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La sequía de la selección: los hijos de los últimos campeones ya llegaron a primera
Giovanni Simeone, Thomas Rodríguez, Emiliano Franco y Fernando Redondo no habían nacido cuando el equipo dirigido por Alfio Basile ganaba en Ecuador; coinciden en que la selección actual podrá acabar con el estigma
Desde que inauguró su listado de títulos con la consagración en el Campeonato Sudamericano de 1921, la Argentina nunca había atravesado dos décadas sin revalidar su condición de campeón: esta racha adversa, que se prolonga desde hace 23 años, es la peor de su historia. La vuelta olímpica en 1993, con la conquista de la Copa América en Ecuador, defensa del título que había conseguido dos años antes en Chile, fue la última. Tanto tiempo ha pasado desde entonces que ya se muestran en Primera los hijos de los protagonistas de aquella celebración: Giovanni Simeone y Thomas Rodríguez, hijos del Cholo y Leo, compartieron plantel en Banfield en el reciente torneo; Fernando Redondo, homónimo de su padre, debutó con la casaca de Tigre y Emiliano Franco, hijo de Darío, asomó en Newell’s.
Ninguno de los cuatro había nacido cuando sus padres festejaban en Guayaquil. Llegaron a la máxima categoría sin ver al seleccionado campeón y para Emiliano Franco esa particularidad "es algo feo y, sobre todo, injusto. En este tiempo la selección viene haciendo las cosas muy bien, pero no se pudo en las finales", asegura el mediocampista de 21 años, para quien la suerte no puede ser esquiva por mucho tiempo más: "A estos jugadores liderados por Messi en algún momento se les tiene que dar, son los mejores".
Y agrega: "Siento un gran orgullo de que mi papá haya formado parte del último plantel campeón –asegura–. Cuando hablamos de ese torneo me cuenta que era un grupo de grandes jugadores, que se había mantenido la base campeona en Chile dos años antes y que todos conservaban las mismas ganas de ganar".
Para su padre Darío, estos 23 años "son demasiado tiempo para una selección tan importante como la Argentina" y considera que "este cuerpo técnico y grupo de jugadores saben la presión que esto significa y entonces la importancia de lograr un título. De todos modos, el camino es el idóneo para coronarse".
Su vivencia en Ecuador, a diferencia de la de Chile, fue traumática, porque en el debut ante Bolivia sufrió una doble fractura de tibia y peroné tras un cruce de Marcos Sandy. "Recuerdo con emoción el apoyo de todos mis compañeros en ese momento y la dedicatoria que me hicieron en la premiación, después de la final". Era el 4 de julio de 1993, la Argentina salía campeón por última vez y el actual capitán del seleccionado era entonces un nene de primer grado en la escuela N° 66 General Las Heras de Rosario.
A Leo Rodríguez le resulta "increíble haber formado parte de los últimos dos campeonatos de la Argentina, porque realmente sorprendente que con los grandes jugadores que hay no se haya vuelto a ganar un torneo. Conseguir una Copa América no es fácil. En la vida y en el fútbol las cosas suelen valorarse mucho tiempo después; así nos damos cuenta lo que significaron esos títulos". "Para estar en la Selección se necesitan muchos argumentos, no alcanza solo con jugar bien. Es muy difícil transmitir lo que viví en esos años", pondera el histórico número 20.
Su hijo Thomas reconoce que "en un país que siente mucho el fútbol, tantos años sin una alegría generan un reclamo. Estos jugadores salieron campeones en todos lados y seguro lo van a conseguir con la selección". Para Thomas, los títulos que su papá consiguió en 1991 y 1993 "fueron muy importantes, porque siempre es lo máximo salir campeón en el seleccionado, pero se potencia todavía más por todos los años que pasaron sin que se repita; quiere decir que fue de mucha mayor importancia todavía. Salió campeón en varios lugares, pero los dos títulos en la Copa América son para él, sin dudas, los más especiales".
Pese a que solo Uruguay la alzó más veces, la Copa América es un torneo muy esquivo para la Argentina desde hace mucho. Las consagraciones de 1991 y 1993 con Alfio Basile como entrenador son las únicas en los últimos 55 años. La obtenida en Chile, en el torneo en el que explotó Gabriel Batistuta, había cortado una sequía de 32 años sin situarse en lo más alto del continente, pero en ese lapso Argentina había conseguido sus dos títulos mundiales, los de 1978 y 1986.
La lista de los grandes jugadores que pasaron sin lograr un título es larga. Javier Mascherano lleva 12 años en el equipo nacional y Lionel Messi 10; ellos tampoco lo consiguieron, pero todavía tienen la oportunidad y eso es lo que buscarán en Estados Unidos.
Daniel Passarella, Marcelo Bielsa, José Pekerman, Basile en su segundo ciclo, Diego Maradona, Sergio Batista y Alejandro Sabella se sucedieron en la conducción del seleccionado sin conseguir un campeonato. Tampoco pudo hasta acá Gerardo Martino, que sufrió la caída albiceleste en Santiago ante Chile el año pasado.
Las finales de las ediciones 2004, 2007 y 2015 de la Copa América, la de la Copa Confederaciones en 2005 y la del Mundial de Brasil pudieron cortar la mala racha, pero las derrotas profundizaron el estigma.
pi/jt
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