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Polémica en el rugby: la UAR volvió a habilitar el empuje libre en el scrum
Tres lesiones cervicales graves en un año conmovieron al rugby argentino en 2016. Las tres como consecuencia de scrums que se derrumbaron. La UAR dispuso entonces un paquete de medidas que resultaron en una merma notoria en la cantidad de derrumbes por partido. Ahora, al entender que se avanzó en una transformación profunda a nivel cultural y ante la crisis que padece el rugby argentino en esa formación, reconstituye una de las principales reformas en procura de recuperar su espíritu.
Entre los diversos cambios que se ensayaron entonces hubo uno que cayó antipático: la prohibición de empujar más de un metro y medio en el scrum. Que minaba el espíritu del scrum, que no incidía en la seguridad de los jugadores fueron algunos de los cuestionamientos que hicieron especialistas en su momento. Dos años y medio después, sin lesiones graves que lamentar en ese lapso, la Unión Argentina de Rugby vuelve a habilitar el empuje libre en las divisiones superiores.
La medida, que fue anunciada el lunes a través de un comunicado de prensa, entrará en vigencia a partir de junio. Cada unión provincial tiene la potestad de comenzar a aplicarla o no y deberá completar previamente una capacitación a cargo del flamante entrenador Nacional de Scrum Eduardo Fernández Gill, el área de Alto Rendimiento y el departamento de Rugby Seguro, encabezado por Néstor Galán. Es probable que en competencias que ya están en curso, como el Top 12 de la URBA, se adopte recién en 2020. De hecho, el rugby de Buenos Aires tratará hoy el tema. En el Nacional de Clubes, que comienza en octubre, sí entrará en vigencia la nueva regla. En las categorías juveniles, de M19 para abajo, se mantiene la norma de World Rugby por la cual no se puede empujar más de un metro y medio.
La medida me parece acertada. Nunca fue buena idea lo del metro y medio. Había que dar un golpe de efecto
Luego de que en menos de un año entre 2015 y 2016 Juan Gastaldi (CASI), Ignacio Maeder (Duendes) y Jerónimo Bello (SIC) sufrieran lesiones cervicales graves, la UAR dispuso un paquete de medidas que instrumentó de inmediato, de las cuales la prohibición de empujar más de un metro y medio era sólo una parte. También dictó la obligatoriedad de hookear y la posibilidad de que puedan hacerlo también los pilares, la alineación del hombro externo de quien introduce la pelota con la línea media del scrum y la habilitación al octavo a levantar la pelota de los pies de la segunda línea. Además, se les permitió a los jueces de línea ingresar a la cancha para sancionar infracciones en el scrum y se introdujo la tarjeta amarilla agravada para casos de infracciones en el scrum. Principalmente, se puso especial énfasis en la capacitación y educación de jugadores, entrenadores y árbitros directamente relacionados con el scrum a través del programa Rugby Seguro comandado por Galán, vocal de la UAR.
"A través de estas medidas se pretendió cambiar la cultura del scrum realizándose capacitaciones a los primeras líneas para evitar derrumbes y colapsos", explicó Galán a la nacion. "Debíamos enfocarnos en obtener un scrum disputado lealmente y con jugadores técnicamente logrados. Sabíamos que necesitábamos medidas de shock inmediatas que reflejaran nuestra preocupación y una de ellas fue la de restringir el empuje. Entendemos que se cumplió el cometido de concientizar que se puede empujar sin poner en riesgo al rival y de la necesidad de jugar lealmente el scrum, por lo que consideramos oportuno retomar lo que indica el reglamento".
El objetivo "cambiar la cultura del scrum" fue un postulado riesgoso. El scrum argentino venía perdiendo preponderancia a nivel mundial por una multiplicidad de factores, declive que se acentuó a partir de la prohibición de empujar más de un metro y medio.
Necesitamos que en el scrum uno pueda someter y desarrollar variantes
"La culpa no es del scrum. Nos estábamos haciendo trampa a nosotros mismos", había admitido Galán en una presentación de "Rugby Seguro" en marzo 2018. El scrum se había contaminado de malas prácticas. Empujar torcido y hacerlo colapsar eran infracciones usuales antes de que este paquete de medidas entrara en vigor en noviembre de 2016.
"Los derrumbes y colapsos entendemos que se han reducido producto de las capacitaciones y de las medidas que se tomaron", agrega Galán. "Las estadísticas del último Nacional de Clubes indican que los colapsos del scrum que eran 8,6 por partido en 2016 bajaron a 4,11 en 2017 y a 3,8 en 2018, mientras que los reseteos pasaron de 4,92 a 2,43 y 1,93, y el ball out del 44% al 60 y 66%."
