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Sin ranking ni pensamientos negativos: las confesiones de Juan Martín del Potro en Roland Garros
PARIS – "Jugá una derecha cruzada y después la volea de revés", le pide Sebastián Prieto del otro lado de la red. Juan Martín del Potro obedece y practica la acción tres o cuatro veces. Son algunas de las múltiples rutinas de juego que el tandilense ensayó el sábado en la cancha 8 de Roland Garros , frente a cientos de espectadores. Cada tanto se escucha el "uuuhhh" de asombro ante el sonido de uno de los bombazos de esa derecha que se ganó el apodo de "martillo de Thor". El revés a dos manos sale limpio, suelto, con buen peso. Durante casi una hora y media, Del Potro intensificó la puesta a punta, jugó algunos puntos con el italiano Marco Cecchinato; fue seguido por decenas de chicos que, en el Kids Day, buscaban su autógrafo. Y se llevó los aplausos cuando le regaló una pelota firmada y una muñequera a un chiquitito que no tenía más de tres años.
Del Potro está en Roland Garros. Acaso contra lo que él mismo imaginaba hace un mes y medio o dos, cuando las sombras de una nueva operación, esta vez en una rodilla, lo acosaban como una nube oscura. Todo por culpa de la fractura en la rótula derecha, una lesión fuera de lo habitual para un tenista. "Una piedra más en mi carrera", destaca el tandilense, acostumbrado como pocos a lidiar con los problemas físicos.
Pero el hombre de los mil regresos está aquí otra vez, de nuevo en su mundo, cobijado por el calor del público parisino. Desde aquella lesión en el partido contra Borna Coric en los octavos de final del Masters 1000 de Shanghai, en octubre pasado, apenas disputó siete partidos en siete meses. Ensayó una vuelta en febrero, en Delray Beach, pero debió entrar de nuevo en boxes.
En el medio, cambió de médico: el español Ángel Ruiz Cotorro reemplazó a Jorge Batista. Dejó atrás la posibilidad muy firme de otra operación y empezó con un tímido paso por Madrid. Sumó tiempo y acción en Roma, con casi tres horas de batalla a palo y palo contra Novak Djokovic , el N° 1 del mundo: a veces, el propio Delpo se sorprende del nivel que puede alcanzar en ciertas situaciones.
Se lo ve en buena forma, pero siente que todavía le falta para estar a pleno. Para ver su mejor versión habrá que esperar. "Puedo jugar libremente ahora, pero faltan ajustar algunas cosas", cuenta. El sorteo le puso por delante al chileno Nicolás Jarry, reciente finalista en el ATP de Ginebra; el estreno será el martes. Aquí está acompañado por el entrenador Sebastián Prieto , el preparador físico Leonardo Jorge y el kinesiólogo Martín Goñi, integrante del equipo de Diego Rodríguez, el fisioterapeuta que acompaña a Delpo desde hace un par de temporadas.
View this post on InstagramGrazie per tutto Roma [R][R][R] y a todos ustedes por el apoyo de siempre ??
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"Hace tres semanas estaba parado, sin poder jugar ni siquiera un partido, y de repente estoy acá. Es como que la situación va cambiando, las expectativas vuelven a subir por lo que mostré en Roma… En Madrid la idea era jugar y deseaba terminar sano. Después, en Roma, por una cuestión climática, jugué dos partidos en un día, y al siguiente contra el número 1, y terminé bien. Por ahí es difícil controlar eso afuera, pero dentro de mi grupo somos conscientes de mi situación actual y haber jugado un buen torneo en Roma me deja contento, pero también sé cómo me encuentro, sé dónde apunto y cuál es el camino por seguir, entonces prefiero ir tranquilo. Sé que el tenis me sigue acompañando, pero hoy mis cosas van por otro lado, con más énfasis en la salud por la lesión que tuve en la rodilla. Uno puede estar jugando en buen nivel y piensa que ya está curado, pero la realidad es que hay un proceso que cumplir, que lleva tiempo, y lo respeto. Estar acá a mí me hace bien, porque recibo muestras de cariño, y estoy en contacto con la gente, pero mis expectativas están de acuerdo con el proceso de recuperación que tengo por delante", expresa sobre este momento. Y después, se sienta a charlar a solas con LA NACION.
Bonjour Paris [R]?[R] pic.twitter.com/mCfA4jwPh0&— Juan M. del Potro (@delpotrojuan) May 20, 2019
–En la práctica se te vio con movimientos interesantes, contaste que estás con buenas sensaciones. ¿Es lo que esperabas hace unas semanas?
–No. Porque uno trata de agarrarse a cosas para estar motivado, pero mi realidad mostraba otra cosa. Yo llegué a Madrid porque mi médico (Ruiz Cotorro) estaba ahí y dijimos: ponemos este torneo como punto de partida para entrenarme con los profesionales, para volver a hacer físico y volver al ruedo, jugar la primera rueda y después ver cómo seguimos. Lo pude hacer bien y por eso pude estar también en Roma. Después pude sumar entrenamientos, prácticas, partidos. Este es el camino para salir de este proceso de recuperación para meterme en el circuito normalmente y pensar sólo en el tenis.
