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El primer registro del sistema de descensos por promedios es de 1957. En 1963 se suspendió la norma y de nuevo volvieron a tenerse en cuenta sólo los resultados del año. El descenso de San Lorenzo en 1981, repuso el debate. En 1983, regresaron, salvando a River y empujando a Racing a la B, aunque había acabado el año por encima de tres equipos en el 82, y de dos, en el 83.
En casi tres décadas de historia, los descensos por promedios suman injusticias e inexplicables compensaciones matemáticas. Lo sufrieron (y lo sufren) especialmente todos los equipos que jugaban su primera temporada en una nueva categoría. Sobran ejemplos de clubes que "tiraron la liga" gracias a buenas campañas anteriores, y también abundan casos de buenos equipos que cargaron las culpas de malos resultados pasados.
"Los promedios no se discuten", fue una sentencia que sobrevoló siempre el ámbito del fútbol argentino. En 30 años, la AFA tuvo varias oportunidades de cambiar el método, de corregirlo, o al menos, de reglamentar cada situación probable para no llegar a esta coyuntura de "vacío".
En 1989, Argentino de Rosario fue subcampeón y descendió de la B a la C. Fue un motivo suficiente para renovar el debate, o, como mínimo, para revisar la legislación y ver si efectivamente estaban contempladas todas las posibilidades.
En el Clausura 2004, Talleres terminó tercero, fue sexto en la tabla de la temporada, pero descendió luego de perder la Promoción con Argentinos. San Martín de Tucumán bajó tres veces, aunque nunca estuvo entre los perores registros. Muchos saben de que se trata: Belgrano, Olimpo, Instituto, Chicago, Godoy Cruz, Central, River y varios más, en distintos tiempos, pagaron injustamente o fuera de término.
Tampoco se discutió nada cuando a partir de 1995 comenzaron a otorgarse 3 puntos por partido ganado. Los siguientes dos años, ¡la tabla de promedios seguía dando dos puntos por victoria! En 2000 llegaron las promociones, al tiempo que las ligas inventoras de esos repechajes comenzaban a preparar su salida. Ningún retoque puedo mejorar un método que en su esencia contiene la injusticia.
El bolígrafo, el colectivo, o el dulce de leche son inventos argentinos a la vista en cualquier lugar del mundo. Pero ninguna liga seria copió los promedios. No todos los inventos son buenos, ni justos, ni útiles.
Lo hecho, hecho está, pero persistir en el error es una necedad. Hay tiempo (casi dos meses) para redactar un nuevo texto, volver a los campeonatos a dos ruedas, legislar sobre los desempates (contemplando el resultado entre los rivales en cuestión, por ejemplo, y evitando más partidos y desorden). Sobre todo, hay tiempo para poner fin de una buena vez, a los descensos por promedios.
¿Consultaron alguna vez a algún matemático para saber si era posible que hubiera un campeón "descendido"? ¿Convocaron alguna vez a algún especialista en redacción de leyes y reglamentos, para evitar omisiones y contradicciones? Si la respuesta es no, se puede hacer ahora, para que a partir de agosto no haya más dislates. La supresión de los promedios es una de las ideas con mayor consenso en el fútbol, casi unánime. Algunos temas de agenda no se eligen en los despachos, los impone la realidad. Este es uno de ellos.