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José María Buljubasich, mil vidas en una sola: se crió sin padres, salió campeón en River, superó un tumor y se reinventó en Chile, su nuevo lugar en el mundo
Las 100 preguntas a un protagonista del fútbol que cuenta su particular historia: el arquero que pasó por todo y encontró una nueva pasión luego de retirarse
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A los 8 años se quedó sin padre. A los 13 se suicidó su madre. Fue criado por su hermana y una tía. A los 16 se instaló en la pensión de Rosario Central. Le atajó un penal a Ronald Koeman siendo arquero de Tenerife, tuvo tres etapas en Central y fue campeón con el River de Pellegrini. A los 32 se retiró. Intentó con la representación de jugadores y no le gustó. Volvió a atajar y logró el récord de invulnerabilidad en la historia de Chile: 1.352 minutos (15 partidos) sin que le metan goles, quinta marca actual en el fútbol mundial. Le detectaron un tumor en el cerebro. Lo operaron y siguió atajando. Estudió administración, se preparó y lleva 11 años como gerente deportivo en la Universidad Católica, equipo con el que ganó 10 títulos y con el que logró el primer tricampeonato de su historia. Vale la pena leer a José María Buljubasich: su historia, su mirada, sus conceptos. Fueron cuatro horas y media de charla con LA NACION, condensadas en estas 100 respuestas.
1. -¿Quién es José María Buljubasich?
-Alguien que peleó para llegar a donde quiso llegar y está contento con lo que hizo en la vida. Como persona soy tranquilo, familiero y muy responsable. Esa palabra me acompaña desde siempre, porque al quedarme sin padres siendo muy chico, sin responsabilidad no hubiera llegado a ningún lado. Ser tan responsable me jugó a favor, pero también en contra: no pude disfrutar de mi carrera como hubiera querido.
2. -¿De chico te llevabas bien con el nombre José María? Eran otras épocas, María es femenino y los pibes son bravos.
-Inconscientemente quizás no me gustaba, porque siempre que me presentaba decía: “Me llamó José María pero me dicen Tati”. José se llamaba mi papá y María, mi abuela paterna, que falleció cuando yo tenía 4 años. Fue la única abuela que conocí.
3. -¿Por qué te pusieron Tati?
-Me lo puso una tía cuando era chiquito, porque a mi hermana le decían Tata, y a mí pasaron a decirme Tati. El apodo de mi hermana no perduró; el mío, sí. Todos me dijeron y me dicen Tati: desde mis compañeros y entrenadores cuando jugaba hasta hoy la directiva y los jugadores de Católica, todos. Es muy difícil que me dé vuelta si me gritan “José María”.
4. -Apellido complicado para los relatores.
-Es originario de la isla Brac, Croacia. Se pronuncia Buliubasich. Mi apellido materno es Hulgich, también de la zona. Mis cuatro abuelos vinieron de la ex Yugoslavia, después de la primera guerra mundial. Tuve la suerte de visitar a primos que viven en Jelsa, en la isla de Hvar, Croacia, y nos contaron porqué nuestros abuelos viajaron a la Argentina. Nunca pudieron volver a su país, esa parte fue triste.
5. -¿A qué se dedicaban tus viejos?
-Mi papá era camionero y mi mamá, ama de casa y costurera. Mi viejo falleció en un accidente en la Panamericana cuando yo tenía 8 años y Rosana, mi hermana, 11, y no sé si porque éramos muy chicos o porque mamá no quería hablar del tema, nunca tuvimos más información que esa. No sé ni por qué fue el accidente. Creo que uno también bloquea ciertas cosas para seguir viviendo. Al morir mi viejo, mi mamá decidió que nos mudáramos de Firmat a Venado Tuerto, donde estaba su familia.
6. -¿Cuándo murió tu mamá?
-Cinco años después de la muerte de mi viejo, en 1984, yo tenía 13. Mi mamá era depresiva y se suicidó. Había días en que llegaba a casa y estaban todas las luces apagadas y no se levantaba de la cama. Y otros días estaba bien. Cuando se murió, fuimos con mi hermana a vivir a la casa de Santiaga, la hermana mayor de nuestra madre. La tía Santi tenía 4 hijas mujeres, y 3 de ellas ya se habían casado e ido, así que se dio naturalmente.
7. ¿Cómo te enteraste del suicidio?
-Yo siempre iba al colegio con la llave de casa en la mochila. Ese día, mamá no se levantó, desayuné solo, fui al colegio y volví al mediodía, antes que mi hermana. Cuando llegué y quise entrar, no tenía la llave y había un cartelito en la puerta, con su letra, en el que decía que esperara a Rosana para entrar. Yo estaba en una bici que me habían prestado, así que fui a devolverla y al regresar vi movimientos y una vecina me dijo: “Andá a buscar a tu tía”. Al llegar con mi tía vi que le hizo el gesto de lo que había pasado. Fui corriendo a avisarle a mi hermana al colegio: entré al aula y le dije ahí mismo que mamá se había ahorcado. No quise entrar a verla y tampoco quería ir al velatorio pero Martín, uno de mis tíos, alguien que me ayudó mucho, me explicó que me iba a arrepentir, que el velatorio era el momento para despedirme. Le hice caso. Fue bueno no haberla visto ahorcada, esa impresión te queda para siempre.
8. -¿Cómo saliste adelante?
-No sé, siempre tuve cierta fortaleza en ese sentido, y también el hecho de que mi mamá no estuviera bien durante tantos años no me permitió vivir en un ambiente muy agradable. Yo era muy responsable en el colegio, jugaba al fútbol en Venado y tenía en mi mente ser futbolista y todo esto me ayudó a enfocarme en ser alguien en la vida: a los 16 años entré a las inferiores de Central y me metí de lleno en ese objetivo.
9. -¿A Rosario fuiste con tu hermana?
-No. Viví con mi hermana en la casa de la tía Santi dos años y medio y en febrero del 87 me fui solo a Rosario y mi hermana se quedó en Venado, en ese sentido la sufrió más que yo. Ya estaba de novia con Adrián, y ese fue un apoyo muy importante para ella y para mí. El de su novio y los suegros. Mi hermana fue casi como mi mamá, siempre estuvo apuntalándome. El primer año en Central el club no me pagó la pensión, así que con un alquiler que teníamos y la ayuda de algunos tíos y de los suegros de mi hermana, la fui peleando. Ya en el segundo año, Central sí me pagó la pensión.
10. -¿Tu viejo te inculcó el gusto por el fútbol?
-Sí, sí, él me llevaba a patear desde los 3 o 4 años. Hay una historia particular: mi viejo siempre decía que cuando mi hermana terminara el colegio y yo tuviera 15 años, él iba a vender el camión, con esa plata pondría una panadería en Rosario, y que allí mi hermana se recibiría de contadora y yo sería futbolista. Mi hermana no pudo hacerlo en ese momento porque tenía que trabajar para mantenerse, pero terminó recibiéndose de contadora pública a los 40 años. Y yo fui futbolista. Al final, los dos cumplimos el deseo de mi viejo.
11. -¿Laburaste?
-Cuando estuve en la pensión de Central iba en bici a cobrar unas rifas. Después, un dirigente del club tenía supermercados y varios chicos trabajábamos detrás de las cajas poniendo la mercadería en las bolsas. Y atendía un kiosco de diarios, entre las 2 y las 6 de la tarde. Ahí aprovechaba para leer El Gráfico, Gente, me leí la Mafalda completa.
12. -¿De quién eras hincha de pibe?
-Mi viejo era de San Lorenzo y entonces yo tenía pantalón, medias y camisetas de San Lorenzo. Yo no era fanático, en Venado casi no veía fútbol. De hecho, el primer partido que vi en vivo fue en Mar del Plata, un amistoso entre River y Colonia, con Schumacher en el arco, en enero del 87, con 15 años. No sé cómo hizo mi hermana para juntar la plata, pero nos fuimos los dos de vacaciones a Mar del Plata y también a la cancha. Mi viejo era de San Lorenzo y el resto de mi familia era de River pero una vez que entré a Central me hice hincha de Central. Si hoy me preguntás, te digo que soy hincha de Central… y de la Católica, claro.
