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La recomendación del médico fue tajante: o bajaba de peso, o su salud empezaría a correr riesgo. Ni el espejo ni la balanza entraban en su rutina diaria. Con la aguja trepando a 170 kilos, Karl Tu’inukuafe salió del consultorio en Auckland con una certeza: o volvía a practicar deporte, o las cosas no iban a ir muy bien. "Podía tener una muerte temprana. Con total seguridad: el rugby salvó mi vida". El resto de la historia forma parte de un guion digno de película: en apenas dos años, el neozelandés tomó la sugerencia al pie de la letra, se estabilizó en 135 kilos, se dedicó al rugby profesional, abandonó su trabajo de patovica en un boliche y hoy es uno de los All Blacks que se enfrentarán a Los Pumas en el Rugby Championship .
El 21 de febrero de 1993, en Auckland, nació George Karl Tu'inukuafe. Su historia deportiva tuvo un antes y un después. En su adolescencia, el pilar había jugado al rugby en el Wesley College, entre amigos. También era parte de ese equipo Nepo Laulala, otro All Black. Aunque en aquellos días su afición era la de un amateur, al punto que eligió otros caminos para su vida. Pero Tu'inukuafe subió tanto de peso que los médicos le advirtieron que con 170 kilogramos su salud corría riesgo. "Tengo una esposa y un hijo. Yo no me puedo ir temprano de esta vida", fue lo primero que pensó.
Una figura imponente, intimidante, cabeza rapada y un prominente bigote. Y la necesidad de trabajar para ser el sustento de la familia. Así, uno de sus empleos fue como patovica en la puerta de un boliche en Auckland. "No fue difícil pesar 170 kilos: vivía trabajando, comiendo en la calle y mal. Al tiempo empecé con el hecho de no poder dormir. En las madrugadas, en la cama, no podía respirar bien, no descansaba".
Rápidamente tuvo que modificar su estilo de vida. Era necesario cambiar el chip. Con el tiempo, fue moldeando un ferviente espíritu de deportista. Su familia y sus amigos también fueron la bandera para lograr el objetivo. Volvió a calzarse los botines, aunque la adaptación a la máxima exigencia del rugby no fue sencilla. "Me costó mucho, las cosas habían cambiado. Mi esposa me daba fuerzas para entrar a la cancha. Todo resultó paso a paso. Pero había pequeños gestos que me hacían sentir bien: por ejemplo, levantar a mi hijo sin que me doliera la espalda. Además, me ataba los cordones y ya no tenía problemas", confiesa.
Su crecimiento fue sustancial desde su debut en el equipo provincial de North Harbour en 2015. "Definitivamente, el punto de inflexión fue mi problema de salud", explicó Tu'inukuafe. Esa frase, de disparatada, no tiene nada. Las hamburguesas eran parte de su rutina habitual, pero además se quejaba constantemente por el dolor en sus piernas y otras zonas del cuerpo. "El médico me dijo que bajara de peso sí o sí, porque con mis decisiones equivocadas podía afectar a mi corazón. De entrada, lo más fácil que se me ocurrió fue jugar al rugby con mis hermanos y mis primos, por eso decidí regresar a este deporte".
Lo que siguió en su vida forma parte de un cuento de hadas. Sus movimientos empezaron a abrigar una madurez distintiva. Tu’inukuafe pasó una temporada en el rugby francés (Narbonne) antes de volver a Nueva Zelanda y luego fue convocado por el entrenador Colin Cooper para sumarse a los Chiefs, a fines del año pasado. Se asomaba la elite del deporte. "Era un poco desconocido y lo llamé para probarlo. Siempre supimos que Karl tenía fuerza para el scrum, pero debía ponerse en forma para la alta competencia", explica Cooper.
Al comenzar la última temporada de Super Rugby, Tu'inukuafe era la quinta opción entre los pilares, pero algunas lesiones de sus compañeros lo pusieron entre los titulares. Casi sin notarlo, las puertas se fueron abriendo. Pronto, con la evolución a la vista de todos, el crecimiento deportivo de Tu’inukuafe se convirtió en uno de los focos en el planeta All Black.
