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Delfina Pignatiello, en los 800 metros de Tokio 2020: la autocrítica por su paso por los Juegos, el mensaje previo y la clave de “disfrutar” de cara al próximo ciclo
Con un tiempo de 8m44s/85 terminó octava en su serie, y a 19 segundos de la séptima; en la previa a la carrera compartió una frase sobre el caso Simone Biles
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TOKIO.- Seis horas antes de la tercera serie de clasificación de los 800 metros libre, Delfina Pignatiello compartió una frase de la patinadora británica Elise Christie sobre el presente de Simone Biles y esa jaula que oprimió a la mejor: “Estoy orgullosa de que puso su bienestar por encima de todo. Estoy con ella, como todos deberíamos. Ella es un modelo a seguir, una inspiración. Los Juegos Olímpicos no siempre se tratan de medallas. Se trata del espíritu”. Toda una declaración de principios. Un mensaje que retumba en la cabeza de la sanisidrense. “El otra día veía una parte de una entrevista en la que decía que hay que disfrutar. Es algo que debo recordármelo”, sentenció frente a las cámaras de TV, minutos después de una serie en la que no solo terminó última sino que lo hizo con un tiempo inesperado: 8m44s/85. A 19 segundos de la séptima.
Si en los 1500 metros ya había sorprendido la diferencia con su mejor tiempo histórico, los 800 fueron una continuidad. En ninguna de las dos pruebas dio signos de estar cerca de sus marcas. Ubicada entre las 12 primeras en la lista de inscripción, esta vez terminó en el puesto 27 sobre 30 nadadoras. El transcurrir de las horas para soltar el mal paso y enfocarse no alcanzó. El problema venía de base. “Puse todas mis garras para cambiar el chip y tener mi revancha, pero no se me dio. Hace un año ni me planteaba estar acá por todo lo que pasó, pero no lo pongo como excusa. Se ve un rato de competencia, después de todo lo que uno hace en la oscuridad para trabajar. Necesito vacaciones y arrancar con otra cabeza el próximo proceso. Estar acá es increíble, único. Con lo duro que es me dan más ganas de volver con otra cabeza, con otra preparación”, explicó ante la TV.
París 2024 aparece en el objetivo de una joven que siempre tuvo que lidiar con la presión. Una mochila que cargó en los Juegos de la Juventud 2018, que supo quitarse en los Panamericanos de Lima 2018 -llegó como favorita y recién se pudo liberar con el pasar de las pruebas, y las medallas de oro-, pero que terminó siendo demasiado pesada en Tokio 2020. “Disfrutar”. Una palabra que soltó varias veces sobre los micrófonos desde que salió de la pileta del Aquatics Centre. Ahí estará la clave.
Autoexigente y poco conformista, Pignatiello sabe que su sueño olímpico en Tokio tuvo algo de pesadilla. Autocrítica, destacó que es la primera vez en mucho tiempo que le va mal en un torneo. Acostumbrada a los éxitos en los últimos tiempos, ahora buscará salir de este traspié, una zona que no la encuentra cómoda. “Te puede tocar un día que te levantás con mil pilas o un día que puede no darse, que puede salir mal. Pero me está costando, no voy a esconderlo”, sentenció. Molesta, volvió a mostrarse contrariada de regreso al vestuario. Con la mirada apuntando a un futuro necesario para pasar de página (y tomar nota del aprendizaje de estos Juegos Olímpicos) y mirando de reojo un pasado reciente en el que quedó en evidencia todos los cimbronazos que tuvo en la puesta a punto.
Ya con la cabeza más fría, lanzó mensajes desde sus redes sociales. Respetando el tono de análisis y balance personal, pero valorando todo lo que significa ser “nadadora olímpica”: “Ya habrá momento de hacer un balance del torneo y del proceso hasta acá. Mientras tanto, voy disfrutar de cumplir uno de mis tantos sueños: competir en un Juego Olímpico con la bandera argentina. Sé que esta vez me toca aprender y ganar experiencia. No es ningún antes y después, es parte de esta carrera y a partir de de mañana arranca un nuevo capítulo Puedo decir que estoy acá. Que lo intenté”. Y dejó un recado en formato de historia de Instagram: “La próxima será, y un beso desde Tokio a los haters que me motivan para mejorar”.
De 2019 hasta hoy pasaron más que dos años en su carrera. Así como logró los mejores tiempos en 1500 u 800 (entró a esta serie con los 8m24s33/100 de Canet-en-Roussillon, Francia) o coleccionó oros en Lima (400, 800 y 1500), todo se detuvo en 2020. Y no logró revertir lo que significó el efecto de la pandemia. Un retroceso del que toma nota a los 21 años, y con mucho por delante. Y que de ahora en más será el combustible para volver a ser. Porque más allá de cómo masticó bronca esta semana, la idea es seguir apostando por lo que mejor sabe hacer: “Seguiré luchando por lo que uno sueña, con mis convicciones, y seguir adelante. Esto es así. Es una carrera larga. Esto no es ni un antes, ni un después. No hay nada tan importante ni nada tan terrible en la vida. Y quiero aprender de eso”.
Grassi terminó primero, pero no le alcanzó
Santiago Grassi finalizó primero en la serie 6 de los 100 metros mariposa con un tiempo de 52s/07, pero quedó 24° en la general. El oriundo de Santa Fe, y con residencia en Auburn (Alabama), tendrá una nueva oportunidad este viernes, a las 7.12 (horario argentino): competirá en las series de clasificación de los 50 metros libre. Será la última participación argentina en la pileta tokiota, en el cierre de la actividad de esta disciplina. El fin de semana, la natación le dará pasó al atletismo, de cara a los últimos días de los Juegos Olímpicos.
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