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Martín Labollita
El nuevo Príncipe del ajedrez nacional
Hace un año, Martín Labollita tenía apenas 18. Cargado de ilusiones viajó a Mar del Plata, y jugó, por primera vez, el tradicional Abierto Internacional de ajedrez de esa ciudad. De su mochila asomaban, como carta de presentación, las conquistas de los certámenes nacionales de menores, en las categorías Sub 12, en Rafaela en 1992; Sub 14, en Tres de Febrero en 1994, y Sub 16, en Capital Federal en 1996. Confiado en sus fuerzas creyó oportuno el momento de enfrentarse a la sabiduría de los experimentados maestros en uno de los más antiguos torneos nacionales, en el que el historial guarda entre sus vencedores a figuras como Fischer, Spassky, Larsen, Najdorf o Panno.
Sin embargo, el digno palmarés resultó insuficiente para descifrar las endiabladas celadas de los mayores y la aventura otoñal concluyó con la cosecha de sólo el 50% de los puntos disputados. La hora de la revancha, pacientemente esperada, llegó un año después.
El último fin de semana, junto al cierre de la festividad cristiana, Martín Labollita, de 19 años, disfrutó de un domingo de gloria. En admirable labor, conquistó, invicto, con 8 puntos sobre 9 posibles, el certamen marplatense y se convirtió en el ajedrecista más joven en alcanzar semejante hazaña. Reconocidos maestros, como Ricardi, Giardelli, Zarnicki, Tempone, Rubinetti y Panno, se encolumnaron detrás de su paso arrollador.
"Siempre me faltaba un poco para ganarles", nos cuenta Labollita en su visita a La Nación , algunas horas después de la conquista; y agrega: "Aunque esta vez estaba más confiado, el 2000 lo comencé bien con el ajedrez; finalicé segundo en Villa Ballester, en enero, y tercero en el Abierto Najdorf, en abril", nos señala con una sonrisa cómplice.
Para Martín, los años de infancia y de adolescencia pasaron en el barrio de Almagro (Salguero y Díaz Vélez). Fue papá Roberto quien le enseñó los movimientos de los trebejos y en el Círculo Torre Blanca pulió los rudimentos del juego.
"El ajedrez me atrapó desde que lo conocí; recuerdo que mi mamá (Norma) me retaba porque hasta en las fiestas de mis cumpleaños o en las de mi hermano Mariano me iba con mis amigos a jugar lejos de los invitados", rememora Labollita sobre un pasado no tan lejano.
-¿Analizaste ya cuáles fueron las claves de la victoria?
-Bueno, mucho tiempo no tuve..., pero más allá de la preparación junto a mis colegas, Fernando Peralta y Rubén Felgaer, creo que todo pasó por una buena organización.
-¿Cómo es eso?
-Hace dos años que estoy cursando el ciclo básico general para Economía. Así que aprendí a organizarme, a dedicarle el tiempo que se merece cada cosa. Tengo programadas mis horas para la facultad y mis horarios con el ajedrez, algo así como dos horas diarias. Esto me da tiempo también para escuchar los partidos de River, mi club favorito.
-¿No vas a la cancha?
-Fui hasta 1996, cuando ganamos la Copa Libertadores, pero después me alejé por la violencia; prefiero escucharlos o verlos por T.V.
-¿Dos horas diarias de ajedrez no parece una preparación ideal?
-Les dedico dos horas al estudio y a la preparación de las partidas, pero además hay que sumarle el gimnasio y la natación. El factor físico, que para muchos que no están en el tema pasa inadvertido, es fundamental para estar en forma las 5 o 6 horas de una sesión de juego. Hay que estar y sentirse muy fuerte, tener la mente y los reflejos ágiles.
En su prodigiosa memoria permanecen con asombrosa exactitud el recuerdo de los goles de Enzo Francescoli tanto como las creativas ecuaciones sobre el tablero del ruso Alexander Morozevich, 5º jugador del ranking internacional, sus ídolos deportivos.
Sabe que la reciente conquista quizá lo aliente a seguir aferrado al juego y cumplir otro sueño: vivir del ajedrez.
"La falta de competencia y los escasos premios hacen difícil la vida de los ajedrecistas aquí. Es cierto que mis viejos me bancan, pero yo necesito ganar mi dinero", dice Labollita y también nos habla de su futuro: "Realmente me gusta competir, disfruto del ajedrez cuando juego con los mejores, por eso valoro mucho la victoria sobre Ricardi, porque creo que él, Zarnicki y Spangenberg son los maestros con mayor talento de la Argentina. Ahora volveré a los estudios de la facultad; los $ 2000 que gané en Mar del Plata me permitirán estar más tranquilo los próximos meses, aunque espero que los directivos de Apsee (Asociación Personal Superior de Empresas de Energías) cumplan lo prometido de contratarme para que los represente en los torneos. Ahora sólo me falta clasificarme para el Mundial Juvenil, en Armenia, para completar el año", cierra con tono esperanzado.
Martín Labollita, una esperanza del ajedrez argentino que se asoma, sobre el tablero de la vida, con toda la fuerza de los años de la juventud. Lo que no es poco.
Perfil del joven maestro
Fecha de Nacimiento: 26/9/1980.
Inicio en el ajedrez: a los 8 años.
Socio de: Círculo Torre Blanca.
Primer maestro: Ariel Sorín.
Familia: Roberto y Norma (padres); Mariano (hermano).
Hincha de: River Plate.
Idolos deportivos: Francescoli y Morozevich.
Mejores actuaciones internacionales: 6to. en el Mundial Sub16, en Hungría 1995; 1º en el Panamericano Juvenil, en Chile 1999 y 1º en el XXXI Abierto Ciudad de Mar del Plata 2000.
¿Fischer o Kasparov?: Fischer, sin lugar a dudas.
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