El estadio será sede del mundial Sub 20 y su primera planificación es de 1947; historia de un proyecto pensado para grandes eventos que tuvo como primer partido uno de la Primera C
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Pueden pasar largas semanas sin que nadie lo utilice, y es capaz de recibir a los Rolling Stones y a Paul McCartney con diferencia de tres meses. Así es el Estadio Único de La Plata. Contradictorio. Soñado y rechazado. Hermoso y controversial. Este escenario, que será el más importante de la Copa del Mundo sub-20 que está próxima a comenzar, cuenta con un detrás de escena barnizado de historias. Casi barroco, de tantos elementos para destacar. Su estilo, en cambio, es simple y moderno. Una historia repleta de matices.
Se soñó en 1947 y se estrenó recién en 2003. Se presupuestó en 50 millones de dólares y finalmente costó 82. Tiene capacidad para 44.000 espectadores, sus cuatro tribunas son techadas y el campo de juego es desmontable.
Para hallar el primer gran capítulo de esta extensa aventura hay que retroceder a los años del primer peronismo, cuando el gobernador Domingo Mercante expropió las tierras donde se encuentra el estadio (cruce de las avenidas 32 y 25). Fue en 1947, un paso trascendental. La iniciativa de construir un estadio para que compartieran los dos principales clubes de la capital de la provincia de Buenos Aires –Estudiantes y Gimnasia– tenía un lugar posible para llevarse adelante. A pesar de las intenciones, la cuestión quedó en eso. Estaban las tierras, pero en esos años no se avanzó con firmeza.
Nueva historia
En 1972 la idea resurgió. Y renació con fuerza. Al deseo de un escenario superador al que tenían Pinchas y Triperos, la ciudad de La Plata le sumó la ilusión de ser una de las sedes del Mundial 78. De hecho, se realizó el concurso y hasta se conoció el proyecto ganador: el estudio de arquitectos Antonini-Schon-Zemborain.
El inicio de la construcción parecía cercano. El libro Los 90 de La Plata de Antonio Morales Tejera y Ramiro Hernando Vargas, publicado en 1972, aseguraba: “El Estadio Único está en marcha. Y si la tarea es difícil, allí está el compromiso de las autoridades comunales y provinciales quienes, por expresión del propio intendente, fijaron en claros conceptos la firme decisión de apoyar sin reparos la obra emprendida”. La pretensión era construir una cancha para más de 60.000 espectadores y el proyecto señalaba que estaría en una zona aledaña a la estación ferroviaria de Ringuelet (a un par de kilómetros del escenario actual).
A esa altura, la revista de arquitectura Summa detallaba que “la tribuna se moldeará en hormigón armado, directamente apoyada sobre el terreno debidamente compactado” y también daba a conocer el argumento del jurado: “El estadio se considera una óptima y sencilla solución, provisto de accesos convenientes y de una escala que amalgama las necesidades a cubrir con las posibilidades de concreción de la obra”.
La ciudad de las diagonales ya saboreaba la nueva cancha –con instalaciones para alojar partidos internacionales– y se entusiasmaba con la gran meta de esta iniciativa: que algunos encuentros del Mundial 78 se jugaran en La Plata.
El sueño, sin embargo, se evaporó. Su edificación requería de reformas viales muy costosas y la obra jamás comenzó. En realidad, la propuesta se mudó de ciudad. “No fue construido y los mismos autores construyen una variante enterrada en Mar del Plata para el Mundial 78″, especifica el libro Concursos 1825-2006, del arquitecto Rolando Schere.
Tras ese plan fallido el estadio se alejó de las prioridades. El anhelo de ese recinto grande y moderno parecía sepultado. Pero solo parecía. En 1989 los gobiernos provincial y municipal convocaron a los dos clubes más importantes de la ciudad para avanzar en aquel viejo deseo de la capital bonaerense. Tras decenas de debates, en abril de 1992 se conformó la Fundación Estadio Ciudad de La Plata. ¿El objetivo? Hacer una gran cancha en aquellas tierras de 25 y 32, que se habían expropiado en 1947.
Concurso
En 1993 se cerró el concurso con 79 trabajos presentados y el jurado le otorgó el primer premio a la propuesta de Roberto Ferreira. Era el hijo del Nolo Ferreira, un prócer del fútbol argentino: ídolo de Estudiantes (integrante de la línea de ataque conocida como Los Profesores) y figura del seleccionado argentino (subcampeón olímpico en 1928, subcampeón del mundo en 1930 y dos veces campeón de América).
