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La mudanza del Cenard: no codiciarás los bienes ajenos
¿Qué topadora osará demoler las dos piscinas del complejo Jeanette Campbell inaugurado en 1999? ¿Qué retroexcavadora destruirá los seis gimnasios del Complejo Carl Diem? ¿Y el polideportivo León Najnudel? ¿Qué pulpo hidráulico hará chatarra con las dos pistas que sirven a miles de atletas? ¿Qué martillo rompedor destrozará la cancha de césped sintético de Las Leonas? ¿Y la de Los Murciélagos? ¿Y las de beach vóley, hándbol y hasta las de tenis que el propio Mauricio Macri inauguró en agosto pasado? ¿Qué grúas móviles arrasarán con el Hotel Pedro Quartucci y sus cien habitaciones que albergan a doscientos mil atletas y entrenadores al año? ¿Y con el comedor y teatro Juan Domingo Perón ?
El negocio inmobiliario anuncia que en el Cenard donde miles nadan, corren, juegan y lanzan, habrá seguramente torres de lujo, más de treinta pisos con vista al río. Es el proyecto para 2020 del vecino Tiro Federal, que ya fue adjudicado a un fideicomiso que integra el grupo Werthein. Un miembro de la familia, Gerardo Werthein , es el dirigente más poderoso del deporte argentino. Preside el Comité Olímpico Argentino (COA). Y también el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard), el organismo mixto creado en 2009 por el kirchnerismo para potenciar al deporte con recursos propios. El Enard era citado como la panacea por todos. Intocable. Mencionado una y otra vez por deportistas y periodistas. Werthein fue por más. En 2015, vísperas de elecciones presidenciales, confesó a LA NACION coincidencias con un proyecto del candidato oficialistaDaniel Scioli y afirmó: "Si queremos crecer como país necesitamos tener un Ministerio de Deporte con presupuesto propio…Creo que es el único camino".
El gobierno anterior veía al Estado como actor central de la economía. Fue acusado de "privatizar" al deporte cuando creó al Enard. El gobierno actual, defensor de la economía de mercado, desfinanció primero al Enard. Y creó ahora una Agencia que deroga leyes y otros organismos y centraliza poder. Algo así como el Estado privatizado
El camino hoy es otro. Primero fue el anuncio de la mudanza del Cenard a Villa Soldati, un predio más amplio, pero otra vez precario tras la gran fiesta de los Juegos de la Juventud. Y ahora el deporte en manos de una Agencia de Deporte Nacional (ADN). Ni Ministerio ni Secretaría. Agencia. El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que salteó al Congreso establece que el director ejecutivo de la Agencia (Diógenes de Urquiza) mantendrá "rango y jerarquía de Secretario". El DNU impone también una interesante cuota femenina, cuota joven y oposición en las comisiones directivas de los clubes y, como contrapartida, abre la posibilidad a tres mandatos presidenciales consecutivos (eso sí, todo regiría para los clubes "asociaciones deportivas civiles", no para eventuales Clubes SA). El gobierno anterior veía al Estado como actor central de la economía. Fue acusado de "privatizar" al deporte cuando creó al Enard. El gobierno actual, defensor de la economía de mercado, desfinanció primero al Enard. Y creó ahora una Agencia que deroga leyes y otros organismos y centraliza poder. Algo así como el Estado privatizado.
Nada dice el DNU sobre el Cenard. El Estado no necesita un DNU para vender inmuebles o negociar con privados. Pero este DNU que crea la ADN, que hasta pocos meses atrás no parecía "necesaria" y mucho menos "urgente", provoca recelo en estos tiempos de ajuste para millones y de mayor codicia para pocos. El año inició con la noticia de que 26 megamillonarios son dueños de la mitad de la riqueza del mundo. Tienen lo mismo que los 3.800 millones más pobres. "¿Y de qué te sirve poseer las estrellas? Me sirve para ser rico. ¿Y de qué te sirve ser rico? Me sirve para comprar otras estrellas, si alguien las encuentra". La cita de Antoine de Saint-Exupéry está en un informe sobre la codicia. Desfilan desde el décimo Mandamiento ("No codiciarás los bienes ajenos") a Shakespeare ("Si fuera rey -dice Malcolm en Macbeth- suprimiría a los pobres para apoderarme de sus tierras"). "Ministros de la codicia", escribía en 1500 el francés Éttiene de la Boétie. A la codicia le sigue la avaricia. Ay de aquel que intente atenuar la desigualdad. Las víctimas serán culpables.
"¿No se dan cuenta que estos tipos se quieren afanar el club, como se robaron todo?". Un socio de "Luna de Avellaneda" no puede frenar a Alejandro (Daniel Fanego), que quiere convertir al club en un casino, ante la derrota desesperada de "Román" ( Ricardo Darín ). Otra "asamblea" como la película de Juan José Campanella fue convocada para el jueves a las 19 horas. Un "abrazo" para "salvar" al Cenard y al Instituto de Educación Física Romero Brest. "Tenemos que decirles que no", escribió Marcos Milinkovic , una de las voces más fuertes del reclamo, igual que toda la gran selección de vóleibol que fue bronce en Seúl 88. No son los únicos, pero no tienen gran prensa. Tampoco ayuda que, con Werthein en silencio, la voz oficial sea representada por De Urquiza, el exempresario que, en sus primeras declaraciones, mandó a los deportistas "a laburar". Osvaldo Arsenio trabajó con todos los gobiernos. Es uno de los técnicos que más sabe de deporte en la Argentina. Le pido una reflexión. "La única palabra que se me ocurre -me responde- es vergüenza, aunque dudo que los ejecutores la sientan".
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