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Las 100 preguntas a Bruno Zuculini: la llamada de Marcelo Gallardo que le cambió la vida, su vínculo con Julián Álvarez y Rodrigo De Paul y los recuerdos de la final de la Copa Libertadores en Madrid
El mediocampista de River repasa su carrera y revela datos inéditos de su ciclo en el club millonario
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Sonríe, abraza, irradia energía positiva y contagia buena onda. Es el compañero ideal que todos quieren tener en un plantel para pasarla bien en el día a día. Juega de volante central, aunque su verdadera vocación es la de delantero, y lo ha demostrado en más de una ocasión. Se inició en Racing, fue comprado por el Manchester City como futbolista de gran potencial pero diversas circunstancias lo transformaron en un paquete que se lo pasaban unos a otros sin que nadie se decidiera a quedárselo. Así estuvo por 7 clubes diferentes en 4 años antes de recibir una llamada que le cambió la vida, en enero de 2018. Bruno Zuculini sintió por primera vez, en River, lo que era ser campeón, después de un lejano festejo en las infantiles de Racing.
Mientras lleva consumido cerca de la mitad de su período de recuperación de una rotura de ligamentos cruzados sufrida en febrero, Zucu se entrega durante casi tres horas a las 100 preguntas de LA NACION en el predio familiar “Doble Cinco” (bautizado así en homenaje a él y a su hermano Franco), ubicado en Escobar. Mientras se entrena la Reserva de Platense y firma con gusto las camisetas que le acercan juveniles de diferentes equipos, responde siempre lo mismo cuando le preguntan cómo va la rodilla y cuánto le falta para volver: “Tres o cuatro meses”. Repasa con entusiasmo su carrera y revela detalles inéditos de la consagración en Madrid y del vínculo con Gallardo.
1. -¿Sos consciente de que casi ahorcás a Julián Álvarez y estuvimos a punto de quedarnos sin goleador para el Mundial de Qatar?
-Ja, ja, ja, todavía me vuelven loco con eso, me siguen llegando memes. En marzo de este año, cuando Juli vino a jugar con la selección, salimos a comer y como tiene la foto guardada me decía: “Boludo, ¿qué hiciste?”. Yo siempre le respondo lo mismo: “Juli, yo no hago goles todos los partidos como vos, entonces cuando meto un gol quiero festejar” (risas).
2. -¿Qué pasó ese 22 de diciembre de 2018 en Emiratos?
-Metí el gol contra los japoneses del Kashima, por el tercer puesto del Mundial de Clubes. Era el 1-0 y vino Juli a abrazarme, peladito, chiquito, no gigante como está ahora, todo trabado, ¿viste? Ya ahí teníamos mucha relación, entonces viene y lo zamarreo de la alegría de meter un gol. Quedé como que lo estaba cagando a palos, ja, ja. Pasa que suelo ser bruto, los chicos me cargan con eso. Y me considero bruto: yo te quiero demostrar cariño y no lo puedo controlar, te pego un abrazo y capaz que te duele. Juli me sigue jodiendo con eso hasta el día de hoy.
3. -Contame cómo le dijiste a Gallardo que te querías ir de River, en 2021.
-Pretemporada en Orlando. Me había llamado Fabio Pecchia, el entrenador que me había llevado al Hellas Verona unos años antes. Estaba como DT en Cremonese, con la intención de ascender. “Tengo una chance concreta de ir a Cremonese, me gustaría hablarlo con vos, Marcelo”, le dije una tarde, al terminar una práctica. “Dale, después hablamos”, me respondió. Así me tuvo 4 o 5 días. Ni pelota me daba. Le comentaba que quería hablar y él me decía “después”. Yo quería liberarme, necesitaba una respuesta. Y nada. Hasta que en una práctica me recalenté y cagué a patadas a todos. Marcelo me vio enojado y me vino a hablar. “¿A dónde te querés ir, Bruno?”, me preguntó. “Al Cremonese”, le respondí. “¡¿A dónde?!”, me dijo en tono más alto. “A Cremonese”, volví a responder, pensando que no me había entendido. “¡¡¡¿Adónde?!! ¡¿Cre-mo-ne-se?! Si estás en River, ¿cómo vas a ir al Cre-mo-ne-se? ¡Vos te quedas acá conmigo!”, me largó. “Listo, Marcelo, me quedo acá”.
4. -¿Te quedaste contra tu voluntad?
-No, lo que yo quería era un mimo. Todos necesitamos un mimo en la vida. Necesitaba que me dijera lo que me dijo, saber que seguía confiando en mí. Yo no estaba convencido de irme a la Serie B, así que escuché lo que necesitaba escuchar, me di media vuelta y listo. Después, me enteré de que Marcelo se cagaba de risa. “¡¿Cremonese?!”, decía, ja, ja, así fue la historia.
5. -¿Cómo era entrar en su oficina de Ezeiza, el “Confesionario”?
-Era un problemón, seguro algo no le había gustado. Te venían a buscar Matías (Biscay), el Pollo (Buján). el Bicho (Zinelli) o el Profe Dolce y te iban anticipando algo, pero ibas cagado subiendo esa escalera caracol de metal. A mí me mostraba en los videos cómo iba... y también cómo volvía, ja, ja. En el fondo te corregía y eran enseñanzas. Siento que Marcelo fue un padre para mí, me hizo competidor, me hizo querer ganar hasta un juego de mesa, me marcó conductas y situaciones de la vida. Por eso le estaré siempre agradecido.
6. -¿Quién es Bruno Zuculini?
-Una persona simple, compañera, que muchas veces piensa más en el otro que en uno mismo. Disfruto ver que al de al lado le va bien.
7. -¿Te molesta cumplir años el 2 de abril, aniversario de Malvinas?
-Al contrario, es una fecha que me conmueve muchísimo. Algunos conocidos suben fotos de Malvinas ese día y no conmigo, y para mí es mucho mejor, porque soy muy tímido, me da vergüenza el tema de la repercusión.
8. -¿A qué se dedicaban tus viejos?
-Mi mamá fue maestra jardinera durante 25 años, en la escuela donde estudiamos con mi hermano Franco desde chiquitos, la Dante Alighieri, pleno centro de Escobar. Y mi viejo anduvo por varios rubros, desde encargado de un restaurante a impresión de revistas, anillado de libros, macetas, y ahora se ocupa del predio de fútbol que tenemos.
9. -¿Dónde empezaste a jugar?
-Saliendo de casa había tres potreros, y nuestros viejos se quedaban tranquilos si jugábamos ahí. Lo seguía a mi hermano, que es dos años y medio mayor que yo. Franco siempre fue mi ídolo. Y lo sigue siendo. También íbamos a jugar a Bolagama, unas canchas de sintético, y al CAIDE, Club Atlético Independiente de Escobar, que quedaba en la esquina de casa. Estábamos todo el día jugando a la pelota, pero nunca pensamos en ser futbolistas. Después, cuando Bruno tenía 9 años y yo 7 fuimos a probarnos a Racing.
10. -¿Cómo cayeron en Racing, viviendo en Escobar?
-Es una historia peculiar. Mis tíos caminaban por la avenida Nogoyá, donde está la sede de Racing de Villa del Parque, y vieron un cartel que decía: “Prueba de jugadores categoría 90 y 93″, que eran justo las nuestras. Le contaron a mi vieja, fuimos un par de semanas a probarnos y quedamos. Tuvimos la suerte de que mi viejo siempre nos llevó a todos lados.
11. -¿Te destacabas de pibe?
