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Abierto de Palermo. Juan Martín Nero y las chances de La Dolfina: "No llegamos óptimos a esta final, pero nos tenemos toda la fe"
Nero dice que puede contar los partidos que jugó en 2020, de tan poca acción que tuvo por las cuatro intervenciones quirúrgicas por las que atravesó. Sin dudas, cambiaría todos los que se perdió por el de esta tarde. Contra todas las contingencias, las propias, las del equipo… en fin, las de este año particular, Juan Martín Nero vuelve a estar en la final de Palermo.
"Pensé que no iba a llegar, pensé que se me había acabado todo", confiesa. La fractura de clavícula y muñeca en septiembre fue la última de una seguidilla de lesiones que empezaron exactamente un año atrás, cuando sufrió una tremenda caída en la final del Abierto, y le demandaron cuatro operaciones. Pero no por nada le dicen "El gladiador", y acá está, otra vez en el partido más esperado por todos año tras año. Sería su 13ª final consecutiva de no ser por la que se perdió en 2013 por lesión.
Ésta, además, con el condimento adicional de que bien podría ser el último con esta formación de La Dolfina. "La idea era terminar este año, pero la verdad es que no volvimos a hablar". Cambiaso había anunciado que en 2021 iba a jugar con su hijo Poroto, pero las circunstancias podrían hacerlo cambiar de opinión. Por distintas lesiones (la más grave la de Nero), La Dolfina recién pudo tener el equipo completo en Palermo y además una despedida sin gente no parece digna para un cuarteto que lleva 10 años junto y que busca su novena corona en Palermo. El desenlace del partido de hoy también podría influir en la decisión: no será lo mismo si se despiden perdedores.
En definitiva, son muchas las razones que hacen de este clásico Dolfina-Ellerstina distinto al de todos los anteriores. Será la 13ª final entre ambos en Palermo, con ventaja de 9-3 para el equipo de Nero, que además busca el octavo título consecutivo, un récord para una misma formación que quebró el año pasado, cuando superó los seis de Venado Tuerto 1944/50 (en 1945 no se jugó) y de Coronel Suárez 1974/79. Esta vez, Ellerstina llega un poco mejor, con títulos en Tortugas y Hurlingham y la posibilidad de la Triple Corona. "No llegamos óptimos a este partido, pero nos tenemos toda la fe", admite Nero, uno de los mejores backs de la historia.
–¿Fue distinta esta semana previa a la final a las anteriores?
–Es la semanita que estamos esperando todo el año, que es llegar a la final y disfrutarla. Ahora un poquito mejor porque jugamos cuatro partidos juntos y por ahí por apurarnos y querer que salgan las cosas rápido estábamos un poco ansiosos. Al principio de año por ahí decíamos qué zona brava que nos tocó, pero con todo lo que nos pasó creo que nos vino bien, porque tuvimos dos partidos muy difíciles, perdimos contra Murus Sanctus y creo que nos hizo bien. Después, contra La Natividad pudimos jugar más o menos a lo que sabemos y nos gusta.
–¿Cómo tomaron perder el invicto en Palermo después de ocho años?
–Lo de Murus Sanctus nos vino bien, porque es un equipo duro, que juega bien, que había tenido una gran temporada. Nos ganó, y por supuesto que molestó y preocupó. Más que nada hizo que nos ocupáramos, que nos pusiéramos más las pilas. Sabíamos que no era el partido clave, que teníamos otro y que si ganábamos podíamos pasar. La lista de caballos fue larga pensando en hacerla más corta en el último choque contra La Natividad. Sin jugar bien, terminamos perdiendo por uno. Sabíamos qué es lo que había que cambiar y creo que lo cambiamos.
–Cambiaso decía que no necesitaban agarrar ritmo porque se conocen de memoria. ¿Los afectó llegar a Palermo sin rodaje?
–No hay duda que se necesita. Cuando jugás la temporada entera el equipo va mejorando partido a partido. No somos la excepción. No llegamos óptimos a este partido. Hemos llegado muchísimo mejor otros años a la final. Pero con todo lo que nos ha pasado, creo que estamos bastante bien. Los caballos nos vienen respondiendo y por suerte no tuvimos muchas bajas. Me habría encantado jugar mucho más, pero es lo que nos tocó y por supuesto que nos tenemos toda la fe.
–¿Eso hace que tengan que cambiar la forma de jugar?
