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Javier Conte: entre la emoción de ser abanderado panamericano y las críticas a la política deportiva
LIMA.- "Contame cómo anduvieron las chicas en esas regatitas… Ajá… bueno, bárbaro dale, hablamos". Javier Conte vivió un viernes intenso: por la mañana seguía por teléfono las actuaciones de varias de sus dirigidas extranjeras en Japón, y por la noche tuvo el orgullo de ser el abanderado argentino en los Juegos Panamericanos. Poco antes de portar la insignia patria en el Estadio Nacional de esta ciudad, no cabía en su orgullo: "La sensación es de mucha tranquilidad, con los pies sobre la tierra, con emoción. Es un momento importante en mi carrera deportiva en representación de todos los atletas. Si hago el recuento de una trayectoria, tuve la suerte de subirme a un podio olímpico y también en mundiales, panamericanos y sudamericanos. Y encabezar ahora una delegación equipara a esos logros".
Conte es un clásico del yachting y del deporte argentino. Ganó fama cuando, siendo un veinteañero, logró la medalla de bronce junto con Juan De la Fuente en la Clase 470 de los Juegos Olímpicos de Sydney. Pero aquel pibe de pelo dorado por el sol llega ahora a Lima con la madurez de sus 43 años y otro tipo de embarcación: competirá en la Clase Lightning –que no es olímpica- junto con María Paula Salerno e Ignacio Giamonna. Los antecedentes son los mejores para él: defiende la medalla de oro de Toronto 2015 y el equipo se presenta como bicampeón mundial tras lo navegado en el Mar Báltico.
Más allá de lo que vivirá en la bahía de Paracas -a 250 kilómetros de Lima-, su mirada se extiende a la situación del deporte argentino, del que se muestra preocupado y, sobre todo, muy crítico.
-Argentina llega a estos Juegos con el modesto objetivo de defender el séptimo lugar en el medallero final. ¿Cómo observás el panorama de la delegación en Lima?
-Desde varias décadas atrás a esta parte, nuestro país fue perdiendo gradualmente ubicaciones en el medallero. Después se recuperó un poco y la creación del Enard ayudó mucho a recuperar un par de lugares. Pero hoy por hoy está estancada en el 7º puesto, un lugar que es bastante poco probable que se mejore en Lima. Es más: incluso podríamos perder un escalón en manos de Chile o Venezuela. Los venezolanos atraviesan un momento particular y no creo que vengan muy fuertes por todo el problema político que repercute en el deporte. Pero Chile está haciendo una apuesta grande, sobre todo si se considera que en los próximos Juegos Panamericanos serán locales. Hicieron un trabajo a largo plazo.
#Lima2019 ¡Javier Conte, el abanderado de la delegación argentina, ya está en la Villa Panamericana con el resto del #EquipoARG esperando por la Ceremonia Inaugural!#VamosArgentina [R][R][R][R][R][R]#ArgentinaEnLima2019pic.twitter.com/kyJaDgc9rl&— Comité Olímpico ARG (@PrensaCOA) July 26, 2019
-¿Qué radiografía hacés de la situación?
-Creo que Argentina, con las medidas que se tomaron en estos últimos años con respecto al deporte, tuvo un retroceso que dificulta aún más al alto rendimiento. La creación del Enard resultó una decisión política clave, con apoyos que antes no existían, además de que la Secretaría de Deporte respaldaba muchísimo más. Ahora, las políticas de quitarles la independencia al Enard con aquel 1% del impuesto de la telefonía, y bajar el escalafón de la Secretaría a Agencia de Deportes, son medidas que dan una idea de lo que el gobierne quiere para el deporte. Teníamos derechos adquiridos que se volvieron para atrás. Y cuanto menos apoyo haya, peores van a ser los resultados, lógicamente.
-¿Se pudo haber mantenido la política deportiva de los recientes años o vino todo atado a la crisis económica?
-Siempre se puede tomar más de un camino, yo no creo que haya una única salida ante determinadas situaciones. El ajuste no es la solución ni hay que ser tan radical.
-¿Cuál pudo haber sido la política más correcta entonces, si las decisiones hubieran dependido de vos?
-Es una pregunta difícil. Sobre todo porque nunca hubiese formado parte de este tipo de gobierno, ya que no estoy de acuerdo con el manejo general del país. Si aceptás un cargo, también aceptás una forma de entender el manejo del Estado. Y el rango de Secretario de Deporte o de responsable de una Agencia no es tan alto como para llevar adelante políticas diferentes a las que comanda el gobierno central.
-¿Qué es lo que observás entre los atletas frente a esta política?
-En ellos noto un sentimiento de resignación generalizada. Lo veo también en la sociedad. Hay una sensación de estar callados frente a situaciones y se aceptan las reglas de juego, pero con un descontento por los cambios que se instrumentaron. Siento que, muchas veces, los deportistas no alzan la voz. Me refiero a que se expresen con respeto, no a otra cosa. En mi caso digo lo que pienso y sé que puedo herir susceptibilidades, pero es mi forma de pensar. Hay algunos deportistas que estuvieron bastante activos en tratar de lograr lo que creen justo, como en relación a la venta del Cenard. El propio Marcos Milinkovic también ha salido a manifestar su desacuerdo, pero el grueso de los deportistas quizás no se estén expresando por miedo.
-¿Esta cuestión de los apoyos solo se revierte con un cambio de gobierno en las próximas elecciones presidenciales?
-No lo sé, debería darse un cambio de política. Sería hacer futurología de algo que no sabría si pudiera pasar. Es cierto que las personas y las ideas pueden cambiar. Uno a veces modifica la planificación en función de un objetivo que se plantea y es algo dinámico. Nunca digas nunca, pero cuando hay una inercia tan grande de recortes es difícil un rebote y un cambio de 180 grados, porque sería aceptar una equivocación y encarar hacia otro rumbo. Sinceramente, no lo veo factible y todos los rumores que circulan indican que habrá más ajuste.
