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La FIFA, Eco y el jeque
El fútbol -escribió el filósofo, escritor y semiólogo Umberto Eco, enterrado ayer en Milán- es un ritual en el cual los desheredados derrochaban su energía combativa y su sentido de revuelta, practicando hechizos y encantamientos para obtener de los dioses de cada mundo posible la muerte del central adversario, completamente ajenos a las intenciones de la casta dirigente, que quería meterlos en un estado de entusiasmo extático, condenados a la irrealidad". Eco, duro crítico del fútbol, lo escribió en su novela "El péndulo de Foucault, en 1988. Fue mucho antes del último escándalo de corrupción de la "casta dirigente" de la FIFA que pasado mañana celebrará nuevas elecciones, en medio de advertencias de que el FBI podría aterrizar otra vez en estas horas en Zurich. Y de que un nuevo escándalo -como avisó Martin Glenn, director ejecutivo de la Federación inglesa- podría provocar que la próxima Copa Mundial sea organizada por otra entidad.
A Eco, sabemos, tampoco le gustaba mucho Internet. "Legiones de imbéciles que antes hablaban en un bar ahora tienen el mismo derecho a la palabra que un Premio Nobel". La web, decía Eco, alimentó además "el síndrome del complot" y las "mentiras". Internet, justamente, fue el foco de la "campaña de prensa en contra" del jeque Salman Bin Ebrahim Al-Khalifa, que asoma como gran candidato a convertirse el viernes en el primer presidente árabe de la FIFA. La "campaña", dice su gente, parte de la Confederación Sindical Internacional (CSI, ITUC en inglés). Y cuenta con la "complicidad" de Trasparencia Internacional, del parlamentario conservador británico Damian Collins y de NewFIFANow (NFN). Lo dicen en la web artículos, entre otros, de Isabelle Vlady, Ovis Pacino, Romano Costa y George Kelly. Y el informe del semanario suizo Weltwoche que fue reproducido hasta por http://www.insideworldfootball.com/, una respetada página de Internet. El problema es que se citan correos privados falsos, periodistas falsos y medios falsos. No importa. Siempre habrá alguno que coma el anzuelo en el mundo virtual de la web. Y a los medios que hablen mal del jeque, como The Guardian, France Football y L'Equipe, les llegará el aviso de la firma de abogados Schillings & Co.
La "campaña" (no la supuesta de ITUC, sino la segunda, la que defiende al jeque) incluye las nuevas declaraciones de futbolistas de Bahrein que ahora aclaran que sus denuncias sobre la cárcel y torturas que sufrieron en 2011, por participar de reclamos democráticos en su país, nunca apuntaron al candidato Salman, miembro de la dinastía al Khalifa, que gobierna Bahrein desde 1783. "El no tuvo nada que ver, estoy orgulloso de que ahora pueda convertirse en el primer presidente árabe de la FIFA", dice Ala'a Hubail, goleador estrella de Bahrein. Hubail es uno de los futbolistas de la selección de Bahrein que formaron parte de los más de 150 atletas y dirigentes detenidos por participar de protestas en 2011. "Me encerraron y me decían vamos a romperte las piernas. Sabían quiénes éramos", cuenta Ala'a Hubail en un documental de ESPN que me exhibieron en octubre pasado en Dinamarca. "Al que llame a la caída del régimen, le caerá una pared en la cabeza", amenazó el príncipe Nasser bin Hamad al Khalifa, presidente del Consejo Supremo para la Juventud y el Deporte, del cual el jeque Salman era secretario general. El jugador Hakeem al Oraibi aseguró años atrás que también él fue torturado y que pidió ayuda a Salman y el jeque no respondió. La prensa occidental dice hoy que seis clubes fueron multados y suspendidos, y dos de ellos (Al Shabbab y Malkia) descendidos de categoría. Todos chiítas, igual que el total de seis jugadores que jamás volvió a la selección. "Son mentiras falsas y sucias, que además buscan dañar la imagen de Bahrein", dice hoy el jeque Salman, que tiene 50 años. El problema es el cable de 2011 de la Agencia oficial de Noticias de Bahrein (BNA). El cable afirma que Salman, como miembro de la familia real, lideró la comisión nacional que juzgó a los atletas y clubes rebeldes por "traición" al país. Salman admite ahora que esa Comisión fue creada, pero que jamás se reunió.
