El equipo llegó a tres finales en los últimos cinco certámenes y perdió todas; será una de las últimas oportunidades para que el rosarino levante un copa con la selección
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Obstinado como todo genio inconformista, Lionel Messi buscará venganza en el torneo maldito. La Copa América se convirtió en un tormento para la Argentina. El equipo llegó a tres finales en los últimos cinco certámenes y perdió todas. Contemporáneo del embrujo ha sido Messi, y ni él ha logrado rescatar a la selección. Cayó por paliza frente a Brasil en 2007 y por duplicado ante Chile, en 2015 y 2016, por la fatídica vía de los penales. Encorsetada entre tantas frustraciones quedó la actuación de 2011, en casa, cuando el equipo se evaporó en los cuartos de final y Messi se llevó silbatinas que nunca más escucharía en su vida. Hace dos años, en Brasil, alcanzó la medalla del tercer puesto que ni siquiera fue a buscar, indignado y desbordado porque, en su criterio, la Conmebol había perjudicado a su equipo en la semifinal con el anfitrión. Además, ese partido de consuelo contra Chile terminó demasiado pronto para él, expulsado por una reacción ante Gary Medel. La última imagen del crack en el certamen es una tarjeta roja, para certificar que entre la Copa y él hay algo personal.
Vaya si la Copa América le remueve fantasmas a Messi. “Salí, pibe. Este lugar no es para vos...”, escuchó un día. En la habitación del hotel Maruma, de Maracaibo, en Venezuela, estaban los grandes, es cierto. Roberto Abbondanzieri, Juan Sebastián Verón, Hernán Crespo, Roberto Ayala..., pero el que disparó la frase fue Juan Román Riquelme. Messi giró y se marchó. Acababa de cumplir 20 años, pero ya era una estrella adorada en Barcelona. La ‘Bruja’ salió disparada a intentar reconstruir la autoestima del crack, que en 2007 no terminaba de sintonizar con una generación de futbolistas que estaba despidiéndose de la selección.
En 2011, en Santa Fe, bajo los reproches del público tras un desteñido 0-0 con Colombia, cuando dejaba la cancha escuchó... “Pend..., la última jugada se corre. No te podés dejar anticipar, la p... que te parió”. Había sido Nicolás Burdisso. Y lo peor estaba por llegar...
Tiene números importantes Messi en la Copa América. Jugó 27 partidos y perdió apenas tres, con ocho empates y 16 victorias, pero no consiguió ser campeón. Anotó nueve goles, pero no logró ser campeón. El archivo rescata fabulosas actuaciones, como en la semifinal con México en 2007, ante Paraguay en 2015 y frente a Estados Unidos en 2016, cuando le arrebató a Gabriel Batistuta el título de máximo goleador histórico del seleccionado argentino. Pero también, las tres finales fueron traumáticas.
En 2007 pareció un sonámbulo, la sociedad Messi-Tevez-Riquelme no funcionó. Brasil se puso en ventaja a los cuatro minutos y construyó una goleada desde la desesperación de la Argentina, que era favorita frente a una versión alternativa del ‘Scratch’. En 2015 la marea roja de Chile lo acorraló en la cancha y lo frustró en los penales, aunque Messi convirtió el suyo. Pero en 2016 directamente pateó afuera su penal y hasta se rindió: “Ya está, se terminó para mí la selección. Lo intenté mucho, no es para mí. Me duele más que a ninguno no ser campeón con la Argentina. Me voy sin conseguirlo”. En la definición, en Nueva Jersey, tras fallar su disparo se desconectó. Desapareció, como abrumado por un hechizo. Hasta se alejó del círculo central, siguió los remates solo, apartado de sus compañeros.
En Brasil 2019 apenas se destacó en el apuntado clásico polémico con Brasil, en Belo Horizonte; antes había mostrado solamente un discreto nivel –no más allá de 5 en las calificaciones de LA NACION– contra Colombia, Paraguay, Qatar y Venezuela.
El promedio de LA NACION es 6,66. Para este diario, sus calificaciones se distribuyen entre 9 puntos (cinco cotejos), 8 (cuatro), 7 (cinco), 6 (otros cinco), 5 (seis veces) y 4, en dos ocasiones. Él recorre su propio Vía Crucis.