-No mucho. A mí me gustaba jugar arriba, meter goles, y cuando el coordinador de Racing me preguntó de qué jugaba, no me animé a decirle “delantero” y Franco le contestó: “De 5″. Yo nunca había jugado de 5, y así empezó mi carrera de volante central. Es el día de hoy que mi viejo me recrimina no haberle dicho que era delantero. Me gusta jugar arriba, tengo varios goles en el área chica. He ido de caradura también. Muchas veces, Marcelo me decía: “Por favor, Bruno, ¡no vayas más!” (risas). Siempre que voy, tengo la sensación de que meteré un gol.
12. -¿De qué equipo eras hincha de pibe y quién era tu ídolo?
-Fui siempre de Racing, si entré con 7 años y viví 14 años en el club. Después, seguíamos al equipo con mi hermano y mi viejo a todos lados. Mi viejo nació en Cañada de Gómez, Santa Fe, y como la única tele que había en su barrio era de un hincha de Boca, él decía que era de Boca para estar ahí, pero jamás fue a la cancha. Jugaba al rugby en su pueblo, tenía muy poco fútbol, y a nosotros no nos impuso nada. Así que siempre fui hincha de Racing. Mi ídolo era Bastía. Imaginate: llegamos a Racing en el 2000 y al año siguiente fue campeón, y el Polaco era el 5, justo mi posición, con las mechas al viento, la entrega y todo. Me compré varias camisetas con el 5 y el apellido Bastía y las tengo guardadas y firmadas. Mantengo contacto con él, hace poco hablamos.
13. -¿Quién era mejor de chico: vos o Franco?
-Franco resaltaba porque físicamente era un animal desde chiquito y hacía mucha diferencia. Aparte era volante con llegada, por la derecha, te pasaba por arriba. Tiene un corazón gigante, lo quiero siempre para mi equipo.
14. -Vos sos parecido.
-Puede ser, en River me ordenaron bastante, siempre fui de correr para todos lados como un loco, porque físicamente somos buenos los dos. Yo quería recuperar la pelota como un perro cuando sale a la calle y no tenía que correr a todos, porque River era un colectivo que funcionaba por sí solo. Eso me enseñó Marcelo, a entender los roles y jugar en equipo. Me acomodó y me hizo crecer un montonazo.
15. -¿Por qué tenés a tu hermano como ídolo?
-Porque siempre lo seguí y lo admiré. También por todo lo que ha pasado. Sufrió tres roturas de cruzados en la misma rodilla y salió adelante, y ahora que me toca a mí me doy cuenta lo duro que es atravesar una lesión así. Llegué a ser alcanzapelotas de Franco en la primera de Racing, y como él jugaba por la derecha yo me ponía siempre de su lado, para tenerlo cerca y dársela. En el segundo tiempo, el Indio, que manejaba a los chicos y al que quiero mucho, me decía: “Dale, cambiate para el otro lado”. Compartimos cancha en Racing con Miguel Russo y en el Hellas Verona. Después fue a las selecciones Sub 15, Sub 17 y Sub 20 y siempre quise hacer la misma carrera que él. Tiene 33 años y está en el Spal Ferrara, en la segunda de Italia.
16. -En tu época salieron muy buenos jugadores de las inferiores de Racing.
-Claro, el predio Tita creció un montón, y me alegra, porque Racing es un club al que quiero mucho. Cuando se fue Alfio Basile, llegó Luis Zubeldía y nos juntó a varios chicos de las inferiores e hicimos una gran campaña. Estaban Valentín Viola y Luis Fariña, categoría 91; Ricky Centurión, Luciano Vietto y yo, categoría 93 y Rodri De Paul, que es 94. Nos tocó jugar porque no había dinero para traer jugadores, en esa época estaba solo la cancha auxiliar para entrenar y nada más.
17. -¿Centurión tenía problemas de indisciplina de pibe?
-A Centu lo conozco desde los 10 años, y es re tranquilo y super profesional. En los tests físicos era una bestia, siempre con las mejores marcas. Y jugaba de forma descarada, como lo hizo después en Primera. Perdí el contacto con él, pero cuando juega trato de acompañarlo a la distancia. Es un gran chico, eh.
18. -¿Y De Paul pintaba tan bien en inferiores?
-Jugaba bien y se veía que iba a ser importante, mostraba liderazgo, aunque no lo ponían tanto al principio, y jugaba de extremo. Hoy es un todocampista completísimo. Y aparte es una de las personas que más me han hecho reír en mi vida, es muy gracioso. ¿Viste esas personas con chispa, que te sacan un chiste de cualquier cosa? Bueno, así es Rodri. Por otro lado, yo soy una persona que se ríe de todo. Hoy me pasa lo mismo con Palavecino, me hace matar de risa.
19. -De Paul declaró hace unos años que vos “comías como jugabas”, ¿puede ser?
-¿Rodrigo dijo eso? ¡Es una gran frase! (risas) Me ha pasado mucho de cometer faltas por acelerado. Y también como rápido, es verdad, siempre tengo que esperar que mi mujer termine porque yo como en 5 minutos y ya le quiero sacar el plato (risas). En esa época, los chicos me volvían loco con pavadas: me ponían arena en las zapatillas, o piedras, esas boludeces. Lo hacían porque nunca me enojaba ni reaccionaba. Soy así. Siempre me apoyé en los referentes que había en el club: Saja, Cahais, Pelletieri, el Tano Ortiz, el Ratón Ayala. Los adoro a todos, tengo un gran recuerdo de ellos. Se acercaban a hablarnos y nos aconsejaban. En las charlas antes de saltar al campo, Saja nos hablaba como capitán y salíamos llorando a la cancha, te tocaba las fibras íntimas.
20. -¿Qué te acordás del día de tu debut?
-Tenía 16 años, y al asumir Claudio Vivas hizo una semana de entrenamiento para probar a los juveniles que le habían marcado. Eligió a cuatro, entre ellos a mí. Nos llevó a la pretemporada y en la charla previa al partido con Gimnasia, en La Plata, me dijo que iba a jugar. ¡Tenía un susto! Aparte me puso de volante por izquierda y por ese lado iba el Sapito Encina, que volaba. Perdimos por 1-0, jugué hasta los 75 minutos. Vi de vuelta ese partido entero un tiempo después y estaba a otro ritmo, la verdad, aunque pegué un pelotazo en el travesaño.
21. -Tuviste como DT a un Simeone que recién comenzaba, ¿ya se veía su potencial?
-Al Cholo y al Profe Ortega se los veía muy intensos. El Cholo era un loco, un obsesivo, estaba a los gritos, impulsaba una dinámica muy distinta a la que veíamos, un método europeo. También muy detallista con la comida y el peso, antes comíamos cualquier cosa.
22.-¿Quién te pidió para el Manchester City en 2014?
-Hubo un scouting en Sudamérica entre 300 y 500 jugadores y quedamos un brasileño y yo. El entrenador era Manuel Pellegrini. Hice la pretemporada, pero estando allá me di cuenta de que había mucha diferencia, no me sentía a nivel técnico, físico ni mental para competir con esos monstruos. No fui preparado como fue Juli ahora, con 5 Copas Libertadores en el lomo; en Racing nosotros veníamos de jugar un repechaje de Sudamericana. Los jugadores de ese plantel del City eran mucho mejores que yo y tampoco le di la importancia que merecía, no tuve a alguien a mi lado que me dijera lo que tenía que hacer. Fui solo, mis viejos iban y venían, pero al final me sirvió de aprendizaje, porque hasta ese momento siempre me había tocado jugar, nunca había sentido esa sensación de que ni te citen para un partido. Y con eso también crecés.
