Río 2016: Chalmers es el rey de los 100 libres y Phelps vuela hacia la final de los 200 combinados

RIO DE JANEIRO - La natación olímpica sigue con atención las entregas memorables del último Michael Phelps . Hace bien. Pero la sangre nueva ya desborda los andariveles. Kyle Chalmers, un australiano de sólo 18 años, fue el ganador de los 100 metros libres con 47s58/100. Nathan Adrian, campeón en Londres 2012 en su primera participación olímpica, aceleró en los últimos 25 metros para no sufrir lo mismo que él le había hecho a otros cuatro años antes. Fue bronce. La prueba fue fascinante porque en el giro de los 50 metros lideraba el canadiense Santo Condorelli. que al final quedó fuera del podio. Cuatro nadadores separados por 30 centésimas. Chalmers, con su marca, batió dos veces en Río el récord mundial juvenil de la prueba. Un insolente total.

Michael Phelps fue el más veloz para ir a otra final en los 200 combinados con un tiempo de 1m55.78s. Ryan Lochte fue el segundo. La historia de siempre en esta prueba. Phelps, a sus 31 años, está de salida con una vigencia que es tan estruendosa como el sonar de sus medallas. Conectar su historia como ganador de medallas, desde Atenas 2004 hasta Río 2016, es un ejercicio válido. Pero este Phelps es producto de una reinvención de su carrera. Es la historia de un nadador que estuvo marginado de las competencias en 2013 y que en 2015 fue suspendido seis meses por abuso de alcohol. Una historia americana, de caída y resurrección, de héroe herido y redimido por apetito competitivo. Un personaje de la Marvel. Ese es el Michael Phelps que vemos y que fue anticipado por una de sus marcas patrocinantes en un comercial. Se quitó la barba de vagabundo y se lleno de rabia para impulsarse en el agua. Por eso esa expresión en la trastienda, cuando está con la bata y los auriculares, con un enojo salpimentado con desprecio y una profundidad en la concentración que solo debieron tener Bobby Fischer y Bjorn Borg. Dos almas insondables de la historia del deporte.

Phelps, para enfrentar a esta juventud que emerge, volvió al régimen de entrenamiento que tuvo en Pekín 2008 donde ganó la medalla dorada en todas las competencias en las que intervino. Un dato duro: el Michael Phelps de Río en los 200 mariposa es 1.33 segundos más lento que el de Pekín, pero más rápido que el de Atenas 2004. La razón de retomar un sistema de entrenamiento que le funcionó hace ocho años también tiene nombre propio: Ryan Lochte. Los dos se reparten las diez mejores marcas de la historia en los 200 combinados. Las dos primeras son de Lochte. Las ocho restantes de Phelps. Lochte nunca fue campeón olímpico en la distancia. Phelps tres veces: Atenas, Pekín y Londres. Uno tiene lo que le falta al otro. Volaron en semifinales y se encontrarán en la final.

El kazajo Dimitri Balandin, que entró con el peor tiempo a la final, fue el sorpresivo ganador en los 200 metros pecho. El japonés Yasuhiro Koseki nadó a ritmo de récord mundial a la salida de los 150 metros, pero Balandin tuvo un sprint final fabuloso desde el carril ocho y tocó la pared en 2m07,46s.

Habrá más Phelps y más delirio en el Centro Acuático de Rio. La natación sigue en los Juegos Olímpicos entrega una atmósfera única. Hasta que empiece el atletismo.

mg/jld

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