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Murió la jocketa María Paganelli luego de una rodada que la había dejado con pronóstico reservado
La primera condición que debe tener una jocketa para actuar en un medio que suele ser hostil para las mujeres, es la tenacidad, la entereza. Así que no hay que bucear a fondo en la personalidad de María Paganelli, que falleció ayer a los 43 años, como consecuencia de las graves heridas que sufrió en una rodada hace muy poco, el lunes 10, en Palermo, para saber que era una luchadora, que solo una pausa para ser mamá de Delfina la sacó del mundo que había elegido para ganarse la vida y en el que encontró la muerte.
El lunes 5 María había sufrido una rodada, en la undécima competencia de Palermo, con el ejemplar Dissimiler, y quedó internada en terapia intensiva con politraumatismos, incluido uno craneoencefálico, grave, más distintas lesiones a nivel de su sistema nervioso. El caballo, que venía a mitad de cancha en una prueba de 1100m, dio una vuelta sobre sí al caer, a unos 200 metros del disco, y la aplastó, con lo que también Paganelli recibió lesiones a nivel cervical, costal, miembro superior y macizo facial.
Paganelli había empezado a competir en 1999; corrió 1316 carreras y ganó 81. En 2003 ganó en el Clásico Irineo Leguisamo, en Palermo, su victoria más importante. En los últimos tiempos preparaba sus propios caballos, que presentaba su padre, Ricardo. Incluso los montaba en las mañanas de ensayos, en San Isidro. Entre ellos estaba Dissimiler.
Había un antecedente lejano en la campaña de María, que se había accidentado en 2004 en San Isidro con Wild Black. En esa oportunidad resultó con pérdida parcial del conocimiento y dos fracturas: en el brazo y en el tobillo izquierdos, por lo que debió ser operada.
El momento de la rodada (1m57)
Rachas inexplicables
Suele haber rachas de caídas en el turf. Parece una maldición. El 29 de mayo, una cuádruple rodada en San Isidro involucró al brasileño Jorge Ricardo, el jockey más ganador de la historia del turf mundial, y el uruguayo Pablo Falero, el jinete con más victorias en la hípica argentina, quienes cayeron junto con Brian Enrique y Martín La Palma, en el codo de la pista de arena. Fue cuando sufrió una lesión y cayó Cuervo Campeón, dirigido por Enrique. Los demás no pudieron evitar el choque.
Ricardo tuvo una lesión en una vértebra y se está recuperando, ni piensa en abandonar su interminable serie de triunfos, a los 54 años, como no lo hizo cuando lo acorraló el cáncer o ante sus cien caídas. Como Falero, que estuvo a poco de quedar sin movilidad y volvió meses después, en 1998, luego de una noperación de 9 horas para restiturle algunas vértebras cervicales. Falero, Enrique y La Palma ya volvieron, tras aquel accidente.
Antes, el 3 de mayo, Héctor Rivero sufrió una caída de la que resultó con un severo traumatismo de cráneo, del que lentamente había comenzado a recuperarse con algunas respuestas motoras.
"Cuando se cayeron los cuatro no tuvieron nada que ver ellos, un caballo se quebró y los demás se lo llevaron por delante", asegura Héctor Libré, exjockey, hoy director de la Escuela de Aprendices del hipódromo de San Isidro. "Nadie está libre de caerse. Falero se accidentó dos veces en una semana. Son rachas. Por ahí transcurren 10 años y no pasa nada".
Para Libré, la discusión sobre si las mujeres están en desventaja ante los hombres en una carrera de caballos no tiene validez. "No considero a la mujer más débil; manejar un caballo no es un tema de fuerza. Uno no sabe cómo responderá el caballo al rigor que se pretenda aplicarle. Además, la percepción de la mujer es muy superior a la del hombre en las riendas", opina, enfático. Y mencionó varias jocketas emblemáticas, como Marina Lezcano y Lucrecia Carabajal.
En este sentido, vale el ejemplo de lo que ocurre en Estados Unidos para darle algo de razón al profesor. Allí las mujeres vareadoras –y en todo trabajo en el stud– están en un pie de igualdad con los hombres.
Al cierre de esta edición, el destino de los restos de María Paganelli estaba por decidirse, dado que solo hoy iba a entregarse el cuerpo a sus familiares. Se estima, sí, que el sepelio se realizará en un cementrio de la localidad de Pilar.
Un historial implacable
Cornelio Reynoso: una prolongada agonía
Fue un jockey clásico. Sufrió un grave accidente en diciembre de 1999, en San Isidro y permaneció en estado vegetativo hasta noviembre de 2007.
Karina Rachid: un lapso en coma igual al de Paganelli
En julio de 2000, en una triple rodada en La Plata, se accidentaron Karina Rachid, Jorge Ojeda y Matías Guzmán. La joven jinete sufrió golpes en la cabeza y la columna y falleció tras diez días de convalecencia. Luego, Ojeda se retiró, angustiado porque, para él, la rodada fue se debió a que su caballo pisó un pozo en una pista por la que se pedían reparaciones.
La muerte de Jorge Palacios paró las carreras
Fue en 1983, cuando el jockey se accidentó en Palermo. Al día siguiente, la reunión en San Isidro no se hizo, pues pero la mayoría de los jinetes pidieron que fuera un día de duelo.
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