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Juegos Olímpicos París 2024: la boxeadora taiwanesa buscará la medalla de oro, mientras la polémica de género llegó a la ONU
Se impuso por decisión unánime a la turca Esra Yildiz Kahraman, que rechazó su presencia con gestos; el sábado se medirá con la polaca Julia Szeremeta
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LA NACION
En el ring y en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la polémica de género que rodea al boxeo femenino en los Juegos Olímpicos de París 2024 ofrece capítulos insospechados. La boxeadora taiwanesa Lin Yu-ting superó a la turca Esra Yildiz Kahraman por decisión unánime en las semifinales de la categoría pluma, de 57 kilos, y se clasificó para disputar el combate por la medalla de oro. El sábado se medirá con la polaca Julia Szeremeta.
La asiática volvió a recibir el rechazo de una oponente: tras la decisión de los jueces, Kahraman hizo gestos con sus dedos índices marcando una X, en señal por los cromosomas que identifican al género femenino (XX), frente a los que terminan al género masculino (XY). Lin es apuntada junto a la argelina Imane Khelif, que también intentará colgarse la presea dorada en la categoría welter, después de no superar una prueba de género durante el Mundial femenino de 2023, en la India. Las dos pugilistas fueron desclasificadas en Nueva Delhi, aunque el Comité Olímpico Internacional (COI) rebatió aquel dictamen que elevó la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por su sigla en inglés) y defendió ambas presencias en Francia.
En el ring instalado en Roland Garros, el emblemático escenario de tenis parisino, Lin se impuso sin complicaciones y el triunfo fue aplaudido por miles de espectadores. De figura espigada, cinco centímetros más alta que su rival, la taiwanesa dominó la pelea desde los primeros compases con un único desliz, en el primer asalto, al tropezar y caer a la lona. Kahraman, alentada por un grupo de aficionados turcos en la tribuna, se vio forzada a arriesgar para recuperar terreno en las puntuaciones y Lin supo aprovecharlo. La asiática, una vez que anotó una ventaja, se mantuvo a distancia de los puños de su oponente y acabó imponiéndose con claridad en las tarjetas de los cinco jueces.
El sábado, la taiwanesa intentará cosechar su primer oro olímpico, tres años después de quedar fuera del podio de los Juegos de Tokio 2020 y su último escollo será Szeremeta, de 20 años, que venció en la restante semifinal por decisión dividida (4-1) a la filipina Nesthy Petecio, medallista de plata en Tokio. “Aprovecharé todo lo que he aprendido en mi vida para lograr lo mejor en la pelea siguiente”, comentó Lin, de 28 años, considerada una boxeadora veterana que ganó campeonatos mundiales en 2018 y 2022 y durante una década se enseñó sólida, en el máximo nivel. La eliminación en el comienzo de Tokio 2021 no le quitó el sueño ni la bravura, a quien se abstrae de las polémicas y mantiene el sueño del oro olímpico.
Un gesto que se repite de los rivales de Lin
La argelina Khelif es la otra boxeadora inmersa en la polémica por fallar también una prueba de género el año pasado. Junto con Lin provocaron un gigantesco revuelo mediático y político después de que fueran descalificadas en 2023 en el Mundial femenino por no superar una prueba de elegibilidad de género, cuyos detalles no se han hecho públicos. Las suspensiones fueron decididas por la IBA, organismo enfrentado al Comité Olímpico Internacional (COI) y al que se retiró de la organización del torneo de París-2024 por problemas de ética y transparencia.
Esta semana, la IBA afirmó que Lin y Khelif fueron sometidas a “pruebas genéticas que demuestran que son hombres”, lo que provocó que autoridades de Taiwán amenazaran con emprender acciones legales contra ese organismo. El presidente del COI, Thomas Bach, y altos funcionarios de Argelia y Taiwán han defendido enérgicamente a Khelif y Lin, afirmando que nacieron, se criaron como mujeres y tienen pasaportes que así lo muestran.
Las dos boxeadoras no fueron siempre reconocidas por sus rivales: la taiwanesa no recibió el saludo de la búlgara Svetlana Staneva en los cuartos de final; la europea, además, hizo referencia a los cuestionamientos de género de su oponente con un gesto con sus dedos índices, que marcaron una X.
La italiana Angela Carini, que abandonó a los 46 segundos del primer asalto la pelea del estreno ante Khelif, y apuntó a la potencia de los golpes de la africana como sospecha del género de la pugilista argelina, que fue retada, mediante un video, por la campeona rusa de boxeo Azalia Amineva.
En la grabación, le recuerda la victoria en 2023: “Hola, Imane Khelif. ¿No crees que hay demasiado revuelo injustificado a tu alrededor? ¿Recuerdas cuando boxeamos en el Campeonato Mundial de la India 2023, cuando te noqueé? Bueno, estoy lista para repetir ese momento y volver a mandarte a la lona para que respondas por todas las chicas a las que le has hecho la vida imposible”, fue el mensaje provocativo.
Rusia y Argelia se enfrentaron el miércoles en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, después de que Moscú sacara a relucir una polémica sobre el género en el boxeo olímpico durante una reunión del organismo centrada en la mujer, la paz y la seguridad.
El embajador adjunto ruso ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, acusó a los países occidentales de monopolizar el movimiento olímpico y de imponer “agresivamente” al resto del mundo una agenda LGBT que, en su opinión, perjudica los derechos y la dignidad de las mujeres. “En los Juegos Olímpicos de París las boxeadoras están siendo sometidas públicamente a violencia (por) atletas que previamente no habían superado las pruebas hormonales realizadas por la federación internacional de boxeo y que, según la federación y según el sentido común, son hombres”, afirmó. “Esto es absolutamente repugnante”.
El diplomático argelino Toufik Koudri rechazó enérgicamente las declaraciones de Polyanskiy. “La valiente boxeadora Imane Khelif nació mujer. Ha vivido su infancia, su educación y su adolescencia como mujer. Ha practicado deporte como una mujer de pleno derecho”, declaró ante el consejo de 15 miembros. “No hay ni un ápice de duda al respecto, salvo para quienes tienen una agenda política”.
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