"Al menos, Salman podría haberse aferrado al informe independiente que pidió el propio gobierno de Bahrein a Cherif Bassiouni, y que estableció que hubo tortura y abusos y marcó líneas para que no vuelva a suceder". Lo dijo James Dorsey, especialista en Medio Oriente y FIFA, invitado a exponer la semana pasada en la Universidad alemana de Werzburg. Dorsey me dijo en octubre pasado que un Salman presidente significaría "la muerte de la FIFA". En Alemania, Dorsey recordó otras acusaciones contra el jeque: un polémico contrato con la firma World Sport Group (WSG), un partido arreglado de Togo en Bahrein y la presencia en el Comité Ejecutivo de la Confederación Asiática de un general de Abu Dhabi sobre el que pesan gruesas denuncias de organismos de derechos humanos. Nick Harris escribió en el Daily Mail que en las últimas horas circularon además rumores de que el FBI podría aterrizar en Zurich con supuestas pruebas de que Salman compró votos cuando en 2009 perdió las elecciones en la Confederación ante el qatarí Mohammed Bin Hammam. La denuncia incluye un grave testimonio del periodista australiano Les Murray, que por entonces era miembro del Comité Etico de la FIFA. Ante ello, Salman, dice Harris, habría recibido presiones para retirar su candidatura, inclusive de Qatar, que teme que la nueva ola de denuncias afecte su condición de sede del Mundial 2022, una Copa que también ambiciona Estados Unidos. Salman mantiene su candidatura.
El poder europeo tiene su propio candidato. El abogado suizo de 45 años Gianni Infantino nació en un pueblo suizo que está a nueve kilómetros de distancia del pueblo natal de Joseph Blatter. Contó con 500.000 euros de la UEFA para viajar con avión propio en busca de votos. Ofrece subir de 32 a 40 las selecciones en los Mundiales. Más dirigentes del Tercer Mundo en el Comité Ejecutivo de la FIFA y casi 1000 millones de dólares para repartir entre las 207 Federaciones que votarán el viernes (Kuwait e Indonesia están inhabilitadas). Infantino, apoyado por Conmebol, hace promesas tercermundistas porque teme que el bloque Asia-Africa vuelque la elección a favor de Salman. Es la misma demagogia -afirma el francés Jerome Champagne, candidato sin chances de triunfo- que la UEFA criticaba a Blatter. Peor aún, es "una irresponsabilidad", dice Champagne. Y avisa: la FIFA tuvo en 2015 un déficit de 100 millones de dólares, podrá sufrir pérdidas de 600 millones hasta 2018 y afronta pagos por eventuales demandas por el escándalo de corrupción que desnudó el FBI. Nunca importó el voto de Estados Unidos. Pero hoy, además del FBI, la FIFA está controlada por el bufete de abogados Quinn Emanuel y por la consultora Teneo, ambos con sede en Estados Unidos. El país que llama soccer al fútbol votaría en primera vuelta por el príncipe jordano Alí. Y, si bien Bahrein es aliado estratégico, Estados Unidos, según The New York Times, iría en una eventual segunda vuelta por Infantino.
NewFIFANow (NFN), la organización a la que la gente de Salman le pide que informe de dónde obtiene sus fondos, tenía todo acordado para un debate entre los cinco candidatos presidenciales (el quinto, que no cuenta, es el millonario sudafricano Tokyo Sexwale). ESPN había presupuestado 250.000 dólares para la cobertura. A la cita, finalmente, sólo fue Champagne. "La FIFA necesita al fútbol, pero el fútbol no necesita a la FIFA", se quejó el parlamentario inglés de NFN Damian Collins, un admirador de Margaret Thatcher. También fracasó el debate que proyectó la BBC. La "casta dirigencial" sabe que nadie hablará mejor que la pelota. Cuando ella rueda, afirmó Eco en una visita a Buenos Aires, en pleno Mundial de 1994, los hinchas se convierten "en maníacos sexuales", "el Marqués de Sade, era un niño inocente al lado de la depravación que ofrece el fútbol". Contó que, de niño, él fue un "campeón de goles en contra". Eco, que años después dijo que comprendía al fútbol como un juego que refleja todas las contradicciones de nuestras vidas, se enojó luego en el hotel porteño porque no le funcionaba el control remoto. Quería ver el partido Italia-Noruega.
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