-Fuiste Secretario de Alto Rendimiento entre diciembre de 2014 y el fin del mandato de Cristina Fernández de Kirchner, justo un año después. ¿Cómo te llevabas con la ex presidenta?
-No tuve mucho contacto con ella pero bien, me manejé con la libertad de trabajar para el deporte. En realidad, con la que más vínculo tuve fue con Alicia Kirchner, que era la ministra de Desarrollo Social, ya que el deporte dependía de ese ministerio. Tengo los mejores elogios para una persona a la que veía trabajar de manera incansable, dando respuestas rápidas a todas las contingencias.
-¿Te gustaría volver a un rol dirigencial?
-Sí, fue una experiencia espectacular, muy enriquecedora. Si el proyecto es tentador estoy dispuesto a sumar desde el lugar que me toque. Quiero aportar para que el deporte sea cada vez mejor y más grande, pero en este momento me toca colaborar desde mi papel de atleta.
-¿Cuál es tu realidad para estos Juegos Panamericanos?
-Después del oro en Toronto 2015 trabajamos fuertemente para llegar de la mejor manera acá a Lima. Desde ese año hasta hoy competimos en siete campeonatos internaciones y ganamos los siete, incluidos dos Mundiales, el Campeonato Europeo y el Sudamericano. Llegamos bien, y ahora estos Panamericanos son el otro objetivo. A veces, la lógica de resultados en el yachting no se da en un solo torneo, pero sí en promedio a lo largo de una campaña. Acá, lo que sucede es que los rivales son muy fuertes: las duplas que salieron segundas y terceras en el último Mundial también estarán compitiendo en este certamen, así que esos tres barcos más unos más que se sumen estaremos peleando el podio. Todos estamos con posibilidades.
-¿Cuánto practicaron en la bahía de Paracas?
-Vinimos cuatro o cinco veces a Lima en los últimos dos años. De hecho, parte de nuestra preparación consistió en competir menos en el exterior para interiorizarnos en conocer más este lugar pensando en los Panamericanos y lo pudimos cumplir. Igualmente, cada semana fueron cambiando los vientos: nos entrenamos con mucho viento, que es lo que sopla normalmente en la bahía de Paracas. Pero según los reportes meteorológicos será totalmente diferente durante esta competencia, porque los primeros días se espera muy poco viento. Nos sentiríamos más cómodos con ráfagas, pero nos adaptaremos a todo, nuestra cabeza está preparada para eso.
-De aquel rubiecito de Sydney 2000 a éste, ¿que le queda por delante en la carrera?
-Le queda menos pelo, jaja. No, le queda la pasión por su deporte, las ganas de seguir creciendo y despertarse cada día con un sueño y en pos de un objetivo. Ahora tengo más de todo: experiencia, tranquilidad, una familia que me apoya y que incluso están todos acá: mi mujer Laura, mis hijas Martina (13 años) y los mellizos Luca y Nicolás, de 11. Además está mi papá Jorge, de 81 años.
-No hay una fecha de retiro, entonces.
-¡Muchos me quieren retirar! No, la verdad es que no existe un plazo. Soy un apasionado, aunque a mis 43 años cuesta más y la exigencia es muchísimo mayor. Trabajo intensamente con el físico para no sufrirla tanto, pero obviamente los dolores en las articulaciones en las piernas y la espalda, además de las lesiones, no son del mismo tipo de cuando tenía 20 y la recuperación es más lenta. Así que me entreno y me cuido mucho para estar a la altura de la competencia. Y por mi forma de pensar, la pasión la tendré siempre, por lo que mi retiro dependerá de mi evolución física. Si siento que puedo dar el máximo y los resultados acompañan, seguiré compitiendo.
El ejemplo de Santiago Lange
Santiago Lange sacudió el yachting argentino cuando se consagró campeón olímpico en los Juegos Río 2016, al imponerse junto con Cecilia Carranza en la categoría Nacra 17. Entonces con 54 años de edad, apenas 12 meses antes le habían detectado un cáncer de pulmón. Este héroe del deporte argentino, símbolo de una voluntad de hierro, representa una persona muy especial para Conte.
"Santiago es un ídolo, un referente que tenemos todos. Hasta fue uno de mis primeros entrenadores cuando empecé en el deporte. En los tres Juegos Olímpicos que viví como atleta, él también competía. Ambos entrenamos juntos en Japón en los últimos tiempos y hay mucha relación. Está muy ilusionado por sus próximos Juegos Olímpicos y mantiene el sueño intacto. Creo que viene trabajando muy bien con Cecilia Carranza y Juan de la Fuente y creo que las posibilidades de ganar existen".
Conte recordó lo que ocurrió hace tres años, en aquella medal race que coronó al binomio argentino en lo más alto del podio: "Lange es un ejemplo a la perseverancia y a la dedicación. Su primera medalla olímpica le llegó de mucho más grande del promedio de edad, porque había competido en otros tres Juegos y no tuvo la suerte de triunfar, pero siempre luchó para lograrlo".
Además, el abanderado argentino contó una intimidad para el momento más duro que le tocó vivir a Lange en materia de saluds: "Yo estaba en la Secretaría cuando se le diagnosticó la enfermedad y fui uno de los primeros que me enteré y le di mi todo mi apoyo. Pero en el mismo momento en que él lo supo, me dijo: 'Tranquilo que dentro de un año y medio estaré en Río y voy a ganar' El sentía la plena seguridad de triunfar y hacía pocas horas que se había enterado del cáncer. Creo que ese es el mensaje: de superación, de pensar en positivo y de no bajar los brazos".
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