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Javier Saviola: “Cuando salimos campeones mundiales en el Sub 20 jugábamos como si todavía fuéramos chicos”
El Conejito, goleador y Balón de Oro del Mundial que la Argentina ganó como local en 2001, rememora aquellos tiempos en la antesala de una nueva Copa del Mundo de la categoría
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De cabeza, peinándola, con un envío de córner; presionando a los defensores y llevándose el rebote; de penal, a la izquierda, alto; y a la derecha, rasante contra el palo. Por jugada colectiva, picando en profundidad con guiño a su asistente; o apenas conectando como un 9 sin pretensiones. De nuevo de cabeza, pero ahora peinando otro centro. Y ese gol, casi calcado con el primero. El Conejito sale disparado al festejo, ajusta los brazos, los abre, se le infla la camiseta holgada que hace “bolsa” adentro del pantalón y repite lo de casi siempre: la pasa por arriba de la cabeza y deja ver otra remera que lleva abajo: “Para vos, papi”. Las tribunas deliran, celebran. Aún siendo parte de una Argentina que atraviesa uno de los peores momentos socioeconómicos de los últimos años.
Javier Saviola es sinónimo de Mundial Sub 20. Es la cara emblemática de ese equipo de 2001 que bajo la conducción de José Pekerman se consagró en el país siendo anfitrión de la Copa del Mundo de la categoría y que sumó un eslabón más a la notable colección de títulos juveniles, en la que es el más ganador (6). Es parte de esa camada grandiosa de nombres rutilantes que continuó poniendo en práctica el manual del buen juego pero, sobre todo, del juego limpio, del comportamiento ejemplar adentro y afuera de la cancha. Es, ni más ni menos, que el Conejito de las fotos, el de la tapa de los diarios y revistas, el capitán de la final y... El goleador histórico en mundiales Sub 20: tiene 11 festejos, todos los de ese 2001. Desde que los consiguió la marca es inquebrantable. Javier Saviola es también hoy, además de ese recordado delantero feroz (aunque tenga apodo de roedor) que explotó en River y trotó el mundo como pocos, uno de los entrenadores del Juvenil A de Barcelona. Desde La Masía, desde esa casa tan especial del fútbol, habla con LA NACION. Para rememorar aquello y para contextualizar esto: desde el sábado y hasta el 11 de junio la Argentina será nuevamente la sede de un Mundial Sub 20. Justamente 20 años después. Con discrepancias y coincidencias. Con nuevos temas por abordar.
-¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando alguien te menciona el Mundial Sub 20 de la Argentina?
-Para mí fue de las cosas más importantes que pasaron en mi carrera profesional. Primero porque el Mundial reflejaba algo importantísimo: yo vi los anteriores mundiales, admiraba mucho los equipos de José (Pekerman), que dejaron grandísimos jugadores y grandísimas selecciones. Argentina estuvo en la cima del mundo durante unos cuantos años de la mano de él y de todo el staff, con jugadores como (Pablo) Aimar, (Juan Román) Riquelme, (Juan Pablo) Sorín y no quiero nombrarlos porque tendría que nombrar a todos, ¿no? Pero sí que han dejado el legado de la selección argentina en esta categoría, en lo más alto. Desde el primer Sub 20 que se ganó ya el listón era altísimo. Entonces, teníamos que seguir con esa filosofía y esas ganas de que la selección se mantenga allí. Así que era la posibilidad ideal, en nuestro país.
-¿Y segundo?
-Que nosotros también éramos conscientes del equipo que teníamos atrás: cuerpo técnico, un psicólogo, cuando recién empezaba todo el tema de la psicología y todavía no estaba muy integrada en el mundo del fútbol y todo lo demás. Haber conformado una selección de jugadores espectaculares no sólo en la parte futbolística sino también en la humana fue de las cosas más lindas. Creo que desde que llegamos y nos juntamos ya sabíamos que algo bueno iba a pasar: no sé si en lo que era el tema del título pero sí que nos íbamos a llevar muy bien y que la predisposición y la unión que teníamos entre nosotros era muy grande. Así que así fue, realmente espectacular y para mí de los títulos más importantes que he logrado, a nivel individual también porque me llevó a ser el goleador y a tener ese récord de 11 goles que todavía perdura. Son cosas que te dejan marcado para toda la vida.