–Nadal te nombró entre los candidatos. ¿Te ves en la lista de favoritos?
–No, honestamente no. Sé cuál es mi realidad. Al hacer un gran torneo en Roma y jugar casi tres horas con Djokovic, parece que las cosas salen mucho más fáciles de lo que son, pero mi equipo y yo sabemos cuál es el motivo por el que estoy en Roland Garros y la idea es no volverse loco, tratar de terminar el torneo sano, pensar en la próxima gira, apuntar bien al plano tenístico. Esa es la progresión.
–El tiempo que te llevó la recuperación, ¿tuvo una incertidumbre similar a la de otros momentos de tu carrera?
–Fue distinto. Al principio tenía mucha bronca, por cómo había sido la lesión, por lo que me estaba jugando el año pasado, de quedar 2 o 3 del ranking, el Masters… y tenía mucho enojo por eso. Después me tranquilizaba el hecho de que era una lesión que no iba a llevar mucho tiempo, que quizá para Australia ya iba a estar en forma para jugar. Pero eso no pasó, y entonces se vienen cosas malas, pensamientos negativos y frustraciones que hacen que sea difícil mantener la cabeza con las ideas correctas. Pero hace un mes, más o menos, pude salir de ese círculo y ahora me volví a enfocar en el tenis, a confiar en Cotorro, que me sigue a diario y por eso estoy acá, pensando cada vez menos en la rodilla.
–¿Te asustaba la posibilidad de operarte otra vez?
–Sí, seguro. No era nada bueno para mí tener que pasar otra vez por un quirófano, pero la realidad es que también estuve muy cerca de eso. Por ahí se tomaron algunas decisiones que no fueron acertadas, pero que se creían que era de esa manera. Después, cuando uno tiene un profesional al lado que le marca el camino, hay que seguirlo. Luego buscamos otro profesional, que marcó otro camino, otra planificación, otros tiempos, y ahora venimos de esta manera.
–Hace algunos días, se vio un video en el que contás que te sentiste retirado por el tema de la muñeca izquierda, algo que no se sabía públicamente. ¿Qué cambió para volver al tenis?
–Ese momento lo recuerdo porque se dio así, fue un mensaje muy íntimo, a mi gente más cercana, por el momento doloroso que estaba pasando, porque estaba sufriendo y ya llevaba muchos meses. Después llegó un día en el que me desperté y me dije: lo voy a intentar por última vez, y lo llamé a Berger (Richard, su doctor), viajé a los Estados Unidos, me operé otra vez y arranqué de nuevo. Esa vuelta fue muy difícil, porque sentía que no iba a poder, veía que las cosas no eran como antes, que estar en el circuito no era lo mismo que cuando estuve arriba. La clave estuvo en los Juegos de Río. El partido que le gané Djokovic fue un antes y un después en mi vuelta al tenis; después conseguí la medalla; el gran cierre de 2016, el 2017 fue un gran año, y el 2018 fue uno de los mejores de mi carrera.
–¿Cuánto afecta empezar la temporada casi cinco meses después que el resto?
–Obviamente no es lo ideal, es duro. Pero hice un trabajo mental para dejar de lado el ranking en esta temporada, no pensar en eso, y saber que quizá voy a volver a las tres cifras, o voy a salir del Top 10. Es parte de esto. En ocho meses jugué cuatro torneos, siete u ocho partidos, cuando en ese lapso todo el mundo tiene 40 partidos encima. Así, es difícil pensar en el ranking, y en algo importante en grande, de acuerdo con la situación que estoy atravesando. Eso quedará para más adelante. Creo también que al tener otras experiencias el ranking lo puedo dejar de lado, porque las grandes alegrías que tuve siempre fueron mucho más importantes en la cancha o con la gente que con un número.
–Por lo que contás, la idea es apuntar más a la segunda parte del año, con el césped y las canchas rápidas, que son tus preferidos. En las condiciones que estás, ¿qué sería tener un buen Roland Garros?
–Honestamente, confunde un poco lo que pasó en Roma. El revés lo pegué muy bien, me moví muy bien, es cierto. Pero mi realidad es más similar a lo que pasó en Madrid, que jugué dos horas contra Djere y terminé muy cansado. Lo que planteamos con mi médico para esta gira es jugar lo que más pueda, pensando en la salud. Él sabe lo importante que es para mí todo lo que viene. Lo ideal acá es poder terminar bien acá, más allá de los partidos que tenga, sabiendo que puedo ir a jugar al pasto libremente y los torneos que quiera, y estar al ciento por ciento para Wimbledon y los primeros torneos en cemento.
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