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Abierto de Palermo: La Dolfina, el supercampeón que frente a La Natividad va por un Argentino más, en la final que separaría a los Cambiaso
Una charla en Cañuelas con Adolfito, Poroto, Juan Martín Nero y David Stirling antes del máximo partido de polo del año
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La costumbre no le quita ansiedad al momento. La repetida experiencia de vivir tantas finales encadenadas del Abierto de Palermo no logra bajar los altos niveles de tensión y adrenalina en Adolfito Cambiaso, Pelón Stirling y Juan Martín Nero. Célebres figuras, consagradísimos campeones. Tampoco surte efecto en la aguerrida personalidad de Poroto Cambiaso, que a sus 18 años y a paso ligero va transformando en rutina el hecho de alzar copas.
En La Dolfina Polo Club, localidad de Alejandro Petión, Cañuelas, se siente el aire de campo y la calma es abrazadora. Sobra la tranquilidad, abunda la serenidad. Sin embargo, los corazones curtidos en emociones fuertes de los cuatro cracks galopan al ritmo de los clones de Cuartetera, de Brown Sugar, de Brandy. Ellos no ven la hora de estar montados en el medio de la cancha y con la vista clavada en la bocha del throw-in inicial de la final de este domingo contra La Natividad, que determinará el campeón del Argentino Abierto. Recién entonces desaparecerán los nervios y la impaciencia. Ocurrirá a las 16.30 de este domingo.
–¿Cómo están para el partido decisivo?
Adolfito: –Bien. Me parece que en la semi, contra La Hache, jugamos mejor que como veníamos jugando, sobre todo en los últimos dos o tres chukkers. Creo que lo hicimos bastante bien y eso da confianza como para encarar con optimismo la final.
Stirling: –Estamos de p... madre. Y sí, es la verdad, porque estamos otra vez en la final y tenemos la chance de ganar nuevamente Palermo. Yo disfruto jugar una nueva final. Como uno está en la ola no se da cuenta de lo difícil que es llegar, pero ve a muchos grandísimos jugadores que no han estado nunca o han llegado una vez en toda su carrera, y uno ha tenido la suerte de jugarla muchas veces. Nosotros ya contamos con experiencia en este tipo de partidos, y eso es como te digo yo, de p... madre. Y ya estamos recontra cumplidos, pero bueno, estamos acá otra vez, nos dimos la chance y ahora vamos a ir a por todo. Llegar al último día de Palermo y jugar una nueva final a cancha llena es una motivación adicional, totalmente.
Poroto (una sonrisa de timidez, con algo de picardía, se le dibuja en cada intervención): –Yo me siento muy contento por estar en una nueva final, siendo tan joven. La verdad, es un placer compartir la cancha con estos compañeros. Va a estar divertido... La copa queda en familia [sus rivales Bartolomé (h.) y Camilo Castagnola son primos de él].
–Después de tantos años, ¿siguen sintiendo nervios en los días previos a un partido como éste, o se lo disfruta más de antemano?
Nero (se acomoda una bolsa con hielo sobre el brazo derecho): –Yo sí siento nervios, por supuesto. Ni hablar. ¡Qué no vas a sentir! Es así toda la semana. Como dice Pelón, haber ganado el otro día nos da el privilegio de vivir esta semana previa a la final, las prácticas. Llegar al último día del Abierto es aquello a lo que uno apunta desde el principio de la temporada. Obviamente, después quiere ganar el torneo, pero ya jugar la final es espectacular. Ojalá se nos dé otra vez.
Stirling: –En Palermo cambia mucho de un partido de zona o la semi a la final, porque la final es otro cuento... Por la gente, por la adrenalina, los pelos de punta, el sustito; eso es totalmente diferente en el resto de los partidos del torneo. Yo también sigo sintiendo nervios y, por lo menos a mí, me encanta. Es lindo ir a la cancha así: implica que uno va enchufado.
Nero: –No sé si al partido llego a disfrutarlo; te cuento después, jajaja. ¡Qué sé yo! Pero es lindo... En realidad uno lo disfruta a su manera, ¿no? Pero una vez que se mete a jugar, empieza a pensar en otras cosas. Es muy lindo jugar la final.
