Mundial Qatar 2022. Cómo vive una familia de clase media en Doha: créditos a tasa cero, escuelas gratis, luz y agua regaladas
Gibran y Sahar tienen dos hijos pequeños y desde que se casaron accedieron a los beneficios que el Estado les brinda a nacidos y residentes en este emirato; trabajo, terreno, casa, educación y salud
DOHA (enviados especiales).- Por fuera, la casa de Gibran es como la de cualquier familia qatarí de clase media. Dos plantas de impoluto color crema, jardín exterior con una cochera para dos autos, donde están estacionados una SUV último modelo y un deportivo Mercedes Benz v8. Al fondo, quincho con aire acondicionado para Luna, la mascota de la casa. Allí, en la zona del municipio de Rayán, al oeste de Doha, LA NACION compartió una tarde con ellos para saber cómo viven: cuánto ganan, cómo acceden a la vivienda y mandan a los chicos al colegio.
Gibran Al-Bader es qatarí y su esposa, Sahar Al-Ansari, es hija de qataríes nacida en los Estados Unidos. Él trabaja en una empresa energética y ella vende a través de las redes sociales productos para bebés que importa del resto del mundo. Juntos, trabajan en la televisión qatarí donde protagonizan el primer programa en inglés conducido por una pareja.
Tienen dos hijos, un varón de 5 años y una nena de 2. El perfil de este matrimonio podría definirse como el del típico estándar de vida de la clase media de este país, que tiene una de las mayores rentas per cápita del mundo.
Argentina está por cerrar el año con una inflación cercana al 100 por ciento. Ellos cuentan que también sufren incrementos en los precios, “como en cualquier parte del mundo”. La última tasa inflacionaria conocida aquí fue del 6% interanual, por encima del promedio que ronda el 4% cada doce meses. Gibran sostiene que ese aumento se refleja desde los intereses en los préstamos bancarios hasta la comida.
Aunque argumentan que aquí hay “muchas oportunidades de trabajo” y el Estado ofrece facilidades financieras a los nacidos en Qatar o los que obtienen su residencia. Los salarios promedio de un profesional rondan los 4.000 dólares mensuales, aunque varían, según la empresa y capacitación. Los empleados públicos tienen un sueldo promedio de 3.000 dólares.
Este matrimonio se asombra por el impactante crecimiento que experimentó la capital en los últimos veinte años, que se acrecentó con la llegada del Mundial 2022.
Este emirato de Medio Oriente cuenta con un sistema de escuelas públicas, que son gratuitas y el idioma principal es el árabe. También hay una red de colegios privados para la comunidad internacional que vive y trabaja en Doha. Se trata de establecimientos británicos, suizos, españoles y finlandeses, entre otros. En lugar de subvencionar a los establecimientos privados, el Estado le otorga a las familias un cupón semestral de 20 mil riales (Us$5.500) por cada alumno de primaria y secundaria.
La universidad también es gratuita para los locales y existe un programa de becas, a través de Qatar Foundation, para obtener fondos para estudiar en universidades norteamericanas o británicas. Y otro dato. Acá los qataríes no trabajan mientras estudian. “Hay mucho apoyo de sus padres”, cuenta Sahar. La salud también es gratuita para locales y residentes.
Acceso a la vivienda y tarifas gratuitas
Las autoridades del emirato armaron una estructura monumental para este Mundial. El excedente del negocio energético, petróleo y especialmente el gas, fue volcado a armar una ciudad futurista sobre la arena del desierto. Además de estadios y autopistas, se levantaron miles de alojamientos y edificios de oficinas. Pensaron en el país que viene y convertirlo en un potencia más allá de Medio Oriente. Por eso, existe un plan de ayudas oficial para que los nacidos y residentes en el país no emigren.
Después del trabajo y la educación, la vivienda es otro de los incentivos oficiales. Gibran y Sahar se casaron y rápidamente accedieron a varios beneficios. Terreno de más de 1.200 metros cuadrados y préstamos de hasta 500 mil dólares por 30 años a tasa cero.
Los extranjeros tienen permitido comprar propiedades solo en algunas zonas, como en La Perla o Lusail, la ciudad construida para el Mundial y que tiene el estadio donde la Selección argentina jugará ante Países Bajos este viernes.
Para adquirir coches también hay préstamos oficiales a pagar hasta en seis años. Las principales marcas de lujo del mundo tienen sus concesionarias en Qatar y los locales suelen cambiar de modelo, en promedio, cada tres años.
Para Gibran y Sahar también hay otras ventajas por estar casados: no pagan gas, energía ni agua en su domicilio familiar. Solo deben pagar, según el consumo, quien tenga una segunda casa. Tal vez eso explique el derroche de agua y luz en medio del desierto.
Esta pareja joven tiene en el fondo de su casa una rareza para países musulmanes como este. Luna, un husky siberiano, vive en un pequeño quincho con aire acondicionado. Pero la habitación de la mascota no es lo raro. Aquí no están bien vistos los perros, ya que se consideran “sucios”; en cambio, los gatos son los reyes de la calle.
Sobre la falta de democracia y si un occidental puede sentir que vive en un país con reglas muy estrictas, Gibran considera: “Tenés que visitar el país para conocer cómo es. Cuando mis padres nos mandaron a Brasil, nos advertían que nos iban a robar y me asusté antes de ir, pero cuando llegué fue tranquilo. Lo mismo nos pasó con Cuba, pero al final resultó lindísimo, la gente amable, una hermosa cultura y un lugar increíble”.
¿Qué pasará cuando las luces del Mundial se apaguen definitivamente el próximo 19 de diciembre? Sahar ensaya una respuesta: “Creo que la vida volverá a la normalidad, volveremos a las oficinas, porque ahora estamos en casa. Qatar quiere demostrar al mundo que podemos hacer eventos de esta magnitud. Y seguir recibiendo a más gente que quiera venir a vivir a Qatar, como los argentinos que trabajan aquí”.