-¿Cuál es la implicancia, para un futbolista joven, de jugar un Mundial en su país? En aquel momento muchos de ustedes se consolidaban en Primera pero no había nadie en el exterior.
-Te lo digo con total sinceridad, con una mano en el corazón, nosotros jugábamos como si fuéramos chicos, como si todavía estuviéramos en las inferiores de nuestros clubes. Ya nos conocíamos todos porque la mayoría nos enfrentábamos, casi todos también veníamos del baby fútbol. Y realmente sí, había algunos que teníamos más experiencia porque, yo por ejemplo había debutado en River a los 16 años, ya llevaba un recorrido corto pero sí que muy intenso por todo lo que me había pasado hasta ese momento, pero sin dudas jugábamos como si todos recién hubiéramos empezado nuestras carreras, con una humildad tremenda. Los que teníamos más años jugando, los que no, creo que todos nos pusimos en el lugar de estar en una selección y tirar para el mismo lado. Viviéndolo de una manera muy especial, como si todos hubiéramos comenzado de cero.
-Hoy hay chicos que se lo pierden porque no fueron cedidos por sus clubes de Europa, ¿cómo ves esta circunstancia y qué análisis hacés sobre estas ventas de tan jóvenes al exterior?
-El mundo del fútbol ha cambiado muchísimo desde aquel momento. Los chicos con una corta edad ya están jugando en Europa, por eso también están todos estos inconvenientes de que hay muchos equipos que no los ceden, otros que están en liga, que están compitiendo, entonces está muy complicado el tema. Lo nuestro era distinto: de los que estábamos en ese Mundial de 2001, sino todos, creo que ninguno todavía había salido de nuestro país. Lo vivíamos como si fuéramos un grupo en el que todos estábamos empezando. No estaba esa cosa de decir ‘vos llevás tres años, vos llevás cinco, vos llevás tres campeonatos, vos llevás uno…' Había tanta humildad, tanto respeto por el compañero, por el grupo... Así te lo hacían saber José y el staff que teníamos, que era espectacular para gestionar de una manera increíble.
-El distintivo de los equipos de José...
-A todos nos trataba por igual, todos estuvimos metidos un mes en el predio de la AFA y realmente nos enseñaban un montón de cosas. Todo el tema de valores y respeto, por eso era importantísimo ganar el Fair Play y por eso también fue una selección muy completa en todo sentido: en lo grupal, en lo profesional. El cuerpo técnico nos enseñó cuál era el camino que venía después. Porque como dije, llevábamos muy poquito de competencia, de estar en nuestros equipos profesionalmente, entonces fue un envión también para los que nos venía en un futuro a cada uno.
-El contexto histórico en el que se dio aquel Mundial 2001 era complicado a nivel socioeconómico y hoy se está en una situación similar. O al menos bastante difícil. ¿Cómo vive eso el jugador?
-Nosotros estuvimos un mes metidos en el predio de AFA, pero no éramos ajenos a todo lo que se vivía en el país, a cómo estaba la gente, a los problemas que tenían nuestros familiares, nuestros amigos, los hermanos de los chicos que estaban ahí, nuestros padres. No éramos ajenos a la dificultad. Pero sinceramente nos criamos así, desde el momento en que nacés en la Argentina crecés viviendo en la dificultad, en estar luchando, los padres peleando todo el tiempo para darle de comer a sus hijos, ya conocemos la historia de nuestro país. Por eso, si estuviéramos en otro lado, donde no existen estas cosas, quizás la reacción con el fútbol no sería la misma. Todos sabíamos cómo se respiraba, la manera en la que vive el argentino y también sentíamos que se le podía dar una alegría a la gente, de que esto era lo más importante. Como también pasó con el último Mundial que ganó la selección mayor en Qatar. Estoy seguro de que todos los jugadores que estuvieron brindándose por nuestra selección también en alguna parte de su cabeza les rondaba eso, por el sacrificio que hace el argentino día a día para poder subsistir. Nosotros no somos ajenos, somos personas que nos hemos criado de esa manera, jugando al fútbol en un potrero viviendo todas estas situaciones. Eso hace que a veces te pongas en el lugar del hincha e intentes darle eso tan lindo que quiere.