23. -¿La pretemporada era muy distinta?
-Sí, empezando por el clima: ¡hacía mucho frío y llovía todos los días! Se lo anticipé a Juli: “Si podés, llevate a toda tu familia, que te va a ayudar mucho”. Se llevó a la mamá, al papá, al hermano, a la novia, viven todos en un mismo edificio, es lo mejor que pudo haber hecho. Yo no pude. Cuando fui, estaban el Kun, Otamendi, Zabaleta, Martín (Demichelis) y Willy (Caballero), que me adoptó y me llevó a su casa, porque estaba en un hotel. Pasé mucho tiempo en la casa de Willy, tengo un recuerdo hermoso de él y de su familia, dormía en el altillo. Y recuerdo que muchas tardes se juntaban a charlar de fútbol con Martín, y a veces también venía Germán Lux, de España. Yo no entendía nada de lo que hablaban.
24. -Llegaste a jugar un amistoso que le ganaron por 5-1 al Milan y también contra el Arsenal por la Community Shield.
-El 5-1 al Milan fue en la pretemporada en Estados Unidos. Hice tres con el City: dos con Pellegrini y una con Guardiola. Y me fue muy bien en todas las pretemporadas... mi problema era la temporada, no la pre (risas). Jugué de doble 5 con Fernando, un brasileño que hoy es el capitán del Sevilla. Y contra el Arsenal jugué en Wembley, era un cuento de hadas. Entré los últimos 10 minutos, perdimos por 3-0, pero Manuel me dio esa hermosa chance. A Manuel lo crucé en el hotel, antes del partido despedida de Marcelo con el Betis y le agradecí por todo.
25. -Llegaste a enfrentar al Real Madrid, ¿no?
-Esa fue la siguiente pretemporada, en Melbourne, entré a los 15 o 20 minutos, y otra vez me fue muy bien, a tal punto que el ayudante de Rafa Benítez, entonces DT del Madrid, era Fabio Pecchia, un italiano que después me llevó al Hellas Verona y me dio la posibilidad de jugar 40 partidos seguidos en Europa.
26. -No entiendo por qué se dio tu salida del City la primera vez, cuando recién te habían comprado.
-Supuestamente iba a competir por un lugar, iba a pelear, a seguir creciendo. Fui con la ilusión de jugar, sabía que me iba a costar, pero jamás imaginé que tendría que ir tan rápido. Hice esa muy buena pretemporada y a las dos semanas apareció Frank Lampard, que se había ido del Chelsea a jugar al New York City, pero como la franquicia se demoraba en abrirse y recién iniciaba en 6 meses, se quedó en el City y jugaba de lo mismo que yo. Al principio lo canalicé mal, hasta que después me di cuenta de que siempre lo más fácil es echarle la culpa al técnico. La verdad es que no estaba preparado ni capacitado para jugar a ese nivel.
27. -Ahí te decidiste por el Valencia.
-Había varios clubes interesados. Me llamó Poroto Lux, que jugaba en La Coruña, pero en el Valencia estaban Rodri (De Paul) y el Ratón Ayala, con los que había compartido en Racing, también Otamendi, y preferí estar con conocidos. Con el diario del lunes digo que fue una mala decisión porque ese Valencia era un equipazo que clasificó a la Champions League. Jugué 20 minutos en todo el semestre. Y merecido, eh, porque no estaba en ese nivel. Ni siquiera iba al banco. Creo que en La Coruña me hubieran dado otro protagonismo, hubiera jugado más.
28. -¿Mantenés contacto con Otamendi? ¿Le metés fichas para que juegue en River?
-No hablo con Nico, perdí un poco de vínculo. Teníamos una gran relación porque vivíamos todos en el mismo condominio y nos juntábamos. Estaban Rodri, Nico, también Lucas Orban y Enzo (Pérez), con el que coincidimos dos semanas en Valencia. Me acuerdo que llegó y a los 3 días debutó contra el Real Madrid y ganamos por 2-1. Yo lo vi desde afuera, claro. Y después me fui. Creo que Nico en algún momento va a venir a River, es muy ligado a su familia, vive en Pacheco, cada vez que viene, se acerca al barrio. Va a depender de él, quizá se saca las ganas pronto, sería grandioso.
29. -Después de esos 6 meses en Valencia te fuiste al Córdoba.
-Correcto. Primera de España. No nos fue bien como equipo y faltando un mes para terminar la temporada me rompí los meniscos. Rescindí el contrato y me fui a operar a Londres, todo a cargo del City, porque seguía perteneciendo a ellos y después pedí permiso para hacer la rehabilitación en Argentina con Jorge Bombicino y su equipo. En el City confiaban en Jorge porque había recuperado a Tevez cuando estuvo en el club, lo había llevado Manuel (Pellegrini). Fueron dos meses y ya estuve listo para arrancar la temporada siguiente.
30. -Ahí volviste al City para tu segunda pretemporada.
-Sí, y apareció el Middlesbrough con el famoso fichaje de emergencia. Es una cláusula que existía, o existe, no sé, entre clubes de Inglaterra: si se te lesiona un volante central, por ejemplo, y te gusta un volante central de otro club de Inglaterra lo podés contratar por el tiempo que esté lesionado tu jugador y después vuelve al club de origen. Eso me pasó. Me pidió Aitor Karanka, aquel defensor central del Real Madrid, y fui al Boro para reemplazar al capitán, que se había lesionado. Anduve bien, pero a los dos meses tuve que regresar, porque se había recuperado el capitán. De hecho, ese Boro terminó ascendiendo. Volví al City y en diciembre fiché por el AEK de Atenas.
31. -Picante el fútbol griego, ¿no?
-Picantísimo (risas). El primer partido fuimos a jugar a cancha de Atromitos, mi papá estaba en la tribuna. Y en un momento se metieron los hinchas de los dos equipos a pelearse adentro del campo de juego, eran 30 y 30, ponele. Una locura. Nosotros nos fuimos corriendo al vestuario. Allá van a la cancha con cuchillos, con bengalas, cualquier cosa. Grecia es un país divino, hermoso. Tuve como compañero a Diego Buonanotte, que me ayudó mucho cuando me rompí el dedo. Un fenómeno Diego y su mujer, sigo en contacto con él.
32. -¿Cómo te rompiste el dedo?
-Otra insólita. Le ganamos a Olimpiacos con Gustavo Poyet de entrenador. Nos dieron dos días libres: el primero me lo tomé y el segundo fui al club a entrenar. Fui solo, no sé por qué, y salí a trotar con un profe que estaba en el club. Y de la nada, trotando, de golpe me empezó a arder el pie, pero mal, no entendía nada. ¿Resultado? Me había quebrado el quinto metatarsiano, pero me lo fracturé completo. Una pena, porque había andado muy bien en esos primeros partidos. Y fue otra vez la misma historia: avisarle al City, ir a Londres a operarme y volver a la Argentina a recuperarme con Jorge Bombicino, con su hijo Franco y con Ricky Confalonieri, todos kinesiólogos a los que después tuve en River.
33. -Ahí vino tu tercera pretemporada con el City.
-Exacto. Ahora ya con Guardiola, con muchos rondos, trabajos de posesión. Pep es muy claro con su mensaje, muy respetuoso, charlaba con todos. Me enteré de que me quería el Rayo Vallecano y le fui a hablar para irme.
34. -¿No te interesaba quedarte a pelearla?
-Es que ya me daba cuenta de que corría de atrás, que no iba a tener chances, si lo más fácil para mí hubiera sido quedarme y cobrar el sueldo. No iba a jugar, no me sentía al nivel de ellos, en las prácticas no jugaba. Guardiola me dijo que admiraba al Rayo, porque jugaba bien y era ofensivo, que fuera. Y eso hice.
