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Mercedes Margalot: la exLeona que se animó a relatar fútbol masculino y romper tabúes
La defensora campeona del mundo en 2002 y medallista olímpica incursiona con relatos en la Eredivisie, por ESPN; su mirada sobre el rol de la mujer y cómo será Tokio 2020
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Se zambullía hacia la bocha sin pensarlo. Entraba en el roce. Chocaba, se golpeaba. A Mercedes Margalot nunca le importó terminar con raspones y abolladuras en su cuerpo: con tal de que las Leonas ganaran su partido, ella entregaba el alma. Una guerrera que ofrecía batalla y custodiaba a las más talentosas del seleccionado de hockey sobre césped. Muchos años después de la explosión del mítico equipo, aquella defensora devino en periodista de TV y encontró un nuevo incentivo para su vida.
Sin embargo, los desafíos aumentan para esta odontóloga que también se animó a tocar el saxo y el violín: relatará fútbol masculino en la cadena internacional en la que trabaja, una función reservada seguramente para muy pocas mujeres en el mundo a este nivel de señales grandes. A los 45 años, su objetivo se enfocará en la Eredivisie y debutará este domingo con Ajax vs. Ado Den Haag, desde las 15.55 por ESPN 3.
-¿Cómo llevás el hecho de ser una suerte de pionera en el relato de fútbol masculino? ¿De qué manera te preparaste y quién te ayudó?
-No pienso si soy la primera o la única. En realidad era algo que quería hacer desde hacía tiempo, impulsada por algunos productores y amigos que trataron de convencerme. El puntapié inicial fue poder relatar hockey y de ahí animarme con el fútbol. El año pasado tuve una charla de café con Miguel Simón y le pregunté cómo lo veía. Le pareció una idea fantástica y fue él quien me ayudó. Le pasé relatos míos y me corrigió en algunos aspectos. Miguel es un mentor, una persona que admiro muchísimo. No solo como relator, sino también en su rol en SportCenter. Además, él me terminó de envalentonar y me dio la confianza que necesitaba; creo que es el Nº 1 en lo que hace. Desde ese lado fue fácil prepararme, pero al mismo tiempo veo fútbol todos los días en mi trabajo.
-¿Qué diferencias notás entre relatar hockey y fútbol?
-El hockey es un juego muchísimo más veloz, con rotaciones verticales y horizontales constantes. Cualquier desatención puede costarte caro, primero porque seguramente llegarás tarde a la jugada. Y segundo, porque al existir cambios indiscriminados, la formación inicial no es ni siquiera la que termina el primer cuarto, ya que a los cinco minutos varía y seguramente con cambios masivos; los técnicos realizan cuatro o cinco cambios a la vez. Por otra parte, es mucho más complicado identificar jugadores, no solo por la velocidad, sino también por la indumentaria: en el caso de las mujeres, son musculosas ajustadas con números chicos en la espalda. Y otro factor es que al fútbol lo vemos en todas las plataformas, todos los fines de semana, entonces identificás a los jugadores más rápido. En cambio, solo vemos hockey cuando hay partidos internacionales y ahí te sorprendés permanentemente con caras nuevas.
-Viviste un buen tiempo en los Países Bajos por el hockey. ¿Tenías margen para ir a los estadios a ver fútbol?
-Estuve tres años allí, el primero en Eindhoven, en el sur de Holanda. El kinesiólogo de mi club también trabajaba en el PSV Eindhoven, entonces no solo tuve la chance de ir al estadio y ver al equipo en un par de oportunidades, sino que también pude conocer las instalaciones, ya que muchas veces me atendía ahí. Amo los Países Bajos, recuerdo que me paraba a 20 metros de un futbolista y sin alambre de por medio. Cada partido de fútbol solía ser una fiesta. Después, el amor por el PSV –debido a este lazo afectivo con el club y el trabajo del kinesiólogo- se me trasladó al amor por el Ajax.
-¿Cómo evaluás el nivel de la Eredivisie?
-Claramente está un escalón por debajo si la comparás con la mejor liga europea para mí, que es la Premier League. Quizás, la Eredivisie es comparable con la de Portugal. Pero creo que el campeonato de los Países Bajos es un semillero de grandes jugadores, como el caso de Lucho Suárez, que para el uruguayo fue un trampolín hacia grandes equipos. Me gusta la dinámica que tiene esta liga, aunque sigue siendo bastante despareja, porque Ajax y PSV marcan mucha diferencia. Lo que atrae de este campeonato es esa primera escala que hacen en Europa muchos jugadores que son promesas.
-Ya llevás varios años en el periodismo deportivo. Está claro que las chicas fueron ganando cada vez más espacio, pero... ¿qué tal es para una mujer moverse en este ámbito dominado por hombres?
-Las barreras y los tabúes se van rompiendo a medida que pasa el tiempo, va quedando atrás aquello de que “la mujer no puede hablar de fútbol”. Estoy en un ambiente en el que, de a poco, las chicas pisan cada vez más fuerte. Ya el hombre se está empezando a acostumbrar a que la mujer hable de fútbol con la misma autoridad moral, en cuanto al entendimiento del juego y respecto de cuánto lo analizás y lo vivís. Una mujer se tiene que mover igual que un hombre, la tenés que respaldar o criticar por lo que sabe y lo que representa. Lamentablemente, todavía se nos reclama tener una mejor estética en comparación con un hombre, en ese punto es mucho más exigente. Y creo que en todos los órdenes, no solo en el deportivo. También desde ese lado, la mujer debe hacerse más fuerte y se está haciendo más fuerte al romper estereotipos, no solo de género, sino también de vestimenta. En las redes sociales, la tendencia ahora es mostrar los cuerpos tal como son, a cara lavada.
