Mundial Qatar 2022, el primero en un país musulmán: cómo se vive un viernes sagrado en Doha
En el día más importante para el islam, LA NACION participó de una oración en una mezquita de un barrio popular y recorrió el mayor lugar de culto del país sede del Mundial
DOHA (Enviado especial).- Son las 11 de la mañana y el termómetro marca 33 grados. Sobre la calle al Mansoura, el abrasador sol convierte la caminata en un verdadero fuego. En solo un par de cuadras, dos mezquitas de esta zona obrera de Doha comienzan a colmarse de hombres. No se ven mujeres.
Los que llegan primero, consiguen lugar en la sala principal de oración y pueden dejar su calzado en compartimentos de madera. El resto, se acomoda sobre las escalinatas y también en la calle, acurrucados bajo alguna sombra piadosa que ayude a soportar el calor del mediodía qatarí. La postal es de zapatos y sandalias dispuestas hasta la vereda. Todos los que van a la mezquita están descalzos. El islam es la religión de la higiene y por eso los musulmanes se quitan su calzado antes de ingresar, ya que las suelas representan suciedad.
El día más importante
Faltan solo 48 horas para el comienzo del Mundial y vivimos el primer viernes sagrado en territorio qatarí. Cinco veces al día (al amanecer, al mediodía, a la tarde, al atardecer y a la noche) se escuchan los altoparlantes por toda la ciudad que indican los rezos. Por eso es habitual ver cómo los musulmanes dejan sus actividades para recitar sus oraciones.
Pueden hacerlo en su casa o en cualquier lado, siempre y cuando esté limpio. Por ejemplo, en el impoluto subte de Doha hay cuartos especiales para el rezo. También los hay en los ocho estadios mundialistas.
El viernes es el día más importante de la semana para los musulmanes. Es como nuestro domingo en la Argentina. No hay actividad de los organismos públicos, ni clases y algunos comercios, fuera de la zona turística del Mundial, están cerrados.
Orar es uno de los cinco pilares del islam, por lo que es obligatorio. La hora depende de la posición del sol, lo que varía según el lugar donde nos encontremos. En la mezquita hay un cartel con el momento exacto de inicio, pero ahora también hay aplicaciones y páginas webs que lo indican.
Decenas de hombres comienzan a llegar al sitio ubicado sobre la calle Mansoura. Las mujeres también pueden orar aquí pero no están obligadas. Según la religión, por las posiciones del rezo (muy juntos y en diferentes situaciones) puede resultar incómodo para ellas. Por eso, si eligen ir, estarán separadas de los hombres.
Antes del mediodía del último día de la semana, momento en que el sol alcance su punto más alto, el rezo se reemplaza por un sermón. A las 11.20 de la mañana ya estamos dispuestos sobre la alfombra de la mezquita de Al Mansoura. Mientras esperamos la llegada del imán en un respetuoso silencio, las torres de aire acondicionado a 21 grados dan un respiro. El imán recita en árabe y de memoria, y todos miramos hacia la gran mezquita de la Meca antes de empezar las oraciones.
Veinte minutos después, estamos otra vez bajo el sol del mediodía. Para los locales, es momento de ir a reunirse en familia. Acá, la tradición manda un gran almuerzo en la casa de los abuelos, con un cordero sobre el piso y sin cubiertos. Claro, las tradiciones se fueron relajando en todos lados, también aquí.
Gran Mezquita de Qatar
Para el cuarto rezo del día, previsto para las 16.47, nos trasladamos hasta la Gran Mezquita de Qatar, también llamada Imam Abdul Wahhab. Se trata de un imponente edificio construido sobre una colina con capacidad para 30 mil personas, con estacionamiento y vistas impresionantes al centro financiero de la ciudad.
Allí nos recibe Abdullah, guía y religioso de este edificio inaugurado en 2011. Nos cuenta que en este pequeño país hay más de 2200 mezquitas y que la mayoría están en la capital. Esta en particular fue mandada a construir por el padre del actual emir, Jalifa bin Hamad Al Thani. Tiene tres bibliotecas, una enorme sala de oración en la planta baja y otra para mujeres en la parte alta, salas de abluciones (lavatorios) y lugares especiales para la lectura del Corán. Está construida sobre piedra arenisca, tiene 93 cúpulas, enormes columnas con el mejor mármol, elemento que también decora los pisos.
Al ingresar a la mezquita, nos reciben con dátiles, caramelos y agua. Para los que llevan bermudas, amablemente ofrecen la típica vestimenta árabe, “abaya”. A las mujeres les prestan pañuelos para cubrirse la cabeza. Tanto Abdullah como el resto de los guías se muestran amables. Y, dicen, intentarán en este Mundial recibir a la mayor cantidad de visitantes para “mostrar a Occidente que la propaganda que han hecho del islam está totalmente distorsionada”.
Rezos durante los partidos
El choque cultural del primer Mundial en un país musulmán no solo cambiará la rutina de los hinchas que lleguen de todas partes. También los locales deberán adaptarse a cientos de miles de extraños y de partidos de fútbol a toda hora, incluso en su día sagrado. Por eso, cuando las autoridades qataríes mandaron a construir desde cero los ocho estadios mundialistas, incluyeron salas de rezo.
Tanto en el partido inaugural con el local Qatar, como el que disputará Argentina con Arabia Saudita, coincidirán con horarios de rezo. Pero eso no será problema. Los religiosos podrán ausentarse por unos minutos de sus asientos para cumplir con sus oraciones. El resto seguirá atento a lo que pase en el césped.