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Sabrina Ameghino y Santiago Grassi: la vida después del coronavirus rumbo a Tokio 2020
"Cuando me dieron el resultado positivo del hisopado de Covid-19, no pensé primero en mí, ni en mi salud, ni en el hecho de no poder entrenarme, sino, que dije «¡uy, no! ¿A quién contagié?». Ésa fue mi primera reacción. Pero por suerte no contagié a nadie, no pasó nada y todos volvimos a esta nueva «falsa normalidad» que nos toca vivir. No se lo deseo a nadie; fue muy triste y emocionalmente pesado", cuenta para LA NACION Sabrina Ameghino, palista que integra la selección argentina de canotaje.
Lo mismo pensó Santiago Grassi en Alabama, Estados Unidos, cuando recibió el informe de su análisis. "Mi reacción fue estar tranquilo. Sabía que podía pasar, pero también confiaba en mi muy buen estado físico, en mi muy buena salud y en que no había razón para preocuparme de más. Pero sí me alerté por las personas con las que había estado en contacto. Así que llamé a uno por uno para avisar, para que se testeara y para que nadie tuviera ningún problema", afirma el nadador, también para LA NACION.
Ambos atletas olímpicos, que fueron parte de la delegación argentina en los Juegos Río de Janeiro 2016, vivieron situaciones diferentes, aunque ninguno sabe cómo contrajo la enfermedad. Ameghino fue asintomática y vivió una odisea, sobre todo emocional, en su detección del virus. Además, habían pasado menos de 15 días desde su vuelta a los entrenamientos con el resto de la selección nacional. En cambio, Grassi llevaba casi dos meses de prácticas intensas en la pileta, y detectó que estaba contagiado por padecer síntomas: fiebre y dolor de cabeza.
"La evolución, en mi caso, fue de tres días. Al principio tuve dolor de cabeza. Lo siguió fiebre, no mucha. Fue de pocos grados; sentía como frío y el cuerpo caliente. Y al día siguiente volví a tener dolores de cabeza. Y después, nada más", explica el nadador santafesino de 23 años, que ganó dos medallas de bronce en los Juegos Panamericanos Lima 2019.
#Lima2019EnTyCSports#Natación (100M Mariposa) | Santiago Grassi se clasificó a #Tokio2020 [R][R][R] pic.twitter.com/lF1dlQItVw&— TyC Sports (@TyCSports) August 7, 2019
Por su parte, Ameghino vivió algo muy distinto. La realidad de la palista nacida en Ensenada, frente a La Plata y frente al río, cambió significativamente desde que se realizó el primer hisopado para poder regresar al agua como integrante de la selección. Estuvo en un subibaja de emociones y contratiempos. Todo, siendo asintomática, sin sentir ningún cambio físico ni anímico. Debió realizarse cuatro testeos para discernir su contagio. La situación fue angustiante y siente que quedó expuesta ante la opinión pública sin razón.
En una entrevista con el diario Clarín la "abuela del canotaje argentino", según suele etiquetarse con humor la mujer de 40 años, explicó la odisea vivida en aquellos días. "El [examen] primero fue el 6 de julio, que incluyó hisopado y extracción de sangre; ambos dieron negativos. El segundo fue el 13. Ese segundo test me da negativo en sangre pero positivo el hisopado. Me explicaron que al no aparecer en sangre, no tuve el virus, pero el hisopado demuestra que me lo agarré en ese momento o el día antes, vamos a suponer. Pero después me llega la contraprueba negativa del laboratorio, aludiendo que había sido una ‘contaminación en la prueba’. Pero eso no me dejó tranquila, así que el 15 de julio pedí al municipio que me hisoparan. Y horas más tarde, desde el Enard y la Secretaría de Deportes me presionaron para un nuevo testeo, esta vez en mi casa (ambos sin muestra de sangre). Al día siguiente, a la mañana, el que me hicieron en mi casa me dio negativo, y a la noche, llega el resultado del test del municipio y era positivo".
Mientras tanto, las versiones sobre Ameghino en la ciudad donde vive, y los comentarios en redes sociales estallaron, y por eso la deportista creyó oportuno salir a contar su versión. No sin antes angustiarse y sentir una fuerte amargura por el revuelo generado. "No se lo deseo a nadie; emocionalmente es un golpe muy grande. Sobre todo, por algunos comentarios maliciosos y cuestiones de exposición en mi ciudad. Por suerte, lo resolví rápidamente. Me amargué un ratito, y después salí a hacer pública la situación para que la gente supiera lo responsable que había sido desde el día uno, para no generar pánico ni más polémica. Siento que por ser atletas de alto rendimiento quedemos más expuestos y que está mal que se nos juzgue así. Pero también rescato que muchísima gente se acercó con un mensaje o una llamada, para dar una mano. Eso me ayudó, calmó mucho la situación, y le estoy agradecida", sostiene la oriunda de Ensenada, que en Lima 2019 ganó la medalla dorada en la categoría K1 200.
–¿Cómo se sienten actualmente? ¿Cómo pasaron los 15 días de aislamiento?
Ameghino: –Como no tuve ni un solo síntoma, mi recuperación fue normal. No tengo nada distinto, estoy igual que siempre. Y nadie de mi familia tuvo síntomas, así que eso es un gran alivio. Lo único que tuve que hacer fue quedarme quieta, por precaución. No me entrené por 15 días, no porque me sintiera mal, sino porque me dijeron que hiciera reposo absoluto, no permiten hacer actividad física. Así que fueron 15 días de vacaciones. Ahora se trata de volver a empezar. En cuanto tuve el alta de Covid-19 y el apto físico aprobado, pude volver a entrenarme normalmente.
