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José “Maligno” Torres, a corazón abierto: “Honestamente, no me importaba el oro”
Nacido en Bolivia y cordobés por adopción, le contó sus sensaciones a LA NACION después de la primera presea de la Argentina en París
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PARIS.- No bien ganó el oro del BMX Freestyle, José “Maligno” Torres Gil debía pasar por el control antidoping antes de la premiación. En ese instante, rápido de reflejos, uno de los asistentes de su cuerpo técnico le tiró un fuerte aviso: “¡No tomes ninguna bebida abierta!”. Era el mensaje de alerta que necesitaba el Maligno para que, en medio del shock, finalmente soltara los festejos por haber alcanzado la cúspide en París 2024. “Voy a llegar a la habitación de la Villa Olímpica y, cuando esté un poco más en silencio viendo la medalla, comprenderé lo que acaba de suceder”, imagina. Por eso aquella advertencia ante lo que podía ser una distracción fatal: porque este cordobés por adopción -nacido en Santa Cruz de la Sierra- seguía en las nubes. No era para menos: demasiadas sensaciones juntas por el logro alcanzado.
“Trato de no mostrar mucho mis emociones porque no quiero dar pena a nadie, pero estoy derrumbado en este momento y a la vez contento. Todo lo que hago es para representar muy bien a mi país y a los latinos: somos todos lo mismo a la hora de salir afuera; hacemos un trabajo increíblemente duro y jamás tenemos la misma posibilidad de presupuesto a la hora de competir respecto de los de otros continentes”, le contaba a LA NACION a minutos de que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, le entregara la medalla de oro en el ruidoso escenario de La Concorde. Su puntaje extraordinario de 94,82 le permitió imponerse al británico Kieran Reilly (93.91) y al francés Anthony JeanJean (93.76).
-¿Qué buscabas cuando arrancaste esta aventura del BMX Freestyle?
-Quería decirle a la gente: “Soy un atleta olímpico”, pero jamás lo imaginé, y menos ser medallista. En realidad, soñé con esto toda la vida, desde muy chico. Sabía que mi deporte no era olímpico, pero creí que si el BMX entraba en el programa, como sucedió desde Tokio 2020, podría transmitirle al mundo aquello de ser atleta olímpico.
-¿Y tus objetivos a lo largo de este camino hacia los cinco anillos?
-Fueron cambiando: el primero era entrar en los Juegos Olímpicos; después meterme en las finales, que era muy difícil, y cuando ya ingresé en la final cambié las metas, no me quedé conforme. En la final, mientras armaba la primera ronda, me dije: ‘Si logro hacerla sé que voy a entrar al podio, de una u otra manera, pero voy a tener que ser muy limpio también’. Y cuando la completé me sentí muy satisfecho, ya que por primera vez pude ponerles presión a todos los atletas y me ubiqué a la par de ellos. ¿Sabés qué? Siempre me siento menos.
-¿Cuándo sentiste que ibas a ganar la de oro?
-Lo único que estaba esperando era que pasara el australiano Logan Martin en la segunda ronda. Y cuando no me superó, quedé muy feliz. Ahí dije: “Ya tengo el podio, y tengo la medalla”. Honestamente no me importaba el oro ¿eh? Solo sabía que ya tenía asegurada una medalla para Argentina. Estábamos haciendo un muy buen trabajo, pero a la vez complicados con los resultados. Después, cuando le tocó al inglés Kieran Reilly, dije: ‘Ay… a ver qué va a pasar acá’. Sinceramente no quería ver la ronda. Y cuando me di cuenta que no hizo algunos de los trucos fuertes que debía hacer, supe que habíamos ganado la de oro. Entonces, entre mi grupo empezó a volar hielo, puñetes, abrazos, me hicieron volar el arito… ¡Estaba contento!
-¿Creés que esta medalla argentina va a impulsar al BMX dentro del ciclismo internacional?
-Eso espero, ojalá que sí. Sería un privilegio que pudiéramos potenciar nuestro deporte en Latinoamérica. Que se entienda que nosotros metemos el mismo esfuerzo que cualquier otro atleta en otros deportes y que nos sacrificamos igual. Vamos a tratar de fomentarlo mucho más ahora, con la medalla de oro.
-¿Cuánto influye la bandera en esta disciplina, ya que hablás de Latinoamérica?
-Influye… Cuando vinimos a París sabíamos quiénes eran los candidatos: el australiano, que llegaba como campeón olímpico; el francés Anthony JeanJean, que actuaba en su casa y era obviamente favorito, y el inglés, que estaba andando muy fuerte. Pero la verdad es que no imaginé que iba a poder ganar tan fácil, porque como es un deporte tan subjetivo y de mucha apreciación, no es tan sencillo que de repente te digan “Vos ganaste”. Es muy fino todo. Esta vez siento que valoraron mucho los trucos que hice de una rampa a otra, que no los hacía nadie, y me siento feliz.
-¿Y tu mejor truco cuál fue?
-Siento que sobre todo valoraron cuando en una de las rampas me tiré con mucha velocidad. Y cuando me escupió la siguiente y me desplacé hacia la otra rampa, terminé haciendo algo que nadie había hecho ni hizo después, solo yo. Ahí automáticamente me aumentaron todos los puntos y caí prolijo. Y después realicé otra transferencia; con las dos transferencias juntas me sumó muchísimo para subir a lo más alto del podio. Pero en la primera tanda fue todo mucho más prolijo y marcó la diferencia.
-Les metiste presión
-Sí, esa presión influyó para los que vinieron después. Así como toda la vida me han puesto presión ellos, ahora iba dirigida para mis rivales. Cuando tras la primera ronda me dieron un puntaje casi de 95 me dije: “¡Chau! Les acabo de poner toda la presión”. Y enseguida pensé: “Van a morir, o erran”. Algunos pudieron errar y otros hicieron lo que quisieron, pero no fue suficiente.
-¿Lo disfrutaste?
-¿Te digo la verdad o te miento? En las clasificaciones la pasé muy mal, no me sentía yo. Y eso que nadie me puso presión ¿eh? Yo solo me la puse. Pero en las finales me sentí mucho más tranquilo y logré disfrutarlo. Cuando llegamos al box analizamos las formas y los trucos que debíamos hacer. Y ya cuando entré al entrenamiento me sentí muy prolijo. Ahí percibí que había algo diferente este día. Ahora espero que en Córdoba estén felices y organicemos una bicicleteada en la provincia para mostrar la medalla, porque no es solo mía, sino de los argentinos. Estoy ansioso de volver a casa y ver a mi familia también.
-¿Qué te cambia este logro?
-Ojalá que el BMX Freestyle cambie y mejore mucho, pero yo no voy a cambiar. Seré la misma persona de siempre. Soy el mismo tipo hoy y mañana.
-Sufriste innumerables caídas y golpes a lo largo de tu carrera ¿Cuántas operaciones tenés?
-Tengo todo el lado izquierdo quebrado, en el hombro tuve una luxación en el acromio más la quebradura arriba del húmero, ahí son dos. En el codo creo que fueron tres y después otras dos en la muñeca y el dedo índice. Después, los ligamentos de la rodilla y los tobillos… Vengo arrastrando todas las lesiones y quiero recuperarme un poco mejor.
-¿Serás benigno a partir de ahora?
-Nooo, si me dicen ‘Benigno’ no me voy a dar vuelta. Pero si me llaman Maligno, sí.
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