La Aguada-Las Monjitas, con nuevas caras para quebrar un karma

Cancha 1 de Palermo, la de unas cuantas hazañas de los Heguy. Reaparición en ella al cabo de cuatro años para los múltiples campeones. Partido importante, cuasi cuarto de final. Seis minutos del 7° chukker. Un resultado que había sido 12-9 y ya estaba en 12-13. Parecía que a La Aguada-Las Monjitas le pasaría una vez más: flaquear en desenlaces cerrados. Pero en el momento más caliente, cuando Chapaleufú parecía tirarle encima la historia, la combatividad y las mañas, dieron más la cara los dos nuevos del equipo azul, Ignacio Toccalino y Sebastián Merlos, y con cinco goles suyos en los últimos 8 minutos el conjunto de los Novillo Astrada se impuso al siempre favorito del público por 17 a 15 en su debut en este Argentino Abierto, por la Zona B.

De las victorias del corto historial de Las Monjitas en este nivel, fue una de las principales. Por la etapa, por el rival y por la dificultad: justo en la presentación en Palermo, y por primera vez con sus cuatro polistas juntos. A Sebastián, de vuelta de una operación de rodilla y tras meses inactivo (ver aparte), le costó la primera mitad, pero sobresalió en la segunda. Y Cubi Toccalino resultó la figura. Es un delantero completo: gol, garra, marca, calidad, penales. Su tanto para el 15-15 a falta de 1m35s fue talento y corazón. La bocha quemaba y el 1 quemó con ella. "No sé cómo jugué yo, pero el equipo jugó bárbaro. Aguantó al final, cuando hacía falta. Los cuatro jugamos muy bien", comentó.

No se achicaron, Toccalino ni sus compañeros, cuando los Heguy los tuvieron a maltraer con seguidillas de 5-0 (para 9-8) y 4-0 (para 13-12). A veces fue Pepe, por momentos Bautista, en otros Nachi; Eduardo rindió en casi toda la tarde. Y las películas del pasado, las derrotas en definiciones parejas, encontraron cerradas las puertas de las mentes de los Novillo Astrada. Alejandro, que un año antes había fallado en un saque y permitido a Chapaleufú llegar a un alargue –que ganaría–, esta vez fue de lo mejor de Las Monjitas a lo largo de los ocho chukkers.

Ocho chukkers que, además, en buena parte le parecieron incómodos al ganador. "Empezamos bien, jugando polo abierto, pero después entramos en el ritmo de ellos, más lento. Y cuando se enreda el juego, ellos son buenísimos. Se sintió a la hinchada, se sintió a los Heguy –hablaron bastante–, pero lo manejamos bien. Sabíamos que sería un partido muy duro. Por suerte, al final lo abrimos, con dos o tres corridas", apuntó Cubi. Alejandro añadió: "La mayoría de nuestros goles fue de jugada [12 de 17] y la mayoría de los de ellos fue de penal [10 de 15]".

Los Heguy no son fáciles. La cancha 1, tampoco. Y los antecedentes en cierres apretados no ayudaban. Pero Las Monjitas, con sus dos recién llegados, aprobó todos los exámenes en una misma tarde.

jt

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