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Las confesiones de un director técnico alemán
"Yo siempre prefiero marcar para recuperar la pelota y atacar, y no sólo para neutralizar, para que el rival no tenga pase." La frase se dio en una charla de café en Dortmund. Eran las once de la mañana. La dijo Jurgen Klopp, DT de Borussia, que el próximo sábado disputará la final de la Liga de Campeones de Europa frente a Bayern Munich. La escuela alemana está recogiendo los frutos de una inversión a un futuro que ya llegó, pero que demandó años de coraje para tomar decisiones, de sabiduría para aceptar que la piedra fundacional de todo siempre fue la técnica individual, y respeto para saber que quienes enseñan (los entrenadores) se deben preparar en serio y que quienes aprenden (los jugadores) deben estar abiertos a escuchar y superarse. Respeto para armar equipos pensando en el arco rival, respeto por el equipo propio, desde el análisis de las virtudes por potenciar y los defectos por corregir, pero también respeto a los rivales y a las jerarquías.
Sebastián Méndez, ex técnico de San Lorenzo y Banfield, fue protagonista de esa charla. Viajó a Alemania como una inversión al conocimiento, observó entrenamientos y habló con otros técnicos. A partir de allí, cuenta a la nacion algunos detalles del pensamiento de Klopp (45 años). El alemán nunca se enojaría. Al contrario, allá potencian el intercambio, el aprendizaje. No creen en los misterios ni en las fórmulas mágicas. Apuestan al trabajo y no dejan detalles librados al azar desde las infantiles hasta la primera división.
Partiendo de un dibujo 4-2-3-1, y tomando como referencia el 4-1 a Real Madrid, el 24 de abril pasado, formó con Weindenfeller; Piszczek, Subotic, Hummels y Schmelzer; Bender y Gundogan; Blaszczykowski, Gotze y Reus; Lewandowski. "Klopp parte con tres mandamientos:
1) Para jugar como pretendo, necesito precisión en velocidad, un ataque directo y dos centrales con unos h? así de grandes. No para que peguen , sino para que no tengan miedo en adelantar líneas, que saquen el equipo lo más lejos posible de nuestro arco. Entre la línea de fondo y los volantes no tiene que haber más de diez, quince metros, cuando el equipo ataca también está defendiendo. Necesito centrales valientes que se animen a jugar mano a mano cuando se pierde la pelota.
2) Cuando se pierde la pelota, tenemos que presionar para recuperarla antes de los cinco segundos. Seguro que siempre no se podrá, pero tenemos que jugar con esa premisa y esa intensidad. Lo que yo no negocio es la intensidad a la hora de recuperar la pelota.
3) El retroceso es siempre con posiciones fijas. Así se ganan entre 15 y 20 segundos y el equipo se reagrupa más fácil, es mejor que si cada uno quiere volver y reubicarse a su función de origen."
Dortmund juega con una gran vocación ofensiva, con laterales que se proyectan, con ataques interiores y externos, con desdoblamientos y llega a poner hasta seis jugadores en el área rival: "A mí me pueden llamar un ingenuo, pero si trato de jugar con un esquema cauteloso, lo voy a hacer mal. No está en mi esencia", le dijo Klopp al Gallego Méndez.
La conducta es clave para el DT alemán. "Prefiero que los once hagan una cosa mal, pero que sea lo que yo les digo [aunque esté equivocado] antes que cada uno haga lo que quiera." Él acepta el error como parte del juego, no acepta que la falta de actitud individual repercuta en lo colectivo. Por eso es capaz de mostrarles un video en el que dice delante de todos: "Ves, « x» fue a presionar acá, « y» fue allá, pero «z» no fue, su marca recibió libre, giró y ahí nació el gol rival". Una cosa es que vaya y sea superado y otra que se deje estar. Y al jugador le habla tres veces: 1) le explica que está haciendo las cosas mal. 2) le pregunta por qué sigue haciendo las cosas mal, si no entendió algo. 3) para separarlo del plantel.
Klopp, que arrancó como DT en un club chico como Mainz y a pesar de irse al descenso se quedó siete años, mira el torneo argentino. Pero, en ese caso, no tuvo una respuesta, sino varias preguntas para Méndez: "¿Qué les pasó? ¿Por qué el fútbol argentino dejó de ser un juego para transformarse en una guerra? ¿Cuándo perdieron la técnica individual? ¿Por qué perdieron la alegría para jugar?". ¿Por qué?
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