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Facundo Pieres y Pieres Mac Donough, dos primos que se reencontraron lejos del hogar para volver a reinar en Palermo
Ex compañeros en Ellerstina, rivales por muchos en años en el clásico que completaba La Dolfina, los dos mayores de La Natividad respondieron a la chance de ser campeones que les ofrecieron los Castagnola
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Saltaron y festejaron como dos chicos en los palenques. En la cancha, su veteranía y su inteligencia fueron el contrapeso necesario a tanta testosterona que desborda en La Natividad. Lo primero que hicieron Pablo Mac Donough y Facundo Pieres una vez consumada la victoria fue darse un largo y sentido abrazo. Compañeros en sus inicios, archirrivales durante una década, el destino volvió a encontrarlos juntos, ahora en el equipo de los hermanos Castagnola, al que llegaron con una única misión: ser campeones de Palermo. El final del recorrido los encuentra juntos en lo más alto del podio y siendo determinantes en la segunda conquista del equipo verde.
Cuando quedaban pocos segundos, Pieres le robó una bocha a Poroto Cambiaso en la mitad de la cancha y se fue solo hacia el gol que sentenció el 13-10 definitivo casi sobre la campana final y desató el rebosante festejo en los palenques de La Natividad. Unos minutos antes en ese chukker, un gol de Mac Donough había desnivelado un partido que había ingresado en equilibrio de tantos al acto final, y fue el corolario de una actuación majestuosa que le valió merecidamente el premio al mejor jugador de la tarde.
Los ondulantes caminos de los primos Facundo Pieres y Pablo Mac Donough vuelven a cruzarse y los encuentran hoy defendiendo el mismo color. Juntos habían conseguido dos títulos de campeones del Argentino Abierto, en 2008 y 2010 con la camiseta de Ellerstina. Luego de esa última conquista doblaron por intersecciones diferentes y Pablo pasó al máximo adversario, La Dolfina, con el que se configuró una de las rivalidades más acérrimas en la historia del polo.
Facundo se llevó la peor parte y, pese a ser en ese lapso uno de los dos mejores jugadores del mundo, desde entonces había ganado un solo Abierto de Palermo, en 2012. Once años más tarde, y después de dos temporadas de mirar la final por televisión, se sacó la espina y logró su cuarta copa. Para ello debió tomar una decisión muy difícil: dejar Ellerstina, el equipo que creó su padre, Gonzalo, y en el que Facu había jugado toda su vida, junto a sus hermanos Gonzalo y Nicolás.
“Fueron años difíciles. Amo jugar al polo por esto”, dijo Facundo, de 37 años, en referencia a haber alcanzado la cima más alta que ofrece este deporte. “Es lo que espero todo el año; lo extrañaba mucho. Fue un cambio muy grande en mi vida personal y en mi carrera como jugador. La decisión fue fácil. Quería un equipo que me diera la oportunidad de volver a sentir esto. Quería seguir siendo competitivo; sé que todavía me quedan varios años de buen polo. Se cumplió el objetivo y la pasamos bien. Estoy feliz. En mi corazón ocupa un lugar enorme haber ganado con estos chicos [los Castagnola]. No voy a olvidarlo nunca”.
Mac Donough, de 41 años, había quedado del lado bueno de la moneda y en 10 temporadas al lado de Cambiaso ganó nueve cetros de Palermo. La llegada de Poroto a La Dolfina marcó su salida para la campaña 2021. Primeramente, una experiencia fallida en Murus Sanctus. El año pasado, un ensayo divertido en su propio equipo, La Irenita, pero que no alcanzó para ganar algún título pese a jugar una final y dos semifinales. La invitación de los Castagnola para 2023 resultó demasiado tentadora. Paradójicamente, la reconquista se produjo nada menos que frente a los tres ex compañeros con los que ganó absolutamente todo. El de este domingo fue el 12º título de campeón en el Abierto y Mac Donough es uno de los pocos que ganó en tres conjuntos distintos, algo que en las últimas décadas lograron Daniel González (Coronel Suárez, Santa Ana y Coronel Suárez II) y Mariano Aguerre (Ellerstina, Chapa Uno y La Dolfina). El ‘Paisano’ Manuel Andrada tiene el récord: seis estrellas en cinco cuadros diferentes.
“Volver a ganar con Facundo tiene un sabor muy especial”, destacó Pablo. “Estoy superagradecido a La Natividad. El año pasado fue divertido, pero este equipo me dio la oportunidad de volver a ganar”.
La primera y la última acciones del partido fueron obra de Facundo Pieres, que anotó tres goles en total. Aunque cometió algunas faltas evitables que le dieron aire a La Dolfina mediante penales, redondeó una buena actuación y espera por las modificaciones de handicaps: el año pasado le había sido quitada la valorización perfecta, que ostentaba desde los 18. “Hoy el handicap no me quita el sueño. Mi sueño era volver a ganar el Abierto”, advirtió.