–Ustedes vienen protagonizando finales desde hace rato. ¿Se acostumbraron?
Adolfito: –La verdad es que uno se acostumbra a jugar finales, sí; es una realidad. Hemos jugado muchas, generalmente nos lo hacen ver.
Stirling: –Algo está claro: jugar en La Dolfina obliga a estar ahí, arriba. El otro día me comentaban que eran veinte las finales seguidas que jugaba el club [en realidad, de Palermo será la 19ª] y eso crea presión, pero cuando uno está en un equipo de punta, como éste, sabe que lo único que sirve es ganar. Y a nosotros, lo único que nos sirve, además de divertirnos, es ganar. Y creo también que la diversión llega porque se gana.
–Adolfito, se habló y se habla mucho acerca de que éste puede ser tu último partido...
Adolfito: –Si es mi último partido o no, lo veremos después de la final. Hoy por hoy disfruto el día a día y todos estamos comprometidos en jugar una buena final. Yo, sinceramente, estoy disfrutando mucho más que el año pasado, sabiendo que ya cumplí con ganar el Abierto con Poroto. Pero repetir este año sería espectacular. Ganamos Hurlingham, con lo cual creo que tuvimos un buen año, una linda temporada.
–¿Tu continuidad depende de este resultado?
Adolfito: –No, el resultado no tiene nada que ver. Tendré que tener una charla con los compañeros, como amigos que somos, y se verá. Hoy, ahora, estoy pensando en el día a día y en la final.
–Pelón, ¿vendrá la barra uruguaya a apoyarte, como siempre?
Stirling [se coloca hielo contra la rodilla izquierda para calmar la molestia por uno de los golpes recibidos ante La Hache): –Sí, compré 200 entradas.
–¿Qué pueden decir del rival, La Natividad? Ya jugaron en contra una definición de zona de Tortugas.
Nero: –Contra ellos venimos uno abajo. Tienen un gran equipo, ganaron el último torneo y llegaron a la final de éste. Sabemos que va a ser duro, que tendremos que jugar bien para tener nuestra oportunidad de ganar. Yo creo que andando bien y si los caballos funcionan, podemos ganar. Por algo nos clasificamos después de una semi dura, que costó bastante. Desde el día del sorteo sabíamos que nos esperaba este cruce complicado, así que estamos contentos de haber pasado. Tal vez fue más duro La Hache que La Ensenada [los perdedores de las resoluciones de ambos grupos], pero a los partidos hay que jugarlos, y La Ensenada tuvo un torneo impresionante, le hizo un muy buen partido a La Natividad.
Adolfito: –Jugamos una sola vez y nos ganaron bien, muy bien. Ahora vamos a tratar de ganar nosotros, jaja. Y esperemos que no sea un partido parecido, pretendemos jugar un poco mejor. No sé si nosotros no jugamos bien o ellos nos hicieron jugar mal, realmente no sé. Pero está claro que es un rival durísimo y vamos a hacer todo lo posible por ganar.
Poroto: –Me crié con mis primos, compartimos equipo en el Jockey el año pasado y éste... Yo tengo fe en que podemos ser campeones. Creo que tenemos chances, por algo estamos en la final. Así que ojalá logremos este título, que buscamos durante todo el año.
Nero: –Son buenísimos los cuatro. Al principio se veía que no tenían las posiciones naturales, pero hicieron una rotación y empezaron a funcionar mejor. Es de esos equipos que pueden ir perdiendo y en dos minutos clavan tres goles; no se puede desconcentrarse ni un segundo. Son jugadores que desequilibran mucho, tienen tiro al arco desde cualquier lado. Son buenísimos. Hay que estar cerquita y no darles muchas oportunidades.
–¿Es un condimento extra que Pablo Mac Donough, con quien los tres más grandes jugaron tanto tiempo, esté del otro lado de la cancha?
Adolfito: –No. Estamos acostumbrados. Jugamos todo el año en contra, imaginá: Palm Beach, Inglaterra... El polista en general está muy acostumbrado a jugar en contra más que con un determinado jugador. Y con mis sobrinos, lo mismo: jugamos mucho en contra, nunca juntos. Así que estoy más habituado a enfrentarnos que a tenerlos de mi lado. Pero bueno: Barto es mi ahijado y ellos son los primos de mis chicos, hijos de mi hermana.
