Juegos Panamericanos: Santiago 2023 trabaja contrarreloj, pero se ilusiona mientras la Villa toma color

SANTIAGO, CHILE.– Félix, uno de los empleados de la estación Ñuñoa del Metro de la capital chilena, tiene los ojos clavados en su celular. Se aferra al teléfono orientado de manera horizontal, pero anda entre triste y resignado: mira cómo irremediablemente la Roja pierde por goleada ante Venezuela por las Eliminatorias Sudamericanas. Una escena de desolación que se repitió en cientos de personas que siguieron el partido en sus teléfonos, en la TV de un bar o alguna tienda. Hasta el martes, toda la atención deportiva se centraba en la conflictuada selección de Eduardo Berizzo, pero de a poco, los chilenos empiezan a familiarizarse con los Juegos Panamericanos que comenzarán este viernes y aterrizaron por primera vez en este país después de dos intentos fallidos en la década del 80.

Ya desde el aeropuerto, las gigantografías con atletas silueteados avisan que habrá una gran fiesta deportiva hasta el 5 de noviembre, tanto en Santiago como en otras tres regiones del país trasandino. “Bienvenidos”, “El deporte vive en ti” y “Contigo nos hacemos gigantes” son algunos de los slogans que anuncian este evento de unos 7000 atletas de 41 países, 39 deportes, 31 clasificatorios para los Juegos Olímpicos de París 2024 y 1900 horas de transmisión por TV y streaming en vivo. También, la mascota oficial Fiu se las arregla para contar con su protagónico, tanto en la cartelería oficial como en el logo de las tarjetas BIP, las equivalentes a las SUBE para el transporte público: es un pajarito típico de Chile de siete colores cuyo nombre responde al sonido de su canto.

Pero más allá del lado más pintoresco, esta aventura panamericana fue un verdadero dolor de cabeza para la organización local en cuanto a lo económico. Los números nunca cerraron debido al constante aumento de la competencia: si en 2017 –año en que la sede fue elegida en forma unánime- se hablaba de un costo total de 170 millones de dólares, en 2020 esa cifra pasó a los 507. Pero los últimos cálculos, según una investigación del diario La Tercera, hablan de un total que trepará al menos a los US$ 770 millones. En gran medida, el incremento se debió a los retrasos y ajustes de precios de las principales obras de infraestructura que albergarán las competencias, las que se deberán usar con un “permiso de funcionamiento temporal” otorgado por la Municipalidad de Ñuñoa. En este contexto, la pandemia de Covid-19 hizo su parte en los costos y demoras: las obras estuvieron detenidas mucho tiempo.

Los ánimos dirigenciales estuvieron caldeados, incluso con la sospecha siempre presente de corrupción para esta clase de proyectos regionales de gran envergadura: “Tenemos una responsabilidad como país que es mucho mayor, que es sacar adelante estos Juegos. Después habrá todo el tiempo necesario para investigar todas aquellas situaciones que a alguien le parezcan extrañas”, arremetió Harold Mayne-Nicholls, director ejecutivo de la Corporación Santiago 2023, cuando les habló a los diputados de la Comisión de Deportes el 11 de julio pasado. “Yo les pido que nos concentremos en eso”, rogó el ex mandamás del fútbol chileno.

Hay muchas obras que se hacen contrarreloj y da la impresión de que no llegarán con todo. El Parque Deportivo del Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos sigue envuelto en estos días en nubes de polvo que levanta el incesante paso de las maquinarias, entre el sonido del martilleo de los obreros. Se trata de la sede central de los Juegos, en donde ya flamean las banderas de todos los países participantes y confluirán 13 deportes. Allí ya se hicieron las pruebas de las renovadas luces y se lanzaron algunos fuegos artificiales, un coliseo que el martes por la tarde sufrió un millonario robo de equipos audiovisuales de Santiago 2023.

Otras sedes padecieron contratiempos: el fin de semana hubo que lidiar con la filtración de agua en algunos departamentos de la Villa Panamericana. Y en la casa de los atletas se registró otro bochorno: las miles de llaves que entregaron las constructoras a Santiago 2023 no vinieron identificadas con el número de departamento que corresponden… También se encontraron algunos letreros mal escritos en inglés y la rotura de una matriz en la piscina de los clavados en el Centro Acuático.

Pese a los contratiempos, hay optimismo y la Villa toma color

Mientras tanto, entre parches y contratiempos, la Villa Panamericana de Santiago 2023 se tiñe poco a poco de colores y el desfile de los atletas por las callecitas internas es permanente. A un par de días de la inauguración, además de entrenarse, muchos de ellos aprovechan para conocer las instalaciones, charlar distendidos y sacarse fotos en el letrero que se emplaza en medio de los edificios y que es el testigo más fiel de la presencia en la competencia. La foto de las redes sociales, la foto que se guarda para siempre.