13. ¿Por qué decidiste ser arquero?
-Mi viejo me llevaba a Firmat Fútbol club, después en Venado jugaba en Centenario. Una mañana fui al arco, no me preguntés por qué, parece que lo hice bien y no salí más.
14. -¿No es cruel el puesto de arquero?
-Diría que es ingrato, pero tiene su lógica: es el puesto de mayor responsabilidad. El arquero, después de un error, no puede resarcirse enseguida, mientras un jugador de campo sí tiene esa chance. Por eso el arquero necesita una fortaleza mental muy grande.
15. -¿Nunca renegaste por haber sido arquero?
-Toda la vida renegué (risas)… A ver: no me quejo de la carrera que hice, estoy orgulloso, pero reconozco que no la disfruté como debería. Si perdíamos 1-0, aunque no tuviera culpa en el gol, igual me sentía responsable por la derrota. Esa parte negativa de la responsabilidad me evitó disfrutar de la profesión: si uno vive haciéndose cargo de todo, no puede disfrutar. Me faltó tener, quizás, ese grado de locura o irresponsabilidad que me permitiera desarrollarme mejor, olvidarme de lo que pudieran pensar o decir de mí. Ante esas situaciones, uno a veces busca una vía de escape: puede ser dejar de jugar, conseguir apoyo psicológico o aguantar y seguir.
16. -¿Qué es lo que más y lo que menos te gustaba del puesto?
-Lo que más me gustaba era entrenar; jugar, no tanto (risas). Yendo a lo específico, lo más complejo, para mí, eran los centros, situaciones en las que uno queda expuesto cuando sale mal. De eso estaba muy pendiente. Porque los mano a mano son como el penal: ahí el arquero tiene más para ganar que para perder. El tiro libre desde el costado siempre me pareció lo más complejo.
17. -¿Cuáles eran tus fortalezas y debilidades?
-Mi mayor fortaleza era la ubicación y tenía algunas cosas positivas en el juego aéreo. Mi déficit era la potencia de piernas y la confianza. No me creía el mejor, y el arquero debe tener mucha confianza en sí mismo. El arquero se parece al hincha de la tribuna: ve el partido durante muchos minutos, lo sufre, y cada tanto le toca actuar, sobre todo en equipos grandes en los que tenés poca participación. Allí, el nivel de concentración tiene que ser muy alto, y la confianza, también.
18. -De 1 a 10, ¿cómo calificás tu carrera?
-(Piensa) Un 10 sería un arquero que atajó en Europa, en la selección y triunfó. No llegué a la Selección, sí fui a Europa pero casi no atajé, así que estoy lejos de eso. Atajé en River, en Olimpia de Paraguay, otro grande del continente, fui titular 4 años en la Católica, un grande de Chile, atajé en Central, un equipo con muchas presiones. En México jugué todo el año. Podría ser un arquero eh… de 6 puntos, o 6 y medio… sí, 6 y medio.
19. -¿Estás conforme con tu carrera o daba para más?
-Estoy conforme, porque el fútbol no me regaló ni me quitó nada en función de mis condiciones. No puedo decir que fue ingrato conmigo, porque jugué en grandes equipos. Cuando me fue bien, jugué, y cuando me equivoqué, salí. Me arrepiento de una sola cosa: cuando me fui a España, con solo 2 partidos en la primera de Central, si bien no malgasté el tiempo, no lo aproveché al 100 por ciento. Si hubiera ido al gimnasio y trabajado la potencia de piernas, la coordinación y el aspecto psicológico fuera de turno, habría sido un mejor arquero.
20. -Tuviste 3 etapas en Central, ¿cuál fue la mejor?
-Cuando volví la última vez, entre el 98 y el 2000, sobre todo en el Apertura 99, que teníamos a Pizzi de goleador y salimos subcampeones de River. Anduve muy bien.
21. -¿Qué les contestás a los extranjeros que te preguntan por el clásico rosarino?
-El otro día miraba el Boca-River y uno de los periodistas decía que hubo 99 futbolistas que jugaron en ambos clubes, y entonces fui a buscar cuántos habían jugado en Central y Newell’s. Eran sólo 17. Y el último lo hizo en 1984. Ese dato te lo dice todo, te muestra la presión que existe y cómo se vive el clásico en la cancha, en la calle, en todos lados, está todo muy comprimido en una ciudad donde o sos de un equipo o sos del otro.
22. -¿Tenerife es un lugar para quedarse a vivir?
-Sí, olvidate, por eso mi arrepentimiento de no haber hecho algo más para quedarme. Siempre fui muy profesional, pero me faltó ese plus. A Tenerife fuimos con Marcelo Ojeda como proyectos para que en dos años nos nacionalizáramos y atajáramos como españoles. Me llevó Vicente Cantatore, que me había tenido en Central, pero salió la ley Bosman y se cayó el proyecto. Marcelo anduvo muy bien, yo no jugaba, pedí irme, entonces pasé a préstamo a Lleida, después me compró el Oviedo, tardó en salirme la nacionalidad y chau Europa.
23. -Pero podrás contarles a tus nietos que le atajaste un penal al Barcelona.
-Así es, fue en la temporada 94/95, estando en Tenerife. Se dio algo curioso. En el primer semestre echaron a Ojeda en un partido contra el Betis por cometer un penal: entré y lo atajé, pero perdimos 4-1. En la segunda ronda, pasó lo mismo, pero contra Barcelona: entré, lo pateó Koeman, cruzado, me adelanté un poco y se lo atajé. Ganamos 2-1 sobre la hora. Al partido siguiente, fui titular contra La Coruña, me comí dos goles y perdí la chance de ganarme el puesto. Igual, Ojeda anduvo espectacular ese año, era difícil.
24. -Te lo cruzás a Koeman en una calle de Barcelona, ¿te reconoce?
-No hay ninguna posibilidad. En Argentina sí me pueden reconocer, quizás, porque el apellido era especial y automáticamente suena mucho, pero en España, no.
25. -¿Cómo llegaste a Los Andes?
-En Central perdí el puesto después de un 1-4 contra River en el Monumental, año 2000. ¿Te acordás el día que volvía Ortega a River, el equipo de los 4 fantásticos? Bueno, todos decían: “Vení a ver el regreso del Burrito, vení a divertirte”. Del otro lado estaba yo. Mucho no me divertí. Después de esa goleada, Bauza me sacó del equipo, busqué un club para irme, estaba Russo en Los Andes y atajé seis meses. Me trataron muy bien, me quedó un lindo recuerdo, pero no pudimos evitar el descenso.
26. -¿Manuel Pellegrini fue el que te pidió para River?
-Llegué a River en julio de 2002, ya se había ido Ramón Díaz y estaba Pellegrini. Estaba sin club, el arquero titular era Comizzo, Costanzo se recuperaba de una rotura de ligamentos y en la pretemporada Lux se fracturó la mano y se ve que ahí salieron a buscar otro arquero. Manuel tenía una forma muy buena de relacionarse con el grupo, y también una idea muy clara de fútbol que pretendía. Siempre le agradeceré esa chance que me dio. Mantuve el contacto con el tiempo, nos hemos juntado cuando vino a Chile, me parece una gran persona y un gran entrenador.
27. -¿Por qué siendo el entrenador chileno de mayor prestigio nunca agarró la selección?
-Porque no se habrán dado los tiempos. Lo escuché decir que disfruta más el día a día con los jugadores, y que en la selección existe otra distancia con ese trabajo. Sin dudas tiene todas las condiciones para serlo, ojalá en algún momento se dé.