-La mayoría de los futbolistas que van a afrontar este Mundial vienen de padecer un golpe duro en el Sudamericano de la categoría en enero, mediante el cual no pudieron clasificar justamente a esta Copa del Mundo a la que sí llegaron luego porque la Argentina pidió ser sede tras la baja de Indonesia. ¿Cómo se hace para dejar atrás esa desilusión y para que esta nueva oportunidad en casa no les juegue en contra?
-Yo creo que la presión siempre va a existir, más en la Argentina. Sea en 2001, sea en este año, sea más adelante. No nos olvidemos que estamos en uno de los países más futboleros del mundo en el que se respira fútbol por todos lados, en cada rincón, todos nos criamos con una pelota. Se vive y se disfruta de una manera muy especial. Entonces, yo creo que esta presión va a estar. Depende de cada uno gestionarla de la mejor manera que pueda, eso está clarísimo, ¿no?
-La gestión de las emociones, la presión de las comparaciones, jugadores de un seleccionado Sub 17 recientemente pidiendo disculpas en redes por no ganar un partido. ¿Qué pensás de eso?
-Y... Para los chicos que salen ahora es muy complicado, porque ya se le ponen rótulos: ‘el nuevo Messi’, ‘el nuevo Maradona’, ‘el nuevo…' Empiezan a darle nombres propios (que no les corresponden). A mí me pasaba lo mismo cuando comencé… Es tanta la necesidad de encontrar un jugador en lugar de otro... Cuando Maradona se fue, cuando Messi se vaya. La presión a veces es insostenible. Pero ahí es cuando tiene que existir la familia, la gente que más te puede ayudar en estos casos. Es clave tener un buen representante y personas que realmente te contengan ante todas estas cosas, ante la presión que existe. Eso es inevitable, más estando en Argentina.
-Si te invitasen a pararte delante de los chicos que hoy van a afrontar el Mundial 2023 de la Argentina para que les digas unas palabras, ¿por dónde irías?
-Mi mayor consejo es que realmente disfruten, es un momento para disfrutarlo al 100%. Para darte un ejemplo, nosotros (en Barcelona) lo tenemos a Román Vega que va a estar jugándolo. Hablamos un poco y yo le dije: ‘No te lo pensés dos veces, hacé todo lo posible por ir a la selección, por estar en un Mundial Sub 20. No vas a poder volver nunca el tiempo atrás, no te pierdas de estar en una selección argentina’. Y cuando le estaba hablando, te juro, se me pasaban un montón de historias por la cabeza, de cuando estaba en el lugar de él, a pocos días de empezar el Mundial, con todo lo que estaba viviendo en ese momento. Por eso, el consejo más lindo que les puedo dar es que lo disfruten. Estar en la selección argentina, ponerte la camiseta, escuchar el himno, más jugando en tu país y disfrutarlo mucho. Disfrutar cada segundo que estés entrenando, en el predio, con tus compañeros, con la camiseta puesta, es lo más lindo que hay. Ojalá que esta selección también pueda seguir dejando huella como otras. Aunque no tengo dudas de que va a ser así, a Mache (Javier Mascherano, el DT) lo conozco y sé lo que respira, lo que vive y lo que vivió adentro de la selección argentina. A los chicos nadie les va a poder sacar un momento tan lindo como este y va a pasar una sola vez en su vida. Poder estar a la altura de un evento tan importante los va a marcar para siempre.
-De tus números en el Mundial Sub 20 hay uno que sobresale y que nadie pudo romper: 11 goles en una Copa del Mundo. ¿Cómo lo ves a la distancia y en qué lugar de la vitrina queda todo esto con tu carrera como futbolista terminada?