Grassi: –Yo me siento muy bien, queriendo volver a tomar ritmo. Fueron dos semanas de no hacer nada, pero volví al agua y me siento bien. De todas maneras, recuperar el físico por el tiempo parado va a llevar un tiempito, pero físicamente por la enfermedad no quedó nada y me siento recuperado.
–¿Cómo fue la vuelta a los entrenamientos después de la pausa? ¿Se sintió distinta respecto al regreso anterior, cuando fueron autorizados a practicar los deportistas que tenían aspiraciones olímpicas?
Ameghino: –Fue más fácil volver ahora que después de los 97 días de estar haciendo remo ergométrico en casa. No hubo cambios abruptos esta vez. La realidad es que fue todo como una gran interrupción. No las sentí como dos porque desde el primer regreso al agua no había llegado a completar 15 días de entrenamientos. Estaba empezando a ponerme a tiro para entrenarme bien y tuve que parar de golpe, y esta vez ni siquiera pude mantenerme con entrenamientos en casa. Fue como todo un megaproceso de bajón anímico. Lo único que puedo rescatar de todo esto es las ganas y la voluntad que estoy poniendo: hice todo lo posible para volver. Se trata de volver a juntar las energías y la capacidad de trabajo. Con trabajo progresivo antes de volver a meter una alta intensidad a los entrenamientos.
–¿Cómo siguen ahora tus entrenamientos, Sabrina?
Ameghino: –Después de tener el apto físico, empecé a entrenarme nuevamente sola en el agua. Ahora estamos en una concentración de diez días de la selección en Gualeguaychú, donde volví a encontrarme con mis compañeras y el entrenador. Las chicas tienen controles de tiempos, pero yo estoy como para que me vean los entrenadores, porque, honestamente, no estoy físicamente preparada para trabajar con intensidad ni que evalúen mi estado.
–¿Cambiaron sus objetivos deportivos? ¿Estar contagiado influyó en su objetivo olímpico?
Grassi: –En mi objetivo olímpico estas dos semanas no van a influir en nada; todavía estamos muy lejos de los Juegos de Tokio. Como habíamos vuelto hacía dos meses, estaba volviendo a estar casi pleno físicamente. No en el nivel que dejé en marzo, pero muy bien. Así que estas dos semanas retrasaron un poco el proceso para recuperarme y va a llevarme dos semanas más alcanzar el estado ideal, pero no es nada negativo. Va a salir todo bien.
Ameghino: –Los objetivos deportivos se resumen en eso: volver a entrenarme, que me vea el cuerpo técnico y subir las cargas. En teoría, tendremos en abril el preolímpico continental y en mayo el repechaje mundial en Europa. Todo, sujeto a la evolución de la Covid-19. No creo que hasta que se encuentre la vacuna se avance mucho más en eventos deportivos. Sólo espero que sí exista un Tokio, aunque no sea para mí. Que exista para todos los clasificados, porque sería muy triste que no hubiera unos Juegos Olímpicos.
–¿Los médicos les hablaron de una posibilidad de volver a contraer el coronavirus?
Grassi: –Realmente no sé cómo me contagié, no sé por dónde vino. Los médicos me dijeron que sí, que es posible que me contagie de nuevo, así que tengo que ser muy cuidadoso.
Ameghino: –Los médicos no me dijeron que no pudiera volver a contagiarme, pero tampoco me especificaron nada. Por lo que escuché, entiendo que los anticuerpos en el cuerpo permanecen dos o tres meses y después, en teoría, uno puede volver a contagiarse. Ahora estoy esperando el tiempo prudencial de cuatro semanas para hacerme el análisis de sangre y saber si tengo los anticuerpos. Por lo pronto, procedo como si nunca hubiese estado contagiada y sigo cuidándome y manejándome igual, no sólo por mí sino también por mi hija y el resto de mi familia, que fue lo que más me preocupó inicialmente.
–¿Qué les produce toda esta situación?
Ameghino: –Sólo espero que toda esta pandemia se resuelva de una vez y que la gente no tenga que andar con miedo por la calle. Que exista la certeza de que si uno se contagia, va a curarse, que no haya riesgo de muerte. Yo no padecí nada, no sentí nada; entonces, si va a tocarme así, que me agarre todas las veces, porque no me pasó nada. Pero a la vez es una situación muy angustiante.
[R]?[R] El mensaje que la hija de Sabrina Ameghino le envió antes de ganar la DORADA ?? en los #JuegosPanamericanos de Lima [R] pic.twitter.com/terAFaTkMk&— TyC Sports (@TyCSports) August 31, 2019
Grassi: –Estoy siendo muy, muy cuidadoso, porque claramente lo que estaba haciendo antes no era suficiente. Ahora tengo que serlo mucho más. Realmente mi preparación y mi futuro dependen de que no vuelva a contagiarme, así que tengo que tomar todas las precauciones necesarias. Además, en esos días enfermo se sintió la falta de los familiares. Ellos están en Argentina, están bien y tomando las precauciones que tienen que tomar, y eso me deja tranquilo. Pero sí: en estas circunstancia, al estar a la distancia uno habría querido que fuera de otra forma.
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