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Los secretos de las parejas en el pádel: cuando hay química o llega el momento de separarse
Durante el Mar del Plata Premier Padel, Martín Di Nenno y Federico Chingotto cuentan sus experiencias con sus respectivos compañeros de juego
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MAR DEL PLATA.- “Al final somos como una pareja de novios”, explica Martín Di Nenno la sensación de este deporte individual, que se juega en pareja: el pádel. Y esa elección que hace cada jugador sobre quién quiere tener a su lado en la cancha, para celebrar las victorias o consolar las derrotas, no es nada sencilla. “Uno siempre intenta jugar con el que quiere, pero muchas veces juega con el que puede”, confiesa Martín, pero enseguida mira a su actual compañero, Franco Stupaczuk, y sonríe: “Franco y yo estamos con el que queremos jugar”. Ambos en charla con LA NACION, a la que suma Federico Chigotto (actual segunda mejor dupla del ranking con Alejandro Galán), revelan los entretelones de la situación más delicada del pádel: tener que decirle a tu compañero de proyecto, de juego, de trabajo, que te estás yendo con otro.
En los papeles, lo único que tiene asegurado cada pareja, es el próximo torneo; luego solo queda la buena voluntad. Cuando se cierra la inscripción a un torneo, como el Mar del Plata Premier Padel que se está disputando estos días, cada pareja deja por escrito con quien jugará, a partir de ahí no se admiten cambios. Pero más allá de eso, los arreglos entre jugadores suelen ser todos de palabra y a veces las palabras se las lleva el viento, o los malos resultados.
Incluso hay casos de binomios que han durado juntas apenas un torneo y luego han salido (muy rápidamente) a buscar nuevos compañeros. Hay casos excepcionales como Juan Martín Díaz y Fernando Belasteguín, trece años juntos, aunque los resultados ayudaron a sostener la unión, todos ese tiempo fueron los número uno del mundo.
Más cercano en el tiempo, Federico Chingotto jugó durante ocho años junto a Juan Tello hasta hace dos temporadas. Pero los tiempos se aceleran y hoy por hoy, entre las 8 primeras parejas del ranking, las más antiguas no cumplieron juntas ni un año y medio de historia. En la analogía amorosa que planteaba Di Nenno, los amores cada vez duran menos.
“El jugador empieza a sentir una desesperación, de que se le va pasando el tiempo y no aparece la química ni los resultados”, explica Federico Chingotto, sobre cómo apura el calendario. “A veces la gente no entiende que en tres o cuatro torneos vayan cambiando las duplas, pero es un deporte donde las sensaciones y la confianza mejoran, o se desploman, muy rápido”. El oriundo de Olavarría, explica un poco de esa “química” que considera indispensable: “A este nivel, todos tenemos los golpes [desarrollados], entonces pasa más por la química con el otro, que te genere esa confianza, saber competir juntos en ciertos momentos, entenderse en la cancha”.
Como en tantos otros proyectos de la vida, los resultados marcan el rumbo, en el páde que no gana difícilmente siga junta. Pero a veces ni eso es suficiente. El actual compañero de Federico, el español Alejandro Galán, hace menos de tres meses se separó de Juan Lebrón, con quien había liderado durante tres años el ranking mundial y se encontraban en la segunda ubicación. Ganaron 32 títulos juntos, pero sobre el final prevalecieron desacuerdos personales. El temperamento de Lebrón dentro de la cancha y el desgaste interno que nadie sabrá bien, logró que más allá del éxito, se desvaneciera la química.
“La verdad que cuando me llamó Ale [Galán] me sorprendió”, asegura Federico y explica como suelen hacerse las invitaciones. “En general el de arriba [del ranking] llama al de abajo, y los de abajo esperan la oportunidad. Para eso todos trabajamos muy duro, esperando que llegue una convocatoria. O creciendo meterte de a poco arriba”. Aunque a veces la consulta no es tan directa.
“Si bien nos conocemos todos, a veces se buscan intermediarios para tantear el terreno”, explica Martín Di Nenno, “cuando hay confianza puede que el llamado sea directo, pero otras veces se tantea para ver si es potable o no la situación”. Y se suma su compañero, Franco: “es verdad eso, pero al dejar a tu compañero lo haces personalmente. Lo importante es que vos termines la relación y des la cara. Digas por qué no querés jugar más, dejar claros los motivos”.
