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Lionel Scaloni. Del insólito vínculo inicial con Sampaoli al consejo de Menotti que aplica en la selección
Quien más, quien menos, tiene presente cómo fue que quedó Lionel Scaloni de director técnico del seleccionado argentino: como un integrante residual del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli, a quien no se le renovó contrato tras el fracaso en el Mundial de Rusia 2018. Era un ayudante que estaba por detrás de Sebastián Beccacece y se ocupaba de analizar a los rivales y de ser un nexo con los futbolistas. Un empleado que no estaba en la línea de fuego. Ocupaba un segundo plano. Se fueron todos, pero Scaloni permaneció en la estructura de la AFA para cubrir por entonces una emergencia, a pedido del presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia: dirigir al Sub 20 en el torneo L'Alcudia (España) que se disputaba en agosto de 2018.
Sampaoli lo había llevado a Scaloni al seleccionado tras tenerlo en su grupo de trabajo en Sevilla. Hasta ahí, lo que es bastante conocido, como también que al actual entrenador del Atlético Mineiro no le agradó que Scaloni no se desvinculara con el resto del cuerpo técnico.
Lo más llamativo es cómo se gestó el vínculo personal entre Scaloni y Sampaoli, separados por una diferencia de edad de 19 años (41 y 60). Una historia que se remonta a varios años atrás, situada en las localidades vecinas de Pujato y Casilda, involucra al padre del DT del seleccionado y sus zozobras económicas.
Lo contó Scaloni en la entrevista en el canal AFA Play: "En 2017 vuelvo con Jorge Sampaoli al predio de AFA que conocía de la época de los juveniles con José Pekerman. Mi papá tenía una amistad de toda la vida con Jorge, de cuando vivía en Casilda. Nosotros éramos de Pujato, a 10 kilómetros. Jorge ya era un adelantado en esa época: entrenaba un equipo y trabajaba en un banco (Banco de Santa Fe, de los 18 a los 40 años). Mi viejo lo conocía porque tenía unos quilombos terrible con la plata. Iba y le decía 'aguántame que ya te llevo para tapar el descubierto'. Teníamos unos líos… Jorge le paraba las cosas, lo esperaba fuera del horario del banco. Hicieron una amistad. Mi papá incidió bastante para que pudiera dirigir en Argentino de Rosario, que era una filial de Newell’s. Él después hizo una carrera increíble. Cuando yo me retiro del fútbol lo contactamos. Me fui a Sevilla con él, tuvimos un año muy bueno, que pudo ser mejor. En los últimos cuatro meses no anduvimos. En diciembre éramos segundos con un fútbol innovador. Los jugadores nos decían que no estaban acostumbrados a esas cosas. De repente, todo se fue a pique y terminamos cuartos, clasificados para la Champions, pero muy justos, sufriendo. No era acorde con el primer tramo del torneo".
El último trabajo que compartió con Sampaoli fue en el Mundial 2018, del cual hizo el siguiente balance: "No sé si fue una desilusión. Las perspectivas no eran las mejores. Llegamos de una manera difícil, casi nos quedamos afuera en las eliminatorias. Pero cuando tenés grandes jugadores todos te ven como un rival difícil, aunque no seas favorito. Interiormente sabíamos que no estábamos bien, no llegábamos en plenitud. Y nuestro grupo era difícil. No fuimos una selección que podía competir en el nivel que exige un Mundial. Hay que tener claro que Croacia y Francia eran mejores que nosotros. No teníamos el plus de la confianza y de una buena preparación. Por eso nos fue mal". Más allá de que trascendieron varios desencuentros entre aquel plantel y el cuerpo técnico, Scaloni remarcó que "no hubo desunión".
Scaloni se encontró al frente del seleccionado mayor sin tener experiencia en algún club. Solo había dirigido a chicos de entre 10 y 11 años en Mallorca. "Todavía hoy no sé si soy bueno o si me queda grande la selección. Es algo que le pasa a todos los entrenadores, salvo a los consagrados. Me sirvieron mucho los seis partidos como interino, inconscientemente estaba trabajando para el futuro de la selección, con jugadores nuevos. Yo no sentía que me estuviera jugando el puesto, estaba trabajando para el que viniera. Un día vino Chiqui y me dijo: 'Gringo, nosotros estamos contentos, la gente está contenta, los jugadores están contentos. Tenés que seguir'. Ya van casi dos años, me siento capacitado para dirigir. Ahora, a dónde vamos a llegar, no lo sé".
A un novato para el puesto la AFA le puso cerca a un técnico campeón del mundo, César Luis Menotti, en el cargo de director general. De las reuniones compartidas, Scaloni rescata una enseñanza: "Menotti nos dejó algo claro que está buenísimo: la selección es una invitación y si venís, vení con ganas. Eso se lo decimos a los nuevos. Acá no hay malas caras, no tenés obligación de venir, nadie te asegura la camiseta de titular. Venís a ser uno más. Hay más de 300 jugadores esperando para ponerse la camiseta. A la selección se viene a rendir al máximo. Está bueno cuando los jugadores citados le dicen a la prensa 'es un sueño cumplido'. Pero después hay que demostrarlo con buena cara cuando juega un compañero. Se conformó un buen grupo, se quieren, se llevan bien. Sienten que cualquiera le puede sacar el puesto a cualquiera, eso es lo más importante, que no crean que por jugar dos partidos bien te vas a quedar 10 años con el puesto. El problema de la Argentina fue no haber buscado un recambio poco a poco. Por eso el nuestro fue tan brusco".
La entrevista abordó el capítulo Lionel Messi. Primero con un recordatorio de cuando compartieron el plantel en el Mundial 2006. "Leo siempre me carga, me dice que en los entrenamientos lo mataba a patadas. Pero es mentira. Yo era muy corredor, pero no de pegar patadas. Él era un pibe, con otros muchachos del plantel lo mimábamos".
La eliminación contra Alemania en los cuartos de final dejó un tema para el debate eterno: Messi fue suplente y no ingresó en los 120 minutos. Scaloni respaldó la decisión que tomó Pekerman: "Ahora, a la distancia, lo entiendo. Yo hubiera hecho lo mismo que José. Alemania no paraba de tirar centros y el último cambio fue de Cruz por Crespo. Había que defender el primer palo. Eso no se le podía pedir a Leo".
Ahora Scaloni asume el desafío de dirigir a Messi y buscar una integración colectiva: "No es fácil. Genera tanto Messi a nivel futbolístico, que se corre el riesgo de que el resto del equipo no fluya. Creo que pudimos hacer algo en relación a vencer las ataduras de jugar con Messi. Lo importante es que cada uno se liberara para dar lo mejor. Yo les decía: 'Leo es uno de los nuestros'. Es cierto que esta generación de chicos, los De Paul, Lo Celso, Paredes, se acercan, charlan, le cuentan. Eso ayudó. Y además estos chicos juegan bien, si no no podés armar un equipo alrededor de Leo. Leo entiende un fútbol que muy pocos pueden jugar con él. Estos jóvenes están capacitados para hacerlo".
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