Karl Tu'inukuafe in full flight [R][R]?[R][R]#NZLvRSApic.twitter.com/vplIPwYG7t&— All Blacks (@AllBlacks) 15 de septiembre de 2018
"Si alguien se me acercaba en 2017 y me decía que en esta temporada sería un All Black, jamás le hubiera creído", enfatiza. ¿Qué habría sido de su vida si no se hubiese enfocado en el cuidado de su salud? "Yo trabajaba en la seguridad y me gustaba, pero ahora puedo mantener bien a mi familia y estar de manera más saludable", argumenta.
Dentro del vertiginoso ascenso, Tu’inukuafe ya se aseguró un contrato de 3 años con los Blues a partir de la próxima temporada. Unirse a este equipo significa regresar a su casa en Auckland, su lugar de nacimiento y también el hogar de la familia de su esposa. "Karl es uno de los grandes hallazgos en el rugby de Nueva Zelanda en los últimos años, y cada vez será mejor", dijo su nuevo coach, Tana Umaga, una leyenda de ese país. Steve Hansen, el entrenador de los All Blacks, celebró el traspaso del pilar a esta prestigiosa franquicia. "Será fantástico para él. Realmente nos impresionó en su primera campaña con los All Blacks en junio. Es un hombre humilde y discreto, pero hizo su trabajo de manera muy profesional. Karl está ansioso por aprender y logró grandes avances. Esperamos seguir contando con él en el futuro".
TEST DEBUT! Karl Tu'inukuafe comes on for his first appearance in the black jersey in the 46th minute.#SteinlagerSeries#NZLvFRA [R][R][R][R] pic.twitter.com/IiqgqZJvvO&— All Blacks (@AllBlacks) 9 de junio de 2018
El día del bautismo en el seleccionado fue el 9 de junio, en la victoria contra Francia por 52-11, en Auckland. A los 6 minutos del segundo tiempo, en el mítico Eden Park, Karl ingresó por Joe Moody. En su primera acción, en un scrum a favor, logró un penal para Nueva Zelanda. "Cuando entré por primera vez a la cancha me pregunté si era real lo que estaba sucediendo. Traté de no llorar. Miré al cielo, recordé a mis abuelos y no pude contener el llanto. Jamás me voy a olvidar de ese primer scrum, con esas figuras del rugby mundial empujando detrás de mí", dice. Y asegura: "Es un honor jugar en los All Blacks. Al principio, utilizaba al rugby como una forma de perder peso, pero haber llegado al Super Rugby y a compartir una cancha con los hombres de negro es una gran sorpresa. Aprender de ellos es una experiencia inolvidable".
Con 135 kilos en aquel partido contra Francia, Tu’inukuafe se convirtió en el segundo hombre de negro de mayor peso en calzarse la prestigiosa camiseta, por detrás de Neemiah Tialata (136, en 2005). Como bien escribió el pilar ese día en su cuenta de Instagram, el All Black Nº 1171 en debutar.
Ya en el Rugby Championship, fue titular en el reciente triunfo sobre Los Pumas por 46-24, en Nelson. Pero Tu’inukuafe recuerda de forma especial cada uno de los momentos de su debut con el mejor equipo del mundo, con el que ya acumula 7 caps. Poco importa quién se lo dijo, no lo recuerda, pero hubo una frase que le quedó grabada al pasar: "Bienvenido al club, ya sos un All Black".
En Nueva Zelanda la apuntan como una de las alzas más notables en el rugby desde que comenzó la era profesional. El de Tu'inukuafe resultó un ascenso meteórico, de película. De dar batallas es lo que más sabe y en su cabeza tiene la siguiente: "Una vez que sos un All Black tenés que luchar para ser un gran All Black, que no es lo mismo".
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