Más allá de la casualidad, el jurado tenía motivos para sostener su decisión y así los expuso en el veredicto: “Se trata de una idea de fuerte contundencia con una expresión arquitectónica sintética y despojada, lograda con una gran economía de medios”.
Ferreira, por su parte, argumentó su plan de esta manera: “Realizar el proyecto de un estadio para La Plata implica una necesaria reflexión sobre la dualidad de dos instituciones características de su tejido social y cultural. […] La forma simboliza la dialéctica entre los clubes, resuelta en un singular empate”. El arquitecto hace referencia a que el escenario está conformado por dos círculos que se unen. Algunos, por su vista aérea, sostienen que se parece a un ocho. Su autor lo pensó como un 0-0.
El bosquejo puntualizaba que la futura cancha tendría una capacidad para 32.000 espectadores. A esa iniciativa de Ferreira, el gobierno provincial le propuso algunos cambios: elevar el aforo a más de 40.000 personas, la inclusión de un techo y que el campo de juego fuese transportable. Tras algunas charlas, el arquitecto cedió y modificó el proyecto.
Inicio de las obras
Entre 1995 y 1997 se anunciaron varias fechas para comenzar las obras. Lo concreto es que comenzaron el 23 de febrero de 1998. El acontecimiento no pasó inadvertido y en el acto hubo grandes figuras del fútbol argentino: entre otros, Pancho Varallo, Omar Sívori, Carlos Griguol, Hugo Gatti, Ubaldo Fillol y Patricio Hernández. También estuvo Julio Grondona, por supuesto.
Y los funcionarios políticos, claro. “La capital de la provincia más importante de la Argentina necesitaba de la construcción del Estadio Único”, afirmó Eduardo Duhalde, en ese entonces gobernador de Buenos Aires.
En tanto que el intendente de La Plata de ese momento, Julio Alak, manifestó: “Todos los gobernadores, desde hace cuarenta o cincuenta años, quisieron darle a esta ciudad un gran estadio. Ahora tenemos la suerte de estar vivos para ver que esta obra tan soñada empieza a concretarse”.
Unos meses después, en octubre, la revista Ambiente auguraba: “La práctica del rugby también será posible como una actividad alternativa, así como la adaptación transitoria del espacio para otras manifestaciones deportivas”. Y acertó: jugaron los All Blacks (fueron campeones del Rugby Championship en el Único en 2012 y 2014) y hubo automovilismo (Turismo Competición 2000). En aquella publicación de 1998 también se aseguraba que “el otro objetivo importante será la utilización del estadio para actividades culturales, incluyendo espectáculos musicales y actos públicos de toda índole”. Y así fue: se realizaron eventos socioculturales y decenas de recitales (entre otros, pasaron U2, Aerosmith, Guns N’ Roses, los Rolling Stones y Paul McCartney).
Se preveían menos de dos años de obra e inauguración el 19 de noviembre de 1999, en el aniversario de la ciudad. Los trabajos comenzaron a buen ritmo y en La Plata había optimismo. Sin embargo, como siempre en esta historia, pasaron cosas. La crisis que atravesó la Argentina en aquella época primero retrasó los plazos y luego provocó que los trabajos se detuvieran por completo.
Sin avances
Entre 2001 y 2002 no se registraron avances. “¿Se puede perder una obra así? La obra está avanzada y en un punto de no retorno”, preguntaba y afirmaba la revista Magazin, en 2001. “Estructuras deterioradas y cimientos en peligro pintan la postal del Estadio Único”, aseveraba el diario Hoy, en 2002. “El polémico estadio tardó más de diez años en construirse y aún no lo terminaron”, expresaba Clarín, en 2003.
Hasta que un día la obra finalizó. Al menos la primera etapa: estadio finalizado, aunque sin techo. Para celebrar, se organizó un amistoso internacional y de primer nivel: Argentina vs. Uruguay.
Pero el estreno del Único estaba destinado a ser como el proceso de su construcción: caótico. ¿Qué pasó? Se desató un temporal de agua y viento que puso en jaque el partido. “Le prenden velas al cielo. Llegó el día de la inauguración del estadio Ciudad de La Plata y en la comuna rezan para que pare la tormenta”, alertó el diario Hoy el día que debía disputarse el encuentro (21 de mayo de 2003).