28. -¿Fue tan grande la influencia de Bielsa en el fútbol chileno?
-Creo que se juntaron dos cosas: una generación de futbolistas de gran jerarquía, que empezaron a mostrarse en el Mundial Sub 20 de Canadá, y me refiero a Vidal, Medel, Alexis Sánchez, con jugadores un par de años más grandes como Claudio Bravo y Humberto Suazo, y el mejor entrenador que podía llegar en ese momento. Tal vez, si ese grupo de jugadores no se hubieran encontrado con Bielsa no habrían llegado y si Bielsa no encontraba a esos jugadores, tampoco. La propuesta futbolística y la metodología de trabajo de Bielsa encontraron jugadores con un talento distinto, con un potencial muy grande y pudo llevarlo a la práctica. Se plasmó en funcionamiento, con una identidad de juego, con una forma de enfrentar los partidos de igual a igual en cualquier cancha y contra cualquier rival. Y con los años se pudo volcar en resultados con las dos Copas América.
29. -¿Qué balance hacés de tu paso por River?
-Mi sensación no es positiva. Si tomás las estadísticas, mi campaña no fue mala, pero si uno termina eliminado en cuartos de Libertadores con una goleada y es responsable en un par de goles, no hay nada que hacer. Nunca busqué excusas, y la sensación que quedó es esa y contra las sensaciones no se puede ir, hay que aceptarlas y listo. En la ida contra el América había tenido un gran partido y ganamos 2-1, pero la historia terminó con el 1-4 en Cali. En River, cuando me lo merecí, jugué y cuando cometí errores, salí, así de simple. Aquel 1-4 en Colombia fue mi último partido y ya no atajé en las fechas finales del Clausura que terminamos ganando en Bahía Blanca.
30. -¿El arco de River mide más que el resto o es verso?
-Los arcos miden todos iguales, lo que se mide distinto es la trascendencia y la repercusión de atajar en esos arcos, ahí está la diferencia. Cuando uno ataja en un equipo grande, el margen de error es mínimo, y cualquier falla se magnifica; hay que aprender a convivir con eso.
31. -Al irte de River, te retiraste del fútbol: eras joven, tenías 32 años, ¿qué pasó?
-Acepté la decisión del entrenador (Pellegrini), pero al mismo tiempo perdí la ilusión, estaba decepcionado conmigo mismo. No había cumplido con lo que quería hacer, y fue una especie de autocastigo que me impuse. Tenía el pase libre, esperé a ver si aparecía algo que me motivara y, como no aparecía, uno también empieza a perder confianza en sí mismo. El fútbol tiene mucho de ilusión, de ganas, de confianza. Y dejé.
32. -¿Qué hiciste?
-Mi señora quería que siguiera jugando. Yo le explicaba que ya me sentía preparado para retirarme, ¡pero ella era la que no estaba preparada, ja ja! Claro: me conoció cuando estaba en las inferiores de Central y trabajaba en el kiosco, me acompañó en toda mi carrera y también tenía esa adrenalina del fin de semana. Arranqué como representante, colaborando con Ricardo Schlieper desde Rosario, y en dos meses no hice ninguna operación (risas). No me gustó, porque más allá de que cada uno tiene ciertas habilidades, también se tiene que preparar para cualquier actividad. Y yo no me había preparado. Para ser gerente deportivo sí me preparé; para la representación, no. Aparte, no me gustaba ni la entendía.
33. -¿Cómo surgió el deseo de volver?
-Pensaba que la gente me diría por la calle: “¡Qué suerte que dejaste, eras malísimo!”, y no, los comentarios eran otros. En esos meses venía cada tanto a Buenos Aires y aprovechaba para jugar al golf con Pellegrini, que seguía en River, y con Jorge Bombicino, el kinesiólogo que hoy está en River. Yo le pedía a Manuel que me consiguiera contactos para mi trabajo de representación. “No, usted tiene que seguir jugando al fútbol”, me decía.
34. -¿Cuál fue el click?
-En diciembre de 2003 fui a jugar un partido a beneficio a Noetinger, en el sur de Córdoba, con Cristian Paulucci, que había sido mi compañero de pensión en Central, con el Mono Gordillo, Vitamina Sánchez y el Petaco Carbonari. Anduve bien, atajé un penal, me sentí a gusto y de ahí mismo la llamé a mi mujer y le dije: “Vuelvo”. Un tiempo antes me había llamado un representante para ir a jugar a La Serena, pero como estaba con la representación le contesté que no. Entonces lo llamé, le pregunté si seguían queriendo un arquero y me dijo que sí. Me ofrecieron un dinero muy bajo, pero acepté. Íbamos con Paulucci: yo contratado y él, a prueba, en auto desde Rosario, como 20 horas de viaje, pero la noche anterior me cambiaron las condiciones económicas, y como ya era demasiado poco, dije que no.
35. -¿Qué hiciste?
-Llamé a Manuel (Pellegrini), no estaba, hablé con Cousillas y el Flaco me puso en contacto con la gente de Unión Española. Arreglamos todo, con el campeonato ya empezado, porque se podía incorporar hasta la cuarta fecha. Había estado parado casi 10 meses, de junio a marzo, me entrené una semana y Fernando Carvallo, el técnico, me mandó a la cancha. Era un muy buen equipo: fuimos a playoff y perdimos por penales; en el siguiente eliminamos a la U de Chile y a la Católica y llegamos a la final, donde perdimos con Cobreloa.
36. -¿Recuperaste el entusiasmo?
-Me volvieron las ganas, me reencontré con ese deseo, me di cuenta de que podía volver a jugar y además tenía a mi señora que me seguía insistiendo, no me soltaba, ja ja. Haber parado 6 meses, al final, fue la mejor decisión porque terminé jugando 6 años más y disfrutando más de mi carrera. Si no me hubiera retirado, capaz que mi carrera habría terminado antes.
37. -¿Cómo hiciste para poder disfrutar más?
-Las condiciones de las ciudades y de los clubes siempre son importantes, y si bien Chile es un país futbolizado, no tiene la locura de la Argentina. Entré en un club como Unión Española, que si bien tiene historia no es de los más populares, y eso me permitió disfrutar desde otro lugar. Encontré un grupo de jugadores espectaculares, gente que me trató muy bien, y un lugar maravilloso, de hecho sigo viviendo en Santiago. También, el estar 6 meses fuera del fútbol me permitió ver que la vida no se va en un partido.
38. -¿El futbolista en general disfruta de su carrera o son tan grandes la presiones y exigencias que no se puede?
-En mi caso, sufrí más de lo que disfruté. Hoy no hay un solo día en el que piense: “¡Cómo me gustaría volver a jugar al fútbol!”. Para nada. A veces hablo con excompañeros que me dicen que les gustaría volver; yo no extraño.
39. -Además, porque encontraste tu lugar como gerente deportivo.
-Ojo: la adrenalina de ganar o perder la sigo sintiendo, el sufrimiento por el resultado de cada partido, lo tengo. El tema pasa por cómo uno se toma las derrotas. Yo nunca las tomé con naturalidad, eso es lo que te hace pasarla mal. En el fondo, mi gran tema fue el anímico, sufría mucho el día del partido: pensaba qué pasaba si me equivocaba, si la cagaba. Jugar a las 9 de la noche para mí era durísimo: se me hacía eterno estar todo el día metido en el hotel, me auto presionaba mucho con el error.
40. -¿A la Católica llegaste por los 3 penales que le atajaste en la semifinal con Unión Española?
-Venía teniendo un muy buen año, también el equipo, y había compañeros como Sebastián Rozental o Dante Poli, que habían jugado en la Católica y me decían que era un gran club para mí. Se dio esa semifinal donde atajé 3 de los 6 penales y eliminamos a la Católica, y antes de la final la dirigencia se contactó conmigo y llegamos rápido a un acuerdo, porque además terminaba mi contrato en Unión Española.
