Pareto, Toledo, Grabich y la decisión política que falta

Es lo que cuesta un mensajito de texto, muchachos…". Allá por 2009, Agustín Rossi, jefe del bloque oficialista, trataba de justificar la creación de un fondo para el deporte con el 1% de la facturación de la telefonía celular. Lo decía intentando calmar el enojo y la negativa de la oposición, que hablaba de "impuestazo". Tras la sorprendente derrota de Néstor Kirchner con Francisco De Narváez en las elecciones legislativas, el kirchnerismo se apresuraba para aprobar leyes mientras tenía mayoría parlamentaria. Una de las últimas que se coló en la lista fue la de la creación del Enard.

Y es bueno recordarlo en este momento, en plena ebullición. Porque hay que disfrutar del buen momento, pero también entender que esta inyección de dinero generó un impulso entre algunos de nuestros buenos deportistas, pero no es suficiente y puede agotarse sin una política sostenida.

Hoy el recuento de 2015 muestra algunas buenas actuaciones en los Juegos Panamericanos, aunque sin el crecimiento que se esperaba, y en este últimos mes una serie de situaciones históricas para nuestro deporte, como la medalla de Federico Grabich en natación; Chiaraviglio, Lauro y Toledo marcando un récord de finalistas argentinos en el Mundial de atletismo y el título de Paula Pareto en judo. ¿Quiere decir que con esto alcanza?

El proceso de formación deportiva tiene impulsos que se transmiten familiarmente a través de los clubes, pero no existe como política nacional.

El flujo de dinero del Enard se derramó sobre deportistas hechos. Los mejores proyectos se beneficiaron, dejaron de ser amateurs o semi amateurs para ser profesionales de dedicación exclusiva a su deporte. En las bases nada ha cambiado todavía, pese a las buenas intenciones. No hay infraestructura ni centros públicos de formación inicial.

Hace unos días, en Conversaciones con LA NACION, Agustín Pichot comentó: "Para mí el Enard no es para sacar medallas. El deporte argentino debería ser para que cada vez más chicos jueguen mejor el deporte que hacen. Lo más fácil es medir en medallas. Lo más difícil es ver cuáles son los proyectos y planes. El Enard fue un paso gigante. Pero falta toda la parte de la infraestructura. ¿Adónde va un chico a los 6 años a hacer deporte? En Neuquén, en Mendoza, ¿a qué lugar va? No hay. ¿En los colegios? Juegan al fútbol. Si de los 6 a los 13 años tuvieras una política fuerte deportiva, ¿cuántos deportistas más tendrías? El éxito se mide por la masa".

¿Está preparado el futuro gobierno argentino –cualquiera de los que gane en octubre– para instalar un plan y destinar fondos al desarrollo de bases o necesita que la inversión se publicite irremediablemente con triunfos y podios?

Al menos es necesario el debate. Y es una cuestión política. Para que no nos quedemos sólo con un gran año.

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