Si alguien prendió velas, no alcanzó. El evento se tuvo que suspender. ¿Se inauguró unos días después con este cotejo? No. Se estrenó el 7 de junio con un espectáculo de Los Nocheros. Pese a que no hubo fútbol, la gente acompañó: asistieron más de 40.000 personas. Esa ocasión también contó con un inconveniente. Una mujer se cayó en una de las tribunas y debió ser trasladada a un hospital de Gonnet, donde constataron que tenía traumatismo de cráneo. “Un accidente apenas abrieron las puertas”, tituló El Día, medio que pudo hablar con la sobrina: “Mi tía se cayó y rodó unos siete u ocho escalones”.
Una semana después, el 14 de junio, se jugó el primer partido. ¿Argentina vs. Uruguay? No, Villa San Carlos vs. Acassuso. “El estadio Único de La Plata al fin se inauguró. Fue, extrañamente con un partido de Primera C. Asistieron 6.000 personas que le dieron algo de color a unas tribunas que pueden recibir a unos 50.000 espectadores”, informó Clarín.
Más allá de que no se trató de un encuentro internacional, contó con un trámite entretenido y tuvo cuatro goles. El Acassuso de Fabián Carrizo venció 3-1 al equipo de Berisso y se quedó con la serie del Reducido. Ese cotejo quedó en la historia del estadio y Hernán Dunjo, también. Se transformó en el primer futbolista en marcar un tanto en el Único.
“Para mí es un recuerdo imborrable y toda la experiencia fue increíble. Cuando llegamos nos quedamos todos sorprendidos porque nos imaginábamos una linda cancha, pero tampoco tanto. A nosotros, acostumbrados al Ascenso, nos resultó imponente. Más adelante volví tres veces al estadio como espectador y, al observar semejante escenario, no podía creer que yo hubiera metido el primer gol”, le cuenta el propio Dunjo a LA NACIÓN.
Como no podía ser de otra manera, aquel cruce de Primera C contó con su propia curiosidad. Después de que La Plata y sus ciudades vecinas esperaran tantos años la finalización del Único, los tantos fueron todos visitantes. “Ningún jugador de la región marcó goles en el primer partido en el flamante estadio, ya que el único gol de San Carlos fue en contra”, detalló diario El Día.
Debut de selección
El choque entre Argentina y Uruguay finalmente se disputó el 16 de julio, casi dos meses después de la fecha original. El cotejo finalizó 2-2 y contó con, al menos, dos particularidades. La primera, el debut de Javier Mascherano cuando aún no había jugado en la primera de River. La segunda, la trascendencia que tuvieron los hermanos Milito.
“Los recuerdos, a nivel individual, son los mejores porque tuve la suerte de meter dos goles con la camiseta de la Selección. Sin embargo, me fui con una sensación rara porque a nivel grupal se nos escapó el triunfo y encima el empate lo hizo mi hermano en contra. Fue todo muy loco: por un lado tenía la alegría de haber hecho dos tantos, y por el otro estaba triste por la mala fortuna que tuvo Gabriel y que por supuesto sufrí como si me hubiera pasado a mí”, le dice a LA NACIÓN Diego Milito, autor del primer gol internacional en el Único, y agrega: “El estadio me sorprendió: estaba nuevo y me resultó impactante”.
Después de estos tres eventos, el Único de La Plata sintió los primeros rechazos. Estudiantes y Gimnasia –muy arraigados a sus tierras– no quisieron mudar sus localías y el escenario se convirtió en un elefante blanco: una construcción costosa y poco utilizada. “Estadio Único: ¿monumento a la nada?”, preguntaba El Día en diciembre de 2003 y afirmaba: “Salvo aquel amistoso entre Argentina y Uruguay, fue escenario de partidos de escaso atractivo”.
El Pincha y el Lobo le dieron la espalda durante más de dos años y medio. En ese lapso, además de Villa San Carlos, jugaron otros equipos de la región. Cambaceres, por ejemplo, hizo de local allí en siete encuentros de la temporada 2004/05 de la Primera B Metropolitana. El caso más emblemático, sin embargo, fue sin dudas el de La Plata FC. El intendente Julio Alak consiguió dinero para armar un plantel profesional y lo posicionó como el tercer equipo de la ciudad. Tras ganar el Torneo Argentino B, jugó el Argentino A. ¿Dónde actuaba en condición de local? En el Único. Los futbolistas conocidos que llegaron, como el Pampa Biaggio, Martín Mazzucco y Mauro Amato, no alcanzaron para llenar las tribunas y disimular lo evidente: a la Plata FC el estadio le quedaba gigante.