35. -¿No te sentías mal de tener que irte a préstamo de un club a otro?
-No me sentía cómodo ni a gusto con lo que me pasaba, extrañaba mucho, además, trataba siempre de llevarme uno o dos amigos por un par de semanas para que me acompañaran. Sentía que no cumplía mis deseos, estaba en Europa pero no disfrutaba.
36. -¿En el Rayo jugaste?
-Al principio jugué, pero después cambiaron de entrenador, vino Ruben Baraja, un histórico jugador del Valencia, y nos separó a Johan Mojica y a mí. Nos dijo que no éramos de su agrado. Hoy, Mojica está en Villarreal y juega en la selección Colombia. En ese momento me buscó Fabio Pecchia, que me había visto en el City, y me pidió para el Verona, en la Serie B, donde estaba mi hermano. Nos reencontramos después de ese tiempito que compartimos en la Primera de Racing. Fue hermoso que la familia se volviera a juntar, nos visitaban nuestros viejos y estábamos todos juntos.
37. -Ahí finalmente pudiste tener continuidad.
-Claro, jugué mucho. Me fue bien a mí y al equipo: ascendimos. Y a los 6 meses me compró definitivamente el Verona. Ahí yo jugaba de 5 y a mis costados tenía a mi hermano y a Daniel Bessa, un brasileño que es un fenómeno, yo de tapón y ellos dos de internos.
38. -¿Cómo evaluás tu paso por las selecciones juveniles?
-Entrené con el Sub 17 del Checho Batista y el Tata Brown, pero no llegué al Sudamericano. Sí jugué el Sudamericano Sub 20 de Perú en 2011, ahí nos dirigía Walter Perazzo y estaban Rogelio Funes Mori, Tagliafico, Pezzella, Iturbe, Rodri Battaglia, el Cabezón González Pirez, Hugo Nervo, una linda banda. Jugaba de doble cinco con Cirigliano y metí dos goles, uno Perú y otro a Colombia. Después, venía el Mundial de Nigeria y me tuve que dar 14 vacunas, 7 en cada brazo… y al final quedé afuera, ja, ja. Igual, no me lo tomé tan mal porque ya jugaba en la Primera de Racing. Con el Cabezón Pirez quedó la amistad desde ese momento, mantuvimos el contacto. Siempre me acobijó, hasta el día de hoy: aparte tiene una fuerza de bruto, que te abraza y te duele todo (risas).
39. -¿Cómo te enteraste que te quería River?
-Habíamos arrancado muy mal el campeonato en Verona y nos tuvimos que ir a un pueblito cerca de Bologna a entrenarnos porque la barra nos quería matar. Estando en ese pueblito me habló Franco Bombicino y me dijo: “Te va a llamar el Muñeco”. Más allá del mal momento que vivíamos, no tenía ninguna intención de volver al país.
40. -¿Gallardo te llamó de una o te mandó whatsapp?
-Me mandó mensaje. “¿Te puedo llamar?”, me preguntó. Yo temblaba. Era de noche en Italia y estábamos por salir a comer con mi hermano. Me dijo: “Respondele ya, boludo, tenemos que saber antes de ir a comer”.
41. -¿Qué te dijo el Muñeco?
-Pensé que me iba a sondear, pero fue directo al grano. “Quiero que vengas acá para competir y ser el reemplazo de Leo Ponzio. Te conozco, sé quién sos y cómo sos. Vení que vamos a ganar”. Me impactó. Marcelo es muy de la palabra, te habla y te convence. River era imparable y yo nunca había salido campeón en mi vida. “Si querés, viajo mañana”, le contesté, sin dudar.
42. -¿Qué te contestó?
-”Listo, ahora yo me encargo, quería saber eso nada más”. Si le decía “estoy cómodo en Italia, dame unos días para pensar”, creo que me daba de baja. Acá fue por teléfono, pero cuando te habla mano a mano, Marcelo quiere que lo mires a los ojos, que no le saques la mirada. “Hermano, te tenés que ir ya, es una oportunidad hermosa”, me dijo Franco apenas corté. Se reía y lloraba a la vez, porque me iba. Al otro día le avisé al director deportivo y a los 3 días estaba en Buenos Aires.
43. -¿Qué fue lo que más te sorprendió de River en las primeras prácticas?
-Primero, la dinámica de General Paz y Panamericana, esa locura argentina que es hermosa ja ja, la necesitaba. Si llegaba rápido a mi casa sentía que me faltaba media hora de viaje. Después, la calidad humana de los jugadores, que son los mismos de ahora: Enzo Pérez, Leo Ponzio, al que conocía porque había sido compañero de mi hermano en Zaragoza. Leo, enseguida me dijo “vení para acá”, y me cobijó, y eso que íbamos a competir por el mismo puesto, y Leo es competidor nato. Agradezco y valoro muchísimo esa ayuda de los referentes apenas llegué. Hoy, con 5 años en el club, puedo disfrutar estar en River, en ese momento me costaba, o no lo entendía. River es un lugar mágico.
44. -En la Supercopa contra Boca entraste con el partido 1-0, ¿qué te pidió Gallardo?
-Entré por Enzo a los 20 del segundo tiempo. “Marcalo a Tevez”, me dijo, como siempre. En Madrid fue lo mismo. Carlitos es crack, no podía dejarlo solo. Y a los pocos minutos de entrar vino ese córner en el que dicen que le hice penal a Pablo Pérez, pero en realidad nos agarramos los dos, de ahí siguió la contra de Nachito y el gol de Scocco. Fue el primer título de mi vida. ¡Y a los 3 meses de llegar! Pensaba: ¡esto es River, esto es lo que buscaba, competir al máximo y ganar! Y a partir de ahí vinieron los 32 partidos sin perder, donde me tocó jugar bastante.
45. -Bravo Pablo Pérez, ¿no?
-No, es un fenómeno Pablo. Nos cruzamos varias veces en el hotel, en Cardales, y charlamos lo más bien. Es un pibe genial que se transforma adentro de la cancha. Siento mucho respeto por él y lo admiro: a la edad que tiene sigue jugando muy bien, es un jugadorazo.
46. -¿En River se enojaron con vos cuando saltó que estabas mal incluido en los partidos de Libertadores por una suspensión que debías de un partido con Racing?
-No, porque el club había preguntado a la Conmebol si estábamos todos habilitados y le habían dado el ok. Yo me quería matar, igual, ni me acordaba de esa suspensión de cinco años atrás, por una discusión con el Tanque Silva, en un Racing-Lanús por la Sudamericana. Por suerte nadie reclamó en el momento.
47. -¿Por qué no fuiste al banco contra Gremio en Porto Alegre?
-En la ida estuve en el banco pero no entré, y como perdimos por 1-0, para la vuelta Marcelo llevó a casi todos delanteros, muy pocos defensores y volantes de marca. Enzo entró por Leo, lesionado, y listo. Yo viajé y vi el partido en el palco. Como estaba muy lejos del vestuario, bajamos como 15 minutos antes del final. El empate de Rafa lo escuchamos caminando por las tribunas y el penal del Pity ya en el vestuario, con los dirigentes, los utileros y demás. Fue una locura total. Después nos metimos adentro de la cancha, con esa llovizna tan especial. Un momento hermoso, inolvidable.
48. -¿Te sorprendió que Gallardo armara línea de 3 centrales para la final de ida en la Bombonera?
