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Panamericanos. La historia de Leonela "La Monito Sánchez", la medallista dorada en boxeo
LIMA.- Prestancia, inteligencia, valentía: la cordobesa Leonela Sánchez derrotó a la brasileña Jucielen Cerqueira Romeu y se adjudicó la medalla de dorada en los Juegos Panamericanos, en la categoría (54-57 kg) de boxeo, en un combate disputado en el Coliseo Miguel Grau. "La Monito" entregó el décimo oro para la delegación argentina en estos juegos, en el noveno día de competencia.
Tuvo la iniciativa a lo largo de los tres rounds. Con su boxeo vistoso logró dominar la distancia y pegar mejores golpes que la brasileña, quien pecó de pragmática. Así, la fantástica Leonela posee el orgullo de aportar la primera medalla de oro panamericana del boxeo femenino de Argentina. En el medallero histórico de los Juegos Panamericanos, este deporte acumula 66 medallas (22 oro, 15 plata y 29 bronces), está 3°, detrás de Cuba y Estados Unidos.
Sucedió que la pasividad de Cerqueira Romeu ayudó mucho a que Leonela pudiese marcar el ritmo de pelea y consiguiera filtrar golpes certeros con la mano derecha. Un enorme envión para esta chica muy creyente en su fe católica, que ya se convirtió en un referente en su rama dentro del cuadrilátero.
"No le encuentro la palabras para describir que soy la primera campeona panamericana en boxeo (de la Argentina), pero significa un montón, apuntamos muchísimo a esta medalla", aseguró la vencedora, que también se sinceró: "No fue mi mejor pelea, pero después del segundo round sabía que tenía la pelea ganada".
Su historia de vida
¿Quién es Leonela Rosa Noemí Sánchez? Tiene 25 años y se entrena en el Centro de Desarrollo Deportivo Rafael Núñez, en el Barrio General Bustos de la Capital cordobesa, bajo las órdenes del entrenador, Virgilio "Pato" Arauz. Una chica apodada "La Monito", que en un momento de su vida se vio obligada a postergar sus estudios secundarios para dedicarse tiempo completo al boxeo.
Si bien es la menos conocida para los argentinos en el mundo femenino amateur, es tal vez la boxeadora de la que se depositan más esperanzas o la que despierta más proyección pensando en Tokio 2020. Durante mucho tiempo compitió en la división de 54 kilos, pero ahora, con la apertura de la categoría de 57 kilos, se catapultó como una de las mejores exponentes en el cuadrilátero en ese peso. De hecho, a partir de los próximos Juegos Olímpicos, esta categoría será incluida en el programa. Está considerada en el mundo AIBA como una de las mejores cinco boxeadoras en el mundo dentro de los 57 kilos.
Entre sus últimos logros, viene de ser bicampeona nacional en el Campeonato Nacional Amateur de mayores, además de titular continental: en el clasificatorio para estos Juegos Panamericanos que se disputó en Managua obtuvo la medalla dorada. Les ganó a todas, incluso a la brasileña con la que combatió en esta definición por la medalla dorada.
Leonela es una boxeadora estilista, muy buena técnicamente. Posee un boxeo fino y, cuando puede lucirse, no desaprovecha la chance. Aunque atención: si se tiene que prender en la guerra, en ese toma y daca para el intercambio de golpes, no le huye al reto arriba del ring. Por lo general, suele ganar sus peleas demostrando coraje y sin retacear sus pinceladas de talento, como pasó aquí mismo en Lima.
Llorar por su hermana
Es dueña de una personalidad bastante particular. Abajo del ring es muy simpática, la cara alegre de la familia Sánchez, pero a la vez es muy sensible y especial. De hecho, cada vez que mira a su hermana Dayana pelear y perder, o cuando entiende que algún fallo no le es favorable, acostumbra llorar. Y en cada momento le está demostrando ese amor de hermana que trasciende la sangre; puede ser de manera personal o través de las redes sociales. Porque en definitiva, Dayana, un año más grande y que este viernes buscará la medalla dorada en su categoría peso ligero (57-60 kg) es su reflejo en la vida y en el boxeo. Ella misma jura que su hermana es su "ídola" por la manera en que la aconseja en el día a día y en los temas boxísticos.
Las dos son muy apegadas y Leonela cumple el típico papel de hermana menor: es la más desfachatada, la más alegre y todo lo que suele demostrar en el ring -ese torbellino de enojo y pura adrenalina- termina siendo en cambio una chica sensible con ropa de civil.
Si bien las dos se iniciaron en el boxeo por la trayectoria de su padre, boxeador en la década del ’80 y ’90 y entrenador, el gran forjador de ambas es Virgilio Arauz, un guía desde hace muchos años, más allá de que las hermanas pasan mucho tiempo en Buenos Aires entrenándose bajo las órdenes de Mariano Carrera y Fabricio Nieva, los técnicos de la selección nacional de "Las Toritas".
"Pato" Arauz es una especie de padre adoptivo, porque en definitiva él hizo mucho para que las dos pudieran disponer de una vivienda; es un militante social que trabaja en el Ministerio de Desarrollo Social de Córdoba y, a través de sus contactos, facilitó las gestiones para la obtención de una casa en el barrio Juan Pablo Segundo, de la capital cordobesa.
Desde hace cinco años, Leonela está en pareja con Héctor "Pajarito" Sarmiento, cordobés que se entrena en el mismo gimnasio de ella y es pupilo de Arauz. Además, es campeón argentino y latino en la categoría superligero. Los novios suelen aconsejarse mutuamente, pero ella no llora por él cuando Sarmiento pelea, sino que sus lágrimas solo se derraman por su hermana.
El objetivo de Leonela, más allá de este podio panamericano, se orienta a clasificarse a Tokio 2020. Y después de esa cita olímpica, donde buscará una medalla, quiere hacerse profesional porque ya lleva diez años en la selección. Muy diferente en este aspecto a Dayana, que más allá de su pasaje o no a los Juegos, no tiene intenciones de trasladarse al campo rentado. Leonela cree que será la oportunidad justa para dar un salto de calidad y necesita empezar a genera dinero en la construcción de una carrera, ya fuera de lo que le reporte la beca del Enard y la Agencia de Deporte.
Otra dato: Es muy creyente y después de los entrenamientos suele pedirle a su hermana que la acompañe a la iglesia más cercana. Lo hace previamente y después de cada competencia. No importa la ciudad o el país: es un ritual que siempre cumple. Además, tiene debilidad por los chocolates. Cuando no está concentrada y no tiene competencias a la vista suele subir mucho de peso. Y su apodo de "La Monito" remite a su fanatismo por la película de Gatica, El mono... Un día después de verla, llegó al gimnasio y repitió con insistencia la frase "¡Mono las pelotas! Señor Gatica".
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