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Valentina Raposo, la leona salteña que tiene 18 años, es subcampeona olímpica y en 2022 jugará dos mundiales
Familiera, sufrió la mudanza a Buenos Aires, pero su deseo fue más fuerte
- 7 minutos de lectura'
A Valentina Raposo le sucedió de todo, y nada por casualidad. Se mudó, cambió su rutina y se animó a jugar. Fue en busca de sus sueños, por sus objetivos. Fue a ganar. Siempre con el disfrute a flor de piel, la inocencia de su lado y ganas de crecer. Confió en su instinto, venció sus miedos y trabajó. Siempre con la mente fuerte y el corazón en alto. Así los resultados llegaron. Bah, ella los alcanzó. Y va por más.
“Este último mes fue cayéndome todo lo que pasó. Me puse a pensar y a veces todavía sigo sin creer. Cuando era chica mi sueño era estar en las Leonas, ¡pero nunca pensé que se daría así de rápido! Y es hermoso; estoy muy contenta. Fue increíble todo lo que me pasó. Ya el hecho de empezar a entrenarse con ellas fue como un flash para mí, y después ir quedando en las diferentes concentraciones, en las giras, fue inesperado. Conocí lugares increíbles, y todo en menos de un año. ¡Encima jugando al hockey! Un combo hermoso”, describe su 2021 la jugadora nacida en Salta hace 18 años (este viernes cumplirá 19). “Y después quedar en la lista de los Juegos Olímpicos... Eso fue un plus enorme, que no esperaba”, se complace.
Fueron su visión de juego, su temple a la hora de quitar bochas y la potencia de sus pases lo que llamó la atención del seleccionador Carlos “Chapa” Retegui. En aquel momento, la defensora organizaba sus semanas entre los entrenamientos en su club (Popeye), las convocatorias al seleccionado sub 21 y sus estudios secundarios. En un partido amistoso del combinado de las Leoncitas frente a India, preparatorio para el Panamericano clasificatorio para el Mundial de la categoría, su conversión de un córner corto terminó por convencer al entrenador. El golpe en aquella tabla fue el inicio del sacudón de emociones y vivencias para esta joven promesa, que ya es realidad.
En enero de 2020 recibió su primera convocatoria a la selección mayor. Unos días más tarde hizo su debut con un puñado de minutos en la Pro League contra Alemania. Viajó a Estados Unidos, Córdoba, Cariló y España. Se entrenó en dos y tres turnos. Dedicó todo el año a ponerse a tope, a adaptarse a otro estilo de juego, de dinámica y velocidad. Fue un año de aprendizajes, sorpresas y encuentros. Compartió habitación con las jugadoras más experimentadas, escuchó sus consejos y los aplicó. No se dejó llevar por el bullicio, se fue fiel y creció.
A sus 18 años, 6 meses y 9 días tuvo su estreno olímpico. La meca. No lo esperaba, si bien siempre lo soñó. Apenas dos partidos oficiales había jugado antes de Tokio 2020. Un torbellino de sensaciones tomó su cuerpo, pero ella, calma, sensata y convencida, supo manejar los nervios y la ansiedad. Le dio espacio al disfrute y tomó todas las situaciones con idea de crecer. Así potenció sus cualidades y se llenó de coraje. Aprendió de errores, volvió a sus bases y en su primera excursión olímpica se colgó su primera medalla plateada.
–¿Cómo fueron esos primeros entrenamientos como parte de las Leonas?
–Cada entrenamiento es, y fue, durísimo. Uno tiene que venir a dar su cien por cien, pero el principio del año pasado me costó, porque fue un cambio muy de golpe. Es otro ritmo, otra dinámica. Todavía sigo adaptándome; cada día es un desafío nuevo. No es que ya estoy readaptada... Siempre dejando todo, eso sí.
–¿Con qué objetivos personales viajabas en las primeras giras?
–En cada gira intenté aprender algo y usarlo para sumar, para crecer como jugadora. Fueron muchas, por suerte, y sentía como un privilegio compartir con las chicas. Pero recién en las últimas giras empecé a ver que tenía chances de quedar en la lista para Tokio. Antes no. Te soy sincera: no se me pasaba por la cabeza.
–Y a la distancia, ¿qué significó Tokio 2020 para vos? ¿Cómo te fuiste y cómo volviste?