-¡Esa fue mundial! Salimos a entrenar uno o dos días antes del partido, no recuerdo bien, y como había drones, Marcelo nos mandó a todos adentro de un salón. Y ahí nos dijo: “vamos a jugar 3-5-2″ y empezó a mostrar los movimientos haciéndonos pasar la pelota con la mano. ¡Así lo hicimos: en un salón y pasándonos la pelota con la mano, como los chicos cuando juegan! Increíble. Porque era muy pequeña la sala, te juro (risas). ¡Imaginate la mentalidad de ese plantel! Jugaron el Chino Martínez Quarta, Maidana y Pinola, con Montiel y Casco de laterales, adentro Enzo y Pala, el Pity de enganche, Rafa y el Oso arriba. En el segundo tiempo entramos Nacho, Juanfer y yo.
49. -La charla técnica debe haber sido especial, porque no los podía acompañar.
-Marcelo nos daba la charla dividida en dos partes: en el hotel, o en la concentración, un par de horas antes del partido, y la segunda parte en el vestuario, antes de salir a jugar, ahí ya con tono bien emotivo. Te tocaba la fibra íntima y querías salir a ganarle a cualquiera. Te revolvía la cabeza con un positivismo tremendo. Era lo que decía y cómo lo decía: su forma de hablar, fuerte, convencida, efusiva, como que no te dejaba dudas al momento de salir a la cancha. Me pasa hasta el día de hoy: salís a la cancha y sabés que ganás. River es eso: salís a la cancha y sabés que ganás, que es muy difícil que no ganes.
50. -Bueno, en 2022 no ganaron demasiado.
-Es que después son 11 contra 11, y podés estar en peores o mejores momentos, pero lo que yo siento, en lo personal, cada vez que salgo a jugar con esta camiseta es: “Este partido lo gano”. Eso está buenísimo. A mí no me había pasado en ningún club algo así y River es eso: tenés mucha confianza y jugadores buenísimos al lado que se matan. Está genial sentirlo así.
51. -Estábamos en la charla previa a la final de ida con Boca.
-Bueno, te decía: siempre nos daba la charla en dos partes, y esa vez la tuvo que dar toda de una, le metió una energía tremenda en la concentración. Salimos hacia la Bombonera con esas palabras en la cabeza.
52. -¿Podías creer que Pratto empatara sacando del medio?
-Jamás imaginé que podía venir un gol sacando del medio. Llegué a ver cuando el Oso se sacó de encima a Izquierdoz y le pegó, y de golpe vino corriendo para el banco a abrazarse con Lux. No podíamos creer lo que pasaba, en dos segundos viajamos de la tristeza por el gol recibido a la euforia del gol convertido, yo me metí en la cancha y me abracé con Ricky (kinesiólogo). Había un gran silencio, nos escuchábamos entre nosotros, unos cuantos hinchas de Boca seguían festejando el gol de Wanchope, ni se dieron cuenta del empate.
53. -Entraste faltando 15 minutos.
-Por Enzo, sí, de nuevo con la indicación de seguir a Tevez, pero en esa jugada del final yo me comí un amague, Carlitos se la llevó, Maidana le tiró una patada tremenda que no lo agarró y Franco (Armani) le tapó el mano a mano a Benedetto. Fue una atajada infernal. En el vestuario la sensación era que no se nos podía escapar esa final. Eran varias señales: el gol sacando del medio, el segundo empate, la tapada final de Franco… Teníamos una confianza terrible. Más la que transmitía Marcelo.
54. -¿Cómo viviste el día de la suspensión en el Monumental?
-En el gimnasio y el vestuario tenemos los televisores prendidos habitualmente pero ese día estaban apagados. En la Copa, alguien de la Conmebol pasa siempre para chequear las camisetas. Dicen tu nombre, tenés que mostrar la camiseta y te dan el ok. Eso pasa hasta el día de hoy, y después de ese chequeo hacemos la movilidad para la entrada en calor. Ese día no venían los de la Conmebol, las teles estaban apagadas, hasta que prendimos una y nos enteramos de los piedrazos. Y ahí mismo nos dimos cuenta de que no se iba a jugar el partido. Nosotros decíamos: “No podemos jugar con rivales heridos, sería una ventaja deportiva”. Lo teníamos muy claro: no íbamos a jugar bajo ningún punto de vista.
55. -Pero un par de horas después se anunció que se jugaba, hasta salieron los árbitros a hacer el precalentamiento y el profe de Boca a poner los conitos.
-Nos obligaban a salir, pero no queríamos, iba a ser algo injusto para el rival. Nosotros queríamos ganar como se debe, en igualdad de condiciones. Se dijo después que estábamos preparados para salir a jugar y fueron todas mentiras. En ningún momento nos cambiamos.
56. -¿Qué pensaban en la previa de Madrid? ¿Cómo la veían?
-Noooo, no, Madrid es una locura. Había un positivismo tremendo. Nosotros la pasamos muy bien, fuimos a entrenar al predio de Real Madrid y nos sacábamos fotos hasta con las máquinas de hacer cuádriceps. No hicimos nada táctico esos dos días, nos cagamos de risa, hacíamos rondos, ya estábamos mentalmente muy fuertes. Eso buscaba Marcelo y el cuerpo técnico en los partidos definitorios. Organizaba torneos de truco con premios, nos juntábamos a escuchar música, ¡y a los dos días jugábamos un partido recontra chivo! Lo hacía para que nos relajáramos, como diciendo: “ustedes están preparados para cualquier cosa, jueguen, diviértanse”.
57. -¿A qué se debía esa confianza? Boca tenía más plantel, River llegaba con un solo delantero (Pratto), porque Mora y Scocco estaban lesionados y Borré suspendido.
-En el banco Boca tenía a Gago, Tevez, Zárate y Wanchope, y hasta Cardona quedó afuera, imaginate. No sé explicarte por qué, pero nosotros sabíamos que íbamos a ganar esa final, mismo en Madrid que empezamos perdiendo.
58. -¿Cómo lo viviste en el banco?
-Boca nos esperó muy bien en el primer tiempo, con Villa por un lado, Pavón por el otro y Benedetto muy picante, Wilmar Barrios que marcaba bien. En el entretiempo nos llegaron las indicaciones de Marcelo. No me preguntes cómo, pero nos llegaron: que teníamos que seguir igual, que íbamos a ganarlo, que era cuestión de tiempo, que había que estar atento a las contras, porque Boca corría muy bien de contra.
59. -¿Qué sentías vos por dentro en el banco del Bernabéu?
-Estaba recontra cagado cuando íbamos perdiendo, cagado y triste a la vez. Y cuando empatamos, estaba cagado pero también con ganas de entrar. Después del empate del Oso lo miraba de reojo a Matías (Biscay) como diciendo: “poneme un rato”. Para patear penales no me iba a poner, porque no pateo penales, pero era un lujo estar ahí, me sentía en Disney, era la cancha que soñaba, la que usaba en la Play. Era Disney pero con mucha responsabilidad, por eso también estaba así.
60. -Entraste con el partido 2-1.
-Unos minutos después del gol de Juanfer y al mismo tiempo que Tevez. Cuando llaman a Carlitos, enseguida me llamaron a mí. Entramos los dos al mismo tiempo, yo por Nachito (Fernández) y la misma indicación de siempre: “Estate muy cerca de Tevez, que puede resolver el partido”.
61. -Casi metés un gol de media cancha.
-No me hables, dejá, es que venía de un par de contras muy claras. En una se la pedí al Pity Martínez y no me la dio, en otra estaba al lado de Julián y pateó al arco. Cuando tuve una chance, lo vi adelantado a Andrada y pateé por arriba… pero bueno, hice cagada (risas).
