Mundial Qatar 2022. Casa, pasajes y US$800 por mes: los jóvenes argentinos que vinieron a trabajar en el Mundial y no quieren volver
Cerca de cien veinteañeros llegaron a Doha en los últimos meses y fueron empleados en hoteles y servicios; viven una experiencia diferente al otro lado del mundo
DOHA (Enviado especial).- La mayoría se conoció en la capital qatarí. Aquí, comparten grupos de WhatsApp donde se avisan de fiestas, qué restricciones hay en las playas y dónde van a ver los partidos de la selección de Messi. Se trata de la comunidad de argentinos, cerca de un centenar, que vinieron a trabajar a Qatar y vivir el Mundial a su manera.
En su gran mayoría, son chicos y chicas de entre 21 y 30 años que llegaron hasta esta parte del golfo pérsico con algo de inglés y muchas ganas. Hay estudiantes y profesionales que buscan sumar experiencia a sus carreras, pero también otros que lo toman como una gran aventura. Fueron reclutados por diferentes empresas para trabajar en hoteles cinco estrellas y en otros lugares que ofrecen servicios a los hinchas de todo el mundo, como en el Fan Fest de la FIFA.
Del conurbano a La Perla
Nicolás es de Hurlingham y allí fabricaba pastas en el negocio de panaderías familiar. Se enteró de una búsqueda laboral en Doha y se presentó. “Les mostré mi Instagram, donde tenía imágenes fabricando pastas. Les gustó y empecé con las entrevistas, algunas en inglés y otras un poco en italiano. Así, me ofrecieron trabajar en un restaurant”, cuenta a LA NACION.
El empleo que consiguió Nicolás es en el exclusivo hotel Saint Regis, en la Perla. Un cinco estrellas edificado sobre su propia isla artificial que tiene diez restaurantes, como el italiano en el que este joven hace pastas como en el oeste del conurbano.
“Me pagaron pasajes, seguro médico, costo de visado, alojamiento con todos los impuestos incluidos, me dan dos comidas al día, además del sueldo”, relata Nicolás. Una oferta laboral similar al resto.
Entre los argentinos, se destacan muchas mujeres solas que, pese a los anuncios de un país aparentemente restrictivo para ellas, disfrutan como si estuvieran en cualquier ciudad europea o norteamericana. Cuentan que hasta el momento no sintieron el rigor de una sociedad mucho más rígida con ellas. Que las tratan con respeto y que la vida transcurre como en cualquier gran ciudad.
Dora tiene 23 años, es de Resistencia y estudiante de Administración de Empresas. Ella aplicó directamente para trabajar en el Fan Fest de la FIFA, que abrirá las puertas este sábado en el Al Bidda Park y que será una de las mayores atracciones del Mundial. Habrá pantallas gigantes para ver los partidos, juegos, comida y bebida frente a la bahía de Doha. La verdadera fiesta para los que no ingresan a los estadios a ver los partidos.
“Me enteré de la búsqueda y apliqué para trabajar en el Fan Fest. Mandé mi curriculum, me entrevistaron y quedé seleccionada”, cuenta a LA NACION. Estará en el stand de África despachando comidas típicas y bebida. Su contrato dura lo que el Mundial. “El 23 de diciembre ya estoy en mi casa”, señala.
Contrato, beneficios y sueldo
Como Dora y Nicolás, muchos de estos jóvenes veinteañeros tienen contratos similares. Pasaje ida y vuelta, seguro médico, costo del visado, alojamiento, comidas y traslados al trabajo. ¿El sueldo? Unos 800 dólares más propinas. Para Dora, esos beneficios “están súper bien”. Esa plata le alcanza para salir y también para ahorrar algo, ya que muchos tienen pensado seguir hacia otros destinos. Y otro punto importante para ellos: hacerse amigos de todo el mundo.
Cuentan que este tipo de contratos tienen una cláusula de rescisión. En caso de arrepentirse pueden pedir la vuelta a casa, pero con un mes de anticipación. En caso que el empleador no esté conforme con su tarea también puede mandarlos de vuelta, pero también debe avisar treinta días antes.
Luana está junto a su amiga Belén, de Necochea. Viven en Doha desde hace un mes. “Trabajo en una empresa en la Argentina que reclutaba gente para ayudar en la temporada del Mundial. En total trajimos como a cien argentinos que ahora están en diferentes hoteles y en otros rubros de servicios”, cuenta Luana, feliz de estar en un lugar como éste en un evento de alcance mundial. “Es emocionante poder vivir esta fiesta. Hay mucha energía dando vueltas y todo es espectacular”, agrega.
Morena es de Rosario y llegó a Doha a fines de octubre. Se enteró a través de un youtuber que había búsqueda de personal. Después de varias entrevistas, logró un puesto como jefa de camareros en el lujoso complejo que esta semana inauguró el futbolista Cristiano Ronaldo en Doha.
“Sociables y simpáticos”
En el recientemente inaugurado hotel Waldorf Astoria de Lusail, la zona diplomática de la capital y donde jugará Argentina dos partidos de la fase de grupos, trabajan varios argentinos. Consiguieron puestos de camareros, chefs, baristas y guardavidas. “La mayoría estamos hace cuatro o cinco meses, sobrevivimos el verano, con más de cincuenta grados”, señala a LA NACION entre risas Melina. Junto a Josefina y Eugenia, comparten trabajo, salidas y la vida cotidiana.
Cuentan que en el hotel, donde están alojados muchos dirigentes de la FIFA, trabajan más de cien latinos, aunque la gran mayoría son argentinos. Llegaron por la misma búsqueda: jóvenes mayores de 21 años que hablen inglés y tengan ganas de trabajar. “Nos enteramos de la búsqueda a fines del año pasado. Por una amiga que un día subió una historia desde acá, le pregunté qué hacía y me pasó el contacto. Pero muchos otros vieron publicaciones en Instagram”, apunta Eugenia.
Josefina relata: “Yo leí una nota en LA NACION que decía que estaban buscando argentinos; y Melina agrega, con una pizca de argentinidad: “Nos reconocen por ser gente piola, sociables y simpáticos, querían eso”.
Las tres amigas, junto a otros argentinos pero también extranjeros, viven en unos departamentos a media hora del hotel. Desde allí, los llevan y los traen.
“Proyectamos quedarnos un año aproximadamente. Algunos vinieron por el Mundial y otros planean hacer carrera en hostelería. Un año suele ser la norma y ahí vas viendo, según el objetivo de cada uno”, dice Eugenia.
Las tres coinciden en que no tienen pensado volver a la Argentina por el momento. Su idea es “ver donde nos lleva el trabajo. Estar acá te abre puertas porque conocés a mucha gente. Por ejemplo, la cadena del hotel es muy buena y te genera contactos en todos lados. Te sirve mucho para el currículum”.