–No, nosotros ya tuvimos cuatro partidos en nueve días y eso hace que te tengas que poner bien más rápido. No hubo tanto tiempo. No creo que vayamos a cambiar. El otro día jugamos bastante bien. Nos espera un equipo durísimo que viene de ganar dos copas, pero sabemos cómo jugarle y vamos a tratar de imponer nuestro juego. No lo vamos a cambiar por haber jugado menos partidos en la temporada.
–¿Y el estado de la cancha afecta a su juego?
–Siempre por lo general cuando las canchas son tan malas se empareja para abajo. Pero somos dos equipos de 39 y 40 goles, muy parejos; de caballada estamos parecidos. No beneficia a ninguno de los dos. El juego se hace más difícil. Es pegarle y agarrar ritmo, pero es para los dos igual.
–Si uno mira cómo les jugó Murus Sanctus a diferencia de cómo les jugó La Natividad, o cómo le jugó Polo Ranch a Ellerstina, se diría que es la fórmula. ¿Cómo pensás que les va a jugar Ellerstina?
–La verdad es que no sé. Habrá que ver qué planteo hacen. Nosotros siempre pensamos más en nosotros que en el contrario y vamos a tratar de jugar a lo que sabemos y después iremos viendo qué sale. Tenemos una forma y hay partidos que cambiamos a mitad de partido y empezamos a hacer algo distinto, pero tampoco tanto. Si logramos hacer nuestro juego nos va a ir bien.
–¿Van a enfrentar a un equipo de Ellerstina distinto al de otros años?
–Ganaron los dos torneos, por supuesto que aprovecharon las oportunidades que tuvieron. Sin desmerecer a nadie, pero ganaron los partidos que tenían que ganar. Y jugando bien, eso es verdad. Es un gran equipo, con muy buen funcionamiento, están bien de caballos. Vamos a tener que jugar muy bien los cuatro para tener chances de ganar.
–¿Cómo les incidió el ingreso de Hilario Ulloa?
–Se los ve que están más cómodos con las posiciones, un poco más naturales. Con Hilario tienen un muy buen funcionamiento. Facundo de 1, Gonza de 3 que ya había jugado muchos años, Nico hace un par de años que juega de 4 y muy bien. Desde el primer día hasta hoy han jugado de una forma, no como en los años anteriores que iban cambiando de posiciones torneo a torneo. Eso hace que sea todo más difícil.
–¿Cómo fue tu 2020?
–Fue duro, como el de todos. El mío por ahí un poquito más. Tuve esa fractura en el peroné [en la final del Abierto 2019], que me volví a fracturar en Palm Beach arriba de donde me habían puesto una placa. Fueron dos meses más de reposo. Después vino la pandemia y aproveché a hacerme una cirugía en la rodilla que venía postergando hace años. Acá arranqué en septiembre y en una práctica tuve un golpazo duro y me quebré la clavícula y la muñeca. Fue feo. Ahí pensé que no iba a llegar, pensé que se me había acabado todo.
Hay mucha gente a la que le tengo que agradecer por todo el apoyo que tuve para estar acá: a mi mujer Jose y a mi familia primero, al médico Gabriel Clembosky que se mandó una cirugía tremenda, a Matías Bazán el kinesiólogo y a mi entrenador, Esteban Crescimbeni. Estoy feliz de estar a punto de jugar la final del Abierto porque hace dos meses pensé que era imposible.
–¿Te quedó alguna secuela que te moleste para jugar?
–No, nada. La verdad es que quedó perfecto. Ni pienso porque no me duele absolutamente nada.
–¿Cómo te tomó la cuarentena?
–Estábamos jugando la World Polo League en Palm Beach y se suspendió. Nos quedamos ahí con los Ganzi, porque iba a ir a Inglaterra, pero mi equipo se cayó. Después me fui a Aspen, donde jugamos en julio, agosto y septiembre. Casi es el único polo que jugué en el año.
–Casi que podés contar los partidos que jugaste...
–Sí, los puedo contar tranquilamente. Muy poquito blanco usé.
–Pero el más importante sí lo jugás...
–Estar acá en la final del Abierto es algo increíble. Estoy feliz.
–¿Van a seguir la próxima temporada?
–No se ha vuelto a hablar. En su momento nos habíamos juntado y la idea era terminar este año. Adolfito estaba con ganas de jugar con Poroto y creíamos que ya 10 años estaba bien para terminar una etapa lindísima, pero la verdad es que no volvimos a hablar. Por ahora ninguno de los cuatro tiene un equipo armado. Lo bueno es que cada uno está abierto a hacer lo que quiere, eso fue lo que quedó claro para todos. Calculo que jugaremos el sábado, si Dios quiere festejaremos el domingo y el lunes veremos a ver qué hacemos.
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