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Jugó el primer Rugby Championship de Los Pumas y triunfó en Europa, pero dejó todo para ponerse una barbería
Desde los 10 años, Nahuel Lobo forjó su vida alrededor de la ovalada; sin embargo, luego de vestir la celeste blanca y competir en el primer nivel, tomó una decisión que cambió su rumbo
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Luchar por cumplir los sueños requiere de una gran fortaleza y pasión, pero también hay momentos en la vida en los que las personas deben tomar una decisión trascendental, que puede llevarlas a explorar nuevos rumbos. Así lo hizo Nahuel Lobo, que luego de triunfar en lo más alto del rugby, se alejó de la actividad para llevar adelante el negocio familiar.
Nahuel tuvo su primer contacto con la ovalada a los 10 años en Curiyú Rugby Club, de su ciudad natal Chajarí, Entre Ríos. “El club estaba apadrinado por Agustín Pichot y llegué ahí porque mis primos me llevaron. Ni bien empecé me enamoré del rugby, de los valores y de todo lo que representa el deporte”, cuenta Lobo en diálogo con LA NACION.
Allí realizó las categorías formativas y comenzó a destacarse entre sus compañeros a una corta edad. Debido a su proyección, junto a su familia tomó la decisión de mudarse a Paraná para sumarse a las filas de Estudiantes. “A los 16 me fui a vivir solo a una propiedad que tenía mi familia en Santa Fe y a jugar a un nuevo club. Allí viví la experiencia de independizarme desde chico, terminé la secundaria y viajaba todos los días hasta Paraná para entrenar”, cuenta.
El histórico Club Atlético Estudiantes de Paraná fue la siguiente parada de Lobo. Allí continuó con el desarrollo de sus habilidades como primera línea y su juego creció notablemente. “Fue una época difícil porque tuve que aprender a hacer muchas cosas solo y aunque siempre tuve el apoyo de mi familia, por momentos era complicado. Pero mi pasión por el rugby me hacía seguir y seguir”, relata.
“En esos años, la UAR (Unión Argentina de Rugby) lanzó un programa de alto rendimiento para juveniles que fue muy novedoso, no existía algo así. Hoy se comprueba que el sistema funcionó muy bien y así llegué a las selecciones formativas”, recuerda Nahuel. De esta manera, al tiempo que forjaba su continuidad en un Estudiantes siempre candidato, comenzó a transitar sus primeros pasos en las categorías menores de Los Pumas.
Desde sub 17, pasando por sub 18, sub 19 y sub 20, Lobo recorrió cada una de las etapas de formación de la UAR. “Tuve la suerte de pasar por muchos preseleccionados y selecciones, incluso pude competir en torneos internacionales representando a Argentina”, asegura el primera línea.
“Yo ya jugaba como izquierdo y viajamos al Mundial Juvenil sub 20 a Italia”, destaca Nahuel. Tras un momento de reflexionar y recordar aquella experiencia única, el expumita agrega: “Fue algo inolvidable. Poder vestir la camiseta argentina en un torneo de esa jerarquía es algo que no me voy a olvidar nunca. Pasamos meses en Europa concentrando, jugamos con las principales potencias del mundo y viví momentos increíbles”.
La decisión de transitar una vida junto al rugby
Al culminar el proceso de formativas, nuevas posibilidades tocaron la puerta de Nahuel. “En ese momento llegaron varios llamados para sumarme a los Jaguares y a los Pampas XV. Todavía no sabía muy bien qué camino seguir y en esa etapa apareció la oportunidad de viajar a Francia para jugar el Top 14 con Montpellier a través de Fabien Galthié (es un entrenador y exjugador de rugby francés)”, dice Lobo.
El Top 14 francés es una de las ligas más competitivas del mundo y, una de las principales diferencias con el rugby que disputó hasta el momento Nahuel, es la profesionalidad. “Pasar a un rugby profesional es un cambio grande. Pasa a ser un trabajo, se entrena casi todos los días con horarios, es muy distinto”, explica.
Sin embargo, Nahuel aceptó el desafío. Así llegó a un plantel colmado de argentinos como el más tarde capitán de Los Pumas, Agustín Creevy, Santiago Fernández, Lucas González Amorosino, Martín Bustos Moyano, Ramiro Moyano y Maximiliano Bustos. El paso por Europa es uno de los escalones que muchos rugbiers dan en busca de sumarse al plantel superior de la selección nacional.