Así, dos años y medio después la UAR entiende que está en condiciones de volver a permitir el empuje ilimitado en la división superior. Una decisión no exenta de riesgo, ya que es imposible determinar hasta qué punto cada una de las acciones tomadas en este lapso influyó en la reducción del derrumbe de los scrums. ¿Cuánto de esa mejora responde a la prohibición de no empujar más de un metro y medio? Pero también necesaria en pos de recuperar la esencia de esa formación e importante para recobrar la competitividad perdida en el plano internacional.
"Todas las medidas tuvieron incidencia en la reducción, pero en particular hoy el jugador sabe lo que es la seguridad y que cuando las lesiones se pueden prevenir no son accidentes", justificó Galán. "Pensamos que las capacitaciones han resultado muy buenas y a partir del mes entrante se realizará capacitaciones obligatorias dictadas por los referentes de seguridad en cada región y por Fernández Gil."
La seguridad del jugador es uno de los aspectos del juego sobre el que World Rugby está poniendo mayor atención, a tal punto que recientemente anunció que seguirá estudiando modificaciones en la forma de tacklear e introdujo cambios en el reglamento del rugby infantil.
"Tenemos claro que esto no es una campaña, sino que la seguridad en el juego forma parte de la política de prevención de la UAR", continuó Galán. "Seguimos trabajando además con las destrezas del ruck, el tackle, la pelota en el aire y reglamentando en detalle el retiro de jugadores por conmoción cerebral. Se continúa con la capacitación como principal herramienta. Fundamentalmente, poniendo la lealtad como uno de los principales valores que enarbola nuestro juego."
Dónde y cómo se producen las severas lesiones
A nivel mundial, el scrum está señalado como la jugada con más riesgo de provocar una grave lesión. En la Argentina, la peligrosidad era todavía mayor por la gran proporción de derrumbes que se registraban en esa formación. Los especialistas coincidían en que los rugbiers argentinos ponen una expectativa a veces desmedida, lo consideran un momento en el que se puede dominar psicológicamente al rival, más allá de ganar la pelota. El 17 de septiembre de 2016, Jerónimo Bello (SCI) sufrió el desplazamiento de dos vértebras que le lesionaron la médula espinal y quedó cuadripléjico; era el tercer caso en menos de un año, después de los de Juan Gastaldi (CASI) e Ignacio Maeder (Duendes). Los registros de la Fundación Unión Argentina de Rugby (FUAR) eran contundentes: de los 35 jugadores que padecieron severas lesiones en 51 años, 18 respondían al scrum. El dato fue suficiente para que se implementara el programa Rugby Seguro para eliminar las mañas y las malas prácticas en las que incurrían los jugadores.
Las lesiones se producen regularmente en la región C4 (cuadriplejia; tetraplejia; parálisis completa por debajo del cuello) y C6 (parálisis parcial de brazos y piernas; parálisis de la parte baja del cuerpo). La zona de las cervicales es la que mayor movilidad tiene y por lo tanto es más susceptible a un desplazamiento; el resto de las vértebras están sujetas a la caja toráxica y son más difíciles de lesionar. ¿Cómo se puede producir la severa lesión? Derrumbe por aplastamiento: el jugador cae al piso con la cabeza doblada y, posiblemente, con jugadores encima. Los impactos perpendiculares en la columna cervical conllevan mayor riesgo de lesión que los no perpendiculares. También al ingresar contra la formación rival, cuando se ejerce tal esfuerzo que las vértebras pueden luxarse –acción denominada por enganche por abolladura–, la fuerza puede resultar suficiente para desestabilizar la columna.
En la temporada 2016, la Argentina tuvo un porcentaje altísimo de lesiones durante el scrum, que llegó al 80%. De las cinco lesiones de gravedad, cuatro se registraron en esa formación. Una relación que superaba a la de Australia (35%), Sudáfrica (50%) y Francia (51%). En Gran Bretaña, en cambio, el índice apenas alcanzaba el 30%.
Un informe detallado que brindó la nacion, revelaba que la posición de hooker era la de mayor riesgo, ya que 11 jugadores habían registrado una lesión en esa jugada. Los segunda líneas y los pilares izquierda, tres, y los pilares derecho, dos. El scrum restringido fue la medida que adoptó la UAR para brindarle seguridad al juego.
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