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Marcelo Bosch: "Veo que ahora existe un plan B en los Pumas"
LONDRES.– Un rayo de sol, al fin, cae desde el cielo en Gran Bretaña. Marcelo Bosch sabe perfectamente lo frío y lluvioso que suele presentarse el otoño en esta parte del mundo. Llegó a Inglaterra en 2013 para jugar en Saracens, pero su estadía en Europa data de 2006, cuando dejó la Argentina y Belgrano Athletic con 22 años para ir irse a representar al Biarritz francés. Es el argentino que más tiempo lleva en el alto nivel en el exterior y en ese lapso fue campeón de Inglaterra y campeón de Europa y disputó dos veces la Copa del Mundo, en 2011 y 2015, por los Pumas.
Actuó como 10, 12, 13 y 15. Próximo a los 35 años (los cumplirá el 7 de enero), se queda hasta junio en el club de Londres y todavía quiere afrontar una temporada más, pero en otro destino. "Me gustaría probar en Sudáfrica, jugar la Currie Cup y el Súper Rugby, o irme a Estados Unidos o a Japón. Lo decidí hace unos días. Me encantaron siempre la competencia y los desafíos, y creo el físico me da como para otro año más", dice para la nacion en la tarde de St. Albans, el barrio donde vive, unos 45 minutos al norte del centro de esta ciudad.
–¿El Súper Rugby no te obligaría a viajar mucho más que jugando aquí?
–Sí, pero por apenas cuatro meses, y mis hijos [mellizos, Salvador y Valentín] ya tendrán cuatro años y no habrá más cambios de pañales ni despertares a la madrugada. Por lo cual Agustina [su mujer] no me necesitará tanto. Ella está de acuerdo, aunque como a mí, le tira un poco volver a la Argentina. Pero también nos asusta ver cómo está toda la situación allá.
–¿Tenés ofertas para ir a alguno de esos destinos?
–Hay algunas. Yo nunca tuve representante, pero Schalke Burger, del que me hice muy amigo en el club, me contactó con el suyo, que también es sudafricano. Yo ya sé que aquí terminaré en junio. Saracens es un club muy importante y en un momento prefiere dar lugar a los más jóvenes, algo lógico.
–Te han llamado varias veces para comentar partidos de los Pumas en la televisión. ¿Estás pensando en seguir con esa función o en alguna actividad fuera del rugby?
–Me gustó comentar. Me llamaron de Sky para el Súper Rugby y de la BBC para el test del sábado pasado con Escocia. También lo hicieron para el de Barbarians, pero tengo partido con el club [frente a Wasps]. Es interesante, porque puedo ver todo lo que hay alrededor de un partido y porque comparto las transmisiones con gente que sabe mucho. Y también estoy haciendo un curso de coaching ejecutivo, y hay varios chicos del club que vinieron a pedirme que los ayudara. De todos modos, todavía no me veo en ningún lado cuando deje de jugar.
–¿Qué opinás del rugby actual?
–Creo que es un deporte en constante crecimiento, en el que todo se analiza cada vez más. Hay mucho más juego con el pie, y las estrategias van variando continuamente, tanto en ataque como en defensa. Ahora vemos fuerte no solamente a Nueva Zelanda, sino también a Irlanda y Gales; también Inglaterra viene de tener una muy buena ventana y Francia está armándose. Y es increíble también lo que se avanzó en lo físico desde que llegué a Europa. Uno de los chicos de 18 años a los que ayudo en el club subió ocho kilos en apenas seis meses, sobre la base de entrenamiento y nutrición. Eso da una pauta.
–Mario Ledesma decía esta semana que las defensas siguen siendo lo que gana los partidos. ¿Coincidís?
–Totalmente. Podés tener un muy buen ataque, pero si no defendés bien, perdés. Las defensas no solamente ganan los partidos, sino también los campeonatos. Mirá lo que fue Irlanda con los All Blacks. Impresionante lo que defendieron.
–¿Y cómo ves a los Pumas?
–Creo que en este último tiempo evolucionaron estratégicamente. Veo las coberturas cada vez que se patea al cajón, se usa mejor el pie, los wings participan más y se defiende mejor. Quedó el ataque, que fue un gran cambio en el que hay que dar crédito a Daniel [Hourcade], pero veo que ahora existe un plan B por si el rival atrapa con su esquema, y que también se juega de acuerdo con el que está enfrente.
–¿Crées que pueden avanzar en la Copa del Mundo?
–Sí, les tengo mucha fe. Estoy seguro que de ahora al Mundial el equipo va a mejorar. Pienso que puede ganarle a Francia y me animo a decir que también a Inglaterra.
–¿Te sentís fuera del equipo o te ves con alguna chance de integrarlo?
–La verdad es que me veo afuera. Hace tres años fue mi último partido en la selección, los que juegan están haciéndolo muy bien y tengo una edad que... no sé si da como para que me llamen. De ocurrir, sería una grata sorpresa.
–Jugaste con Ledesma y con Nicolás Fernández Miranda. ¿Los veías como futuros entrenadores?
–Sí, claramente. Mario era un tipo muy inteligente para analizar los partidos y de mucha experiencia y personalidad. Y lo mismo Nico.
–Después de tanto tiempo afuera, ¿sentís el desarraigo?
–Ya no tanto, aunque siempre pienso en la familia y en los amigos, que están tan lejos. Pero la verdad es que tuve mucha suerte. Caí en octubre de 2006 en Biarritz, al lado de un montón de figuras, en un equipo que era campeón; debuté a la segunda semana, y a la tercera estaba jugando la Copa de Europa. Además estaba lleno de argentinos y Manu Carizza, que es mi íntimo amigo, me alojó en su casa. Y en ese momento estaban sus padres, que también me ayudaron un montón. Y después vino a Saracens, que es un club especial.
–¿Por qué especial?
–Porque le da mucha importancia a la persona, a la familia. Por ejemplo, yo duermo siempre en casa antes de los partidos. No hay concentraciones y tengo mucho tiempo libre. Y privilegia a las mujeres. A la mía, le dieron un trabajo. Y en Navidad las llevan a todas al centro, las invitan a almorzar y les dan un vale de 100 libras para que compren lo que quieran. Todos los fines de año se organiza una cena con nuestras familias en algún lugar de aquí. Además, claro, está el rugby. Tenemos uno de los mejores planteles de Europa y el club está todo el tiempo tratando de ser mejor: staff, jugadores, dirigentes. Cada partido es planificado como una final.
–¿Y Belgrano?
–Lo sigo, claro. Me gusta todo lo que creció. Yo jugué cuatro años en la primera y tres fueron en la reubicación. A veces los lunes no juntábamos 15 en el club. Y en el scrum nos llevaban con rueditas. Ahora mis amigos me cuentan que son más de 100, que las juveniles e infatiles son numerosas y que salimos campeones en M19 y en la preintermedia, en la que juega mi amigo Marcos Meninato, que es de mi camada, al igual que Pepe Olivari, que este año volvió a la primera.
Son las 4 de la tarde y ya es de noche. "Es un país espectacular, pero el clima a veces rompe la cabeza", grafica quien es mucho más que un jugador de categoría internacional. Chelo Bosch es también un grande fuera de la cancha.
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