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Marotta, nuevo presidente de la URBA: "Tenemos que cuidar el rugby de los clubes, formar jugadores y personas"
Si los primeros ocho años de transición hacia el profesionalismo fueron tumultuosos para el rugby argentino, mucho más lo serán los tiempos que se avecinan. De concretarse el ingreso de un equipo argentino en la Currie Cup sudafricana y dos a la nueva Liga Sudamericana, el flujo de jugadores y la superposición de torneos aumentarán exponencialmente, dos cuestiones que ya vienen siendo foco de discusión entre los clubes y la Unión Argentina (UAR), aun con menos competencia.
Resguardar el amateurismo dentro de los clubes es el máximo desafío que tendrá la nueva dirigencia de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA), que por los próximos dos años estará comandada por Santiago Marotta , hombre de Pueyrredón.
"El rugby profesional es algo que viene avanzando desde hace tiempo y hay que acompañar esa transformación. Lo contrario sería tratar de tapar el sol con la mano", acepta Marotta, quien asumió la semana pasada tras presentarse al frente de una lista única, alineado con la conducción saliente. "Lo que tenemos que lograr desde la URBA es cuidar a los clubes. Nos tenemos que poner de acuerdo con la UAR, con la que tenemos muy buena comunicación, en la limitación en la cantidad de jugadores convocados por club, especialmente en etapas definitorias del Top 12 de la URBA . Pero siempre cuidando mucho el rugby de los clubes, porque es lo que nos ha dado réditos después a nivel internacional: esa pasión y esa forma de jugar que es distintiva y característica del rugby argentino".
Marotta, de 51 años, es despachante de aduana en la empresa Hernán Marotta y Asociados, que creó su abuelo. Jugó desde los seis años en Pueyrredón, lo mismo que sus tres hermanos y sus dos hijos, y en los últimos 10 años fue parte de su comisión directiva, los últimos como presidente.
"Lo que me llevó a meterme como dirigente fue tratar de devolverle al rugby todo lo que me dio", cuenta. "El rugby me enseñó a trabajar en equipo, a respetar al otro: al compañero, al entrenador, al contario, al referí. El rugby me enseñó a que las cosas se logran con esfuerzo y dedicación y que no ocurren de un momento a otro. Son cosas muy importantes que después se aplican para todo: para la familia, para ser dirigente o para el trabajo".
–¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta?
–En el Consejo anterior trabajamos mucho por cada uno de los 92 clubes. Eso es clave. Hay tres temas más que queremos seguir trabajando: la seguridad en el juego, que no es un punto menor y en el que se trabajó mucho este año; el comportamiento dentro y fuera de la cancha, tanto de los jugadores como del público, y trabajar para el crecimiento del rugby de Buenos Aires, tanto en el masculino como el femenino. Tenemos que seguir enfocados en formar jugadores y personas. La sociedad los necesita.
–¿Cómo está hoy la relación con la UAR?
–Tenemos muy buena comunicación, sobre todo con nuestros Consejeros de URBA en UAR. Tenemos un espacio de conversación y en las cosas nuevas que se vengan tengo confianza en que vamos a encontrar un equilibrio que sea lo mejor para las dos uniones.
–Los clubes se quejan de que los seleccionados les sacan jugadores en momentos clave. ¿Cuál es la solución según su punto de vista?
–El ideal es poder tener las convocatorias lo más planificadas posible. A veces no es tan fácil, porque hay jugadores que se lesionan y hay que llamar a otro. Como URBA, que es una Unión muy importante en el país, estamos para trabajar en conjunto y en forma ordenada darles jugadores al rugby argentino. Pero tenemos que cuidar a nuestros clubes y tener clara esa transición. Cuanto más clara esté, mejor. Hoy está bastante clara, ¿eh?. Están los profesionales, los becados…
–Si se da el ingreso en la Currie Cup y se crea la Liga Sudamericana, va a ser más complicado todavía…
–Está bueno que siga creciendo. Nosotros no tenemos nada concreto de la UAR todavía, pero tenemos claro que trabajaremos para hacer un plan ordenado y en conjunto con la finalidad de que les sirva a todos.
–Mencionó la seguridad de los jugadores, y también en relación con la superposición de torneos. ¿Un Top 12 tan largo no conspira contra esto?
–Hicimos unas encuestas el año pasado con el tema del campeonato y la mayoría de los equipos del Top 12 dijeron que estaba muy bien, pero que necesitaban un poco menos de competencia. Eso se terminó de solucionar porque el año que viene el Nacional de Clubes va a tener tres partidos menos. Van a tener más partidos los que lleguen a semifinal y final, pero entendemos que los del Top 12 van a quedar conformes con este formato. Incluso, se puso el Nacional al final del año. Entiendo que están muy de acuerdo con jugar esa cantidad de fechas.
–¿La URBA tiene estructura para manejar 92 clubes?
–La URBA tiene que seguir creciendo, sobre todo en cantidad de jugadores. Y lo que tenemos que hacer es ayudar a que ese crecimiento se dé en los clubes de abajo. Pero la estructura de la URBA puede manejar la cantidad de clubes que hay. Hoy está bien ese número y no es un problema.
–Mencionó también el rugby de base y social. ¿Cuál es la idea?
–Tenemos idea de trabajar con algunos municipios, trabajar con los clubes en un plan de captación, hacer una mejor difusión desde la URBA del rugby, que tiene muchas cosas interesantes, desde imágenes hasta valores, que pueden ayudar a que el rugby crezca.
–Se cuestionó la creación del cargo de gerente general (Damián Díaz Luzzi, que ocupó el mismo puesto en la UAR). ¿Por qué se creó y qué función cumple?
–Fue un gran acierto tomar a Damián, porque nos hizo tener un mayor orden y mucho más dinamismo en la ejecución de los temas. El Consejo Directivo lo que hace es dirigir y el gerente general baja la información para que se ejecute. Todos los consejeros somos gente que está ad honorem, que se dedica a otra cosa, y que trata de hacer lo mejor que puede por el club o por la Unión. Un gerente general te ayuda a llevar adelante la gestión de manera efectiva. Y Damián era una persona con experiencia que nos sirvió porque fue muy rápido cómo traccionó.
–La final entre Alumni e Hindú del Top 12 fue un gran ejemplo de comportamiento del público, pero todavía hay mucho que trabajar en ese aspecto…
–El rugby es un sistema dentro de una sociedad que tiene una forma de comportarse que después se ve reflejada en la cancha. Por eso es que tenemos que trabajar mucho en eso, y trabajar en conjunto. No podemos perder eso tan valioso que tiene el rugby. Cuando uno veía las finales este año, las hinchadas en la misma tribuna, la gente sentada en la cancha… Es una de las cosas más valiosas que tiene el rugby. Por eso hay que cuidarlo mucho, más en este momento.
–¿Qué opina del nivel del referato, que fue muy cuestionado este año?
–Creo que se ha hecho un buen trabajo con los referís. Desde que la URBA tomó el manejo hace cuatro años, de 180 pasaron a 370 y el promedio de edad bajó a 36 años. Y se siguen sumando. Se está haciendo una tarea de capacitación para que tengan mejor calidad.
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