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Juegos Olímpicos de la Juventud: el oro de Nazareno Sasia, una medalla que se gestó hace mucho tiempo
Nazareno Sasia fue a la tribuna, se abrazó con Germán Lauro, quien le entregó la bandera argentina, y el medallista de oro de lanzamiento de bala en Buenos Aires 2018 se cubrió con la insignia. Todo un símbolo. Lauro, finalista olímpico y referente máximo del lanzamiento de bala en la Argentina, le pasó la posta Nazareno. El joven atleta de 17 años todavía tiene un largo camino por delante. Por ejemplo, faltan aún poco más de dos años para que compita en la categoría de mayores. El camino es largo. Pero esta historia, de alguna manera, ya se empezó a escribir hace casi dos décadas, con un derrotero que iniciaron Lauro y su entrenador Carlos Llera, quien falleció el verano pasado.
La fábula de Sasia empezó en Cerrito, un pequeño pueblo de 7 mil habitantes, a una hora de viaje de Paraná. Como ocurrió en Trenquelauquen con Lauro y Llera, fue el profesor de la escuela de atletismo del pueblo, Marcelo Borghello, quien lo invitó a Nazareno a practicar cuanto tenía ocho años. Nazareno, que entonces jugaba al fútbol – se define como "un defensor de medio pelo"- y al básquetbol, comenzó a probar con la jabalina. Pero se chocaba siempre el implemento con su cuerpo. No era lo de él. Como pasa en el atletismo, exploró otras disciplinas. Hasta que se encontró más cómodo en lanzamiento de bala y disco. Primero, irrumpió en los Juegos Evita y cuando a los 12 años venció a otros competidores dos años mayores. Crecía año a año, hasta que Borghello comprendió que lo mejor era que se entrenara en Paraná, donde lo esperaba Sergio Alfonsini, un entrenador de lanzadores siempre dispuesto a trabajar con talentos. Alfonsini le dice a LA NACION que todo el mérito en la formación de Sasia es de Borghello. Y este apunta a Alfonsini como un engranaje clave: "Es lo mejor que le pudo haber pasado". Los entrenadores están juntos, festejando, abrazándose. Tres veces por semana Sasia se entrena en el campito de Cerrito. Y cuando puede, lo hace también los domingos. El polideportivo queda a una cuadra y media de su humilde casa. Y otras tres veces por semana, se levanta a las cinco y media de la mañana, y viaja una hora para llegar a Paraná, donde lo espera Alfonsini.
Existe un eslabón más en el perfeccionamiento de Nazareno: Carlos Llera. En 2016 viajó a Paraná para verlo entrenar. Y le cambió la técnica de lanzamiento. En vez de lineal, es decir, sin que su cuerpo gire, propuso que lance rotacionalmente, como en la técnica del disco. Nazareno tenía 15 años. Lauro recién comenzó a hacerlo de esa manera después de los 20. Es un ejemplo claro de cómo el conocimiento y la formación de atletas anteriores pueden nutrir a los futuros. Por eso, Alfonsini, con ojos húmedos, no duda en decirlo: "Carlos marcó una forma de trabajar. Esto también es para él".
Sasia ganó la medalla dorada al totalizar 43,19 metros en sus dos mejores lanzamientos. Primero, tuvo un registro de 21, 94 metros el viernes pasado. Y este lunes lanzó 21, 25 metros (en su cuarto intento). En Buenos Aires 2018 se suman ambos registros de las dos jornadas de lanzamientos y el mejor es el ganador.
Impresiona la figura de Sasia: 1, 93 metros y 118 kilógramos. Y recién cumplirá 18 años en enero. Su imponente físico contrasta con su humildad. "Me da mucha felicidad, estoy muy contento. Se me pasaron por la cabeza todos los momentos en los que estaba entrenando. Valió la pena por suerte", dice Nazareno luego de ganar el oro. Y añade: "Esto es un logro muy grande pero no termina acá. Voy por más", dice Nazareno que le dedica la medalla a su familia y a su entrenador. El próximo gran objetivo es el Mundial Juvenil 2020 de Nairobi, en Kenya. En estos Juegos, Nazareno batió dos veces su propio récord sudamericano juvenil de 21, 40 metros. Primero, lanzó 21, 54 y luego 21, 94 metros. "Es un distinto. En los torneos más importantes se tiene más confianza", señala Borghello.
A partir del año que viene, Sasia dejará de lanzar con una bala de cinco kilógramos y lo hará con una de seis porque ingresa en la categoría juvenil. En tres años, lo hará con una de siete kilógramos que es la que utilizan los mayores. "A él hay que esperarlo cinco o seis años para que tenga un desarrollo bueno", advierte Lauro en diálogo con LA NACION. "Es normal esto en Argentina: fue campeón olímpico acá y ya quieren que en Tokio sea campeón olímpico. No es así", apunta el atleta de Trenquelauquen, que comparte entrenador con Sasia. Pero Germán va más allá. Se alegra por el presente de Nazareno. Se entrenó más de una vez con él y le transmitió algunos consejos. Y lejos de ser egoísta, el récordman nacional de lanzamiento de bala vaticina: "El va a hacer mucho mejor que yo, si todo se da como pensamos. Tiene mucho más potencial". Este camino, que inició una vez hace más de 20 años Carlos Llera empezó con Germán Lauro en un pueblo del centro de la provincia de Buenos Aires, cierra su círculo en Cerrito, con Nazareno Sasia como campeón olímpico juvenil.
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