En eso está un grupo de brasileños del equipo de tiro con arco, a pura risa, atravesando las primeras jornadas en la Villa y pidiendo que alguien, por favor, les tome una fotografía completa en el letrero: “Ahora estamos terminando de acomodar algunas cosas, está todo más normal. La experiencia de los Juegos es una buena experiencia, siempre nos gusta conocer de otros deportes, intercambiar con otros países”, dice Julio, el entrenador del equipo de tiro al blanco. En las últimas horas estuvieron entrenando y encontraron “muy bien” la locación en la que les toca competir. Y agrega: “Ya la conocíamos, pero ahora está todo mejorado con lo electrónico, que no había. Se prepararon para esto y la cancha está muy buena (…) Somos muchos en la delegación de Brasil, siempre con la esperanza de competir entre los primeros, llegar bien, con muchas medallas al final y algunas plazas a los Juegos Olímpicos”.

“Esto de conocer la Villa es algo espectacular, porque está hecho especialmente para los Panamericanos, para un evento así. Los departamentos están relindos, les faltan algunas terminaciones, pero están bien”, cuenta Ana Gallay, representante argentina en beach volley junto a Fernanda Pereyra, quien justamente camina con ella a la salida de la tienda oficial de los Juegos, en la zona internacional. Entre las dos acuerdan que “la comida es espectacular, porque tiene mucha variedad de ensaladas, todo tipo de carnes y nada de picante” y que “da la sensación que están llegando justo con algunas cosas”, pero nada grave.

Tras concretar el primer entrenamiento en Peñalolén, sede de la competencia y tras instalarse en la Villa un día antes, Pereyra le cuenta a LA NACIÓN: “Lo bueno es que fue en una de las canchas de competición, en la principal. Así que eso está bueno, no como estar en las de entrada en calor porque no vas a jugar ahí. Así que fue tranqui para adaptarnos, pero muy bien”. Y agrega Gallay: “La cancha está buenísima, hicieron dos mega estadios, espectacular para el beach volley. Y después están las canchas que nosotras ya conocemos, las de Peñalolén, que es donde se entrenan las selecciones de acá”.

Sobre la vida en la Villa, algo que ellas ya conocían, Pereyra remarca ese valor que ponderan tantos: “Es lo lindo de venir a este evento en el que te encontrás con un montón de gente, estás en grupos grandes. Nosotras estamos acostumbradas a estar solas dando vueltas por el mundo y eso está rebueno y se hace equipo argentino”, suelta. Mientras que Ana, cuando se la consulta por las expectativas deportivas, ríe: “Venimos a ganar una medalla, no nos queda otra. Es siempre el objetivo que te ponen, ganar una medalla. Está mucho más difícil que otros Panamericanos porque todo el mundo viene trabajando bastante bien y porque Brasil y Estados Unidos traen duplas muy fuertes, una es la N° 1 del mundo y la otra Top 10, pero ahí vamos”.

Las mexicanas Fernanda Rodríguez, Paola Rivera y Paola Muñoz saltan en el letrero, posan solas y juntas, se hacen sesión de fotos. Están felices y se nota: lograron clasificarse a unos Juegos Panamericanos tras tres ciclos luego de ser segundas en la Copa Panamericana. “Llegamos en dos grupos, algunas chicas estábamos aquí desde el 12, hicimos una gira con tres juegos de preparación con el equipo de Chile, otros llegaron hoy (por este martes). Estamos emocionadas, nos encanta”, coinciden. Mientras tanto, conectan la experiencia con la de haber estado (dos de ellas) en los Juegos Panamericanos Juniors (Cali 2021). “Llevamos un ciclo largo y queremos cerrar la temporada de la mejor manera, como todos, queremos una medalla en Santiago 2023″, detallan. Y cierra Fernanda Rodríguez: “Esto es divertido, nuevo para todos y lo más lindo es ver la calidad de deportistas que hay, entre ellos olímpicos, está muy cool”.

“Muy agradable, todo bien, nos han atendido bien y los departamentos están muy bien”, dice Jeanette Rodríguez, una de las judocas cubanas al pasar y a quién la voz se le escurre tanto entre la timidez. Mientras, alguien del equipo se acerca y grita: “Cuba es una delegación relativamente mediana. De todas maneras, creo la vamos a pasar bien, llevamos pocas horas en la Villa y esperamos que tengamos una feliz estadía”.

Para Julio Iemma, de tiro deportivo de Venezuela, las sensaciones iniciales son muy buenas: “Estamos aquí con las primeras impresiones de la Villa, todo es muy bonito, el clima agradable a pesar de que comenzó con frío, estamos disfrutando de los Juegos. Los departamentos están bien, tal vez un poquito angostos, un poco estrecho, pero bien”. A su lado, su compañero Douglas Gómez, de la misma disciplina coindice y amplía: “Ya pudimos entrenarnos, las canchas están bien, muy acondicionadas, la tecnología, están todas las condiciones dadas para el evento. Cada vez van llegando más atletas, más países. Esto es una comunidad como siempre han hecho los Juegos, relacionando países, intercambiando ideas, sentimientos, bastante agradables. Se disfruta día a día, cada nueva experiencias”.

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