62. -¿Qué sentiste con el tiro de Jara en el palo?
-Que no veía la hora de que terminara el partido. Ellos estaban jugados, nosotros sabíamos que, si conectábamos un par de pases, metíamos otro gol. En la corrida del Pity, salí disparado detrás de Pinola y terminé en la montonera sobre el Pity. Es muy loco que, hasta el día de hoy, sigo recibiendo fotos nuevas de Madrid. Tengo 5 fotos hechas cuadros. La mejor, para mí, es la de la ronda en la mitad de la cancha tomada desde arriba. Se la compré a una chica llamada Florencia, y la puse en mi cuarto. No tengo la foto de mis viejos ni de mi hermano, ahí tengo la foto de la ronda eterna, como le pusimos, ja, ja.
63. -Terminó el partido, ¿con quién te abrazaste primero?
-Volviendo de la montonera del Pity, llegamos al medio y se terminó el partido. Me abracé con Ricky, que venía corriendo, y enseguida nos empezamos a cruzar y abrazar todos con todos, fue una locura, éxtasis total. Después nos encontramos cerca del banco de suplentes y ahí empezamos a festejar juntos y fuimos a la tribuna de River. Con Marcelo nos dimos un abrazo en la cancha, en el vestuario y también en el hotel.
64. -¿Con Flamengo el año siguiente llegaste a sentirte campeón?
-Sí. Mi mamá y mi mujer estaban en la tribuna, cerca, las había visto, y faltando 10 minutos, miré el reloj y sentí que éramos bicampeones, porque en el partido no pasaba nada, aunque habíamos bajado un poco la intensidad. Juli entró de 8, a marcarlo a Filipe Luis, me acuerdo porque lo teníamos al lado del banco. Y de golpe, en cuatro minutos cambió todo. Terminó el partido y estábamos incrédulos, no nos dio ni tiempo para enojarnos. No podíamos entender lo que había pasado.
65. -¿Cuando les cayó la ficha?
-A mí, en el avión de regreso. En la vuelta de Emiratos, el avión había sido un fiestón y acá estábamos todos en shock, en silencio, mirando para abajo. Muy feo.
66. -A los pocos meses, Boca les arrebató el campeonato en la última fecha. ¿Cómo digirió un equipo tan acostumbrado a ganar dos mazazos en tan poco tiempo?
-Nos costó levantarnos y volver a tener ganas de intentarlo. Hubo muchas charlas entre nosotros, no entendíamos por qué habíamos pasado de ser casi imbatibles a perder una final en 4 minutos y un campeonato en dos partidos. No había respuestas, la verdad. El esfuerzo se había hecho, se había jugado muy bien y se había competido hasta el final, pero no nos alcanzó. Pasa en el fútbol.
67. -Cuando le ganaron por 4-0 a Racing y salieron campeones de la Liga en 2021, fuiste a buscaste a Felipe Peña en muletas y le hablaste, ¿tenés una sintonía especial con los jóvenes?
-Felipe se había roto los cruzados, y quise sumarlo al festejo. A mí me gusta estar cerca de los chicos, porque cuando tuve la edad de ellos no teníamos esa cercanía con el jugador más grande. Eran otras épocas, y te marcaban la distancia. Eran grandes por un lado y chicos por el otro. Hoy, (el Diablito) Echeverri toma mate con nosotros y está hace una semana con la Primera, y boludea tirando al aro de basquet todas las mañanas como uno más. Ya está integrado, y es genial que así sea, para que exprese su talento en la cancha lo más rápido posible.
Zuculini y Peña Biafore: caminando a la gloria. 🏆👏
— SportsCenter (@SC_ESPN) November 26, 2021
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68. -¿Te mandoneaban mucho los grandes?
-Y... (risas) algunos lo hacían: quizá te pedían que le llevaras un café o el agua caliente, o que le prepararas una ensalada. Yo lo hacía con gusto, pero hoy es impensado que un grande le diga a un chico: “pibe, traeme el agua para el mate”.
69. -Se notaba que tenías muy buena onda con Julián Álvarez y con Palavecino, especialmente.
-Sí, sí. Juli es una persona con la que congeniamos mucho de entrada, y desde el primer día se vio el jugador que es. Se notaba cómo se preocupaba por querer mejorar y entender mejor el juego. Y Pala es la persona que más me hace reír de todas, es muy gracioso. No te das una idea de lo que es ese chico. No parece, ¿no? Lo amo a Pala.
70. -¿Quién te sorprendió más por su actuación en el Mundial: Julián o Enzo?
-No me sorprendió ninguno porque a los dos les vi hacer cosas impresionantes en los entrenamientos hasta el último día que estuvieron en River. Por adentro decía: “Estos chicos tienen algo más”. Me sorprendió del Gordo cómo se metió en la lista, porque recién debutó en la selección en la última ventana de amistosos.
71. -¡¿El Gordo?!
-Enzo, sí, porque antes era gordito, tenía cachetes, ahora tiene un físico de puta madre. Pero él se ocupó y se propuso mejorar, le dio mucho tiempo y esfuerzo para cumplir su sueño y lograr todo lo que está logrando ahora.
72. -¿Qué sentiste cuando le metió el gol a México?
-Estaba en mi despedida de soltero, en Mendoza, con 25 amigos. Terminamos de almorzar y nos pusimos a ver el partido: fue un quilombo infernal con los goles, olvídate. En el Mundial no les escribí, ni a Enzo ni a Julián, no los molesté, trato de no joderlos. Sí veo todos los partidos que juegan, los sigo en silencio, y cuando vienen al país, si me dicen de juntarnos, nos vemos.
73. -¿A Messi lo trataste alguna vez?
-Lo conocí en los entrenamientos cuando fui sparring para el Mundial 2010. A Sudáfrica no fui porque Racing no me permitió, ya jugaba en Primera. En las prácticas lo marqué, pero era intocable. Se venía el Mundial así que tanto a mí como al resto nos la dejaron bien clara: “Ni se les ocurra tocarlos”. Además, ¿cómo lo alcanzaba a Messi? Imposible. Después, nunca pude hablar con él.
74. -¿Qué pasó que a la vuelta de la pandemia te pusiste en modo “9 de área” y metiste muchos goles?
-Es que me soltaron la correa, ja, ja. Jugábamos con Leo de doble cinco, y yo sabía que, por características, Leo se suele quedar. En un par de prácticas que me solté bien y metí goles, Marcelo me dijo: “Seguí haciéndolo así, bien, pero después volvé, eh”. Y hubo bastante reto de Marcelo con videos individuales donde me mostraba esas fallas. Claro, yo iba con un deseo de gol tremendo, y la vuelta no era la misma. Me machacaba mucho con eso, y tenía razón.
75. -En Racing y en Verona también metiste muchos goles de área chica.
-Es que me gusta, también tengo una moral bárbara (risas). Si no tuviera esa moral, no pasaría la mitad de cancha. En Racing metí 10 goles, en Verona, 5 y en River llevo 9.
76. -¿De dónde sacaste ese golazo al Betis, en la despedida de Gallardo?
-Nooo, yo tampoco lo puedo creer, fue un gol que no hago nunca más en mi vida. Fue un digno modo de agradecerle a Marcelo por tantas enseñanzas. Se lo merecía. Primero, irse con una victoria, porque Marcelo es super competitivo, aunque sea un amistoso o una práctica entre nosotros quiere ganar. Necesitaba dedicárselo a él, por eso lo metí y fui directo a abrazarlo y decirle “gracias”. Ya lo había hecho antes, mano a mano en una práctica, y cuando terminó el partido, como nos habían dado una camiseta especial con su nombre, y veía que había una fila larga en su vestuario para que la firmara, me animé y fui yo también. Y le volví a agradecer a él y a todo el cuerpo técnico. “Bruno, te quiero mucho, te deseo lo mejor”, me puso.
