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Paula Radcliffe, la madre de los récords
La fondista británica, desde el 13 de abril de 2003, ostenta el mejor registro en la maratón y parece insuperable; "Establecí esa marca para ser mejorada. No quiero que lo logren, pero ésa es la naturaleza de este deporte", explica
Suena el teléfono y lo primero que intenta es disculparse. Su agente aseguró que se iba a comunicar desde Francia esa misma tarde y, aunque no cumple con la tradición inglesa de la puntualidad, se apura en dejar en claro que no fue su intención retrasarse. Menos ella, que sabe demasiado de tiempos, de minutos y segundos. Se presenta con humildad. "Sí, soy Paula", anuncia en un perfecto inglés británico y la sonrisa cruza un océano y más de 11.000 kilómetros. Aunque ella prefiere hablar de millas.
Paula Radcliffe está a días de cumplir 41 años, de los cuales ya lleva once y medio siendo la mujer más veloz del planeta. Pese a que desde 2012 que no se anima a una maratón, no hubo otra mujer capaz de acercarse a su tiempo. Ni Rita Jeptoo, ganadora en Chicago y campeona 2014 del título en las Majors, con puntaje ideal (cuatro carreras ganadas sobre cuatro corridas, algo sin precedente) pudo arrimarse a su marca, que al día de hoy parece inquebrantable. Salvo para ella. "Creo que en Chicago la intención no fue correr rápido o romper una marca, creo que Jeptoo estaba concentrada en su victoria. Yo creo que puede correr más rápido pero no ese no era su objetivo allí. Yo establecí esa marca para ser mejorada. No quiero que lo logren, claro, pero ésa es la naturaleza de este deporte que siempre debe estar evolucionando. Son varias las que están corriendo bien y tienen cualidades. Con buenas condiciones y una buena preparación siempre es posible lograrlo", explica.
¿Por qué en los hombres rompen récords todos los años? Su tono de voz cambia. Su amor por correr juega un mano a mano con su deseo por competir. Porque si algo definió a Radcliffe en sus mejores tiempos fue la fiereza con la que conquistó cada uno de sus títulos. Y por eso asegura que está lejos del retiro definitivo: "Seguiré corriendo 10k y medias maratones".
Paula, la otra Paula
Se levanta todos los días a las 7.15 para hacerles el desayuno y llevar a la escuela a Isla (7) y Raphael (4). Recién después, sí, se alista para completar los 70 o 100 kilómetros que hace por semana. Después de ir a buscarlos, de hacer la tarea y jugar con ellos, va por su segundo turno. "Por suerte mi marido me ayuda mucho, somos un equipo y trabajamos juntos en todo", dice orgullosa.
Raphael corretea por todos lados, pero es muy pequeño aún para saber si querrá ser atleta. En cambio, Isla, de piernas largas y cabello dorado como su madre, ya está acostumbrada a acompañar a Paula a los eventos y participar de las carreras para chicos. Hace gimnasia deportiva, le gusta bailar y actuar. Pero alguna vez Paula aseguró que su récord sólo sería superado por sus propios genes. "No me molestaría que siguiera mis pasos, pero creo que debe elegir lo que más le guste. Me encantaría que se dedicara a los deportes, pero al que a ella prefiera y en el que se divierta. Creo que uno logra mejor compromiso y trabaja mejor si le gusta lo que hace".
Ella, dice, eligió así: "A mí me gustó haber sido una atleta. Soy una persona feliz y me siento afortunada por hacer algo que es mi hobby y también mi carrera". Sin embargo, se sintió completa cuando además se convirtió en madre. Si bien su récord fue previo a la llegada de Isla, tras su nacimiento ganó dos veces la maratón de Nueva York (2007 y 2008): "Pasar por la experiencia del embarazo hace tu cuerpo más fuerte y más firme, pero creo que lo más importante para mí fue que me hizo más feliz. Y si eres feliz, eso se traslada a todas las áreas, incluyendo al running".
A ella, que corre desde los siete años en Cheshire, Inglaterra, pese a sufrir asma y anemia, no la intimida el fenómeno del running: "Es un deporte hermoso, muy divertido y incluye a mucha gente, algo que muy pocas disciplinas logran. En una gran maratón ocurre que todos van juntos y pueden compartir la experiencia en un mismo día y en el mismo momento. Es un deporte en el que es muy fácil involucrarse y es sencillo meterte en un 5k, 10k, media o maratón. Hay distancias para todos los gustos y posibilidades", se entusiasma.
–¿Y qué te parecen las carreras únicamente para mujeres?
–Para muchas de ellas es un gran primer paso para ingresar al running. Creo que es el sector que más rápido está creciendo. Muchas mujeres se dieron cuenta de que pueden participar y en una carrera exclusiva se sienten más cuidadas, les resulta menos intimidante que en una con hombres. Para muchas de ellas es un gran primer paso y después van a eventos más grandes, en el principio y más fácil para involucrarse en running.
"Es muy difícil vivir de lamentos", dice la atleta. Paula, en su mejor momento, lo quiso todo. Ganar en 5000, 10.000 metros y también en la maratón. Pero su deseo quedó trunco en dos Juegos Olímpicos y, cuando soñaba con su última chance en Londres 2012, tuvo que retirarse por la lesión que arrastraba desde 1994 y por la cual le habían anunciado que quizá no iba a volver a correr. Se despedirá sin una medalla olímpica y eso, admite, sería lo único que cambiaría en una vida profesional repleta de reconocimientos y que ahora la tiene como colaboradora del equipo inglés de atletismo y aún en campaña firme en contra del doping. "En los Juegos es en el único lugar en el que no pude dar lo mejor de mí", asegura y se nota que aún es un trago difícil de digerir. "Creo que he tenido grandes actuaciones en otras competencias, en los campeonatos mundiales me fue bien, aunque creo que podría haber corrido más rápido", asegura pese a haber ganado en Helsinki 2005 con 2h20m57, superando por un minuto a Ndereba.
Ese puesto 23 en la maratón de Pekín 2008 aún es un recuerdo que prefiere dejar atrás: "Espero que piensen en mí como alguien que trabajó mucho y se mantuvo siempre firme sus creencias. Y que es una buena madre".
Anuncia que llegó la hora de cenar y, lejos del podio, agradece y saluda con la misma humildad con la que llamó por teléfono. La esperan varias carreras antes de aquella que marcará el final de las maratones en su vida. Y por eso, deja una última recomendación, un último consejo, para quienes se inician en esto de correr: "Intenten ponerse metas y cumplirlas, trabajar duro y, sobre todo, disfrutar el recorrido".
Atenas, esa fea sensación
La maratón de Atenas 2004 marcó un quiebre en su carrera. O al menos fue la actuación que más le cuesta asimilar. Llegó a la cita olímpica como la máxima candidata, con récord en la distancia incluido, pero debió abandonar. Promediando el km 36, exhausta, se hizo a un lado luego de ser superada por la japonesa Noguchi y por la keniata Ndereba. Aquella vez, de nada le sirvió su receta para afrontar los trances negativos de una carrera (cuenta de 1 a 100 en continuado para eliminar los malos pensamientos). Las lágrimas del final resumen el profundo dolor que le ocasionó esa decepción deportiva en una Atenas cargada de humedad con más de 30° de temperatura.
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