La lucha de Rafael Gómez

Escaló desde el silencio y superó a todos: Rafael Gómez ganó de arremetida el Angel Cabrera Classic, que finalizó el domingo en el Jockey Club de Córdoba. Una vuelta final de 63 le sirvió el título en bandeja, pero para alcanzar ese score estableció un duelo palmo a palmo con Daniel Vancsik –líder en las tres primeras jornadas– y Daniel Barbetti, que logró el récord de cancha (62) y estuvo a punto de forzar el playoff.

–Usted lo conoce bien a Rafael Gómez, porque es de su club, Ranelagh…

–Lo definiría como un luchador. Es el mismo calificativo que utilicé para describir su perfil de jugador tras su victoria en el Abierto del Sur, en marzo pasado, que hasta aquí es su conquista más importante en nuestro país. Pero él no se conformará con estos dos títulos en el TPG Tour en 2007, sé que su meta este año será recuperar la tarjeta en el Tour Europeo y por eso intentará ascender desde el Challenge Tour.

–¿Por qué cree que extravió la tarjeta de la gira grande del Viejo Continente?

–Su bajo rendimiento se produjo porque pegó mal con el driver, y en esas canchas fallar así es sinónimo de bogey. Ahora se advierte una mejoría y este título en el Jockey Club cordobés lo envalentonará.

–¿Cuál es la principal virtud de Gómez en el campo?

–Le pega fuerte y derecho; además, se tiene confianza. Posee una mentalidad que lo obliga a perseguir cada día mejores objetivos. Nunca querrá estancarse.

–En la definición del torneo, Vancsik se la jugó directo a la bandera del hoyo 18 para forzar el águila, o a lo sumo un birdie, y terminó yéndose fuera de límites. ¿Fue una buena estrategia?

–Sí, porque debía revalidar todo lo construido en las tres primeras vueltas y no podía quedarse atrás en un momento decisivo como ése. Si hubiese sido precavido, habría ido en contra de su naturaleza como jugador. El Colorado es un muchacho valiente, que está trabajando bien y que ahora tendrá seis semanas por delante en el Tour Europeo.

–¿Esta frustración en Córdoba puede influir negativamente?

–Es cierto que haber perdido el título significó una decepción, casi un castigo para el misionero; más si se tiene en cuenta que dominó en el Angel Cabrera Classic hasta los primeros hoyos del último trayecto. Pero él, con sus 30 años, es lo suficientemente maduro como para reconvertir esta experiencia en una lección más para su carrera. Ojalá que recupere los bríos de su victoria en la Isla de Madeira, que fue la que lo catapultó como una de las nuevas atracciones del Tour Europeo.

–Más allá de Vancsik, ¿qué le pareció la iniciativa de Cabrera en el torneo que llevó su nombre?

–Muy enriquecedora para la actividad local y especialmente para este nuevo circuito, el TPG Tour. Los jugadores, seguramente, se habrán visto agradecidos por la idea del Pato, que se cristalizó en la realidad después de varios meses de planificaciones. Ahora, el desafío será darle continuidad a este certamen, en una provincia como Córdoba que respira golf.

–El Pato fue organizador y jugador al mismo tiempo. ¿Es posible repartirse en ambas funciones sin perder calidad de juego?

–No, es muy difícil, porque un golfista debe tener la cabeza puesta únicamente en el torneo. Igual, es muy entendible que Cabrera haya querido estar atento a los distintos detalles, sobre todo porque se trataba de su primera experiencia en el certamen que llevó su nombre. Seguramente el año que viene, con el mecanismo más aceitado, lo podrá manejar aún mejor.