-Haber ganado el Mundial queda en lo más alto, para mí es de los títulos más importantes y como dije al principio, jugar en Argentina, con nuestra gente y por cómo se fue dando ese Mundial fue una locura. Arrancamos de menor a mayor, la gente empezó a ir a los estadios de a poco y ya a lo último era de locos, me acuerdo de los tres o cuatro últimos partidos con la cancha que explotaba y que incluso habían pedido jugar en River. Era una locura, y lo que se vivía afuera de lo que era el predio, en cada partido, la cantidad de gente que estaba esperándonos. Se transformó en eso y nosotros lo vivíamos y disfrutábamos un montón. Así que lo guardo en un lugar muy especial, era muy chico, con 19 años, era el comienzo de mi carrera y haberme posicionado siendo campeón del mundo y habiendo logrado todas los premios individuales, con otros momentos míos, es para siempre. Haber salido goleador y Mejor Jugador del Mundial, haberlo compartido con tantos jugadores de tanta riqueza técnica que tenía nuestro equipo y en lo humano también... Son muchas cosas las que me llevo: quizás lo de las estadísticas sí que es muy lindo, de quedar en la historia de estos mundiales, de haber logrado el campeonato, pero sinceramente lo que me guardo es lo que viví en ese momento. Fue único, más que compañeros éramos amigos: ¿cómo podía ser que los que menos jugaban se acoplaban tan bien a los que jugábamos un poquito más? No había envidia, no había jugadores que no tiraran para adelante, había un respeto enorme del grupo hacia el staff y del staff hacia nosotros... Infinidad de cosas que se me vienen a la cabeza y estaríamos muchísimo tiempo hablando porque estar en ese Mundial Sub 20 me marcó, me hizo mejor persona y mejor futbolista. Víví momentos únicos.
-Cuándo hablás de “tus momentos” te referís a tu papá (Roberto, ‘Cacho’, con una enfermedad terminal), a quien le dedicabas cada gol con una remera especial. Era una situación que cargabas de fondo y que pocos conocían, ¿cómo lo sobrellevaste?
-No tocamos mucho ese tema, pero está bien tocarlo, porque también fue un poco lo que me incentivó a ser mejor jugador de fútbol, a intentar hacerle un último regalo a mi viejo, a sentirme totalmente feliz dentro de una cancha y pleno al decir ‘estoy haciendo lo que más me gusta’. Por otro lado estaba viviendo una situación muy complicada, muy crítica, pero fue un último regalo que le pude dar, un último deseo mío en ese momento. Así que jugaba tremendamente motivado para que todo esto termine de la mejor manera y poder brindarle cada logro a él.
-Hoy estás en Barcelona, trabajando justamente en la formación de los chicos, en La Masía. ¿Cómo llevás esta primera experiencia como entrenador?
-Sí, estoy en un momento muy lindo de mi vida, estoy con el Juvenil A del Barsa que sin dudas es el primer salto que doy después de haber hecho el curso de entrenador y creo que entrar a un lugar tan privilegiado como este es increíble, porque ya sabemos cómo se vive en La Masía, la filosofía de fútbol que tiene este club, como cría a sus jugadores, a sus niños, a los chicos, para que después sean grandes profesionales en un futuro. He aprendido muchísimo, por momentos también se me vinieron muchos recuerdos de cuando yo estaba en la situación de muchos de ellos. No hay nada más lindo que poder educarlos en todo sentido, en la parte futbolística, profesional, humana e intentar inculcarle los valores que a nosotros ya desde muy chicos nos inculcaba José, pero que tuve también en Parque Chas (su club de origen) cuando jugaba al baby fútbol y me los transmitía Gabriel Rodríguez (su formador, quien luego lo llevó a River) o muchos maestros que se han cruzado en el camino. Desde chiquito necesitamos tener una base importante como esta para que después no sólo seamos grandes profesionales de fútbol sino también buenas personas, porque hay que vivir, educar a tus hijos. Ya desde el momento en el que estamos con estos chicos le estamos dando una enseñanza de por vida para que después les sirva para toda su carrera, como me sirvió a mí.
-¿Te proyectás en alguna selección argentina con tanta gente conocida que tenés ahí y habiendo respirado esa mística de la escuela de José?
-Ahora en la selección está Pablito (Aimar). Pablo es como un hermano para mí, ya todo el mundo conoce la historia que tenemos y la relación de amistad que nos une. Es el mejor profesional que podría estar ahí. Lo que es él quedó reflejado, como lo de (Roberto) Ayala, (Walter) Samuel y (Lionel) Scaloni (el cuerpo técnico campeón del Mundial de Qatar 2022) o el mismo Diego Placente (al mando del Sub 17). Todos llevamos un poquito de lo que nos dio José Pekerman, de lo que vivimos dentro de la selección desde muy chicos y hoy somos los encargados de que todos estos jóvenes que pasan por nosotros sigan el camino nuestro: de ser jugadores respetuosos, de ser jugadores con muchos valores, de que todas estas cuestiones no se nos pasen. Para mí es espectacular hoy la situación que me toca, en Barcelona, me hace acordar mucho a cuando estuve en ese predio de la AFA y me aconsejaban. Ahora estoy en este lugar y trato de ser un poco de lo que me inculcaron.