41. -¿Los penales son una lotería?
-En los penales hay un poco de estudio, de datos previos, una cuota de azar, otra de intuición, y al mismo tiempo depende del momento que esté pasando cada uno. Eso también influye en el pateador: cualquiera que iba a patearle un penal a Goycochea después de Italia 90 seguro pensaba que se lo iba a atajar. Esas cosas se transmiten e influyen. También está la intuición y la potencia de piernas. En síntesis: hay una parte de cuestiones técnicas, otra de capacidad mental y física, y una cuotita de azar también.
42. -Atajaste penales contra Betis y Barcelona, también a Marcelo Salas en un clásico en Chile, ¿cuál era tu receta?
-Siempre había un estudio previo de dónde era el lugar más frecuente del pateador. La estadística sirve, pero claro, el pateador también puede cambiar. Hay muchas cosas que influyen en un penal: no es lo mismo uno a los 10 minutos de partido que a los 90, donde es más probable que te pateen fuerte para asegurar. Después, algunos te dicen que si el pateador se para muy recto, lo más probable es que le pegue cruzado. No tenía una receta en especial.
43 -¿Te quedaste con bronca por la eliminación en semis de la Sudamericana 05 contra Boca?
-Nos empataron 2-2 sobre la hora en Buenos Aires y en Chile fue raro, no hicimos un gran partido, tampoco Boca nos llegó mucho pero con el oficio que tenían les alcanzó para ganarnos 1-0. Nos quedó un sabor amargo porque teníamos buen funcionamiento, de hecho salimos campeones ese año en nuestro país, y quedamos a un paso de una final internacional.
44. -Que llegaras a la quinta marca mundial de valla invicta (1.352 minutos) es una muestra de que los milagros existen en el fútbol. ¿Verdadero o falso?
-Verdadero (risas). Es un milagro porque si uno dice, antes de empezar un campeonato, que tu equipo va a estar 15 partidos sin que le metan un gol, pensás que no puede ocurrir, porque siempre hay errores propios, virtudes de los rivales o alguna decisión arbitral que te cambia la ecuación. Hay una cuota de azar importante para llegar a esa cifra, pero también una cuota muy grande de funcionamiento del equipo y ese equipo funcionaba muy bien. Coincidió con un gran momento mío. En los primeros 4 o 5 partidos sólo atajé 1 o 2 pelotas por partido, o sea que no nos llegaban.
45. -¿Cuando te vas acercando al récord te tiemblan las patas?
-Cuando van 4 o 5 partidos no le das bolilla porque estás lejos de cualquier marca, pero seguís sumando minutos y se empieza a hablar en la prensa. En el penúltimo partido, con Palestino de local, ganábamos 3-0, y en un tiro libre al final vino el Polo Quinteros a defender, mis compañeros se lo habían tomado en serio, era un logro de todo el equipo, aunque se hiciera foco en el arquero.
El récord de Buljubasich en Chile
46. -En el último partido casi te cortan el récord unos minutos antes de alcanzarlo, ¿no?
-Unos minutos, no, ¡unos segundos! ¡Hubiera sido el hazmerreír de todos! Fue contra Universidad de Concepción, de visitante, para esos dos últimos partidos estaba realmente nervioso. El récord se cumplía a los cuatro minutos y medio del segundo tiempo, así que el primer tiempo nosotros prácticamente no lo jugamos: no salíamos, no atacábamos, ninguno quería hacer nada. Los rivales sí, pero no podían. Bueno, faltando 40 o 50 segundos, un defensor nuestro rechazó, la pelota rebotó en un rival y quedé mano a mano con él dentro del área, así que salí a achicar, me pegó en las piernas y se fue al corner. Ufff… pero yo estaba iluminado, cuando estás bien, te salen todas bien.
47. -¡Qué gran amigo ese defensor de tu equipo!
-Jaime Rubilar, el anti récord (risas), hoy trabaja en el fútbol de la Católica. Para mí, igual, fue un récord del equipo, aunque el beneficiado fuera yo. Por eso en 2020, al cumplirse 15 años del récord, la ANFP (la AFA de Chile) me hizo un homenaje poniendo una estrella en el hall de la fama y yo invité al presidente del club de ese momento, al entrenador, al entrenador de arqueros y a Jaime en representación de los jugadores.
48. -El récord lo cortaste vos mismo, haciendo un penal medio innecesario.
-Sí, pasaron unos 3 partidos más, y salí sin sentido, mal, al borde del área, bajé al rival y me metieron el gol de penal. Se venía hablando tanto del tema que se hizo medio cansador: ponían un auto detrás del arco y el que batía el récord se lo llevaba, cosas así, y obviamente no cometí el penal a propósito, pero en un punto fue un alivio que se rompiera, porque nuestro objetivo era salir campeón, veníamos de 3 semifinales perdidas, y así nos podíamos centrar en eso. Igual, se dio una situación particular: yo siempre tenía una rutina el día anterior, de afeitarme y otra serie de hábitos. Esa vez jugábamos en Viña el domingo y mi señora quería ir a ver el partido, yo le decía que no, pero al final insistió y fue con unas amigas y me dejó un par de tareas para hacer en casa, rompí la rutina, no hice las cosas habituales y al otro día se terminó el récord.
49. -O sea que tu mujer es responsable en parte de que se terminara el récord.
-Sí, un poco sí (risas). Igual ganamos el partido, que era lo importante.
50. -¿Conocés a los 4 arqueros que te anteceden en la marca?
-Hay un brasileño, un egipcio y un belga, ¿no? En realidad, en ese momento quedé a 30 o 40 minutos de ser tercero, después se metió otro más ahí arriba. (Aclaración: el listado lo encabeza Mazzaropi, del Vasco da Gama con 1.816 minutos; luego lo siguen el kuwaití Nawaf Al-Khalidi, con 1.453′; el egipcio Thabet El Batal con 1.442′ y el belga Dany Verlinden con 1.390′. En el fútbol argentino, el récord de invulnerabilidad data de 1981 y le pertenece a Carlos Barisio, de Ferro, con 1.075′).
A 15 años del récord
José María Buljubasich y el récord de imbatibilidad
— ANFP en 🏡 (@ANFPChile) October 20, 2020
🎖 Son 15 años de un récord que marcó la historia del fútbol chileno y mundial.
💪 Estos fueron algunos de los momentos que marcaron un año notable del 'Tati'.
🖥 @CDF_cl#Chile #FútbolChileno #CampeonatoPlanVital pic.twitter.com/Gc1gPjBTlm
51. -¿Cómo supiste que tenías un tumor en la cabeza?
-Las personas altas, cuando se levantan de golpe, por ahí se marean y yo empecé a sentir eso seguido, incluso haciendo movimientos rápidos en los entrenamientos. Hablé con el médico, me mandó a hacer una resonancia y ahí detectaron que había un tumor en la cabeza. Un tumor chiquito. No sabían si era maligno o benigno, si había salido hacía un mes o lo tenía de toda la vida. Por suerte estaba en una zona buena, adelante, que no afectaba funciones elementales.
52. -¿Cómo lo manejaste?
-Había que esperar un mes a ver si se achicaba o no, entonces sólo lo supieron mi señora, el presidente del club, el entrenador, el entrenador de arqueros y tres compañeros. Durante un mes seguí entrenando y jugando los partidos normalmente. Pasado el mes, volvimos a hacer una resonancia y ahí se decidió la operación.
53. -¿Tuviste miedo de morirte?
