Jimy Szymanski: “Juan Martín sabe que tiene la chance de volver con todo”

MIAMI.– Jimy Szymanski llegó a lucir un nivel tenístico "decente", según él mismo dice. Venezolano, de 40 años, participó de 28 series de Copa Davis. Dos de ellas, incluso, ante la Argentina: en 1997 en el Buenos Aires Lawn Tennis Club y dos años más tarde en Caracas. Hace casi ocho que está radicado junto con su familia en EE.UU.; luego de haber sido entrenador de las rusas Maria Kirilenko y Nadia Petrova, en esta porción de la Florida encabeza una empresa que trabaja en sociedad con clubes de tenis y también participa en la formación tenística de Martín Heller, un proyecto argentino/estadounidense de 14 años. Su vínculo con nuestro país no es nuevo: de junior jugó torneos en varias provincias, ganó la medalla de bronce en los Panamericanos de Mar del Plata 1995, vivió un tiempo en Lomas de Zamora y tiene amistad con Franco Davin, Lucas Arnold y Sebastián Prieto, entre otros. Szymanski es el hombre que está ayudando en los courts de Miami a Juan Martín del Potro. Como una suerte de sparring, empezó a practicar con el tandilense media hora diaria a ritmo suave y hoy llegan a poco más de una hora intensa.

Fanático del asado y las tortitas negras, Szymanski habla con soltura y simpatía. Aporta que en aquella Davis del ‘97 conoció a Diego Maradona, invitado por Luis Lobo al BALTC, y se tomó una foto besando al ex número 10. Lo preocupa que el tenis latinoamericano haya perdido terreno. "Las economías son el problema para el desarrollo. En Venezuela, para que un profesor pueda comprar una caja de 24 tubos de pelotas, llenar una cesta y así dar una clase de tenis decente, tiene que trabajar 60 horas", cuenta, alarmado. Pero, charlando con LA NACION en un ventoso atardecer en Key Colony, se enfoca en Del Potro: "Cuando Juan Martín llegó acá, a Miami, yo sin saberlo, me llamó y me dijo ‘Mira Jimy, voy a empezar a ir a ver al doctor, a seguir mi recuperación, a hacer mi preparación física aquí y me gustaría que me ayudes con el tenis. ¿Tienes chances?’. Le respondí ‘Sí, con muchísimo gusto’. Y comenzamos. Tengo una buena amistad con Juan. A él le gustan las personas reservadas. A cualquier entrenador le gustaría decir ‘Ey, estoy entrenando a Juan’. Lo estoy ayudando con gusto. Para mí también es un gran aprendizaje".

–¿Cómo notás su evolución tras varios días de práctica?

–Lo veo con muchísimas ganas, con un aura linda. Lo veo con deseo, trabajando fuerte la parte física. Las veces que estuvimos en la cancha, obviamente está agotado de la parte física y su principal meta es recuperarse. Creo que será clave cuando vaya al médico de vuelta y le diga cómo lo ve. Tampoco le pregunto tanto por la mano. Lo que sí puedo decir es que se está entrenando durísimo, lo que quiere decir que está mejorando. Juan Martín sabe que tiene la chance de volver con todo. Me parece que es muy difícil para un jugador de su jerarquía haber perdido casi tres años entre todas las operaciones que tuvo. Además, mantenerse en forma es dificilísimo y él lo logró las primeras veces hasta que volvió al court y otra vez todo fue para atrás. Eso es muy duro. Pero sé por experiencia, independientemente de que no llegué a ese nivel, que cuando decides jugar al tenis profesional y te quitan la posibilidad de hacerlo o te cansas, es por un momentico, no es por mucho tiempo. Juan debe extrañar mucho al tenis. Mira, yo tengo 40 años, no compito y lo extraño. Imagínate él.

–¿Qué ejercicios hicieron en la cancha?

–Empezamos de a poco. Pero de media hora pasamos rápido a una hora y seguimos de hora en hora. Las últimas fueron muy intensas, se ha sacado toda la mierda, como decimos en Venezuela. Le ha pegado fuertísimo de derecha. Está muy enfocado en la parte física. No ha intentado pegarle de revés a dos manos. Hemos hecho algo standard: tocarla un poco, movilidad, saques, cruzados. Pero ya en los últimos entrenamientos la pelota viene como de Juan Martín del Potro: rápido, muy rápido. Lo veo con muchísimas ganas. Es un muchacho humilde, reservado, creo que es muy cuidadoso de sus cosas y respeto la privacidad de los jugadores. Cada uno tiene su personalidad. Y lo que yo estoy tratando de hacer ahora es ayudarlo. De acá a un futuro, si se plantea otra situación, se planteará. Pero ahora no está en el tapete. Somos amigos y estoy para ayudarlo.

–¿Cómo divisás su futuro?

–Me encantaría que pudiera volver. De todos los jugadores que he visto en el circuito, tiene la mejor derecha, por lejos. Es puro fuego. Creo que nadie puede decir con certeza ‘Va a volver’. Eso sólo está en su cabeza, en el switch de su mente. Y se la va a tener que bancar, porque tendrá dolores y porque es todo un desafío tener que volver de cero. La última vez lo hizo, llegó arriba. Es una lástima que no haya podido jugar en estos tiempos, en los que el circuito ha tenido movimientos. Pero está a tiempo de volver. A Juan, si logra volver, lo veo entre los cuatro o cinco jugadores más poderosos de nuevo. Les ganó a todos. Pero hay que saber manejar la ansiedad, no es fácil.

–Claro, no apresurarse y dar pasos firmes es fundamental para él en este momento clave.

–Sí, sin dudas. Y lo veo positivo, con garra. Es muy bueno para el tenis argentino que se sepa que lo está intentando. Obviamente él dirá cómo se siente de la muñeca, eso es otra cosa. Porque cuando el físico no te da, no te da. Pero siento que sí, que sí volverá. Está enfocado en ello. Ojalá que el año próximo lo vea otra vez ganando el US Open.

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