77. -¿Te sorprendió su salida?
-Pensaba que no se iba a ir nunca, la verdad. Claro que me sorprendió: yo estaba en kinesiología con el Cabezón Pirez, escuché que había conferencia y le dije “tranquilo, seguro que es para anunciar que sigue”. Y cuando declaró que se iba nos mirábamos como diciendo “¿y ahora qué hacemos?”. Nadie escribía nada en el grupo, nadie sabía nada, teníamos entrenamiento a la tarde y no sabíamos qué hacer, a quién preguntarle, qué cara poner. A mí me mató, fue un golpazo. Nos habló a la tarde en el entrenamiento y nos dijo que estaba cansando, que habían sido muchos años. Vivía para River, lo entiendo.
78. -¿Qué sentiste cuando en su presentación como DT, Demichelis te elogió por tus ganas de quedarte en el club?
-Cuando terminó el partido con el Betis, declaré que no sabría qué sería de mi futuro, que iba a depender del nuevo entrenador pero que mi prioridad la tendría siempre River. Y se ve que a Martín eso le gustó. Cuando tuvimos nuestro primer encuentro personal, ahí me revalidó lo que había dicho en conferencia.
79. -¿Te ibas a ir a la Universidad Católica?
-Me había hablado Holan, me sondeó, y le fui muy sincero: le dije que el técnico había hablado muy bien de mí, que iba a competir en la pretemporada y que si Martín pretendía que me quedara, la prioridad sería River.
80. -¿Cómo se produjo tu última lesión?
-Fue en el entrenamiento antes del partido con Argentinos, tercera fecha. Martín dijo “última jugada”, estaba parado a mi lado. Fui a anticipar a Nachito, él la desvía justo para Maidana y donde yo pensé que estaba la pelota pisé y se me fue la pierna sola. Sentí algo que no había sentido nunca. Enzo después me contó que había escuchado un estruendo y se dio cuenta enseguida. Cuando me vinieron a ver Pedro (Hansing) y Ricky, salí caminando, me empecé a mover y le dije al médico: “Estoy bien, no me duele”. Y Pedro, que es muy jodón, estaba serio. “Vamos para adentro, Zucu”, me dijo. Rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda, entre 6 y 7 meses de recuperación. Voy por la mitad.
81. -¿Cuál es el peor momento?
-Después de la operación. Estuve 15 días en un sillón, sin poder moverme, pidiéndole hasta un vaso de agua a mi mujer, me sentía un idiota. Odio molestar, siempre prefiero hacer las cosas por mi cuenta, pero no podía ni pararme. Nunca había tenido una lesión tan grave.
82. -¿Es más dura la recuperación mental o la física?
-La mental, porque en la física te acompañan: están los kinesiólogos, te ayudan, te marcan las cosas, hay mucha gente detrás. En la mental estás solo: yo llego a River Camp a las 7 de la mañana y me voy a las 3 de la tarde, y cuando caigo en casa, mi mujer está trabajando y los perros no me entienden (risas). Ese es el tema, no es fácil. Sentía que había perdido una oportunidad linda de seguir jugando, porque el fútbol no te espera y parar 7 meses no es joda. Me da pena no saber qué va a pasar, tendré el alta seguramente para agosto, ya iniciado el torneo, y con la gran cantidad de excelentes jugadores que tiene el plantel no sé qué pasará. Tengo contrato hasta diciembre de 2023, ojalá que me vuelva a tocar, capaz que no, no lo sé, el esfuerzo lo seguiré haciendo, pero me pregunto: “¿Podré estar al nivel de los chicos después de esto? ¿Volveré a hacer la presión que demanda el equipo? ¿Podré ir de un lugar a otro, llegar al área, recuperar, tirarme al piso?”. Me pongo a pensar eso cuando estoy solo.
83. -¿Vas al psicólogo?
-No. Respeto un montón a la gente que va y que los ayuda. Mi mujer tiene terapia dos veces por semana... seguramente para bancarme a mí (risas).
84. -¿Tu hermano Franco se volcó al arte con sus lesiones, vos no?
-Franco se rompió tres veces los cruzados de la misma rodilla. Cuando se los rompió en Zaragoza, el psicólogo del club le ofreció tocar el piano en su casa como terapia. Y mi hermano, sin haber tocado jamás un instrumento, empezó a hacerlo y hoy toca el piano un fenómeno. También se volcó a la pintura. Yo, cero en todo eso.
85. -Todos destacan tu buena onda, tu espíritu positivo en el grupo, ¿de dónde lo sacaste?
-Creo que nace de saber dónde estoy, de darme cuenta de que no me puedo quejar, de que soy un privilegiado. River me exigió en lo humano, en lo físico y en lo futbolístico y me hizo crecer. También me han salido mal las cosas, eh. A mí me gusta ayudar. Es lo que te contesté al principio, cuando me pediste que me definiera. A mí me pone feliz ver gente contenta a mi lado, gente que la pasa bien, que disfruta, gente a la que le va bien. En estos dos meses compartí mucho tiempo con Kranevitter, por ejemplo, los dos recuperándonos, y los dos competiremos por el mismo puesto. Pero nos ayudamos con la mejor onda. Mati es categoría 93 como yo, nos enfrentamos mucho en inferiores, lo quiero y lo admiro como jugador.
86. -¿Por qué creés que el post Gallardo está resultando menos traumático de lo imaginado?
-Creo que Martín es una persona idónea para este momento: se formó en River, vivió en el club, conoce cada pasillo, es una persona sencilla y competidor nato como Marcelo. Sigue la misma línea, porque Enzo se quedó, Leo se quedó, también están Javier y Poroto, en otra función pero están, sigue Milton, Armani. No tuvo que modificar mucho el estilo, sí le agregó sus ideas, porque cada técnico tiene sus formas, pero no tuvo que modificar demasiadas cosas.
87. -Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.
-Madrid el más feliz y Lima, el más triste. No hay dudas.
88. -El mejor y el peor DT que tuviste.
-Los mejores fueron Marcelo Gallardo y Fabio Pecchia, y tampoco quiero olvidarme de Luis Zubeldía, que me dio 50 partidos de continuidad en Racing que me hicieron crecer. Peores no tengo, hubo algunos en España, pero seguramente también habrá existido responsabilidad de mi parte.
89. -A fines de 2021 te recibiste de entrenador con Lux y Pinola, ¿imaginabas que un año después te estarían dirigiendo?
-Con Nacho Scocco también nos recibimos en Atfa. Después, aclaremos: una cosa es lo que estudiás y otra muy distinta lo que hay que afrentar partido a partido. Eso lo aprendés con el día a día, y los chicos están agarrando una experiencia muy positiva, se ve que tienen muchas ganas y deseos de hacer las cosas bien.
90. -¿No es raro tener a dos recientes ex compañeros en el cuerpo técnico?
-Sí, fue raro al principio, con Javi (Pinola) jodíamos mucho antes, es muy jodón el pelado, capaz que se enojaba demasiado cuando entrenaba. Por ahí teníamos que hacer rondo y lo cortaban y se enojaba, y hoy capaz que nos hace rondos cortos, ja, ja, pero se adaptó muy bien. Es una situación distinta porque no es más un compañero, y hay una distancia con el cuerpo técnico, pero la relación sigue siendo la misma en su esencia.
