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Los secretos del Dr. Scrum, el hombre clave de los All Blacks, y cómo ve al rugby argentino
Media hora, café de por medio, sobra para darse una lección de rugby, pero al mismo tiempo deja al interlocutor con hambre de seguir aprendiendo. Mike Cron es conocido en Nueva Zelanda como "Doctor Scrum". De la mano de Steve Hansen, desde 2004 es entrenador de forwards de los All Blacks, aunque su labor no se limita al primer equipo: es el mentor del scrum de todo el país y el máximo responsable de que Nueva Zelanda tenga el mejor scrum del mundo.
Oriundo de Christchurch, jugó al rugby en la era amateur y llegó a representar a Canterbury en un partido como primera línea. Una lesión frustró su carrera a los 27 años, y desde entonces se dedicó a entrenar. Primero a equipos de colegio secundario, repartiendo el tiempo con su trabajo de policía, que mantuvo durante 23 años. Acompañó a Hansen al frente de Gales en el Mundial 2003 y siguió a su lado cuando Graham Henry asumió en los All Blacks al año siguiente, y aun cuando lo reemplazó en 2012.
A los 64 años, anunció que después del Mundial dejaría su cargo. Su legado es inconmensurable y quienes lo conocen aseguran que extrañarán más su aporte humano que sus conocimientos técnicos, lo que ya es mucho decir. Todos los viernes a la noche antes de un test match, por ejemplo, Cron reúne a un grupo de jugadores en su habitación para jugar una ronda de backgamnon. De las cinco veces que no lo hicieron, perdieron tres partidos. "Asumo total responsabilidad de esas derrotas", dice.
–Nueva Zelanda siempre tuvo los mejores jugadores, pero antes de que llegara Graham Henry no lo plasmaban de la forma que lo hacen ahora. ¿Cuál fue el cambio que se produjo después de 2003?
–Hay que desarrollar a los jugadores. El año pasado usamos 13 primeras líneas en toda la temporada. No muchos equipos hacen eso. Usamos 28 forwards, creo. Estamos involucrando jugadores nuevos todo el tiempo. Raramente jugamos dos partidos con el mismo equipo. Estamos desarrollando jugadores todo el tiempo. Estamos en un país chico, así que tenemos que armar una buena base. Eso fue cambiando con el tiempo. Creo que los seleccionadores estamos siendo más perspicaces en convocar jóvenes para desarrollar. Eso es bueno.
–En términos culturales, ¿cuáles son sus principios?
–Hay una buena cultura. Tenemos unas pocas reglas en los All Blacks: simplemente compórtate como un All Black. Esa es la regla.
–Pero hubo un cambio a partir de la llegada de este staff…
–Probablemente ahora tengamos un mejor enfoque mental. Gilbert Enoka está con nosotros desde hace un buen tiempo y ha ayudado a los jugadores a lidiar con los momentos cruciales. Creo que eso ayudó. Probablemente sea el cambio más grande que he visto. Además ahora jugamos muchos más partidos duros por año. Ningún partido es fácil. Así los jugadores se acostumbran a jugar partidos cruciales que pueden decidirse a favor de cualquiera de los dos equipos. Me gusta compararlo con lo que pasa con Nadal y Federer en tenis. Es como un partido de esos cada siete días. Uno aprende a medida que juega en ese nivel y desarrolla la fortaleza mental. Hay que entender que los equipos necesitan un preparador físico, pero también necesitan un entrenador de la cabeza.
El scrum argentino dominante, hace 6 años
–¿Cuándo empezó a dársele más importancia al scrum en Nueva Zelanda? ¿Fue siempre así de importante?
–No creo. Pasamos más tiempo practicando otros aspectos del juego. Es sólo un aspecto más del juego. Probablemente en 2003, cuando asumí como entrenador de recursos de Nueva Zelanda, entonces me reuní con todas las franquicias y provinciales y empezamos a desarrollar entrenadores de scrum, porque no había ninguno.
–¿Por qué decidió poner énfasis en el scrum?
–No teníamos ninguna estructura. Necesitábamos una estructura nacional, así que ayudé a diseñar una. Empecé a buscar entrenadores de scrum para las franquicias, pusimos buenas máquinas de scrum en todas las franquicias, los alentamos a comprar las mismas máquinas así todos entrenaban el scrum de la misma forma. Depende de ellos si las quieren usar, pero la mayoría lo hacen. Todo se tornó más organizado. En Nueva Zelanda no teníamos ninguna organización, ningún entrenador de destrezas. Con Mick Byrne, que ahora está con Australia, recorrimos toda Nueva Zelanda, yo trabajando con el scrum, él con las destrezas; lo hicimos durante dos años.
–¿Cómo fue el proceso desde 2003 a hoy para llegar a tener el mejor scrum del mundo?
–Tuvimos un gran crecimiento. Lo más importante es que en Nueva Zelanda tenemos un scrum seguro. Las lesiones severas disminuyeron dramáticamente. Les mando a las provincias videos con técnicas de scrum y ejercicios que los entrenadores pueden aplicar. Hice videos, visité cada rincón para entrenar y ayudar con la política de cuántos scrums un adolescente puede hacer en una semana; tenemos un límite para eso. Hay una gran estructura alrededor de la seguridad del scrum, eso es lo más importante. Todos los entrenadores tienen la responsabilidad de entrenar correctamente y no hacer trampa, porque puede poner a un jugador en una situación de peligro.
–En Argentina hace dos años hubo muchos problemas con el scrum. ¿Te consultaron?
–Estuve hablando con el entrenador de scrum de la Argentina hace unos años [Emiliano Bergamaschi]. Me contó de los problemas que habían tenido y le conté lo que hacíamos en Nueva Zelanda en materia de seguridad.
–La Argentina se benefició de eso que decía de jugar semana a semana contra los mejores, ¿no es así?
–Se puede ver el crecimiento en los Jaguares. Ciertamente fueron uno de los dos mejores equipos del certamen. Al jugar continuamente con equipos mejores, eventualmente vas a mejorar, los vas a alcanzar y hasta superarlos. Es lo que ha pasado. A los Jaguares les está yendo muy bien y ahora se va a trasladar a los Pumas. Es un momento muy emocionante para la Argentina, justo de cara al Mundial.
–¿Cómo impactó la campaña de Jaguares en Nueva Zelanda?
–Fue digno de verse. Y juegan un gran rugby. Mueven la pelota, muy distinto a lo que ocurría hace muchos años. Buenas destrezas, buena condición física, marcaron buenos tries, tienen algunos de los mejores wings y fullbacks del mundo. Están mejorando año a año. Buenos entrenadores, buena gente. Es saludable para el mundo del rugby.
–Cuando Graham Henry estuvo ayudando a los Pumas, una de las cosas que enfatizó es que no sólo se necesitaban buenos jugadores y entrenadores, sino buena gente…
–Lo que uno necesita es que todos los que estén involucrados estén convencidos del objetivo o las aspiraciones del equipo. Que todos trabajen juntos en pos del mismo fin y que no sean egoístas. Es un deporte de equipo, así que todo lo que uno hace lo tiene que hacer por el equipo y no por uno mismo.
–¿Cree que en el rugby eso resalta más que en otros deportes?
–Creo que sí. Uno habla con una persona de rugby y la mayoría tiene buenos recuerdos de sus épocas de jugador, de haber compartido una cerveza, de las relaciones sociales que uno hizo, además del trabajo duro. Eso es el rugby: todos trabajando juntos y ayudándose el uno al otro. Eso es lo hermoso de este juego.
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