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“Hoy pasé una prueba de fuego: jugar contra un hijo”, dijo Adolfo Cambiaso, que se impuso a Poroto en el Abierto de Tortugas de polo
Las particularidades del duelo entre La Dolfina y Brava
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Fueron juntos a la cancha. en el auto que manejaba el único de ambos que tiene licencia de conducir. Escuchando música, hablando de cualquier cosa. No del partido de alto nivel, de Triple Corona del polo, que los enfrentaría al rato. La única referencia fue una broma del chico: que iba a ganarle al papá.
Unas cuatro horas más tarde, el que sonreía era el padre. La Dolfina, liderado por Adolfo Cambiaso, había zarandeado bastante a La Dolfina-Brava, el conjunto de “Poroto” Cambiaso, con un clemente 15-8 por el Abierto de Tortugas: a fines del penúltimo chukker el tanteador era 15-2. Un encuentro “difícil”, “incómodo” para ambos: a los Cambiaso no les gustó tener que enfrentarse. Pero era una posibilidad desde que el muchacho logró el derecho a participar en los tres grandes abiertos y ambos decidieron formar equipos por su lado. Bajo el gran paraguas de La Dolfina, claro.
Para ambos, ese cruce en el predio de Pilar de la Asociación Argentina de Polo era el estreno de formaciones. El favorito, lógicamente, era el conjunto de Adolfito, pero no tanto: sorprendió con el mejor rendimiento de los cuartos de final y se convirtió en el rival de RS Murus Sanctus, que en el primer turno había vencido a La Irenita por 13 a 3, también con alineación nueva. Ambos se medirán en la semifinal de este domingo, un día después de la que sostendrán Ellerstina y La Ensenada.
“No es muy lindo. Me sentí un poco incómodo. Obviamente es mucho más divertido jugar con él, pero estoy en mi equipo, me tocó en contra y había que pasarlo”, manifestó Poroto, gentilmente renuente a hablar tras la derrota. “Él”, por supuesto, era su padre, y el chico llegó a divertirse, en efecto: a los pocos minutos de juego, en una acción defensiva cerca de su arco, amagó hacer algo, salió jugando y descolocó a su progenitor. “Una falta de respeto”, comentó jocoso un espectador. Contó la acción su autor, tímido como siempre. “Amagué: iba a tirar backhander, que me habían pedido mis compañeros, y como vi qué él doblaba, me dije «me la juego». Y me quedó libre la cancha. Me salió bien”, expresó el quinceañero con una leve risa.
Bastó decirle a Adolfito “primer chukker. Jugada de él allá...” para que recordara el hecho. “Ah, me hizo un amague. Sí, sí”, respondió en seguida. La memoria de elefante que tiene para el polo –recuerda infinidad de pedigríes, jugadas y episodios– le disparó ese desaire filial irreverente. “¡Bien!”, lo celebró. “Tiene personalidad, tiene muy buen juego. Tiene que disfrutar, con la oportunidad de jugar la Triple Corona a los 15 años... Está bueno que tenga esa personalidad, que haga esa jugada”, celebró el Cambiaso de 46 años.
Fue el instante más saliente de un cotejo entretenido más allá de la diferencia, bien jugado, en el que La Dolfina impresionó muy bien: de los cuatro semifinalistas es el que más fluidez tuvo, más hizo correr la bocha y a los caballos, con pases largos y escapadas.
Fue también, estadísticamente, un partido histórico: el primero de un padre contra un hijo como titulares en los 50 años de Triple Corona. Había un antecedente, pero con el papá como suplente: Horacio Araya, convocado para hacer un relevo en Jockey, se enfrentó con Benjamín, que tenía 17 años y empezaba a brillar en ese Coronel Suárez de 1980. El adolescente arrasó con 10 goles para el triunfo, y Horacio, que solía ser número 4, se desentendió del “papelón”: “A mí no me los hizo. No jugué de back”, reía.
Las chicanas entre los Cambiaso –en la cancha se cometieron entre sí algunos fouls, incluido uno fuerte paternal– seguramente siguieron en el viaje de vuelta a Cañuelas, pero les había costado tener enfrente al otro, con una camiseta distinta. “No es fácil encontrar la concentración, la rabia o la energía positiva para jugar contra un hijo. Uno no está preparado para eso. Pero funcionamos bastante y sacamos adelante un partido incómodo”, apuntó Adolfo.
Incómodo era también para los nuevos de La Dolfina. Francisco Elizalde (“el mejor, o uno de los mejores números 2 que hay, lejos”, lo elogió el jefe Adolfo) estaba ansioso, casi nervioso, con ganas de ir a la cancha desde que se había levantado a la mañana. Diego Cavanagh admitió que implicaba “una presión jugar con Adolfito y con Pelón [Stirling], dos de los mejores de la historia”. Pero no se notó: los dos rindieron muy, muy bien.
¿Jugará Adolfito la semifinal del domingo? Seguro. Está dolorido en un pulgar porque en una confusa acción recibió un pechazo que al parecer le fisuró el dedo. Por ser el izquierdo –toma las riendas, no el taco–, no tendrá problemas para estar cara a cara con Pablo Mac Donough y Juan Martín Nero, que tras compartir con él 10 años en La Dolfina ahora debutaron en Murus Sanctus. “Va a ser divertido, pero seguro que no voy a tener las sensaciones de hoy. Son amigos, pero no son un hijo. Hoy pasé una prueba de fuego: jugar contra un hijo”, subrayó Cambiaso. Ya llegará, más temprano que tarde, su tiempo de volver a compartir con Poroto equipo y metas en la Triple Corona.
La Dolfina 15 vs. La Dolfina-Brava 8
- La Dolfina: Adolfo Cambiaso (h.), 10; Francisco Elizalde, 9; David Stirling, 10, y Diego Cavanagh, 9. Total: 38.
- La Dolfina-Brava: Guillermo Terrera, 9; Adolfo Cambiaso (n.), 8; Rodrigo Ribeiro de Andrade, 8, y Alejo Taranco, 8. Total: 33.
- Progresión: La Dolfina, 1-0, 4-1, 7-1, 10-2, 12-2, 15-3 y 15-8.
- Goleadores de La Dolfina: Cambiaso (h.), 5; Elizalde, 4; Stirling, 2, y Cavanagh, 4 (1 de penal). De La Dolfina-Brava: Terrera, 1; Cambiaso (n.), 2; Ribeiro de Andrade, 4, y Taranco, 1.
- Jueces: Martín Aguerre y Gastón Lucero. Árbitro: Martín Pascual.
- Cancha: Nº 6 de AAP, Pilar.
Síntesis de RS Murus Sanctus 13 vs. La Irenita 3
- RS Murus Sanctus: Cristián Laprida (h.), 8; Guillermo Caset, 10; Pablo Mac Donough, 10, y Juan Martín Nero, 10. Total: 38.
- La Irenita: Santiago Loza, 8; Segundo Bocchino, 7; Ignacio Toccalino, 8, e Isidro Strada, 8. Total: 31.
- Progresión: Murus Sanctus, 3-1, 4-1, 6-3, 8-3, 9-3, 10-3 y 13-3.
- Goleadores de Murus Sanctus: Laprida, 4; Caset, 6 (5 de penal), y Mac Donough, 3. De La Irenita: Loza, 3.
- Jueces: Guillermo Villanueva y Gonzalo López Vargas. Árbitro: Esteban Ferrari.
- Cancha: Nº 2 de AAP, Pilar.
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