-Por supuesto que uno tiene temores. No me lo dijeron de una manera tan grave, hay un shock, pero no queda otra, uno tiene que enfrentarlo. Primero, estaba la operación en sí, que te abrieran la cabeza. Y después, en caso de ser maligno, pensar en hacer radio o quimioterapia. Cuando hablás con el oncólogo y te plantea todas las opciones, te bajoneás un poco, pero durante ese mes dormí todas las noches sin medicación, lo llevé bien. Ya cuando llegó el momento de operarse, ahí hubo que hablar con mis hijas, que tenían 8 y 5 años, porque no sabés qué te puede pasar en una operación así y quizás no las ves más. Igual, fue todo bastante tranquilo.
54. -¿Cuánto duró la operación?
-Unas 4 o 5 horas: te abren de oreja a oreja, te llevan la piel para adelante y te abren la cabeza. Después, me pusieron placas de titanio con tornillos y me cosieron. Salió todo bien. A los 10 días me fui a sacar los puntos. Las placas y tornillos los sigo teniendo, no suenan en los aeropuertos al menos (risas). Al principio tenía la frente un poco hinchada, después ya no se notaba.
55. -Me imagino tu ansiedad entre la operación y el resultado.
-Por suerte se dio todo naturalmente: me habían avisado que los resultados demorarían 7 u 8 días, pero al cuarto día vino el médico y me dijo que el tumor era benigno. Me lo dijo al pasar, cuando ni lo esperaba, así que no tuve la ansiedad del anuncio. El problema es que a la semana sufrí una embolia pulmonar.
56. -¿Cómo se generó?
-Supuestamente tuvo que ver con la operación. Se formó un trombo en las piernas, viajó por la sangre, me llegó al pulmón y ahí se produjo una infección. Estuve 2 o 3 noches en casa con mucha fiebre y me tuvieron que internar con un dolor en la pleura que nunca había sentido. Estuve 20 días internado y eso retrasó mi regreso al fútbol. Del tumor me operaron el 25 de septiembre y en enero estaba entrenando. Al principio con anticoagulantes, por la trombosis, y con una protección en la frente, por la operación.
57. -¿Todo eso te cambió el modo de tomarte las cosas?
-No. Uno piensa que después de afrontar una situación así se va a tomar las cosas con más calma, pero seguí siendo igual de responsable. Tampoco es que me había enfrentado a una situación límite. Me hice resonancias en los primeros 5 o 6 años, pero desde entonces ya no me hago controles, está todo bien. Todo esto porque no fue maligno.
58. -¿Por qué no te retiraste en Católica?
-Tenía una buena relación con el presidente, Felipe Achondo, había hecho un curso de administración deportiva, me lesioné los meniscos al final de campeonato, la idea era hacer un contrato por 6 meses y quedarme después trabajando en el club. Se fue dilatando, apareció una propuesta de Olimpia, había dos chicos de las inferiores de Católica para atajar y como no tenía certezas de si iba a terminar atajando, y ya tenía 37 años, preferí irme. Pero me fui bien con el presidente, porque el mismo Achondo fue quien me recomendó después ante el directorio de la Sociedad Anónima para el cargo de gerente deportivo. Y sigo siendo muy amigo.
59. -¿Qué te quedó de tu pasó Olimpia?
-Haber estado en un equipo enorme, con una hinchada increíble, y cierta espinita de no haber salido campeón, porque cuando uno va a ese tipo de equipos tiene que ganar títulos. Atajé todo un año, el 2009, y faltando 2 fechas le comuniqué al presidente que me iba a retirar.
60. -¿Cuál fue el motivo del retiro, 6 años después del anterior?
-La autocrítica. Cuando uno ataja, te hacen un gol y en la cancha parecía que la pelota iba rapidísimo, pero después lo veía en la tele y la pelota no iba tan rápido, era uno el que iba lento. En enero del 2010 hubo posibilidad de ir a un equipo de Estados Unidos, me fui a entrenar a Central con mi cuñado para probar, pero al tercer día me di cuenta de que no tenía más ganas. Me arrepiento, me hubiera gustado tener una experiencia en Estados Unidos y aprender el idioma.
61. -¿Por qué atajabas con pantalón largo?
-No siempre atajé con largos. Habrá sido 50 y 50 en mi carrera, dependía de qué modelo me gustara. Alguna vez me puse los largos por el frío y me los dejaba un tiempo.
62. -¿Por qué decidiste ser gerente deportivo y no director técnico?
-Lo primero que pensé es que el gerente deportivo podía instalarse en un lugar por un tiempo largo, en cambio el entrenador se mueve mucho, como el jugador, y no quería separarme de mi familia. Ese fue uno de los motivos, y funcionó, porque llevo casi 11 años en el mismo lugar.
63. -¿No elegiste por la función en sí misma?
-Sí, que elegí también por eso. Por un lado estaba el tema familiar, pero después uno tiene que tratar de detectar cuáles son sus virtudes y defectos y qué puede llegar a hacer. Es muy difícil ser entrenador: desde la toma de decisiones rápidas, los cambios en la cancha, el manejo de grupo. No creía tener esa capacidad. Sí, en cambio, consideraba que tenía habilidades blandas para navegar entre un directorio, un entrenador y los jugadores. Hay que entender a todos los actores y poder llegarles. El entrenador sabe que a mí me juzgan por lo deportivo, que soy parte de un directorio, y que lo podrán echar a él pero yo seguiré en el club, entonces en el día a día también debo demostrarle que me estoy jugando la vida para que siga en el club, no es sólo contratar jugadores y entrenadores.
64. -¿Qué funciones cumplís?
-Hay dos gerentes que deben responder ante el directorio: un gerente general y uno deportivo, los dos estamos a la misma altura. Yo me relaciono con el técnico pero también con las áreas de nutrición, la psicológica, la de prensa, negocio los contratos de los jugadores con sus representantes, almuerzo con el plantel, viajo con ellos, uno debe saber manejarse en ese ambiente. No soy amigo de los jugadores, pero tengo las puertas abiertas del camarín, entro y salgo cuando quiero, y la relación es cordial. Lo mismo con el entrenador. La ventaja que tuve en Católica es que el cargo no existía cuando asumí, se gestó conmigo. Y lo bueno es que el directorio me dio el espacio. Cursé una carrera que se llama Administración de organizaciones deportivas en la Universidad Gabriela Mistral. Dura 3 años, no la terminé pero aprendí; muchas cosas las implementamos de manera natural y otras las incorporé con el tiempo. Con los años me di cuenta de que tenía más habilidades para este cargo de las que creía.
65. -¿Quién elige a los jugadores?
-El cargo se aplica de manera diferente según el club y el país. En Europa, por ejemplo, a los jugadores los elige el club y el entrenador, dirige. En nuestro caso, consensuamos: nunca le vamos a traer un jugador que el técnico no quiera pero tampoco traeremos a un jugador que el club no quiera. Todo se conversa y se argumenta. Si el club no quiere traer a determinado jugador y el entrenador nos da argumentos y nos convence, por ahí viene. Hay una serie de pasos y protocolos, y eso nos protege al final del año para la toma de decisiones.
66. -¿Quién elige a los entrenadores?
-Armamos con la secretaría técnica, dirigida por Cristian Alvarez, una lista con los entrenadores con los que creo que puedo trabajar y los vamos siguiendo. La presentamos a la Comisión de Fútbol y entre todos reducimos los nombres a 3 o 4 y luego los entrevistamos (vía telemática, incluso antes de la pandemia). De la entrevista participan 3 o 4 directores, el secretario técnico y yo. El lineamiento del club es armar planteles estructurados y cambiar solo 2 o 3 jugadores por año; buscamos también que exista una armonía con el fútbol juvenil. Yo tampoco soy entrenador y en ese sentido no le genero una competencia. Con el entrenador tenemos reuniones cada 5 partidos para analizar lo que va pasando y unas fechas antes de terminar cada campeonato ya definimos qué posiciones vamos a necesitar para el siguiente, analizando quiénes pueden subir desde las inferiores. Incorporamos el área psicológica al plantel, por suerte pudimos hacer muchas cosas.
67. -¿Tenés algún manager como modelo?