“Fue todo muy de prisa, venía de jugar un mundial juvenil, de haber debutado en la primera de Estudiantes y, de repente, llegó el llamado de Montpellier. Acepté el reto y después pude seguir por muchos años más allá”, recuerda Nahuel y añade: “Fue una experiencia más que positiva y de muchísimo crecimiento. Ahí conocí lo que era realmente el rugby profesional y el nivel de competencia de una de las mejores ligas del mundo”.
En este sentido, acoplarse a una competencia tan demandante, no fue tarea sencilla: “Adaptarme me costó mucho porque venía de jugar en juveniles y pasar a una exigencia tan grande y a dedicarme profesionalmente fue un cambio brusco, pero muy positivo. Ahí tomé conocimiento de lo que es una responsabilidad y estaba feliz de hacerlo”.
Su buen presente en Montpellier le dio la posibilidad de cumplir otra de sus metas. “Me convocaron para disputar las ventanas de noviembre contra Francia e Irlanda y era el sueño de todos los jugadores de rugby. Tuve la suerte de lograrlo”, cuenta. ¿Qué sienten los jugadores al vestir la celeste y blanca? Nahuel lo explica de la siguiente manera: “Fue una alegría inmensa poder haber tenido esa posibilidad y esa responsabilidad de debutar con Los Pumas en una cita internacional de ese calibre”.
Así, el 17 de noviembre del 2012 Nahuel Lobo saltó al estadio de Lille vistiendo por primera vez la camiseta argentina del plantel mayor: “Fue como pasar una película en segundos, pasé de cantar el himno nacional a acordarme de mi familia, del club, de los primeros viajes, del desapego. Pero a la vez sentí mucho orgullo y alegría”.
En aquella ventana, el elenco cayó en ambos encuentros, pero para Nahuel fue un reto aprobado que le permitió ser convocado a Los Pumas para disputar el primer Rugby Championship en la historia de la selección, que contó con Santiago Phelan como head coach. “Jugar con Los Pumas en Argentina, fue otra experiencia increíble. Fue convivir con jugadores que siempre había visto como referentes. Poder entrenar con ellos, viajar, que me guiaran durante el torneo, fue algo inolvidable”, reflexiona Lobo.
Nahuel asegura que fue un orgullo para él integrar el plantel para una competencia que todos los rugbiers sueñan jugar. Los All Blacks arrasaron con ese torneo, lo ganaron de forma invicta y Argentina cosechó un empate contra Sudáfrica en la segunda fecha que se disputó en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza.
Luego de ese gran 2012, Nahuel Lobo debió regresar a Francia para afrontar nuevos cambios. “Cuando volví me fui de Montpellier al Carcassonne, un equipo de la segunda división de Francia. No estaba cómodo y empecé a extrañar Argentina”, reconoce el primera línea. “Me había ido con 19 años a Francia y sentí que era como un ciclo cumplido. Decidí regresar”, asegura.
Su nueva pasión
“Volver tampoco fue fácil. Había estado siete años afuera y tenía que reinsertarme. Por oficio familiar, la parte de peluquería entró en juego y hoy eso cumple una función igual de importante que el rugby. Cuando descubrí el rubro me encantó”, afirma Lobo. Así regresó a Santa Fe para llevar adelante un trabajo que previamente habían realizado su padre y su abuelo.
Tras inscribirse en Estudiantes una vez más, empezó a estudiar Administración y se capacitó en peluquería y barbería. “Volví de Europa a fines del 2015 y ya tenía la idea de este proyecto. ‘Don Lobo’ fue y es un homenaje a mi viejo. En la ciudad de Chajarí lo llamaban así y por eso el nombre. El concepto abarca los rubros en los que me crié y empezamos en el 2016″, detalla Nahuel. Así nació como lo denomina su slogan: “El gran club”.
El comercio integra los servicios clásicos de peluquería y barbería, junto a un estudio de tatuajes y un café para disfrutar en los momentos de espera. Además, “Don Lobo” comercializa muebles que decoran el propio local. “Decidimos abrirlo en Santa Fe porque acá nació mi papá, y yo viví muchos años, hice amigos, y es una ciudad que me encanta”, agrega Lobo.
Más allá de liderar el proyecto desde hace más de siete años, el rugby sigue siendo un pilar en la vida de Nahuel: “Nunca me retiré, todavía me considero jugador. Ahora estoy un poco alejado por una lesión, pero me estoy recuperando para volver y poder competir con Estudiantes. Además de la barbería, la ovalada sigue siendo mi otra gran pasión”.
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