91. -¿Cuántos ejercicios tenés anotados en tus cuadernos?
-Son 115 ejercicios anotados con fibrones de distintos colores, con las explicaciones de por qué se hacen. Me gusta mucho anotar, lo empecé a hacer cuando fui a Europa. Apunto ejercicios que me gustan y que no me gustan, o que capaz no entendí. Con un amigo entrenamos a un grupito de chicos los martes y jueves, y les hago hacer algunos de esos ejercicios: controles, perfiles, técnicas.
92. -Gallardo contó que de grande él empezó a tener inquietudes y a preguntarle los porqués a los entrenadores, y que le gusta cuando el jugador le pregunta.
-Pero con Marcelo no había mucho que preguntar, porque era muy claro lo que quería y lo que pedía. En Verona, equipo chico, jugábamos contra Milan o Juve y yo ponía el culo contra los centrales y recuperaba muchas pelotas, pero siempre atrás de mitad de cancha. Cuando llegué a River empecé haciendo lo mismo y Marcelo me dijo: “No estás más en Italia, esto es River, acá tenés que salir a presionar allá”. Y me señalaba por delante de la mitad de cancha. Así me lo dijo, y era verdad. Yo estaba acostumbrado a bascular, vamos de acá para allá todos juntitos, en la puerta del área, ja, ja. En River no tenías la pelota y era oler sangre: dame la pelota que es mía, no importaba dónde fueras pero tenías que recuperarla enseguida.
93. -¿Tenés claro el futuro después del retiro?
-Me encantaría ser entrenador, es uno de mis sueños. Ahora, al estar tres meses mirando desde afuera, observo muchas cosas que por ahí en el día a día no las veía. Da gusto ver entrenar a mis compañeros, cómo compiten. Traté de buscarle algo positivo a esta situación de la lesión y fue eso.
94. -¿Se viene la dupla Zucu-Zucu, al estilo Barros Schelotto?
-Nah, a Franco no le interesa, va por otro lado. El Cabezón Pirez está haciendo el curso de técnico avalado en Estados Unidos y ya me dijo: “No me dejés afuera”. Sería una dupla un poco rústica, ja, ja.
95. -¿Cómo te fue cuando te enfrentaste con tu hermano?
-Fueron dos partidos: un Arsenal-Racing, en el Viaducto, él jugó por Arsenal. Nos ganaban por 3-1 y le pegué un buen patadón. Me sacaron amarilla, casi me echan, lo dejé tirado en el piso. Nos estaban dando un toque bárbaro y le fui a meter fuerte. No a lastimar, pero sí para que le doliera un poco (risas). La otra vez fue Colon-River, en Santa Fe, año 2018, nos ganaron por 1-0 al final con gol de Bueno y nos cortaron la racha de 32 partidos invictos. En una jugada salté a cabecear, y como Franco no salta por su rodilla, el boludo se agachó, puso la espalda, yo me di una vuelta en el aire y caí mal. Lo reputeé, ja, ja, después nos dimos un abrazo.
96. -Este predio donde charlamos se llama “Doble 5″ por vos y tu hermano, supongo...
-Exacto, el nombre se le ocurrió a mi viejo. Cuando a Franco lo vendieron a Alemania, mi papá y mi mamá dejaron sus respectivos trabajos y compramos este predio. Era descampado, yuyo, se hizo una equitación que no funcionó y mi papá se quiso meter en el fútbol: hoy hay 7 canchas de 11, una sintética de 9, gimnasio, comedor, vestuarios, concentración, falta crecer todavía más. Acá se entrena Platense, tanto la Primera, Reserva como inferiores, y también han venido otros equipos.
97. -¿A dónde donaron el dinero que juntaron en tu casamiento?
-Agustina es la mujer de mi vida, la conocí a los 3 meses de llegar a River. Así que River no solo me dejó títulos y amigos sino también una mujer, ja, ja. Nos casamos a fines del 2022 y como ya vivíamos juntos hace tiempo, no necesitábamos nada y queríamos hacer una donación, decidimos que los que quisieran regalar algo fuera dinero y eso lo destinamos a dos merenderos y a dos refugios de perros. Juntamos 2 millones de pesos. En un merendero se usó para comida y en otro para comprar heladera, cocina, freezer y estufas. Eso lo hicimos en el casamiento, pero también colaboramos en el día a día.
98. -Veo unos cuantos perros por acá.
-En el predio recibimos 10 perros y hay 4 que dimos a préstamo... no, a préstamo, no, ja, ja, quise decir “en adopción”. En casa tengo dos perros de la calle. Una, la Negra, tiene una historia increíble. Fue después de la pandemia, que teníamos que comer en River Camp afuera del comedor, en la galería, y separados, cada uno en su lugar, y la Negra apareció una noche en que se inundó el predio, la única vez que se inundó. Y cada vez que salíamos a comer, la perra se ponía a mi lado. Así 6 o 7 días seguidos, hasta que un día dije “me la llevo”. Hoy es mi vida, nuestra alegría de hogar. Y desde hace 3 meses sumamos a Miel, que llegó de un refugio de Arrecifes. La adopté el día siguiente a romperme los cruzados.
99. -¿Cómo viviste el último superclásico?
-Lo vi por la tele, en la sala de kinesiología del Monumental. Desde el borde del campo no se ve nada, para mí es mejor desde arriba, por la tele, veo los pases, movimientos... Además, en la banqueta estaba incómodo por la rodilla. Yo me encierro y lo veo solo, con un poco de delay, siempre escucho el grito el gol de la gente y lo veo unos segundos después. En este último vi que cobraron el penal, que lo patearon, y cuando salí a festejar a la zona del vestuario no había nadie, pasé al gimnasio y lo mismo, no entendía nada. De golpe apareció el doctor y me dijo “se están cagando a piñas” mientras buscaba a uno de seguridad. Salí a la cancha, estaba el tumulto y me quedé a un costadito, porque con la rodilla así tampoco me puedo mover demasiado. Cuando vi que lo expulsaron a Pala y la gente de Boca estaba en el ingreso al túnel, fui a acompañarlo a Pala hasta que entrara al vestuario, de última que nos pegaran a los dos (risas).
100. -¿Te gustaría cerrar tu carrera en Racing?
-La verdad que sí, es un anhelo familiar tratar de terminar donde crecimos y estuvimos tantos años. Franco tiene 33, y yo cumplí 30, tenemos todavía para seguir jugando. Sería genial terminar la carrera en Racing... y con Diego Milito de presidente. Diego es mi ídolo, lo admiro un montón, fui compañero dos semanas antes de irme al City, me acuerdo que me decía: “Quedate, que vamos a salir campeones”. Y fueron campeones nomás a los seis meses. Creo que puede ser presidente. Si se postula, imagino que le irá como a Riquelme en Boca: gana caminando.
Ficha personal
Nombre: Bruno Zuculini.
Nacimiento: 2 de abril de 1993, en Escobar, provincia de Buenos Aires.
Edad: 30 años.
Trayectoria: Racing Club (inferiores desde los 7 años y en Primera 2010-14); Manchester City (2014); Valencia (2014); Córdoba (2015); Middlesbrough (2015); AEK Atenas (2015); Rayo Vallecano (2016); Hellas Verona (2016-17); River Plate (desde enero 2018).
Selección: Disputó el Sudamericano Sub 20 de Perú (2011).
Títulos: 7, todos con River; 1 Copa Libertadores, 1 Recopa, 1 Liga, 1 Copa Argentina, 2 Supercopa, 1 Trofeo de Campeones.
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