En el caso de Franco y Martín era una unión que se esperaba bastante en el ambiente. Cuando eran adolescentes fueron la mejor dupla argentina, al punto de ganarse el apodo de los “superpibes”. Ahora, ya no tan pibes (28 Franco y 27 Martín), están juntos desde el inicio del 2023, pero la charla empezó cuatro meses antes. ¿Cómo lo manejaron con sus parejas de ese momento?
Martín estaba con Coki Nieto y Franco con Pablo Lima, ¿qué sucede cuando meses antes ya sabés que se acerca el fin? “Yo creo que cuanto antes se pueda decir es mucho mejor, más que nada para que el otro también se busque otra pareja”, aclara Martín. “Es como estar metiendo los cuernos, ¿viste?”, se ríe Franco y explica: “Es verdad que es mejor decirlo de entrada... pero también pasa mucho que cuando lo decís antes, el otro prefiere romper ya”.
Al final tanto Coki como Pablo fueron comunicados con tiempo y ambos eligieron terminar el 2022 como estaban para luego sí, en el 2023, dar lugar al reencuentro de los “super no tan pibes”.
“También a veces es difícil manejarlo, como quien dice, hacerlo bien”, agrega al tema Fede Chingotto. “Porque si vos le decís a tu compañero, “che voy a llamar a otro…” ¿y si el otro te dice que no? Y tu compañero te dice, “bueno, entonces me voy”, te quedás solo. En general el jugador va a hacer primero el movimiento de callado, como para tener dos lianas en las manos y estar bien agarrado”.
Porque va quedando claro que las declaraciones de amor que se hacen los equipos de a dos luego de cada triunfo, se olvidan cuando se acaban los triunfos o cuando se acaba al amor. Y al final la frase más trillada, el pádel es…
Deporte individual que se juega en pareja
“Cada entrenamiento físico es individual, a la nutricionista vas solo, al psicólogo vas solo. Tratás de prepararte lo mejor posible y luego unirlo con el otro”, explica Federico. “Incluso algunos entrenamientos en la cancha los hacés solo con tu entrenador, lo cual tampoco está mal”, agrega el portador del apodo Super Ratón, por su elevada velocidad en la cancha pero no tan elevada altura. “Porque después pasamos mucho tiempo juntos, en torneos o entrenando en cancha, y está bueno que cada uno tengan su espacio, para que el amor esté constante y no haya tanto desgaste de pareja”.
Este amor que se cuida, también se ve luego en competencia, cuando se puede convertir nuevamente en un deporte individual, y ahí tiene que aflorar la química. Detalla Chingotto: “se vuelve individual cuando te hacen un dos para uno. Te las tiran [las pelotas] todas a vos, tu compañero no está pudiendo tocar ni una. Y ahí está en quién tenés al lado, cómo te alienta y trata de meterse en el partido también. En esos momentos aparece el equipo y esa química que se puede lograr”.
Entonces ¿cuánto tiempo lleva conocer a una pareja y espera que funcione? En el caso de Chingotto con Galán, llevan jugados cuatro torneos donde ganaron dos y lograron finales en los otros dos. “¡Pero no es lo lógico!”, aclara Federico y asegura: “nosotros llevamos entrenando juntos tres meses y recién ahora empezamos a entender cada uno, un poco, como juega el otro”.
¿Y cuando el destino es tan generoso, cómo se toma la decisión de que se acabó el tiempo? “Casi ninguna pareja se separa de un día para el otro”, asegura Di Nenno, “es un proceso, se van acumulando ciertas cuestiones que te hacen creen que es mejor jugar con otra persona. Para nosotros es normal, o bueno… es un poco lo que nos toca. Queremos durar con nuestro compañero muchísimo tiempo, pero después las circunstancias son otras… con el tiempo la gente lo va a entender un poco más”.
Y agrega Franco: “Puede que no gusten las separaciones, pero hasta el público se da cuenta cuando miran un partido y ven que la conexión con el compañero no está yendo. Que chocan siempre contra lo mismo. Si cambiar beneficia a ambos, hay que ser generoso y solidario, quizás el cambio es mejor para los dos… y felices los cuatro”, sonríe el chaqueño. Al final parece que sí, son como novios, pero que se quieren mucho más cuando ganan torneos de pádel.
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