Un Conejo trotamundos
Javier Saviola debutó en River en 1998 con apenas 16 años, de la mano de Ramón Díaz y desde entonces no paró. Porque al final de su carrera como jugador le siguió el inicio de la de entrenador. En 1999 se consagró como el goleador del torneo local, además de ser campeón. Fue vendido a Barcelona tras la Copa del Mundo Sub 20 y luego vistió las camisetas de Mónaco, Sevilla, Real Madrid, Benfica, Málaga, Olympiakos, Hellas Verona. En el equipo catalán tuvo dos etapas y a River retornó en 2015, aunque no fue el adiós soñado: ni tuvo el rodaje que esperaba ni pudo marcar un gol. En la selección mayor jugó entre 2000 y 2009 (debutó con 18 años, antes del Mundial Juvenil). Disputó la Copa América de 2004, la Copa Confederaciones de 2005 y fue mundialista en Alemania 2006. En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 se colgó la medalla dorada.
Está retirado y da sus primeros pasos como DT siendo el segundo entrenador al mando del Juvenil A de Barcelona, junto a Óscar López. Tiene 41 años y vive en Andorra junto a su mujer Romanela Amato y sus hijos Julieta y Fabricio.
Aquel Sub 20 de 2001
La selección argentina Sub 20 de 2001 venció, en su camino al título, a Finlandia 1 a 0; a Egipto 7 a 1; a Jamaica 5 a 1 por la instancia de grupos; a China 2 a 1 en octavos de final; a Francia 3 a 1 en cuartos; a Paraguay 5 a 0 en semifinales y a Ghana 3 a 0 en la definición. Javier Saviola se llevó el Botín de Oro, por ser el goleador con 11 tantos y el Balón de Oro como Mejor Jugador. Además, la albiceleste, que disputó todos sus partidos en el estadio José Amalfitani de Vélez, recibió el premio Fair Play, uno de los objetivos que le habían planteado a los jugadores.
El plantel estuvo conformado por: Germán Lux, Wilfredo Caballero, Nicolás Burdisso, Julio Arca, Mauro Cetto, Nicolás Medina, Fabricio Coloccini, Sebastián Bueno, Javier Saviola, Oscar Ahumada, Esteban Herrera, Leandro Romagnoli, Maximiliano Rodríguez, Ariel Seltzer, Diego Colotto, Leonardo Ponzio, Andrés D´Alessandro, Mauro Rosales y Alejandro Domínguez. DT: José Pekerman. Ayudante: Hugo Tocalli.
Este Sub 20 de 2023
La selección argentina Sub 20 de 2023 integra el grupo A junto a Uzbekistán, Guatemala y Nueva Zelanda. Inicia su periplo este sábado 20 en el estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero, desde las 18 ante los asiáticos. Luego se las verá con el conjunto centroamericano el martes 23 en el mismo escenario. Cierra la etapa inicial y define su suerte hacia adelante en el torneo el viernes 26 en San Juan, en el estadio Bicentenario, frente a los oceánicos. La final de la Copa del Mundo será en el Único Diego Armando Maradona de La Plata, el 11 de junio.
El plantel está conformado de la siguiente manera: Federico Gomes Gerth, Nicolás Cláa, Lucas Lavagnino, Agustín Giay, Tomás Avilés, Lautaro Di Lollo, Valentín Gómez, Román Vega, Valentín Barco, Mateo Tanlongo, Ignacio Miramón, Federico Redondo, Máximo Perrone, Gino Infantino, Valentín Carboni, Matías Soulé, Luka Romero, Alejo Véliz, Ignacio Maestro Puch, Juan Gauto y Brian Aguirre. DT: Javier Mascherano. Ayudante: Leandro Stillitano.
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