El primer clásico
Los primeros encuentros de Estudiantes y Gimnasia fueron recién en 2006. Los clubes cedieron por necesidad, por no poder contar con sus canchas. A pesar de que el Pincha fue local en 208 partidos y el Lobo en 60, la postura de ambas instituciones es idéntica: lo utilizan solamente cuando no tienen sus estadios a disposición. El primer clásico de La Plata se disputó el 12 de febrero de 2006 y finalizó 1-1. Abrió la cuenta Marcelo Carrusca y lo empató Diego Herner.
“Me acuerdo perfectamente de ese día. Hasta ese momento nunca se había disputado un clásico platense en el estadio y se jugó con las dos hinchadas, que llenaron las tribunas. A pesar de que no fue un gran encuentro, tuve la suerte de meter un lindo gol: después de una pelota espectacular de Calderón, la paré de pecho y la acomodé a un costado. Es un orgullo haber convertido en ese partido histórico para la ciudad y encima ante un arquero tan importante como Navarro Montoya”, le confiesa Carrusca a LA NACIÓN.
Luego de que Estudiantes ganara la Copa Libertadores de América 2009, en la que se hizo literalmente invencible en el Único (no recibió ni un solo gol), empezó la segunda etapa de la obra: la colocación del techo. Pero los materiales estuvieron varados en la aduana durante una década.
“Birdair no tiene antecedentes de que una membrana haya quedado embalada tantos años, lo máximo había sido uno”, manifestaba en su momento Ricardo Núñez, representante en la Argentina de Birdair Inc, en una nota con Clarín. Así, con la garantía vencida porque era de tres años, se colocó el techo.
A pesar de las desprolijidades, el Único pasó a ser el primer estadio del país en tener las cuatro tribunas íntegramente cubiertas. Las nuevas obras (el techo de fibra de vidrio y teflón, y un cubo con cuatro pantallas gigantes ubicado sobre el campo de juego) se estrenaron el 23 de febrero 2011 en un partido de Estudiantes por la Copa Libertadores. Y unos meses más tarde fue una de las sedes de la Copa América; alojó, entre otros, el encuentro inaugural entre Argentina y Bolivia.
A esa altura era considerado el estadio más moderno de Latinoamérica: buena capacidad (44.000 espectadores), tribunas techadas, césped desmontable, excelente visión desde los diferentes sectores, accesos amplios y decenas de rampas. Un escenario innovador, lindo y seguro.
Pero está en la Argentina. El 10 de junio de 2013 la Policía Bonaerense mató a Javier Gerez, hincha granate, mientras se jugaba Estudiantes vs. Lanús. Ese triste hecho derivó en la prohibición de las parcialidades visitantes, una medida que se mantiene en la actualidad.
A pesar de ese doloroso suceso, la historia de la cancha más grande de la ciudad de La Plata continuó. Estudiantes hizo de local hasta que finalizó su estadio en 2019 y se realizaron varios recitales más. El 18 de diciembre de 2020 pasó a llamarse Estadio Único Diego Armando Maradona, y durante 2021 y 2022 fue centro de vacunación contra el COVID.
Mientras se construía, Duhalde soñaba con que fuese una de las sedes del Mundial sub-20 2001. Ese deseo se cumplirá, finalmente, en 2023. El Único, que ya sorteó la inspección de la FIFA, lucirá hermoso por dentro: se volvieron a pintar las dos tribunas de las cabeceras, se reemplazaron las butacas de los bancos de suplentes, se reacondicionó la confitería principal, se colocaron pisos nuevos en los vestuarios, se cambiaron los pupitres para prensa escrita, y se refaccionaron las cabinas para radio y televisión. La mancha será el techo, que lucirá dañado; se rompió hace un par de años, no se reparó y ahora no dan los tiempos para arreglarlo.
Se soñó en 1947 y se estrenó recién en 2003. Se presupuestó en 50 millones de dólares y finalmente costó 82. El estadio más grande de la capital bonaerense será el escenario de la final de la Copa del Mundo sub-20, próxima a comenzar. Será a 20 años de una fecha célebre: su inauguración. Y a 10 de un día trágico: el asesinato del hincha de Lanús. Así es el Único: moderno y polémico; hermoso y contradictorio.
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