-Durante la pandemia, hubo mucho webinar y vi el curso que dio Monchi, del Sevilla, también me fijo en lo que hace Víctor Orta en Leeds. A Monchi lo conocí en 2011, cuando vendimos a Medel al Sevilla. Uno escucha, toma nota pero después piensa qué cosas de las de allá se pueden hacer acá y cuáles no. Dentro de la estructura, no estamos tan lejos de lo que se hace en Sevilla, pero después ellos pueden llevar a casi todos los jugadores que quieran, siendo comunitarios, y nosotros sólo podemos traer a 5 extranjeros, es un scouting distinto. Lo que buscamos es achicar el margen de error.
68. -¿No dudaste en aceptar el cargo poniendo en juego la idolatría que te habías ganado como jugador?
-No. Quería cumplir este rol y no me preocupaba perder lo que había ganado como jugador. De hecho, en los primeros seis años no se daban los resultados y me decían de todo.
69. -Presentaste la renuncia un par de veces.
-Sí, para descomprimir. Salimos campeones en 2010 apenas asumí, en 2011 ganamos la Copa Chile y llegamos a la final del campeonato, hubiera sido el primer bicampeonato de nuestra historia pero perdimos la final con nuestro clásico rival. En 2012 llegamos a la semifinal de la Sudamericana, donde perdimos con San Pablo por gol de visita. En 2013 perdimos la final de la Copa Chile y fuimos subcampeones en los dos torneos nacionales. Entre enero de 2013 y diciembre de 2015 fuimos cinco veces subcampeones y otra salimos terceros. Es decir: había un trabajo que en general se hacía bien pero terminaba siempre con frustración por no coronarlo con un título.
70. -¿Por qué presentaste la renuncia si estabas haciendo las cosas bien?
-Lo hice para descomprimir y para evitarle al directorio tener que pagar una indemnización. Para el directorio lo más fácil hubiera sido aceptarla, pero no lo hizo, evidentemente ellos visualizaban que algo se estaba haciendo bien y decidieron ir en contra de lo que pedía el público y el periodismo. Dentro del club yo escuchaba más frases del estilo “¡Pucha, qué mala suerte tenemos!”, a otras tipo “¡Qué mal trabajo!”. La gente de afuera no suele contar con esa información. El mérito fue del directorio, que sostuvo la estructura. La dificultad con la prensa es que siempre quiere que alguien hable de “fracaso” y siempre dije que salir segundo no es fracaso, en todo caso es una frustración. Si salís 10° sí es más fácil detectar lo que se hace mal. Si fuiste 2° puede ser una pelota que pegó en el palo y salió.
71. -¿Te decepcionó que Holan se fuera con solo 6 meses en el cargo o lo entendiste por las diferencias económicas?
-En realidad, Ariel estuvo 1 año y 2 meses pero sólo compitió 6 meses por la pandemia. Siempre me gustaría que los técnicos campeones sigan, pero aquí tenemos una estructura de contrato con los entrenadores de 2 años con una cláusula de salida al año, que puede ser ejecutada por cualquiera de las dos partes poniendo la plata el que decida ejecutarla. Eso se puede hacer sólo durante la semana posterior a la finalización del campeonato. Entonces es previsible que si un técnico sale campeón tenga ofertas que no podamos igualar. Y nosotros no podemos hipotecar al club para igualar la oferta que recibe un entrenador desde otro país. No lo permite la Sociedad Anónima.
72. -Les pasó con varios técnicos.
-Mario Salas salió campeón en 2016, y al final de 2017 fuimos nosotros los que ejecutamos la cláusula. Vino San José, salió campeón, él decidió irse y pagó la cláusula. Con Gustavo Quinteros ocurrió lo mismo: se quiso ir, pagó la cláusula y se fue. Y ahora igual con Holan. De todos modos, hemos terminado muy bien con los entrenadores que decidieron irse, porque el plantel está armado. Siempre vamos teniendo charlas con ellos, y en este caso sabíamos que si venía una oferta de un club como Santos no íbamos a poder hacer nada.
73. -¿Por qué les cuesta tanto a los equipos chilenos llegar a finales o semis de torneos internacionales?
-Es una discusión bastante larga esa, pero tiene que ver con lo que te respondí recién y te lo resumo así: para llegar a esas instancias finales hay que tener un plantel largo. Más allá del debate por las sociedades anónimas, Chile tiene un sistema donde todo lo que se promete, se paga, y siento que mientras no exista un Fair Play financiero estricto de parte de la Conmebol, va a ser muy difícil. Cuando competimos, nuestros jugadores tienen su sueldo al día y muchos de otros equipos, no, y siempre el que no paga tiene más chances de armar un plantel más largo y más fuerte. Nosotros les ganamos a Flamengo e Inter en el mano a mano, somos capaces de competir en un partido, pero con nuestra política de cuidar el presupuesto es imposible tener 2 o 3 jugadores importantes por puesto. Para el fútbol chileno será difícil en la medida en que no se equiparen esas cosas.
74. -¿Creés que la única causa es el tema presupuestario?
-No, pero es muy importante. También tiene que ver con la forma de jugar: en Chile se propone un fútbol ofensivo, de jugar de igual a igual en todas canchas, y eso en un mano a mano internacional te puede costar. Pero insisto: para poder competir en igualdad de condiciones es necesario que haya realmente un Fair Play financiero. En Chile, si un club no está al día con sus jugadores, se lo castiga, se le descuentan puntos.
75. -¿Cómo tomaste la última eliminación con Vélez por la Sudamericana?
-Fue una frustración grande. Vélez es un gran equipo pero cuando estas en cuartos de final y ganaste 2-1 la ida de visitante, te ilusionás. Además, por cómo se dio: igualaron la serie faltando 15 minutos y nos eliminaron con un gol en el descuento. Y vuelvo a lo anterior: Zampedri era nuestro goleador y no pudo jugar por Covid, y Huerta era otro jugador clave, y se lesionó. Se sintieron mucho sus ausencias.
76. -¿En Católica te quieren más por lo que hiciste como arquero o como gerente deportivo? Es 1 título contra 10.
-Como jugador me quisieron mucho y cuando empecé como gerente deportivo noté el apoyo. Después, vinieron los años de los subcampeonatos y me querían matar, ja, ja… por suerte hoy están todos contentos y hay un reconocimiento a mi trabajo, pero creo que el cariño mayor sigue siendo por lo que hice como jugador.
77. -Vas para casi 11 años en el cargo, una cifra ilógica para el fútbol en general y ni hablar para Sudamérica, ¿por qué se dio?
-Se llega porque me gusta estar aquí, me siento cómodo, y nunca tuve la decisión de irme, más allá de presentar la renuncia un par de veces para descomprimir, y porque el directorio tiene muy claro el proyecto, ha hecho evaluaciones no sólo de mi tarea sino también del gerente general, que lleva el mismo tiempo que yo, y lo mismo pasa con muchos empleados. Y porque cree en los procesos a largo plazo.
78. -¿Tenés alguna fecha tope prevista para salir de la Católica y algún lugar al que te gustaría ir en un próximo paso?
-No tengo una fecha definida. Mientras uno pueda trabajar con la libertad con la que lo hago y se desarrollen las cosas como hasta ahora, no hay fecha. Sí tengo la ilusión, como la tenía cuando era futbolista, de un día llegar a Europa, ahora con esta función. Igual, es muy complejo, porque los manager suelen estar vinculados a la historia de cada club como futbolistas, aunque lo hecho en la Católica puede ser una buena carta de presentación. La ilusión nunca se pierde.
79. -¿No te interesa trabajar en Argentina?
-Por lo que veo a la distancia, en Argentina se interpreta el rol de manager de otro modo que aquí y Europa. En Argentina, la figura del presidente y del entrenador son muy fuertes, las decisiones pasan por ellos, y no se valida tanto el trabajo del manager, allá siempre gana o pierde el entrenador. Aquí, en Chile, el gerente deportivo está en la opinión de todos, participa más en las decisiones.