–Fue todo positivo. Sumé un montón en cuanto al juego, aprendí muchas cosas de hockey... El nivel que jugamos, el estar jugando ahí... Incluso también usé el error que cometí contra Australia [duda en una salida de fondo, pérdida de bocha y gol ajeno] para crecer y aprender. Todo sumó y me hizo crecer. Como persona lo disfruté mucho. En los tiempos libres me iba sola por la Villa Olímpica a tomar mates y mirar a los otros deportistas entrenarse. Veía pasar personas de todas las culturas y nacionalidades. Me quedaba sentada y miraba, y era increíble.
–¿Qué implica haber ganado la medalla de plata?
–Creo que lo entendí recién cuando llegué a Salta, con todo el recibimiento que tuve. Fue increíble. Creo que nunca sentí lo que sentí ese día. Fue entonces cuando caí, tomé dimensión del valor que tiene la medalla. Lo que transmite y provoca. Para mí son un orgullo ser de Salta y llevar esa medalla a mi provincia... Hermoso. Y también para el club fue hermoso. Lo que hicimos sirvió muchísimo para sumar chicas a las inferiores, para que el club creciera. Todos están muy felices.
Valentina Raposo, primera medallista olímpica en la historia de la Provincia de Salta. 🥈
— DEPORTV (@canaldeportv) August 9, 2021
Así fue el viaje desde el aeropuerto hasta su casa, donde realizará el aislamiento correspondiente.
De aquella piba que corría la bocha en el Club Popeye a esta atleta orgullo nacional 🇦🇷. pic.twitter.com/N3iLREmWuL
–En un año lleno de emociones, también te tocó ser parte de las Leoncitas, que vivieron la frustración del Panamericano y la cancelación y luego la confirmación del Mundial. ¿Cómo fue eso?
–Fue un año tremendo, pero también tuve desilusiones, como la del Panamericano sub 21. El equipo estaba muy bien y bueno... Primero pasó lo del Panamericano y después lo del Mundial. Estábamos muy consolidadas como grupo, como equipo. No esperaba eso, fue una desilusión tremenda. Pero creo que todo sirve para crecer y que por algo pasan las cosas. Así que a seguir trabajando, y ahora más que nunca, con la confirmación del Mundial de Sudáfrica en abril. Estamos muy felices y este equipo y el cuerpo técnico necesitan estar ahí, porque nos preparamos muchísimo y nunca tuvimos competencia. Nos veo muy bien y tengo muchas ganas.
–También está el Mundial para las Leonas, en julio...
–Sueño con el Mundial mayor, sí, pero paso por paso. Primero estoy concentrada en la Copa Panamericana clasificatoria, y después estará el Mundial junior, que quiero jugar. Es lo que más quiero este año. Después llegará el Mundial mayor.
–¿Cómo fue esta última vez en Salta? ¿Qué te depara 2022?
–Fue todo muy rápido. Sentí que fueron muy rápidas las vacaciones. Me costó, sí. Pero cuando estaba en el avión llegando a Buenos Aires, caí en todo lo que viví y todo lo que viene. Me cuestan bastante estos cambios porque soy muy familiera y de estar con mis amigos. Ahora estoy en el departamento y quiero que ellos estén acá. Hasta me voy a otro club [River], y eso es un gran cambio. Pero por otra parte, éste es mi sueño y quiero estar acá. Por suerte también está mi hermana en Buenos Aires; saber que la tengo me ayuda. Es como una mejor amiga.
A un triunfo del Mundial
Las Leonas están disputando la Copa Panamericana en Santiago, Chile, y en los primeros dos compromisos golearon a Uruguay por 6-0 y al local por 4-0. El certamen entregará tres lugares en el Mundial de España/Países Bajos, de julio próximo, y con esas dos victorias el seleccionado argentino femenino está a una de conseguir el pase. Lo intentará el próximo jueves a partir de las 16, cuando sostenga la primera semifinal, contra un adversario todavía por determinar.
Raposo integra el equipo nacional junto a Belén Succi, Clara Barberi, Valentina Costa Biondi, Agustina Gorzelany, Bárbara Dichiara, Agostina Alonso, Rocío Sánchez Moccia, Victoria Sauze, Eugenia Trinchinetti, Sofía Toccalino, Jimena Cedrés, Agustina Albertario, María José Granatto, Julieta Jankunas, Micaela Retegui, Delfina Thome y Celina Di Santo.
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