MONTOYA

El circuito de Nurburgring esperaba la definición del campeonato de la Fórmula 3000 internacional de 1998. El título estaba en juego entre JuanPablo Montoya y el alemán Nick Heidfeld, hoy titular en el equipo Prost, de Fórmula 1. Con una motito, el colombiano jugaba a poner la máquina en una rueda en las calles internas del autódromo, mientras aguardaba la definición.

"Hay que tomar todo con calma y naturalidad. Mi vida no creo que cambie mucho con un título o sin él. Pero de todas formas voy a poner todo para ganar", comentaba entre risas, mientras bromeaba con su amigo Brian Smith, piloto argentino que hoy compite en el Turismo Carretera.

Muchos criticaron a Montoya por sus actitudes fuera de la pista. Se divertía con un automóvil particular deambulando por la vereda en las tranquilas ciudades británicas en las que residía cuando corría en Europa. Pero los resultados fueron contundentes. Y hoy Colombia se rinde a sus pies. Su figura desplazó el fútbol y la violencia de las tapas de los diarios de su país. Y en menos de 20 meses ganó todo lo que se propuso:campeón de la Fórmula 3000, campeón del CART, en 1999, y ahora vencedor, a los 24 años, de las tradicionales 500 Millas de Indianápolis.

Montoya se equivocó aquella tarde de Nurburgring. Su vida cambió después de ese fin de semana en que derrotó a Heidfeld y el auto más veloz de la categoría (una suerte de equipo B de McLaren). Su nombre comenzó a pronunciarse en cada rincón en el que se respiraba automovilismo. Su talento era pretendido por Frank Williams y Chip Ganassi, propietario del mejor team del CART. Finalmente, la propuesta llegada desde los Estados Unidos fue más contundente. Y Montoya no lo dudó. Reemplazó al exitoso Alex Zanardi, corrió y ganó, para sorpresa de muchos.

"Es uno de esos pilotos que salen muy de vez en cuando. Tiene un talento poco común", comentó Jackie Stewart en 1998, deslumbrado por la corona obtenida. Y el maestro tenía razón.

Anteayer demostró sus cualidades en un auto que no está acostumbrado a manejar. Hace cinco temporadas que el hoy llamado CART (ex Indy Car) se separó de la Indy Racing League y las máquinas de ambas categorías son disímiles. Montoya debutó en la clásica prueba del automovilismo mundial y triunfó, como lo hizo Graham Hill en 1966.

"Montoya es muy rápido y muy tranquilo", comentó maravillado el holandés Arie Luyendyk, que ganó dos veces las 500 Millas de Indianápolis. "No importa cuáles sean las condiciones, se adapta. Tiene un talento fuera de lo normal. Si colocan a Montoya en el mismo auto de fórmula uno que Michael Schumacher, le va a causar problemas a Schumacher", sostuvo Luyendyk. "Dominó la carrera, pero hizo lo mismo en todos lados. Su triunfo no es un reflejo de lo que vale la IRL, sino un reflejo de lo que vale Montoya", manifestó.

El propietario del equipo de Montoya, Chip Ganassi, por su parte, proclamaba al colombiano como "el mejor piloto del mundo".

Más allá de los pergaminos y del valor que tiene ganar esta carrera (América del Sur no alcanzaba este logro tras los éxitos del brasileño Emerson Fittipaldi, en 1989 y en 1993, la IRL es una categoría inferior al CART. Y Montoya fue a correr con el mejor auto. "Me tomará tiempo darme cuenta de lo que hice", confesó el piloto colombiano, que 24 horas antes de la gran carrera había corrido en Nazareth (en la misma prueba en la que se accidentó Norberto Fontana), por una fecha del CART, llegando en el cuarto lugar.

¿Cuál será el futuro de Montoya? Nadie se atreve a asegurarlo. Pero los más allegados al extravertido piloto apuestan a su permanencia en el automovilismo norteamericano. Sabe que tiene tiempo para esperar la mejor propuesta de la Fórmula 1, tal como lo hizo Jacques Villeneuve en 1996, que tras lograr el título en la entonces Indy Car desembarcó en el todopoderoso equipo Williams-Renault y destronar así a Michael Schumacher.

Aquella tarde de Nurburgring Montoya se había equivocado. Ese título que ganó horas después le cambió la vida y ahora está en la cúspide de su carrera. Mientras tanto, el colombiano escribe en más de una página sus pergaminos en el automovilismo mundial.

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