-Desde una visión más general, ¿qué conquistas observás en las mujeres en la última década y qué falta?
-Que la mujer tenga la capacidad de tomar decisiones sobre su cuerpo y que pueda estar legalmente avalada en ese aspecto es importante. También, que ocupe un lugar en un cargo público o en una posición como CEO de grandes compañías. Es clave dejar de hablar de que “este trabajo es más de hombre que de mujer”, excepto que requiera mucha fuerza. Pero el coeficiente intelectual, el know-how y la dedicación que le ponga alguien a su trabajo va más allá del género, tiene que ver con la manera en que se desempeña, cuánto sabe y cómo lo hace. No pasa ya por “él” o “ella”. El mundo se empezó a abrir con lugares antes vedados para las mujeres, tanto en la televisión, en el deporte y en ámbitos de poder, además de direcciones empresariales. Han habido muchas más líderes políticas en este último tiempo que en toda la historia de la humanidad. Por otra parte, se me ocurre ahora lo del tenis: muchas han alzado la voz para igualar las ganancias del tenis femenino con el masculino y logran el respaldo de los hombres para lograr esa equivalencia.
-¿Estás a favor de la despenalización del aborto en Argentina?
-No tengo una postura demasiado clara. Es un tema en el que nunca me he metido, si bien me han pedido que subiera fotos de “Salvemos las dos vidas” y con el pañuelo verde. Vengo de una familia extremadamente católica, pero en el fondo de mi corazón no tengo un análisis definitivo sobre el aborto, de verdad.
-Formaste parte de una selección emblemática como las Leonas. ¿Qué valoración observabas en la gente sobre el equipo? ¿Había una mirada de cierta subestimación o “caricaturización” por no tratarse de un seleccionado convencional de hombres?
-Creo que todo lo contrario. Más allá de haber sido parte de una selección exitosa durante tanto tiempo, la gente se enamoró de ese contrapunto con respecto al hombre. Era escuchar: “Mirá este grupo de Leonas, cómo salen a jugar, no le tienen miedo a nada, si se golpean se paran…”. Es decir: todo lo que intentábamos mostrar más allá de la mística y los resultados. Incluso, mucha gente terminó comparándonos con las quejas de los futbolistas, de que ellos se revolcaban supuestamente lesionados en una cancha y, en cambio, las Leonas se aguantaban un bochazo en la cara y seguían jugando. Sucedió que el público enalteció nuestro papel, entendiendo que un grupo de mujeres puede ser mucho más aguerrido que un equipo masculino. Se rompieron las barreras de que la mujer es “débil” físicamente, hablándolo desde el aguante, el dolor y el temperamento deportivo. En aquella época se dio una conjunción de aquella personalidad grupal con los resultados. Y al espectador le resultó más fácil valorar nuestro temple, entrega y el saber que podíamos pelear cada pelota a matar o morir y quizás nunca lo habían visto en un conjunto femenino.
-¿Qué esperás de la delegación argentina en general en Tokio 2020, teniendo en cuenta la postergación de un año por la pandemia?
-Más allá de que hay que cruzar los dedos para que los Juegos se hagan, será una sorpresa para todas las delegaciones del mundo, no solo para la argentina. El mundo se paralizó por la pandemia y empezó a elaborar pensamientos laterales en todos los órdenes, como trabajar home office o transformar una pileta olímpica en una Pelopincho atada con un arnés a un árbol para mantener vigentes los entrenamientos. O convertir bidones de agua en pesas para no perder el ritmo. Nos hemos reinventado todos tanto, que es difícil saber cuál será el rendimiento general. Ahora, los entrenadores de hockey están haciendo hincapié en la sola felicidad de estar en una cancha, más allá del resultado. Sería absurdo creer que en Tokio se puedan romper récords, porque la preparación viene siendo atípica. Sí puedo asegurar que cada deportista argentino con el que hablé le encontró la vuelta para seguir creciendo y continuar en la elite, como Delfina Pignatiello, Paula Pareto o los chicos del handball en el último Mundial.
-¿Y las Leonas en particular?
-Es un equipo con muchos cambios y bajas en el último tiempo, además de la incertidumbre con respecto a los nombres que pueden llegar a pelear lugares en la lista final para Tokio. Argentina incluso no tuvo todavía partidos oficiales por la Pro-League, veremos el mes próximo ante Alemania. Sí doy fe de que las chicas están entrenándose al máximo, más allá de que tanto ellas como los Leones no han tenido competencia oficial en los últimos meses. Igual, siempre les voy a poner una ficha a las Leonas para que hagan podio olímpico.
-Particularizo en vos. Siempre sos una persona con mucha energía. ¿El secreto está en reinventarse, como ahora con los relatos de fútbol?
-No concibo la vida si no es al ciento por ciento en todo. No entiendo otra manera de vivir, estoy buscando “zanahorias” constantemente. Ese es también el ADN del alto rendimiento y de mi personalidad. Soy una odontóloga devenida en periodista que busca superarse a sí misma. Lo del relato es una manera de seguir creciendo y de poder hablar de fútbol, que me apasiona, en un lugar donde puedo hacerlo. Me considero una enferma del análisis y el estudio de juego; también era así como jugadora. Entre tantas estadísticas, es un mundo que no termina y me llena de felicidad. Estoy intentando ser versátil en mi vida profesional, tal como fui en la cancha, donde ocupaba cinco puestos distintos.
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