–¿No pensaste en un momento en armar un equipo con Poroto, Barto y Camilo?
Adolfito: –No. Nunca me imaginé jugando con Barto y Jeta. Pero sí imagino a Poro jugando con ellos algún día. Eso sí.
–¿No te interesa superar el récord de 31 Palermo jugados y ser el único polista con 32 temporadas de Triple Corona?
Adolfito: –No, eso no, porque yo siempre digo que son otras épocas, y no se puede comparar las temporadas. Hoy es mucho más profesional el polo. Otros jugadores, de otros tiempos, a lo mejor no jugaban tanto el US Open, la Gold Cup, la Queen’s Cup... Para mí, haber ganado el US Open, la Gold Cup y la Queen’s Cup tiene un valor altísimo, tan alto como la Triple Corona de acá. Entonces fueron más de 31 temporadas, porque afuera arranqué un poco antes, con Ernesto Trotz en Estados Unidos. Y serían 32 Palermo, pero en el ‘93 no jugué porque suspendieron a Gonzalo Pieres [retiró a Ellerstina, su equipo, del Abierto de Tortugas en disconformidad con la designación de un árbitro]. A nosotros no nos suspendieron; solamente a Gonzalo, pero no jugamos.
–¿Cuáles son los puntos fuertes de La Dolfina?
Nero: –¿Nuestros puntos fuertes? Yo [risas de los cuatro]. No sé. Desde hace rato jugamos juntos los tres y el año pasado se sumó Poroto. Jugar tantos años juntos, obviamente es una ventaja, porque nos conocemos, sabemos más o menos qué va a hacer el compañero. Y que se incorporara Poro, lo mismo: es el hijo de Adolfito, así que ha jugado toda la vida acá. Nos conoce perfectamente, se le hizo fácil acoplarse al equipo. Me parece que ése es uno de nuestros fuertes.
–¿Algo que decir sobre el Abierto? Los referatos, la cantidad de equipos...
Adolfito: –Respecto al juego, me gustaría que se cobrara más. Creo que es un deporte peligroso como para dejar jugar mucho; no me parece correcto. Para mí está bien que se castigue, que se cobre la jugada peligrosa. Y a lo que es foul hay que cobrarlo... De esa manera les damos más seguridad a los jugadores. El Abierto de 10 equipos sigue gustándome. Todo el mundo prefiere que no sea de diez, pero yo, de verdad, prefiero que sean diez los equipos. Así se les da oportunidades a otros. Que jueguen diez y que los mejores partidos sean en la cancha 1 y punto.
–Algunos equipos que debieron descansar una semana dijeron que la pausa los perjudicó.
Adolfito: –Bueno, alguno siempre se queja por algo. Yo me quejo de las entradas: que las vendan un poquito más baratas y que se dejen de jorobar. Que se llene toda la cancha. A la tribuna Dorrego que vayan gratis hasta la final, casi. Dejen entrar a la gente y que sea una fiesta, y no por una final querer recuperar todo... Está mal. Hay un montón de cosas que tienen que mejorar. Ojo: no es una crítica porque sí; lo digo buscando lo mejor para el polo. Para mí es un tema de manejo.
–Poroto, quizás tu padre se retire. ¿Cómo imaginás el futuro? ¿Jugando con Pelón y Juanma?
Poroto: –¿El futuro? No sé qué pasará. Cuando el viejito deje... No sé. Mirá cómo están éstos, los dos con hielo, Pelón y Juanma [risas de todos]... No sé qué pasará. No pensamos nada todavía. Queremos concentrarnos en la final y después se verá... Estamos pasándola muy bien.
–¿Vas a pedirle de vuelta los penales a Adolfito?
Poroto: –Y... después de cómo los tiró el otro día [vs. La Hache], me parece que mejor ni me acerco, ¿no?
Calma, alegría, ansiedad, confianza, tensión, seguridad, pelos de punta, sustito. La Dolfina se alista para jugar el gran partido del año. El que más le gusta, el que mejor le sienta. El partido que tal vez cierre una era... La era Cambiaso.
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