80. -La Católica es históricamente el tercer grande de Chile, ¿sentís que en los últimos años se pusieron a tiro?
-Las estadísticas dicen que Colo Colo es el que más hinchas tiene, luego viene la U y nosotros somos los terceros; algunos nos dan el 7%, otros el 10 o el 11 %, pero la década reciente fue la más exitosa en la historia del club: hemos ganado 5 de los últimos 7 campeonatos, y los 3 últimos consecutivos, y además son campeonatos largos, algo que no se lograba desde comienzos de los 90. No sólo son los títulos sino también un éxito en resultados económicos, venta de jugadores, proyección de juveniles, futbolistas que fueron a la selección. Seguimos siendo el tercero en cantidad de hinchas, pero en organización estamos arriba.
81. -Las sociedades anónimas suelen ser mala palabra en Argentina, ¿qué podés contar vos de tu experiencia en Católica, que es una SA?
-Para mí, tanto las SA como las sociedades sin fines de lucro pueden funcionar muy bien o muy mal, todo depende de la gestión. No es que te llevan al éxito o al fracaso por la forma jurídica. Si les preguntás a los jugadores de Colo Colo, Católica o la U qué piensan, seguramente te dirán que apoyan a las SA porque están al día con los sueldos. Y si se llegó ahí es porque esos clubes como sociedades civiles quebraron. Porque cuando el club es de los hinchas, al mismo tiempo no es de nadie, y la administración corre riesgos. Si es de alguien, ese alguien se va a preocupar porque las cosas se hagan lo mejor posible. Eso pienso yo. Algunos hinchas están en contra de la SA porque dicen que no pueden participar, pero en un club normal tampoco participan en la elección de refuerzos o del entrenador, ¿o sí?
82. -¿Hay control del club en la SA?
-Sí, claro. Fue el club deportivo el que hizo la SA, ahí aparece Cruzados SADP (Cruzados Sociedad Anónima Deportiva Profesional) y de los 11 directores que componen el directorio hay 2 que representan al club, para cubrir situaciones que conserven la esencia y la historia del club. Por decirte algo: la SA no puede cambiar los colores de la camiseta, el escudo y tantas otras cosas más. Al mismo tiempo, en Católica el presidente tiene acciones pero no es el que más tiene. Nadie tiene más del 50 por ciento para hacer lo que quiera. Todas las decisiones se discuten.
83. -¿Lo ves como una opción para Argentina?
-No tengo claro por qué no se pudo instalar en Argentina. En el caso de la Católica se logró una estabilidad financiera y resultados deportivos, pero al mismo tiempo no podés cometer esas locuras del estilo: “Hoy nos gastamos todo para ganar la Libertadores y después vemos qué pasa”. Eso no corre. La experiencia que viví en Católica a mí me parece muy positiva, y creo que se puede hacer en Argentina, considerando que hubo graves problemas financieros en muchos clubes. Ojo: en Católica nos ha ido muy bien pero eso no quita que de golpe tengamos que vender jugadores porque no los podemos sostener, o se deban marchar entrenadores por el mismo motivo. Igual, Argentina es un mercado mayor que el chileno, son casi 50 millones de habitantes contra 18, y con mucha gente detrás del fútbol, en ese sentido un club bien administrado en Argentina debería tener una mayor capacidad de retención de jugadores que uno chileno.
84. -¿Qué tiene de bueno y de malo el campeonato chileno?
-El 90 por ciento de los estadios están muy bien: en estructura y en campos de juego. Y aquí se juega un fútbol abierto, entretenido. Eso es positivo, porque se ven partidos atractivos, con goles. En ese sentido, es parecido al mexicano. Lo malo es que cuesta mucho retener a los jugadores destacados que van surgiendo, entonces hay muchos jóvenes y están los grandes que vuelven.
85. -El mejor y el peor DT que tuviste como futbolista.
-Peor no sé si hubo, igual mi forma de ser me impediría decirlo. Y mejor… no hubo uno en especial, sino personas que me dieron algo importante en diferentes momentos. Vicente Cantatore me hizo debutar en primera y me llevó a España, siempre le estaré agradecido. Jorge Pellicer armó un gran equipo en Católica con el que alcanzamos el famoso récord, que tuvo una gran incidencia en mi carrera. Manuel Pellegrini me dio la chance en River, y por la carrera que hizo fue uno de los mejores. A Jupp Heynckes lo tuve en Tenerife, no jugué, pero era un fenómeno: ganó la Champions con el Real Madrid y con el Bayern. No sé qué habría sido de mi carrera en Chile si no me hubiera agarrado Fernando Carvallo en Unión Española, fue un hombre clave. Lo mismo el Coco Pascuttini en las inferiores de Central.
86. -Tu día más feliz y tu día más triste como futbolista.
-El más feliz, cuando salimos campeones en 2005 con la Católica, le ganamos la final a la U en el estadio Nacional. Uno muy triste fue cuando perdimos con Central la final de la Conmebol contra el Santos, en el 98: fue 0-1 en Brasil y 0-0 en el Gigante, uno de los peores días para mí, se me escapó un sueño. También fue muy feo el 1-4 contra el América de Cali, mi último partido con la camiseta de River.
87. -¿Había algún delantero al que no querías enfrentar particularmente?
-Palermo siempre era un tema, porque sabías que no podías equivocarte: si salías mal en un centro, te la peinaba y era gol. Me fue bien y mal, no me convirtió en todos los partidos, pero era bravísimo.
88. -Tus mejores amigos del fútbol.
-Juan Pizzi es uno: compartimos inferiores en Central, luego también a su regreso, y en Tenerife y Católica. El Toto Berizzo es otro, el Cuis Cristian Daniele, Cristian Paulucci, Iván Moreno, Tito Bonano, Facundo Imboden, Horacio Catena… Después hay gente que por ahí no la veo durante 3 o 4 años, y de golpe nos reencontramos y parece que nos vimos ayer.
89. -¿Te agarraste a piñas alguna vez con un compañero?
-A piñas no, pero me putée y le tiré un rodillazo y después en el camarín la seguimos también con insultos. Fue con el Tato Noriega, en México: me levantó las manos cuando me hicieron un gol y no me la banqué. Después siguió bien la relación. Pasó algo similar con Gamboa en Oviedo, el Negro era cabrón en la cancha, a mí no me gustaba que me dijeran nada, estuvimos un tiempo sin hablarnos y después pasó, seguimos amigos y nos fuimos de vacaciones juntos.
90. -¿Por qué creés que Newell’s le sacó ventaja a Central en los últimos 30 años, con varios campeonatos locales ganados mientras Central no pudo e incluso sufrió el descenso?
-Por un lado tendrá que ver con un tema de cómo administraron el club. Y por el otro también hay una cuota de azar. En el Apertura 99, por ejemplo, sacamos 43 puntos, tremenda campaña, pero peleamos contra el Boca de Bianchi y el River de Ramón. Unos años después, Newell’s salió campeón con 36, ahí hay un poco de azar. También creo que cuando uno rompe esa barrera, después te liberás y las cosas salen más fáciles, no hay tanta presión. Nos pasó a nosotros con Católica: fueron 6 años sin ser campeón, ganamos el que menos merecíamos, nos soltamos y vinieron 5 más. Creo que a Central también le faltó hacer ese click.
91. -El mejor arquero del mundo y el mejor argentino.
-Neuer en el mundo, lamentablemente lo sufrimos. En Argentina, después de Fillol y Pumpido no vi uno que se destacara por sobre el resto. Chiquito Romero fue indiscutido en la Selección, pero no jugaba en su club. Y hoy no veo una gran diferencia entre Armani, Andrada o Martínez, eso no quiere decir que sean malos, eh, para nada, pero son muy parejos.