Es Messi con su calvario. Sus goles son un karma añadido. Apenas nueve en las copas América resultan islas perdidas en su océano de 72 tantos albicelestes. Muy lejos de los 17 de ‘Tucho’ Méndez y de los 13 de ‘Batigol’ en estos torneos sudamericanos. Pero especialmente, porque las víctimas han sido Panamá, Estados Unidos, Venezuela, Perú... Los gritos contra Brasil, Uruguay, Colombia y Chile siguen pendientes.
Increíble, pero el astro y el killer más fabuloso del planeta en los últimos 15 años, no aparece ni entre los primeros 20 goleadores del certamen de selecciones más antiguo del planeta. Qué dudas caben de que hay algo personal entre ellos.
Cinco copas América sin éxito jugó Messi entre 2007 y 2019. ¿Quién fue la estrella en cada una? En Venezuela 2007 resultó el brasileño Robinho; en Argentina 2011 condecoraron al uruguayo Luis Suárez: en Estados Unidos se lució el chileno Alexis Sánchez, y en Brasil 2019 el premio fue del local Dani Alves. Todos ellos, campeones.
Pero algo rompió la inercia en Chile 2015, la primera de Messi como capitán de la selección... El elegido fue el rosarino, pero rechazó la distinción. Aún arrastraba el dolor de un año antes, cuando tras caer en la final del Mundial contra Alemania, la FIFA le había dado el Balón de Oro en el Maracaná. Otra vez el mejor, otra vez con las manos vacías. Intolerable.
¿De cuántas oportunidades dispuso Lionel Messi para ser campeón con la selección argentina? Nueve, entre cuatro mundiales y cinco copas América. Va por la décima y justo se le cruza su bestia negra. ¿Cuántas le quedan? Pocas, muy pocas. Dos, o quizás realmente una. Es ahora, la Copa América. Porque Qatar 2022, además de tratarse de una estación todavía lejana, parece un obstáculo muy alto para un equipo en construcción que, como aceptó el entrenador Lionel Scaloni en LA NACION, inexorablemente llegará con el déficit de no haberse medido con los europeos.
Messi necesita un desafío exprés para intentar quebrar el embrujo. De mejor oportunidad ya no dispondrá en su carrera…, pero en las últimas semanas apareció un nuevo obstáculo: la sede. Tan rocambolesco certamen, atravesado por la pandemia que sufre la región –que motivó su aplazamiento en 2020–, se disputará después de mil contramarchas.
Ya no será en casa, la Argentina desistió de organizarla, sino en Brasil. Justo, Brasil. Y a Messi le sale urticaria por el recuerdo de 2019: todavía está convencido de que la Conmebol perjudicó a la Argentina para allanar el camino de los locales al título. Por cierto, cada vez que Brasil recibió la Copa América (1922, 1949, 1989 y 2019)… la ganó.
Messi y la selección atravesarán el Grupo A con partidos en Río de Janeiro, Brasilia y Cuiabá. Entre el 13 de junio –el debut será este lunes, contra Chile- y el 10 de julio buscará ese trofeo que tampoco alzaron Diego Maradona ni Pelé. Vaya rareza. En su sexta Copa América, ampliará un récord que ya es suyo, como tantos otros; nadie jugó para la Argentina más partidos que él por este torneo, porque sus 27 ya superaron los 26 de su amigo Javier Mascherano. Pero como las plusmarcas son su especialidad, si el rosarino juega los siete encuentros posibles del certamen, trepará a 34 y alcanzará al ex arquero chileno Sergio Livingstone, que con 34 manda en el rubro desde hace décadas.
Mientras de Messi se espera lo extraordinario, él quiere inaugurar esa vitrina que permanece vacía. Lautaro Martínez ni llegaba a los 10 años de edad cuando Messi ya disputaba una Copa América, y el dato retrata el tiempo que lleva la cruzada de Messi. El capitán argentino busca revancha, y qué mejor desafío que volver a encontrarse con su bestia negra. Ya no habrá otra Copa. En la próxima, prevista para 2024, Messi andará por los 37 años… En unos días estarán frente a frente por última vez. Venganza o deuda eterna.
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