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A los 42 años, Cambiaso demostró que es un crack indestructible
El mejor jugador de todos los tiempos guió a La Dolfina a un nuevo título; “el que tiene que irse antes soy yo, pero por ahora sigo”, apuntó
Como si las agujas del reloj giraran en sentido contrario, como si el tiempo se hubiese empecinado en retroceder 10 años, la actuación de La Dolfina ayer se asemejó antes a su versión anterior que a la actual. No cambió el desenlace, con el equipo de Cañuelas levantando la copa. Tampoco la preponderancia de Adolfo Cambiaso, el mejor jugador de todos los tiempos. Como si fuera la década pasada, cuando la cosa se complicó La Dolfina volvió a su antiguo estilo de esconder la bocha abajo del taco de Cambiaso. Menos vistoso, igual de efectivo.
Lo que sí cambió, lo que más asombra de este crack único es que a los 42 años siga jugando con la misma frescura con la que lo hacía a los 30. Desde que en 2011 Cambiaso transformó la cara a La Dolfina para jugar al lado de David Stirling, Juan Martín Nero y Pablo Mac Donough, el equipo mutó de fisonomía hacia un polo mucho más abierto, donde Cambiaso seguía siendo decisivo, pero no ya como epicentro del equipo sino como un facilitador en función del juego colectivo. Así adquirieron un entendimiento que los convirtió en un equipo casi imbatible en los últimos cinco años, lapso en el que sólo perdió dos partidos en la Triple Corona y se mantuvo invicto en Palermo.
Ayer, no obstante, el encuentro se pareció a un déjà vu de la versión anterior de La Dolfina, como si al lado de Adolfito hubiesen estado el Lolo Castagnola, Lucas Monteverde y Mariano Aguerre, una fórmula igualmente exitosa (cuatro coronas en Palermo). Tras un comienzo parejo en el que ninguno lograba sacar distancias, Cambiaso cargó con el equipo al hombro a partir del quinto chukker y empezó a marcar diferencias por sí solo. A la vieja usanza. Así La Dolfina comenzó a despegarse, llegó a sacar cuatro goles de ventaja (13-9 en el séptimo chukker) y entró en el octavo con ventaja de tres. Ellerstina respondió, pero en el suplementario volvió a aparecer el mejor de todos para asistir magistralmente a Nero, quien anotó el gol del triunfo.
“El partido se planteó un poco de esa manera”, justificó Cambiaso en diálogo para la nacion. “Tenemos también distintas formas de jugar y hoy se dio así. Ellos arrancaron muy bien, pero les fuimos agarrando la mano y jugamos mejor. Después nos empataron por errores nuestros. Creo que el resultado fue un poco injusto, creo que tendríamos que haber ganado antes.”
Cambiaso terminó como máximo goleador de la final, con ocho tantos, y se convirtió en el primer jugador en superar la marca de los 900 tantos en el Abierto (necesitaba cinco). “No sabía de ese récord, mejor”, festejó.
Se trató del 14º título en Palermo para él, con lo que se acercó un poco más a los 20 de Jauncarlitos Harriott, a los 19 de Horacio Heguy y a los 17 de Alberto Pedro Heguy, superando por uno a Alfredo Harriott, las cuatro glorias de Coronel Suárez. ¿Qué lugar ocupa La Dolfina en la historia? “Eso lo va a decir el tiempo”, respondió Cambiaso. “Creo que hemos hecho cosas muy buenas, hemos jugado muy bien y ganamos el quinto título consecutivo. Significa que se ha hecho un trabajo enorme. Es un premio para el gran grupo humano de trabajo que tenemos”.
Acostumbrado a festejar, esta conquista quedará guardada un rincón especial del corazón de Adolfo Cambiaso. Una hora antes de salir a la cancha, su hija Mía, de 15 años, se convertía en campeona del 1er Abierto Argentino femenino con La Dolfina Brava, donde también juegan las dos hijas de Milo. “Fue un día largo para los Cambiaso y para los Fernández Araujo, pero que termina con muchos motivos para festejar”.
En un partido peleado, jugado al límite, ninguno quería ceder un centímetro. “Siempre una final es difícil, es un partido aparte”, justificó Adolfito. Los flashbacks a años anteriores también aparecieron en el quinto chukker, cuando en una acción que terminó en gol de Ellerstina se bajó del caballo y protestó agriamente por un tacazo de Polito Pieres. La Dolfina quedaba 8-7 abajo, pero fue allí donde comenzó la reacción, con Cambiaso a la cabeza.
Otro logro: por primera vez un clon es premiado por la Asociación Argentina de Polo con el premio Susan Townley y por la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo (AACCP). Se trata del clon B09 de Cuartetera, que ya había sido elegida este año en el US Open y Cambiaso se trajo a la Argentina. “Otra cosa más que me pone contento y por la que me puedo ir a dormir tranquilo”, festejó Adolfito. “Para muchos que decían que los clones no funcionaban.” La yegua brilló en el 7º chukker, donde generó dos goles gracias a sus escapadas. Antes la había jugado en el 2º. Además, la Cuartetera original fue introducida en el Salón de la Fama de la AACCP.
Juegue desplegado o cerrado, el resultado es el mismo: La Dolfina ganador. Y con Cambiaso como protagonista central. ¿Hasta cuándo se los podrá disfrutar? “Vamos a seguir jugando unos años más”, confirmó Cambiaso. “El que tiene que irse antes soy yo, pero por ahora sigo”.
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