92. -¿Te dan miedo los terremotos o uno se acostumbra?
-Si los temblores se extienden más de un minuto o minuto y medio, uno se empieza a asustar un poco más. El consejo es quedarse quieto y alejarse de los vidrios, porque si se rompe una ventana es peligroso. Pero la verdad es que no vivo con susto, no me dan miedo.
93. -¿En Chile se vive mejor que en Argentina?
-Chile tiene un tema social complicado, por algo hubo un estallido en 2019. Hay un sector de la sociedad que vive muy bien y otro que sufre más, pero en líneas generales, computando todo, creo que en Chile se vive mejor que en Argentina. Conozco a muchos futbolistas y entrenadores argentinos que vinieron a jugar y luego se quedaron a vivir aquí. Y también de otras profesiones. Y no conozco tantos casos a la inversa.
94. -¿Venís seguido a la Argentina?
-Mientras el equipo compite estoy con el equipo y cuando termina el campeonato empieza el período de contrataciones, que es bastante intenso, entonces se me complica. Suelo ir 4 o 5 días para allá, por lo general para Navidad o año nuevo, y pasamos unos días en Venado Tuerto, donde está mi hermana, y en Rosario, donde está la familia de mi mujer. En alguna ocasión también vienen para Chile mi hermana y mis suegros.
95. -¿Mariela Castellano está tan loca como su hermano El Rifle?
-De otra manera, pero sí (risas). Los dos son de muy buen corazón y tienen su forma de ser. Hernán es muy apasionado, lo hace todo de un modo especial. No fue fácil cuando se enteró del noviazgo. Nosotros éramos compañeros en las inferiores en Central y teníamos un grupo con el que nos juntábamos siempre. Yendo a la casa de Hernán conocí a su hermana, nos pusimos de novios cuando tenía 19 años. Los primeros meses la relación fue tensa, después aflojó cuando vio que la cosa iba en serio. Mis suegros me adoptaron, yo venía de la pensión y estaba mucho en su casa, les debo mucho a Gloria y Hermes, mis suegros. Hoy tenemos una gran relación con Hernán.
96. -¿Cómo está el Rifle de salud, después del tumor que le detectaron?
-Hernán vino a Chile a operarse, estuvo en casa un mes, lo acompañamos. La pasó bastante mal porque el diagnóstico no era positivo pero después mejoró y hoy está bien, y trabajando como entrenador de arqueros en Central. Fue papá hace poco. Recibió el cariño de mucha gente con todo esto. Por ahí, si no lo conocés, hay momentos en que lo querés matar, ja ja, porque es pasional, pero es un fenómeno como persona, tiene un corazón gigante.
97. -¿Tus hijas son futboleras?
-Camila tiene 24 y es ingeniera comercial; Delfina, 20 y estudia lo mismo. Son futboleras de seguir los partidos, no de practicarlo, y por supuesto vibran al ritmo de la Catolica y también hinchan por Central, por los orígenes y porque su tío trabaja ahí. Con los novios no hay restricciones de colores, ahí son ellas las que eligen, yo no tengo nada que hacer (risas).
98. -¿Qué reflexión te mereció el suicidio del Morro García?
-No tengo claro por qué pasó lo del Morro, así que no puedo opinar puntualmente de ese caso. Sí noto que hay críticas descarnadas a los jugadores y entrenadores en redes sociales y también del periodismo, porque hay que cubrir cada vez más horas de programación. Hay críticas despiadadas y del otro lado hay un ser humano que sufre. La presión que padece el futbolista es muy alta, y creo que comete un error al estar en redes sociales, más allá de que es un negocio también para ellos. Eso ha aumentado más la presión. Antes era solo el diario y la radio, ahora se bombardea desde todos lados y el jugador lo sufre mucho. A veces entran a la cancha con una carga extra innecesaria. Para mí, sería bueno que el futbolista se salga de esas situaciones y entre a la cancha con las presiones normales, pero bueno, noto que también es como un imán ver qué dicen de uno.
99. -Me quedé con el tema de lo poco que disfrutaste tu carrera, ¿eso tuvo que ver con tu personalidad, con el puesto de arquero o creés que es algo que vive la mayoría de los futbolistas?
-Los exfutbolistas son los que más cuentan las cosas que le pasaron mientras jugaban. Si un equipo gana una definición por penales, el que metió el penal y ganó quizás diga: “Estaba nervioso antes de patear el penal”, pero el que lo erró no puede decirlo, no es bien visto. Creo que las cosas deberían tomarse de manera más natural, no se muere nadie si perdés un partido, cuando uno lo dramatiza demasiado no lo disfruta. Yo siempre lo viví con mucha responsabilidad, el día del partido se me hacía insoportable, después ya en la entrada en calor y apenas pitaba el árbitro, se me iba. Y hoy me pasa algo similar, como gerente deportivo. Considero que es muy importante el área psicológica para manejar esa previa y también para el post, para asumir lo que dejó el partido. Los clubes de fútbol crecieron en ese aspecto, pero falta. Veo que la psicología es muy aceptaba en deportes individuales como el golf y el tenis, y no tanto en deportes colectivos.
100. -Te quedaste sin papá a los 8, sin mamá a los 13, pero cumpliste tu sueño de ser futbolista, con una extensa carrera y hoy sos un exitoso gerente deportivo, ¿cómo pudiste hacerlo?
-Me resulta más fácil decir que estoy orgulloso de lo que logré; ahora, ¿por qué lo logré?... no sé (risas). Creo que tuvo que ver con la formación que me dieron mis viejos, aunque hayan sido pocos años, de ser alguien que luche y trabaje por lo que uno quiere. La palabra “responsable” siempre estará cerca de mí. Responsable y comprometido. Que queden pocas cosas libradas al azar. En la pensión de Central yo terminé el colegio, no salía mucho, no tomaba, los chicos iban a sus pueblos y yo me quedaba, me cuidaba en las comidas. Siempre hice cosas para respetar la profesión. Tampoco tenía mucho margen: o era futbolista o tenía que ponerme a trabajar. Y por último, desde chico, por todo lo que me había pasado, quería casarme joven y formar pronto una familia, porque no la había tenido. Y eso hice: me puse de novio a los 19 y a los 23 viajé a España con Mariela, que tenía 20. A los 25 fui padre. En realidad, yo me propuse tres cosas: jugar al fútbol, formar una familia y trabajar de lo que quería. Eran tres cosas que quería hacer. Y por suerte pude hacer las tres.
FICHA PERSONAL
- Nombre: José María Buljubasich.
- Nacimiento: 12/5/1971, en Firmat, provincia de Santa Fe.
- Edad: 49 años.
- Trayectoria como futbolista: Firmat Fútbol Club, Centenario de Venado Tuerto y Rosario Central (inferiores).
- En Primera División: Rosario Central (1991-94; 1997 y 1998-00); Tenerife, España (1994-96); Lleida, España (1996); Oviedo, España (1997-98); Los Andes (2001); Morelia, México (2001-02); River Plate (2002-03); Unión Española, Chile (2004); Universidad Católica, Chile (2005-08); Olimpia, Paraguay (2009).
- Títulos: Clausura 03 (River) y Clausura 05 (Católica).
- Récord: Con Universidad Católica alcanzó en 2005 el récord de invulnerabilidad en la historia del fútbol chileno: 1.352 minutos sin recibir goles, todavía vigente. En la actualidad es la quinta marca mundial.
- Trayectoria como gerente deportivo: Universidad Católica desde 2010.
- Títulos: 10; 6 campeonatos nacionales, 1 Copa Chile y 3 Supercopa de Chile.
- Récord: Bajo su mandato como gerente deportivo, la Católica ganó un bicampeonato por primera vez en su historia (2015/16 y 2016/17) y luego un tricampeonato por primera vez en su historia (2018, 2019 y 2020).
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