Mac Donough apareció en su esplendor en los momentos clave del encuentro. Después de un inicio oscilante, La Natividad comenzó a adueñarse de la copa en el sexto chukker, cuando logró un parcial de 3-0. Pablo tomó los hilos del partido. Hasta cuando no tenía la bocha. “¡Pará! ¡Dale ahora, palo!”. Las órdenes a Camilo Castagnola, con quien formó una sociedad incontrolable, terminaron en gol suyo. La sociedad se repitió en el inicio del octavo para encaminarse a la corona. Entre tantos galácticos, fue el MVP. “Me da lo mismo”, minimizó. “La Natividad jugó un muy buen partido. El equipo tuvo una actuación increíble. Si hubiéramos perdido habría sido mi culpa, porque me mandé varias macanas en el séptimo chukker que permitieron que nos empataran”.
En ese período, en el que La Natividad pasó de un 10-7 a un 10-10, Pablo fue protagonista de una acción que paralizó los corazones de quienes colmaron las tribunas de La Catedral de Palermo: sobre el cierre, su yegua se patinó cuando corría a toda velocidad y él salió despedido y se golpeó fuertemente de espalda contra el piso. Aunque se levantó y siguió jugando, le costó recuperar plena la consciencia: “El petisero se equivocó, me dio el caballo que tenía de espera y yo pensé que todavía seguía en el séptimo chukker. Tardé tres o cuatro minutos en darme cuenta de que era el último”.
El triunfo tuvo un significado especial para él, ya que el 3 de diciembre era el día de cumpleaños de su padre, Jorge Mac Donough, fallecido hace cinco años. “Se lo dedico a mi viejo”, dijo.
“Veníamos jugando muy bien, pero el séptimo chukker fue muy malo”, reconoció por su parte Pieres, que llegó al podio llevando a upa a sus dos hijos, Zenón y Renata. “Me quedo feliz porque ahí el equipo sacó lo mejor, metió los goles que tenía que meter”.
Compacto del triunfo de La Natividad
El aporte de los dos veteranos impactó también en la caballada de La Natividad. De un lado, los Castagnola no necesitaron aportarles caballos, como sí ocurría con sus anteriores compañeros en los primeros cuatro años de participación en la Triple Corona. Además, Pieres y Mac Donough son beneficiarios de dos de las mejores crías del mundo, las de Ellerstina y La Irenita (ésta provee a Pablo en un 100%), respectivamente. Fundamental ante otra potencia en la materia, La Dolfina.
Suenan cambios para la próxima temporada y no hay certezas sobre dónde estarán Facundo y Pablo. “Todavía no hablamos nada. No estamos pensando en eso”, advirtió éste. Equipo que gana no se toca, reza la máxima. ¿Se cumplirá?
Síntesis de La Natividad 13 vs. La Dolfina 10
- La Natividad: Facundo Pieres, 9; Camilo Castagnola, 10; Pablo Mac Donough, 10, y Bartolomé Castagnola (h.), 10. Total: 39.
- La Dolfina: Adolfo Cambiaso (h.), 10; David Stirling, 10; Adolfo Cambiaso (n.), 10, y Juan Martín Nero 10. Total: 40.
- Progresión: La Natividad, 1-2, 3-2, 4-5, 7-6, 8-7, 10-7, 10-10 y 13-10.
- Goleadores de La Natividad: Pieres, 3; C. Castagnola, 4 (1 de penal); Mac Donough, 3, y B. Castagnola, 3. De La Dolfina: Cambiaso (h.), 1; Stirling, 1; Cambiaso (n.), 7 (3 de penal), y Nero, 1.
- Jueces: Gastón Lucero y Guillermo Villanueva. Árbitro: José Ignacio Araya.
- Cancha: Nº 1 de Palermo.
- Trofeo Gonzalo Heguy al mejor jugador de la final: Pablo Mac Donough.
- Premio Javier Novillo Astrada al máximo goleador del campeonato: Camilo Castagnola, 38 tantos.
- Trofeo Revelación Rubén Sola: Lucas Monteverde (n.).
- Copa Fomento Equino al jugador mejor montado de la final: Bartolomé Castagnola (h.).
- Premio Gonzalo Tanoira al polista mejor montado del certamen: Bartolomé Castagnola (h.).
- Premio Juan Carlos Harriott (h.) al juego limpio: Adolfo Cambiaso (n.).
- Copa Lady Susan Townley al mejor ejemplar de la final: Cuartetera B06 Clon, utilizada por Adolfo Cambiaso (h.).
- Premio Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo al mejor producto jugador Inscripto Raza Polo Argentino y Premio Sociedad Rural Argentina: Dolfina Roxy, montada por Adolfo Cambiaso (h.).
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