciones de El Paraíso, Cría Yatay y La Irenita. Pero en cuanto a nombres, son sólo cuatros los jugadores que debutan: Juan Ruiz Guiñazú (h.), Clemente Zavaleta (h.) y Juan Martín Zavaleta (h.), todos de La Irenita, y Joaquín Pittaluga, de Cría Yatay, quien ya había jugado con Chapaleufú II. en 2010 entrando como suplente.
“Esperé toda mi vida para esto. Pensé que no se iba a dar porque no es fácil, más cuando no tenés tanto talento. Ahora te das cuenta por qué todo el mundo quiere jugar este torneo”, expresó Clemente Zavaleta (h.) luego del debut frente a Ellerstina.
Los motivos son varios, pero muchos coinciden en que la profesionalización del deporte hace que a los más jóvenes les cueste cada vez más llegar a esta competencia. Este año, por ejemplo, son sólo cinco los jugadores de menos de 30 años. “Por desgracia acá perdés plata y para los más chicos es casi imposible llegar porque se tienen que llevar los caballos afuera. Antes, a los 18 estábamos jugando la Triple Corona y hoy tienen que pasar varios años en el exterior para poder montarse bien”, relata Alberto Heguy (h.), quien junto con su hermano Eduardo suman 30 Abiertos disputados, con Chapaleufú II.
“La idea es exigirse al máximo par ver hasta dónde llegás. Cuando vea que no doy para más, quizá guardaré algo y miraré más para el lado económico que para el personal”, sintetiza Juan Ruiz Guiñazú.
Entre los debutantes, Ruiz Guiñazú, de 28, es el más joven. Los primos Clemente y Juan Martín Zavaleta tienen 30 y Pittaluga, 31. “Se hizo todo muy profesional. Hoy en día o priorizás hacerte profesional afuera o tenés que timbear que te vaya bien acá. Ysi no entrás, se pone complicado”, expresa Clemente.
Para aquellos que no cuentan con una gran organización, la clasificación resulta riesgosa. No sólo por el nivel, sino porque al jugarla deben darle rodaje a los caballos demasiado pronto. “Para nosotros es muy difícil. Están los Heguy, los Novillo Astrada, los MacDonough, que tienen organizaciones de 30 años y te sacan mucha ventaja”, advierte Juan Martín Zavaleta, quien ni siquiera nombra a La Dolfina y Ellerstina porque considera que están en un nivel superior al resto. “Lleva mucho tiempo armar un equipo que perdure”, agrega. Para ellos, resulta fundamental el apoyo de terceros. “Matías MacDonough me prestó caballos, Pablo Zavaleta también. Pepe y el Ruso Heguy nos han ayudado a mi y a Juan de manera desinteresada. Esas pequeñas ayudas en este nivel son importantísimas. ¿Sabés lo que son 8 chukkers?”, resalta Clemente.
Precisamente La Irenita es un equipo con bastante rodaje a pesar de estar debutando en este Abierto. Se formó hace cuatro años, ganó la Copa Cámara de Diputados en dos oportunidades y llegó a Palermo después de disputar la clasificación por segunda vez. “Son dos temporadas. Tenés que arrancar en julio y en septiembre estás jugando todas finales. Si no te clasificás, ya estás pensando en la temporada que viene, que fue lo que me pasó el año pasado”, relata Clemente. Por ese motivo, son muchos los jugadores que evitan la clasificación y apuestan directamente a la Copa Cámara, un torneo exigente (24 a 28 goles) en donde suelen haber muchos patrones y los jugadores tienen una mejor perspectiva económica. Lucas James, por ejemplo, no pudo participar del Abierto con Cría Yatay por estar comprometido para jugar la Cámara.
El caso de Pittaluga es distinto al del trío de La Irenita. Como muchos, tuvo la oportunidad de jugar en Palermo entrando como suplente. “Fue increíble, en la cancha 1, contra Ellerstina, que tenía 40 goles. Esta vez fue especial porque fue con mis amigos, con quienes vengo luchando toda la temporada”. Después de varios años de rodaje y estando más organizado, apuesta a ser un habitué en Palermo: “Si tenés que jugar la clasificación, donde te podés quedar afuera y tenés trabajo en el exterior, obviamente vas a inclinarte por irte. Yo la Copa Cámara la gané dos veces y la meta para el año que viene es entrar directo en Hurlingham y Palermo. Para mi esta era una cuenta pendiente. Jugar como titular, habiéndotelo ganado, es un antes y un después para un polista”.
Año tras año son pocos los que se suman y resulta todavía más difícil mantenerse. El desafío pasará ahora por hacer un buen torneo, lograr una suba en los handicaps y evitar la clasificación. Y si no, tendrán la satisfacción de haber disputado al menos una vez el torneo más competitivo del mundo, lo que no es poco.
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