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Nick Kyrgios, el chico malo que encontró la calma y amenaza al circuito: hoy se enfrenta a Roger Federer en Indian Wells
El australiano, quien chocará ante el suizo por los cuartos de final, brilla sobre el cemento californiano mientras intenta domar de una vez por todas a su carácter.
Paul Annacone, ex entrenador de Roger Federer y Pete Sampras y actual comentarista en la televisión estadounidense, sorprendió con su contundencia: "Creo que es el jugador más talentoso desde la aparición de Roger". Patrick Rafter, ex número uno del mundo, bicampeón del US Open y capitán australiano de Copa Davis entre 2010 y 2015, coincidió: "Es el talento más grande que he visto en los últimos 20 años. Puede ser número uno del mundo".
Los elogios tienen un mismo destinatario: el impredecible Nick Kyrgios, el joven talento australiano de apenas 21 años que eliminó a Novak Djokovic en dos semanas consecutivas y que este viernes se enfrentará a Roger Federer por los cuartos de final del Masters 1000 de Indian Wells, desde las 16, hora de la Argentina (TV por ESPN).
Sus últimas dos semanas fueron las más consistentes en sus cuatro años de carrera. En Acapulco le ganó al serbio en el primer duelo de su historial. En Indian Wells repitió frente a Djokovic después de eliminar a Alexander Zverev en el primer cruce de una rivalidad que promete convertirse en clásico.
En un circuito cada vez más acartonado, el tenis de Kyrgios representa la magia de lo impredecible. El australiano es un talento innato capaz de construir una obra maestra en sus días de mayor inspiración: tiene todos los tiros e incluso algunos que no existen, tiros que probablemente en unos años lleven su sello. "Sin dudas es capaz de hacer un montón de cosas. Eso ya estaba proyectado desde hace un par de años. No es muy consistente con sus resultados pero está acercándose al top 10. No hay dudas de que tiene un gran juego, todo depende de su compromiso con el tenis", analizó Djokovic tras su segunda caída.
Su carácter, al menos hasta el año pasado, fue su déficit. Su incipiente carrera ha acumulado una cantidad singular de controversias: insultó a Stanislas Wawrinka durante un partido, fue sancionado por dejarse perder frente a Richard Gasquet en Wimbledon 2015, se peleó con la Confederación Olímpica Australiana, perdió sponsors, renunció a los Juegos Olímpicos de Río y la ATP lo suspendió durante ocho semanas y lo multó con U$S 25.000 por otra actuación antideportiva frente a Mischa Zverev en el Masters 1000 de Shanghai. Kyrgios pudo reducir a tres semanas su inhabilitación después de someterse a un tratamiento con un grupo de psicólogos deportivos. "Sobre el cierre del año pasado no quería entrenar ni hacer nada. No estaba motivado", analizó en retrospectiva.
Aún en esas condiciones, cosechó los primeros tres títulos de su carrera durante 2016 y en octubre escaló hasta el 13º puesto del ranking argumentando por qué el circuito en general le estampa el rótulo de elegido. Pero la nueva temporada empezó con una rápida caída frente al italiano Andreas Seppi en la segunda rueda de Australia. Su país, un país con una fuerte tradición tenística que desde la partida de Lleyton Hewitt perdió protagonismo en el tour, se abalanzó sobre él.
"Fue difícil después de Australia. Sentí que todo mi país estaba en mi contra después de perder. Estaba hundido, en un lugar oscuro, incluso pensé en dejar de jugar por un tiempo. No podía jugar más pero estuve una semana de vacaciones con mi novia y después me convocaron para jugar la Copa Davis. Ir fue lo mejor que pude haber hecho. No sé qué pasó pero algo cambió. Ahora estoy disfrutando otra vez y estoy en una buena posición mental, trato de ser positivo y de divertirme. Estoy tratando de ser feliz".
Aquella derrota frente a Seppi que parece lejana pero fue hace tan solo dos meses tal vez haya sido un punto de inflexión en la carrera de Kyrgios, como aquella que Franco Squillari le propinó a un Federer que, después de ganar 18 Grand Slam y quebrar todos los récords, sigue recordando ese traspié en la primera ronda del Masters de Hamburgo 2001 como un día fundamental que definió su carácter primero y su futuro después.
Kyrgios comparte puntos en común con la vieja versión de Federer, aquella que durante sus primeros años en el circuito lo había configurado como uno de los chicos malos del tour por su rebeldía y su temperamento irascible. El propio Federer identifica similitudes entre el australiano y su versión previa a su primer título grande en Wimbledon 2003.
"Creo que nuestro juego necesita más tiempo, especialmente en la parte física y mental. Jugar todos los días, entrenar todos los días, eso tal vez no surge tan naturalmente para jugadores como Nick y como yo a diferencia de otros que ya han madurado y saben que hacer exactamente en los entrenamientos, técnica o tácticamente. Creo que Nick y yo, nosotros tenemos un montón de variantes y opciones, entonces es difícil tomar siempre la decisión correcta", puntualizó Federer en la conferencia posterior a su implacable triunfo frente a Nadal.
"De todas maneras creo que él está más establecido que yo cuando tenía su edad porque él ya ha sido capaz de vencer a grandes jugadores. Yo a su edad no lo estaba haciendo tan bien como él. Estoy impresionado por sus triunfos frente a Djokovic en la superficie favorita de Novak. Deseo que Nick pueda darse cuenta de que si se focaliza puede repetirlo todos los días. "
En Kyrgios reina la calma. Detrás de su coraza bravucona y petulante parece esconderse un tenista que sufre como pocos el vértigo del circuito porque en más de una ocasión mencionó la necesidad de estar acompañado, ya sea por su novia y también tenista Ajla Tomljanovic o por su madre. De hecho, un Kyrgios que recorre el calendario sin entrenador, definió sus prioridades a la hora de su elección: "Quiero que se interese en mi persona antes que en mi tenis".
Kyrgios, quien hace dos años confesó que no le gusta el tenis y que preferiría jugar al básquet, da señales positivas en un Indian Wells que recopila sus jugadas espectaculares en videos de YouTube para el asombro del mundo cibernético. Fue después del duelo frente a Zverev, un partido en donde dejó tres o cuatro de los mejores puntos que se verán durante esta temporada, cuando le preguntaron si se consideraba un artista.
"Para nada. Hacemos algo pequeño e insignificante en el mundo. Solamente pasamos la pelota por encima de la red. No somos ni artistas ni gente especial. Solo jugamos, el tenis es tan solo un juego".
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